Eligiendo casa

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Buenos días —saludó a Nalbrek mientras preparaba el desayuno cuando este despertó.

—Buenos días, ¿por qué te has levantado tan temprano?

—Creo que tengo más energía por la mañana cuando no me la metes —contestó pensativo. El día anterior no hicieron nada debido a la reunión, que los hizo regresar tarde, así que se sentía muy descansado—. Y el que podamos mantener una conversación así a pesar de llevar un día sin copular, también es una buena señal. Al parecer nuestro vínculo por fin se estabilizó.

—Aun así, yo quiero hacerlo —le advirtió Nalbrek.

—Eso no es problema mío. Bueno, sí —admitió después de pensarlo un momento—. Pero antes de decidir si me la metes hoy o no, tenemos otras cosas más importantes que discutir.

—No hay nada más importante que eso —rechazó Nalbrek.

—Decidir dónde vamos a vivir —le recordó dándole un tazón con la carne del desayuno—. Cuando vayamos a hablar con Baem, tendremos que decirle cuál de las dos cabañas se quedará vacía. Seguro que todos esperan que sea esta —se lamentó.

—No es fácil encontrar una casa vacía en el pueblo, muchas parejas están compartiendo una de las que se quedaron libres.

—Aun así, no quiero irme a tu cabaña —le advirtió.

—Yo tampoco.

—¿Tú tampoco?

—Vivir allí es demasiado incómodo. No me malinterpretes, me gusta ese lugar, pero reconozco que vivir aquí es mejor y más seguro.

—Soy un zorro —le recordó.

—Lo sé, pero eso no cambia lo que digo.

—Tienes razón. Por más que sea un depredador, hay demasiados animales peligrosos en el bosque. Por eso formamos pueblos y vivimos juntos, porque es más seguro para nosotros. Y esa es otra de las cosas que no entiendo, ¿por qué tu tío te dejó vivir solo allí desde que eras un niño?

—¿A qué viene esa pregunta? —le preguntó Nalbrek algo a la defensiva.

—Viene a que es extraño. No es normal dejar a un niño solo en las montañas cuando hay un pueblo cerca, ni aunque sea un lobo.

—Es cierto que puede parecer extraño, pero siempre he podido defenderme —replicó molesto—. Además...

—Además —lo azuzó.

—No sé muy bien cómo explicarlo, pero cuando era niño no me gustaba la gente, las casas, me ponían nervioso. Prefería estar solo. Por eso mi tío me construyó aquella cabaña. Luego, al crecer, poco a poco empecé a acostumbrarme a estar con otras personas hasta que ahora no me importa. Aunque a veces aún necesite estar solo.

—¿Esa es la razón por la que desapareces durante días? —Nalbrek asintió.

—No es que los demás me den miedo o que los odie, es solo que, desde niño, a veces necesito... espacio.

—Entiendo —murmuró.

Aquello no era algo tan extraño. Todos necesitaban transformarse en su animal, correr al bosque solos y olvidarse de que tenían una parte humana y, en algunos casos, esto era más evidente que en otros. Era posible que Nalbrek, al tener sangre de lobo solitario en sus venas, necesitase su propio espacio lejos de todos más aún que la mayoría.

—¿Estás seguro de querer vivir aquí? ¿No será difícil para ti?

—¿Estás preocupado por mí?

—Desde luego, somos pareja.

—Gracias —lo abrazó feliz, por lo que le dio un cabezazo en la barbilla.

—No me abraces cuando estoy comiendo —le advirtió molesto.

—Eres demasiado agresivo.

—Cuando alguien se acerca a la carne que estoy comiendo, sí. ¿Y bien? —insistió volviendo al tema.

—Como ya te he dicho, al crecer he dejado de necesitar pasar tanto tiempo solo y, aunque viva aquí, puedo irme fuera del pueblo cuando lo necesite. Lo prefiero a vivir tan lejos y tener que bajar todos los días.

—En tal caso, no me quejaré, pero esto no le gustará a los demás. La casa que quedará libre, es la que nadie desea.

—Eso no es algo que deba preocuparnos. Tenemos dos casas entre las que escoger y tenemos derecho de elegir la que más nos conviene. Después de todo, aunque ahora somos jóvenes, algún día envejeceremos y no creo que alguien renuncie a su casa solo porque nosotros tenemos problemas para bajar hasta aquí.

