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Cuando eran adolescentes, recuerda muy en claro a un chico, pero se obligó a olvidar su nombre y hasta su cara después de lo que le hizo.

Por supuesto, en el momento que ese chico le dijo que le gustaba y que quería que fuera su novia, fue feliz, raramente feliz, hasta enterarse que no era más que una broma por unos cuantos números extra de dinero con sus compañeros.

Ella no quería ni tomar represalias, solo se dijo: ah, bueno.

El que explotó fue Sie, quien no dudó un segundo en buscar venganza para ella.

- Fue estúpido en más de un sentido -fue lo que le dijo cuando salió de la oficina del director con una sonrisa en la cara.

- Esta bien, yo que (...)-chan está sonriendo por dentro al ver cómo le di su merecido.

No pudo decirle que no lo vio, que estaba más ocupada siguiendo su propia vida lejos de todo el escándalo fuera pero sí se quedó con él todo lo que su maestro había impuesto como castigo y él diciéndole que nunca iba a permitir que otro patán le hiciera daño.

No sabía hasta que tan ciertas eran sus palabras, pero se las terminó de creer al verlo ahora.

- Ha estado así desde la tarde -comentó la anciana, mirando hacia la misma dirección que ella- les daremos el espacio que necesiten.

- Muchas gracias, abuelita -entró a la habitación, vio su teléfono a un lado de él, lo movió un poco y se sentó a su lado, esperando el usual arranque de energía.

- ¿Desde cuándo tienes novio? -su pregunta fue rápida, levantándose con todo y manta- ¿por qué no me dijiste que tienes alguien en tu corazón? ¿Es siquiera un buen tipo?

¿DE QUÉ COSA EN EL INFIERNO ME ESTA HABLANDO?

- Sie...

- Y lo entiendo, pero, al menos me lo hubieras dicho.

- No, Sie, ¿de qué me estás hablando?

- Antes de que me de cuenta ya no tendrás el apellido Daimon y tomarás el apellido de ese tipo.

- ¿Por qué saltaste al matrimonio?

- Pero si te trata bien, entonces, quiero verlo, saber quién es ese tal Kazama.

- Ah -pareció al fin entender, al menos algo, de todo lo que le decía- hablas de Qīn'ài.

- ¡No le digas "querido" enfrente de mi! Aún no puedo tolerarlo -se secó los mocos, viéndose extremadamente cómico y afectado.

Después de un buen rato y varios "ya ya" pudo calmarse, por fin escuchando su explicación.

- ¿Qué? Lo conociste con el señor Daimon.

- Sí, y le digo Qīn'ài porque de verdad es alguien a quien quiero mucho -no mentía, pero aún así le impresionaba que, de entre todos los momentos, Jin la llame ahora, quizás tenía que ver en que la notó en la tele, aunque con él nunca estaba del todo segura de sus acciones a largo plazo.

- Ah, ahora entiendo -por el rabillo del ojo, notó que ocultaba algo- es mi discurso de padrino, sé que es algo rápido y todo pero quería estar preparado, porque si llegas a casarte voy a ser el padrino, ¿no?

Prefirió callarse, veía tanto futuro para ella pero solo se ponía como el padrino cuando ella hubiera querido algo diferente.

- Claro que lo serías.

- ¡Bien entonces! -volvió a su usual actitud jovial, volviendo a tomar en sus manos los papeles llenos de letras y borrones, pensó que ahora, distraído, podría darle la noticia.

- Sie -apenas le respondió con un sonido gutural- le he ganado a Athena.

Hubo silencio, y (...) se preparó mentalmente para llegar a tener algo de odio de su parte, después de todo, había dañado a su persona más querida.

Fue por eso que no se esperó para nada su gran sonrisa y sus ojos brillantes.

- ¡¿En serio?! ¡Wah! ¡(...)-chan te estás volviendo muy fuerte! -casi tomó sus manos pero ella fue rápida y las puso en su espalda, lejos de sus ataques de emoción espontánea- mira que incluso yo tengo muchas dificultades para ganarle, como se esperaba de mi (...)-chan.

Ah, cada vez que ponía el "mi" antes de su nombre la hacía sentir que volaba.

- ¿No estás molesto?

- ¿Molesto? ¡me siento orgulloso! -(...) saltó para atrás para evitar su abrazo pero no pudo evitar notar su gran sonrisa a pesar de su obvio rechazo a su gesto, quizás ya le era usual- te estas haciendo más y más fuerte, dentro de poco quizás ya ni me necesites para defenderte.

- ¡No digas eso! -no lo entendió en el verdadero contexto que él trataba de hacerle entender, aunque toda risa se esfumó de su rostro al verla con una expresión tan asustada, casi muriendo de ira y tristeza, todo en una sola combinación.

Rara vez ella gritaba, era incluso más raro verla tan aturdida.

- Esta bien, esta bien -dio bandera blanca, buscando otro tema en el que centrarse y poder distraerla- maestro, tengamos una gran cena para honrar la victoria de (...)-chan.

- Sie, también perdí algunos encuentros.

- ¡Eso no importa! -sonrió de nuevo, tratando de calmar esa ansiedad de contactarse con Athena lo antes posible.

Al menos, en estos momentos, quería centrarse en (...).

Por otro lado, el equipo de colegialas conformado por Athena, Hinako y Malin estaba reunido, poniendo algo de ungüento en algunas heridas.

- Athena, ¡como es que esa chica fue más rapida que tú! -Malin increpó, sin creerse lo que había visto, hasta donde ella recordaba, nadie podía igualar a Athena en velocidad si es que ella daba su último ataque.

- Esta bien, ella ganó justamente -sonrió cuando terminaron de ponerle una curita en la mejilla, más perdida en otros temas fuera de su derrota.

En ocasiones no le gustaba cuando sus poderes tomaban tamaña acción sobre ella, pero lo vio, detrás de (...) cuando la atacó desde el aire, detrás de ella, apareció otro ser.

Fuego, agua, tierra y envuelto en ventiscas junto a rayos de luz con el color del arcoíris.

Tamaña presencia y poder sobre ellas.

No podía hacer más que temblar al sólo recordarlo, sólo fueron segundos, pero aún así.

- ¡Maestro! -por otro lado, Sie trataba de mantenerse erguido, todas sus terminaciones nerviosas alteradas y su lengua floja- de nuevo, esta misma broma.

- No te preocupes, Kensou, un poco nunca hace daño -el joven maldijo en su mente.

¿Cuántas veces le hacía la misma broma? ¿Cuántas veces caía en esa broma ya? Demasiadas veces como para recordarlas.

- (...)-chan, ¡resiste! -de manera cómica y ya perdiendo sus sentidos levantó su mano, tratando de alcanzar a su amiga que ya había caído presa del alcohol que también había ingerido sin saberlo; estaba inerte en el suelo a un lado de la mesa en donde tuvieron la cena, sus piernas del todo flexionadas y su torso para atrás, Sie sólo terminó por caer en su inútil intento de alcanzarla.

- Tanto alboroto, no tomaron más de dos tragos -se rió de los más jóvenes, dándose cuenta de que a diferencia de su alumno que estaba aún con los ojos cerrados, ella miraba el techo- ¿(...)-kun?

Un gruñido bestial fue su respuesta.

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