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Revisar cada punto antes de empezar cualquier misión era importante, Leona le había enseñado que cada aspecto contaba porque vas a ir a dar cara por otros, porque otros pueden depender de ti, porque otros no podrán sobrevivir y serán expuestos al peligro si llegas a equivocarte.

En este punto, quienes dependían de su éxito eran Adel y su hermana, Rose Bernstein; si se equivocaba, los podría exponer a un peligro mayor al que ya estaban desde el último torneo, tenía sentimientos encontrados en más de un sentido porque era, quizás, la primera vez que alguien dependía de ella.

Mierda, eso le daba miedo, porque no sabría cómo llegar a sobrellevar la culpa si es que llegaba a fallar; del primer momento en que vio a los grupos empezar a pasar por los diferentes encuentros entre ellos se dio cuenta que se habían hecho más fuertes, bastante a decir verdad, empezaba a temer no estar a la talla, por un momento temió el poder llegar a no cumplir en las expectativas de los demás.

Luego, recordaba las palabras de su maestro antes de que ella fuera a, si todo iba bien, terminar por fin su primera misión del todo- deja de dar esa mirada -le dijo cuando ella estaba por teletransportarse a la base de los Ikari a prepararse y él se quedaba para poder hacer lo propio, momentos antes de salir a dar la cara ante tantas personas nuevamente, antes de quedarse callada y recibir el desprecio de otros, en fin, estaba acostumbrada a ello- eres fuerte y cada día te haces más fuerte, entrenas duro y tienes el alma de una guerrera -la sensación de su gran mano sobre su cabeza le dio "felicidad" y le brindó tranquilidad, la suficiente para dar un paso al frente cuando sabía que dentro de poco la irían a llamar.

No le sorprendió cuando el primer equipo con el que se enfrentaría era al de Japón.

Tampoco le sorprendió tanto que, de nueva cuenta, fuese Kyo quien estuviera en frente de ella.

- Oye -le llamó, con una expresión mucho más relajada que otras ocasiones, por un momento le pareció creer que su sonrisa no era la usual a la que expresaba su confianza en su poder, pero sí de su adversario- trata de darme una buena pelea.

No dijo palabra, solo ajustó sus guantes en su lugar; de ahí, más grupos fueron pasando, esta vez, para su asombro y su gran "alegría", pudo con más equipos en contra.

Estuvo "feliz" y "orgullosa".

Pero entonces lo escuchó.

- ¡(...)-chan! -justo antes de sus últimos encuentros, entre ellos estaba el equipo de los Psyco Soldiers, no se esperó que Kensou fuera a verla, justo antes del encuentro, por un momento le llegó a la mente que esto podría ser prohibido, encontrarse con un adversario antes del momento de la verdad podría despertar rumores innecesarios.

Lo último que quería ahora era provocar a Ash, aunque no tuviera nada que ver aquí.

Lo miró, eso fue todo, no quería iniciar momentos innecesarios, por ende, hizo como si no lo hubiera visto, pensando que él entendería su mensaje en silencio, no obstante, solo sembró un mayor miedo y duda en el castaño.

-¿Qué está sucediendo, (...)? -le preguntó Sie cuando logró alcanzarla, después de ver cómo ella se tenía que enfrentar ante el equipo de los Psyco Soldier para evitar que pasen a Adel, porque si los dejaba pasar también hacia Ash, las cosas solo irían a peor.

Expondría a muchos, y aunque no dudaba de las habilidades que ellos poseían, preferís que de esto se encargasen los que fueron dichos en sus órdenes por los Ikari.

Era información importante, era parte de su misión no decirle lo que pasaba, o al menos aún no, no hasta que Heidern diese otra orden o cambiase la anterior.

-No te importa.

No eran las palabras correctas, pero no podía evitar sentirse afectada desde de Ash mencionó que ella era una perfecta serpiente de Orochi, horas antes la había interceptado, diciendo que era una pena lo que iba a pasarle.

Se espantó al momento de ver esas llamas verdes, temió por Iori Yagami una vez más, ya que, de alguna muy extraña forma, eran familia.

Quería tener a Kensou fuera de todo eso, porque el panorama solo empeoraba.

- es algo que te ponga en peligro me importa, ¡me importa mucho! -no la dejaba irse nada más, empezó a seguirla, buscando alguna explicación, no queriendo pensar en que ella estuviese metida en algo con el hijo de Rugal Bernstein y con el tipo que robaba poderes.

Parecía que nunca dejaría de preocuparse por ella.

