- No.

- Así es como son las cosas.

- No quiero que sean así.

Se le quedó mirando con una mueca en el rostro, se veía demasiado contrariada; por un momento quiso decirle que lo mejor sería matar a esos dos mocosos que le habían dicho que lo mejor era exterminarlo a él; nunca pensó escuchar tremenda estupidez, claro, tuvo que hacerla escupir la sopa luego de encontrarla en ese portal en específico.

- ¿Es que olvidaste todo lo que te dije? -su voz casi la hace saltar en su lugar, tropezando con algunas de las piedras que eran parte de los escombros del lugar- ven, nos vamos de aquí.

Y, antes de poder creer el haberla encontrado ahí, vino con lo que menos le hubiera querido responder.

- ¿Por qué sigues aquí? -preguntó de repente, mirándolo con toda la inocencia que su ignorancia podía darle- tú, esas dos mujeres, ¿por qué siguen aquí cuando los otros simplemente murieron?

Casi la manda a volar, literalmente casi la lanza al portal para evitar esa pregunta, mira que hasta hubiera preferido que le pregunte de donde vienen los bebés; cambiando de tema, miró hacia algún lugar entre los escombros para tratar de sentarse, porque esto iba a ser tan doloroso como un golpe en los ovarios, tanto física como mentalmente.

- Ellas están aquí por el poder de Orochi, porque quieren usar a ese chico de cabello rojo para ser un recipiente nuevo ahora que ese otro mocoso no está -fue lo que le dijo mientras tomaba asiento sobre una piedra medianamente grande mientras la hacía sentarse a su lado, porque parecía que el solo decir que Yagami estaba en riesgo le había quitado la sangre de la cara- al igual que yo lo uso, pero lo hago para joder y por otros temas de fantasmas y eso.

Trato de darle vueltas al asunto, pero, al final, terminó diciendo todo.

Y ella terminó por palidecer.

- Es por eso que yo debo quedarme -para tratar de sacarla de su ensoñación posó su mano en su cabello y la movió, desacomodando sus mechones, luego se puso en cuclillas en frente de ella, en ningún momento sus manos dejaron de tocarla, obligando a que lo mire a los ojos.

El mismo cabello.

Los mismos ojos.

El mismo tono de piel.

Abuelo y nieta.

- Mientras yo esté contigo, podrás ser la tú que ya eres y no tendrás que llevar esta carga -la abrazó, siendo el acto más humano que podía ofrecerle a pesar de sentir la repulsión que solo fue en aumento cuando ella buscó consuelo al devolverle el gesto de manera desesperada.

De eso, ya habían sido unos días.

Y de esos días, ella al igual que Adel se habían metido al nuevo torneo, usando como tapadera el que él fuera parte de los patrocinadores y ella estaba, nuevamente, como supuesta invitada a concursar, cuando en realidad la carta que le envió Ash Crimson le escribió que "la pequeña niña podría venir a tratar de jugar".

Parecía reírse en su cara, ambos recordando el gran terror que le tenía por haberle robado el tesoro sagrado a Iori Yagami.

No habían otras opciones, no podía dejar a Adel solo, tenía confianza en sus habilidades, pero parecía que él no, todo por entender el origen de sus poderes que le fueron pasados por su padre.

Al recordar aquello seguía sintiéndose culpable, porque en parte, por más indirecta que fuera, fue la culpa de su existencia misma, aunque también era la razón por la cual Rugal no pudo poseer por completo el poder de la nada y la materia de la séptima cabeza de Orochi.

No sabía si fue algo bueno o malo.

Tampoco tenía somera buena idea que, una vez más, no se lo hubiera dicho a Kensou, ya escuchaba su respuesta en su cabeza, una gran negativa alegando que era peligroso y porque no pensaba nunca enfrentarse a ella.

Porque sí, ambos concursan, y lo más seguro era que se tuvieran que enfrentar.

- Los informes de mensajes son una buena forma de encontrar con quién se comunica Ash -la voz de Adelheid la devolvió a ese momento, ambos metidos en un sector supuestamente privado para encontrar quien era el que movía los hilos fuera de esto, esto era demasiado y lo más probable era que Ash tuviera un respaldo fuerte, lo suficientemente fuerte para ir contra la familia Bernstein y quedarse como el que daba el torneo, al menos eso daba pocos números que hacían más fácil el encontrar a quien fuera que trataba de meter la mano en todo eso.

