doce

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«Ya no lo toques así»

A la distancia veía como Irene lo seguía manoseando, no tenía más ganas de seguir llamando la atención si la única persona de la que quería esto, estaba ocupado besuqueandose con otra.

Así que con una reverencia me despedía de todos aquellos que estaban alentándome y cuando volvía a erguir mi cuerpo mis ojos de nuevo daban un último vistazo a Jin e Irene.

«Ay, Hyung»

Llevaba una de mis manos a mi boca reprimiendo las ganas de reír que tenía ante lo que estaba viendo, Jin Hyung había quebrado y casi encima de Irene. Bajaba apresurado y me acercaba al mostrador pidiendo algún trapo o papel que pudieran darme para ayudar a SeokJin e Irene.

—Toma —exclamaba amablemente el chico, era guapo y dueño de una dulce sonrisa.

—Gracias —respondía, regalandole un guiñó.

— ¡¿Por qué hiciste eso?! —exclamaba a gritos Irene quien ya estaba siendo contenía por Yoon.

—Toma, llévala al baño a que se limpié —ordenaba, brindandole a Yoon parte del papel que el chico me había dado.

Ésta hacía lo que le había ordenado, mientras que Jin estaba tocando su boca y estómago contemplando su vómito, se veía verdaderamente perdido.

—Permiso —el mismo chico se acercaba con un balde y un trapo para limpiar el desastre de Seokjin.

Yo seguía parado frente a él con el papel en mano—. ¿Jin Hyung? —llamaba su atención.

Dirigiendo su vista hacia mi, exclamaba—. Soy un asco —y un adorable puchero se asomaba de esa boca carnosa.

— ¡No, Hyung! ¿Qué idioteces balbuceas? —me acercaba a él y con el papel limpiaba su mentón y la comisura de sus labios.

Él fijaba sus ojos negros en mí, sus pupilas estaban dilatadas mientras observaba mi rostro.

— ¿Tengo monos en la cara? —preguntaba nervioso, su mirada era intensa y quemaba.

Sentía mis mejillas arder frente a él.

—Te sonrojaste ¿Por qué te sonrojaste? —preguntaba, mientras el chico que estaba limpiando nos tiraba una rápida mirada.

En ese entonces decidía llevarme a Seokjin al baño—. Venga Hyung, vamos a que te enjuagues.

Saliamos de la vista del chico que nos miraba algo curioso.

En pleno baño Seokjin se había tirado sobre el lavabo para mojar su rostro y enjuagar su boca unas diez veces o más.

—Oye, oye. Ya está —lo sacaba del lavabo, ya estaba limpio—. Relájate, lo que pasó fu-...

Éramos interrumpidos por mi móvil que sonaba con una llamada de Yoon.

—Atin-tiende —mierda, Seokjin estaba tan ebrio que apenas podía hablar.

— ¿Yoon?

Tae, solo quería avisarte que estamos esperando por nuestro Uber afuera

—No, podemos llevarlas

Irene no quiere ver a Jin por ahora. Te llamaré luego

—Avisame cuando estén en su casa ¿De acuerdo?

De acuerdo, adiós bonito.

—Adios, Yoon.

Cortando la llamada y fijando mis ojos en Seokjin, notaba que todavía tenía la expresión de puchero en su rostro.

— ¿Las chicas se fueron sin nosotros? —preguntaba consternado.

—Sip —me paraba frente a él y tomando su rostro entre mis manos exclamaba—. Jin Hyung, necesito que me digas dónde vives para llevarte. No puedes manejar así.

No había notado que al momento de sostener su rostro en mis manos él inconscientemente, había cerrado sus ojos, casi como si estuviera disfrutando de mi tacto.

O al menos eso parecía.

— ¿Jin Hyung? —él seguía con sus ojos cerrados—. ¿Jin?

Al instante abría sus ojos y me miraba con esos rasgos tan enseriados.

—Yo vivo en... —soltándose de mi agarre, ponía la mano en su boca como si fuera un niño que va a contarme un secreto y con voz ronca en un susurro apenas audible me brindaba su dirección.

No podía explicar la electricidad que había recorrido toda mi anatomía con su susurro, desde mi nuca, paseando por mi espina dorsal y mi bajo vientre, que me obligaba a tragar saliva de los nervios.

«Si te llega a hablar sucio, te prendes fuego ahí nomás Taehyung»

— ¿Entendiste? —escupía en mi rostro. Literalmente, escupía.