-¿Tiene que ver con el Orochi? -preguntó en cuanto lo llamaron para ir con su equipo, dejándola quieta en su lugar, en la puerta vio al castaño que, desde su punto de vista, solo le traía mal a (...)- ¿Quieres traer de vuelta al Orochi? ¿Otra vez? -esta vez ella si lo encaró, sorprendida por sus palabras y su falsa acusación.

¿Cómo podía pensar eso de ella?

-¿Cómo es que tu..?

-Athena me lo dijo, dijo que tu corazón y tu Ki estaban siendo corrompidos.

Después de decir eso la vio exhalar con fuerza, no creyendo que solo porque lo dijo Athena, él ya viese en ella a un seguidor de Orochi, aun sabiendo todo lo que luchó para que eso nunca se cumpla.

-Yo nunca trate de traer al mundo a ese monstruo -su voz empieza a alterarse, no sabiendo si son las ganas de llorar o de gritar, sus manos empiezan a picar, tanto tiempo sin el control de sus emociones solo la hacen más inestable, mas fácil de herir- todo este tiempo solo he tratado de mantener a esa cosa en su sello, por amor a todo lo bueno, Sie, ¡hasta el mismo Kusanagi me considera confiable!

Eso es lo que más le duele, que alguien que conoció hace algunos años confíe en ella pero la persona que es su "mejor amigo" este dudando de lo que dice y de su accionar.

Además, ¿Cuándo paso eso de querer traer a la vida a Orochi?

-Yo... yo solo creí que...

-Déjame decirte que eso es lo peor de todo... -decir que esta furiosa es poco, siente que en su interior las usuales aguas calmadas se han convertido en una tempestad- es que, en realidad, no es que lo creas, alguien más te lo dijo y tu dudas de mi aun cuando no te he dado razones -no quería llorar, la verdad que no, pero tal parecía que el hombre al que ama no sabe ni quién es ella.

Se empieza a preguntar si sabe en verdad quien es él.

-Kensou -hace mucho no le llama por su apellido, suele decirle 'Sie' casi siempre, pero ahora sus palabras son cautelosas, expectantes de cualquier actitud en él- tu... ¿En verdad... crees que yo haría eso? A pesar de todo lo que hice para tratar de controlarlo, a pesar de exponerme y dejarme a la deriva a mi misma en más de una ocasión -sus hombros se dejan caer, derrotada, al momento de ver la expresión en su rostro- tu temes de mi -y no es una pregunta, es la más dolorosa declaración.

Recuerdos de momentos en donde él estaba más nervioso de lo normal, en donde no le contaba cosas, momentos en los que no quería escucharla hablar de lo que hacía a pesar de pedirle que le relate cosas, solo para encerrarse en los peores escenarios posibles.

Todo cobraba sentido.

-¡No es por eso! -refuta después de un momento, pero ya estaba presente ese silencio, se tomó un tiempo para pensar en sus palabras- yo sé que tu no eres así, lo sé perfectamente, pero debes entender que tu situación es complicada.

- es demasiado complicado para ti... no me importa -palabras quedas lo hacen detenerse- voy a evitar que lleguen a Adel, no importa qué.

-Tu y él -no dejó que ni acabase la frase, solo tomó el camino que debía seguir.

Dejaría que la marea tormentosa la guíe en lo que le deparará la vida, aun si deba perder lo que en algún momento fue lo más importante.

Quizás de esa manera nunca podrá ver la orilla, pero la verdad era que se negaba a ir ahí si su destino la esperaba del otro lado.

Escuchó un silbido, Grant había silbado por la impresión de ver que ella había hecho a un lado al niño al que siempre seguía y a la vez en modo de broma que hizo enojar más a Kensou; sin embargo, (...) no pudo con ello y dio una ligera vuelta para volver a encararlo- tengamos una buena pelea -fueron sus palabras, Kensou la miró como si por fin reconociera quien era y Grant levantó las manos al cielo, exasperado de verla ser tan débil ante un mocoso.

- Muy bien niña -tomó su brazo y en pocos segundos se convirtió en sombras y fue absorbido en el cuerpo de la joven.

Antes, se hubiera negado completamente a ser parte de ese circo, pero cuando escucho que esas dos estaban ahí prefería entrar para que "amistosamente" les pudiera agradecer de inducir a (...) en el disturbio de la sangre y traerlo de vuelta a este mísero mundo; claro, tenían que acostumbrarse a volver a ser uno para poder pelear como antes.

- Prepárate -fueron las últimas palabras que intercambiaron, al verla en total calma, Kensou decidió confiar en ella, de que podría hacerlo bien.

- Así lo haré, (...)-chan -ella sonrió de vuelta, sus iris tomando un color rojizo, su piel algo más oscura y la imagen de un serpiente apenas visible en su frente.

Le dieron escalofríos al verla así.

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