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- Entonces, fuiste enviada en un inicio a investigarme, ¿es así?

- ...

Qué vergüenza.

- Eran órdenes del comandante, no es nada del otro mundo, cabo -Ralf llegó con ellos, haciéndose espacio para decirles qué hacer a continuación- ustedes dos aún siguen dentro de todo este embrollo, queremos que nos brinden información sobre lo que ocurre.

- (...) -Leona la llamó a la par que Clark ponía en pantalla lo que ella y Adel debían hacer para transferir la información- lo estas haciendo bien.

...

Por supuesto, esa es la clase de cosas que le diría su superior.

- ¡Cabo, pon atención cuando te hablo! -el castaño ya tenía su vena hinchada en el cuello y ella tragó duro, no quería tener un castigo disciplinario de parte de él.

La última vez casi no sobrevivió y estuvo por ahogarse.

- Señor -se acercó a Clark, con la misma pregunta deambulando en su mente- ¿qué pasará con Iori Yagami y Chizuru Kagura?

Todos mantuvieron silencio, pensando en la situación actual que se estaba presentando y el nuevo grupo de locos que estaban llevando a cabo el nuevo torneo.

No sabría decir por su parte si Leona se sentía como ella, lejos de todo el tema de ideas opuestas, ellas eran, de cierto modo, familiares de Iori Yagami, en cuanto Chizuru Kagura, sólo sentía algo de pena por su situación actual.

- Lo que sea que pase con esos dos, fue su propia metida de pata -escuchó en su oído la voz de Grant, no pudo evitar notar la cierta dicha al decir esas palabras- se les ocurre que esas cosas que crearon sólo funcionan con Orochi cuando en verdad son unas monstruosidades.

Fuera de esas palabras, (...) aún no podía evitar recordar cuando Iori Yagami, al que, secretamente admiraba a su manera, veía como uno de los hombres más fuertes del mundo, fuese atacado de esa forma y despojado de algo que ella pensó que era un objeto cuando en verdad era su poder contenido en materia.

De sólo pensar en ello, empezaba a temblar al pensar en que la espada Kusanagi también era real.

- El objetivo ahora, al menos, es que ese maníaco de Ash y su clan de locos no obtenga el poder de Kyo Kusanagi, ustedes dos ya están ahí, nosotros entraremos como concursantes, ¿entendido?

No, a pesar de que su respuesta fue positiva, ella no quería acercarse de nuevo, no cuando la espada que podía matar a los suyos estaría ahí y ahora había alguien además de Kusanagi que podía usarla.

Estaba asustada, porque si alguien tan fuerte como Yagami había perdido ante ese tipo, ¿qué probabilidades tenía ella ante él?

- Oye -Clark se puso frente a ella, parecía serio- te he enseñado muchas cosas, al igual que todos los demás, estarás bien -los demás ya iban saliendo, en cuanto lo hicieron, la atmósfera cambió- ¡incluso antes! ¡hiciste la maniobra aérea de Tizoc!

Ah, cierto, ambos eran locos fans de ese luchador mexicano desde hace tiempo, y ella agradecía tener un compañero para hablar de sus freekadas.

Pero cuando su superior brillaba tanto le daba algo de vergüenza.

Aparte de eso, también estaba ese otro tema, ese que le empezaba a llamar con mayor frecuencia y mayor entusiasmo que nunca antes; no podía estar más feliz y algo triste al mismo tiempo, Sie había recuperado sus poderes y ahora el que no los tenía era Bao, haciéndola preguntarse qué clase de lazo poseían esos dos, al igual de preguntarse por su sanidad porque de verdad, hasta ahora, había pensado que el niño era una niña.

En su defensa, no era muy notorio, y culpaba su cara de bebé.

Desde que ocurrió todo el gran desastre del último torneo se vio confinada a la guarida de los Ikari, claro, hacía visitas de vez en cuando a su amigo en China y luego a la casa de su maestro, er, padre.

Era tan raro decir que tenía padre y madre, y un hermanito, pero de igual forma la hacían sentir bien; y no faltaba las veces que se cruzaba a los compañeros de equipo de su padre, no mentiría, aún le tenía pánico a Kusanagi que en ocasiones se le quedaba viendo.

Diablos, ¿es que quiere matarme ya?

Sólo quería esconderse de ese chico y no volver a aparecer en su rango de visión por lo que tuviera de vida; aunque, si descartaba el hecho de que podía matarla de un tajo y que tenía una personalidad terrible, más orgulloso no podía ser el hombre, veía que en el fondo, del fondo más hondo de su alma, era un buen tipo.