En ese momento tomaba un chicle de mi bolsillo y se lo entregaba—. Necesitas ésto —exclamaba.

Él se tapaba la boca avergonzado—. Creí que me había enjuagado bien, lo si-...

—Hyung —puse mi mano en su hombro—. Bromeó contigo, vamos.

Lo sacaba del baño poniendo su brazo derecho sobre mi hombro, sus piernas se enredaban entre sí de tanta ebriedad. La verdad es que no tenía mal aliento, solo necesitaba relajar el ambiente, para mí.

A la salida y con Seokjin echado sobre el mostrador, terminaba de pagar lo que habíamos consumido, el mismo chico guapo estaba cerrando nuestra mesa y cobrándome.

Mientras buscaba el vuelto, observaba como Seokjin hacía gemidos quejumbrosos y se sostenía para no caerse, estaba en su propio mundo.

—Menudo vómito le dió a esa chica —comentaba divertido.

—Si, es que... Hace mucho no bebe —respondía, rascando mi nuca algo avergonzado.

—Yo creo que la lengua de la chica le causo asco —soltaba con un tono algo chillón.

— ¿Disculpa? —preguntaa asombrado.

El chico me sonreía de manera cómplice y exclamaba—. Él no lo sabe aún, pero tú y yo, si

—Perdón, no entiendo —tomaba el vuelto junto con el ticket y lo guardaba en mi bolsillo.

—Claro, claro "no lo entiendes" —hacía el ademán de las comillas—. Como sea, espero se hayan divertido, vuelvan pronto.

Sonreía confundido en dirección al chico y tomaba a Seokjin nuevamente como si fuera un soldado herido en guerra. Luego antes de avanzar el chico agregaba:

—Se ven bien juntos —y se retiraba a quien sabe dónde.

No sabía si Seokjin había oído algo, pero me encargaba de sallr rápido de allí y al llegar finalmente al auto lo ayudaba a sentarse en el copiloto.

—Taehyung-ssi —tomaba mi rostro y apretaba mis mejillas con sus dos manos como si yo fuera un niño—. Eres un buen chico.

Estábamos muy cerca, pero nada cambiaba el hecho de que él estaba ebrio.

—Si, tu también —quitaba sus manos de mi rostro y cerraba la puerta para luego subir yo.

Al instante en el que me sentaba Seokjin dejaba caer su cuerpo y cabeza sobre mis piernas haciendo que me sobresaltara del susto.

— ¡Jin! —había levantado mis brazos, no sabia como no se había golpeado con la caja de cambios.

—Tengo sueño —exclamaba y acomodaba su cabeza en mi pierna.

—Lo sé, lo sé —por más que era algo lindo, no era cómodo, debía conducir—. Ven, levántate.

Tomando sus hombros anchos volvía a sentarlo y colocaba el cinturón de seguridad para que no volviera a caerse.

— ¿Lo arruiné todo, cierto? —balbuceaba entre adormilado y ebrio.

—No pienses en eso ahora —una vez asegurado tomaba su rostro para que viera hacia mi lado. Justo en ese momento me miraba algo perdido y relamia sus carnosos labios.

Inconscientemente mordía mi labio inferior—. ¿Qué reprimes? —ronroneaba.

— ¿Qué? —preguntaba confundido.

—Te muerdes el labio de nuevo... —en ese momento su dedo índice tocaba mi labio y dibujaba una línea sobre ellos, una suave caricia—, ¿Qué intentas reprimir, Tae?

—Jin Hyung —exclamaba sin aliento, y quitaba su dedo de mi boca—. Tengo una pregunta para tí.

En ese momento parecía que la lucidez y sobriedad se apoderaban de él haciendo que abriera sus ojos inmensos y su cuerpo se tensara.

—¿Qu-qué cosa?.

Lo miraba, lo miraba de manera tan intensa y él estaba atento esperando por mi pregunta.

Era entonces cuando lo soltaba.

—¿Cuál es el número de tu departamento? porque me diste la dirección, pero no el piso y número.

Automáticamente Seokjin reía con sus ojos cerrados, esa sonrisa pacífica y relajada . Con su mano me empujaba hacia mi asiento—. Es el cuarto C, imbécil.

Al instante cerraba sus ojos y yo sonreía intentando recomponerme. Él solo estaba muy ebrio, nada de esta noche contaba, ninguna de sus acciones. No podía aprovecharme, ni mentirme, no era él, era el alcohol.
el alcohol.

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