Por un momento, cuando Kyo Kusanagi se negó a seguir las palabras de los Ikari y se decidió por participar, pensó seriamente en ir a rogarle que lo reconsidere, era demasiado peligroso para todos ahí e incluso para él, Yagami aún se mantenía fuerte pero la señorita Kagura se encontraba débil hasta el punto de no poder caminar bien y estar confinada a una silla de ruedas, no quería pensar en que le pasaría a él, esa realización al final logró que, apareciendo en medio de la noche en la casa Kusanagi, se tirase de rodillas y sin querer golpee con demasiada fuerza su frente en el suelo tal y como veía en animes, ante la familia que tenía su cena, aparentemente obligada por la señora de la casa, le pidió, casi rogando, que no fuera, que esperase, que no se tirase de cabeza al peligro.

Porque ya se sabía al derecho y al revés la historia de Kusanagi durante su tiempo en NESTS.

- Oye -en un inicio se veía enojado, temió, porque allí estaban los dos, mirándola desde arriba mientras ella temblaba- ¿tan poca confianza me tienes? -su voz confiada, esa que hasta parecía que estaba feliz, le hizo levantar la cabeza- no te preocupes de nada, ese tipo raro de Ash y sus falsos poderes verdes no son comparables a mis llamas -ah, así que a esto se referían sus superiores a que Kusanagi se "estimaba" bastante- al igual que tú, esta vez al menos puedes tratar se ser un reto.

Lo miró sin creerse lo que decía, entonces, se dio cuenta que Kyo era, a su modo, admirable- lo haré.

- Confío en ello -sus palabras, en especial la de "confianza", casi le mueve el piso, en verdad, sí lo hizo, haciéndola sentirse mucho más segura.

Al final, de nada sirvió su petición y terminó comiendo con ellos tan rígida como una piedra mientras era atendida en esa casa con toda amabilidad, lejos de la imagen hostil que siempre se puso en frente, antes de que Kyo agarrarse sus maletas y se decidiera irse en el vuelo junto al resto del equipo de Japón.

- Kyo, en serio, si estás acosando violentamente a la niña, detente -dijo el rubio en broma mientras ella buscaba protección detrás de su padre.

- Cállate, Benimaru.

Como último acto de presencia ahí les ofreció llevarlos en su portal, quizás debió hacerse la idea de que los tres preferían ir en el avión que por un portal oscuro del que provenían susurros del más allá.

- En otra ocasión será -le dijo Goro, dando palmaditas en su cabeza con su enorme mano mientras ella sentía que su energía corría hacia ella, no quería aprovecharse pero solo terminó por aceptar el gesto más por soporte emocional que por la sensación.

Con eso en mente puso en lugar su equipo, había aprendido que, al fin y al cabo, la ropa y propio aspecto personal eran importantes, al igual de importante que importarle poco lo que llegase a decir el público porque ya se oía los abucheos aún sin salir al ring.

Se presentó como una "villana" y al parecer se quedaría así.

Ajena a que, en mente de otros, su imagen seguía siendo distorsionada.

- ¡¿Qué?! -era obvia la cierta indignación, además de su gran impresión y exaltación, miró a ambos lados de donde estaban, casi con temor de que alguien los escuchase por accidente- ¿cómo puedes decir eso, Athena?

- Porque lo sentí -lo dijo rápidamente, mostrando una mayor urgencia- (...)-chan estaba dándole su energía a la energía masiva de Orochi, estaba muy, muy cerca de la energía del sello.

Por un momento Kensou iba a decir algo para defender a su amiga, pero terminó por callar, no era la primera vez que Athena sentía eso, que (...) le daba energía a Orochi desde hace ya un tiempo, las otras veces trató de creer que no eran cierto, pero ya eran varias y no podía seguir haciendo que no sabía nada.

- Debemos hacerlo pronto -murmuró Athena, poniendo ambas manos sobre su pecho al sentir la tristeza ajena extenderse en el corazón de la chica conocida- si hay un momento para salvar a (...)-chan de ese monstruo debe ser pronto.