Venga que no todos se prestan para ayudar a su enemigo milenario a practicar, aunque puede que crea que al igual que Leona ella no tenía ninguna relación con el Orochi cuando en verdad ella...

- Volviste a estar con la escoria Kusanagi.

Pues, no todos estaban felices con los avances que tenía relacionándose con el castaño.

Hacía oídos sordos, pasando el portal de oscuridad para llegar, literalmente, al otro lado del mundo, dejando ir toda su energía con tal de pasar un ratito con Sie.

Porque eso era todo lo que quería en esos momentos, puede que fuera demasiado impulsiva, pero de verdad ya no podía contenerse del todo.

En cuanto pasó, primero sacó la cabeza y luego el resto del cuerpo buscando en todos lados a su amigo, pero sólo se encontró al más pequeño.

- ¡Hermanita (...)!

Ah, iba a quedarse ciega de tanta lindura.

- Bao -se lanzó a abrazarla y ella lo recibió, en cambio de Kensou, Bao aún tenía rastros de sus poderes por entrenar casi todos los días.

- Ven, ven, el hermano Kensou está afuera -la jaló de una de sus manos con ambas de las suyas, llevándola fuera de la vieja casa, se hacía la idea de que él estaría entrenando y se pensó en mostrarle lo que había aprendido con el equipo de Japón- ¡hermano Kensou! ¡la hermanita (...) está aquí!

Casi sonríe, casi, porque Sie estaba entrenando, sí, pero estaba entrenando con Athena, y estado ella ahí, con él, frente a frente, ya sabía que ella sólo sería un cero a la izquierda.

Bao siguió llamando pero no hubo respuesta, esos dos estaban inmersos en ellos, así que, dando una sonrisa, negó con la cabeza e hizo que volvieran dentro para dar sus saludos al maestro.

Ya había pasado por esto, no iba a ser notada por sobre Athena.

Aunque fue lindo mientras duró ser el centro de atención de Sie, aunque sólo fue ese día.

- ¡(...)-chan! -por fin era llamada, pero no era por la persona que quería, Athena llegó trotando a su lado, para luego poner la mano en su hombro.

Por alguna razón que aún no comprendía del todo, sintió una gran calidez en ese lugar, pero decidió dar un paso atrás.

Athena se vio contrariada, quizás hasta algo herida, pero decidió sobrepasar ese sentimiento para expresar lo que de verdad quería decir.

- Hola, Athena.

- (...)-chan, de verdad he querido hablar contigo desde hace tiempo sobre esto -puso ambas manos sobre su pecho, una gran sonrisa extendiéndose en su rostro- voy a ayudarte a erradicar ese espíritu maligno que te sigue.

En un inicio no entendió sus palabras, para cuando lo hizo su ceño fruncido en duda se profundizó y sus cabellos se erizaron al entender sus palabras, dando un paso más atrás.

Athena, pensando que no le creía por ser demasiado buena la idea, siguió explicando.

- Si no fuera por ese espíritu malvado, no habrías sufrido tanto todo este tiempo -parecía que hablaba de la mejor idea del siglo, y puede que muchos más lo vieran de la misma forma, pero (...) no podía evitar pensar en lo terrible de sus palabras.

Grant era todo lo que le quedaba de su familia original, si bien Athena no lo sabía, tampoco podía ir hablando así de la nada de esas cosas.

- No te preocupes, (...)-chan, ¡te vamos a librar de ese monstruo! -por un momento dudó de esa palabra en plural, negando con la cabeza la sola idea de unirse a esa locura.

- ¡Es cierto! -Kensou salió de alguna parte, secándose el cabello con una toalla y ropa limpia, había terminado de bañarse y tenía una gran sonrisa- vamos a exorcizar a ese monstruo.

Ella quiso llorar, porque no podía creer que él dijera esas palabras tan a la ligera.

- No...

- ¿Qué? -no la escuchó, pensando que estaba realmente sorprendida por su acto de bondad.

- ¡USTEDES DOS NO SE ATREVAN! -fue todo lo que gritó antes de desaparecer en las brumas de tinieblas, enojada en cada célula de su cuerpo.

No les quería ver la cara, aunque supiera que no había más remedio cuando los encuentre en el siguiente torneo, aún así, simplemente, ahora, y durante todo el tiempo que pudiera, no quería verlos.

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