—Entonces tenemos que ir a tu casa a por tus cosas para traerlas, ¿cuándo iremos?

—¿Qué tal hoy? No tenemos nada que hacer. Después, podremos hablar con Baem y decirle nuestra decisión antes de la reunión oficial.

—Buena idea —aceptó—. Los rumores harán que la gente deje de imaginar cosas. Y a mí me vendrá bien salir, así que, en cuanto acabemos de desayunar nos marcharemos.

—Bien.




Dos horas después andaba por el bosque. En realidad, habría preferido cambiar a su forma animal, pero los niños ardilla los estaban siguiendo desde que salieron de la casa de Baem y dado que no quería perder su ropa ni más disculpas de los padres, avanzaba mientras fingía no darse cuenta de nada esperando alejarse lo suficiente como para que se aburriesen y regresasen.

—Por más veces que vaya a tu casa, no dejo de sorprenderme de lo lejos que está de todo. No entiendo por qué todo el mundo dice que está cerca del pueblo cuando, a pesar de que ya llevamos más de media hora andando, apenas hemos recorrido la mitad.

—Porque no está tan lejos.

—Sí está lejos. Aunque imagino que tú no te das cuenta porque has recorrido este camino demasiadas veces. Siempre me he preguntado cómo es posible que andes por este camino de noche —añadió cuando, a medida que avanzaban, el terreno se volvía más abrupto.

—Los lobos tenemos buena vista, buen oído y mejor olfato.

—Y mucho ego —asintió mientras comenzaban a subir—. ¿Planeas llevar muchas cosas?

—Solo la ropa, utensilios y poco más.

—¿Los muebles?

—No, no creo que cojan en nuestra casa. Además, me gustaría dejarlos para que, si alguien se extravía en el bosque, pueda usarla para pasar la noche.

—Todos se alegrarán de saberlo. Habrá que enseñarles el camino a los niños y marcar la casa con olor para que puedan encontrarla.

—Eso se lo dejaremos a Sarnat.

—También habrá que hablar sobre los turnos de la leña en invierno —murmuró comenzando a sortear árboles caídos y rocas mientras seguía subiendo. Se suponía que aquel era el camino que iba a la casa de Nalbrek, pero llamar a aquello "camino" era demasiado generoso. Si dejasen al humano allí, no tendría manera de orientarse ya que solo había árboles.

—Hay mucho que decidir, pero creo que sería mejor esperar a que se solucione lo de Karima y Lin. Se supone que ambos salían esta mañana, lo que significa que, para cuando volvamos, ya no estarán.

—Al final, acertaste con él también.

—Sí —murmuró Nalbrek.

—No pareces contento —señaló suspicaz.

—Porque no lo estoy. Yo no quería que acabase así. De hecho, porque no quería que acabase así le advertí, pero mis consejos tuvieron el efecto contrario.

—No es divertido que alguien te mire y te diga que no vas a tener pareja porque tienes una actitud pésima. Ni siquiera cuando es verdad.

—Pero es que no lo hacía con esa intención. Solo estaba preocupado por ver a alguien que rompía con tanta inconsciencia sus lazos, como si no fuesen valiosos.

—Te diría que, al decírselo, empeoraste las cosas, pero creo que eso es falso. Karima estaba decidido a comportarse como un idiota a pesar de todas las advertencias, porque no fuiste solo tú. Todos pensábamos que iba por mal camino, pero no hizo caso a nadie.

—Aun así, me siento en parte responsable por sus hijos.

—¿Responsable por qué? —le preguntó sin entender—. Eso no tiene nada que ver ni contigo ni con nadie. ¿Qué tipo de irresponsables copulan en su forma animal? ¿Dos veces además? Porque todo el mundo culpa a Karima, pero para mí Lin es igual de responsable. Cuando Lin eligió a Karima como pareja, sabía que debía ser la parte sensata porque no podía depender de ese idiota, ¿pero qué hizo? Dejarse llevar. Si quieres ser irresponsable, debes buscar una pareja responsable.

—Nejil también opina eso. Muchos conejos decían que ya era bastante castigo lo que estaba pasando, lo que pasaría, ya que es imposible que sobrevivían todos sus hijos, y los que sobrevivan, pasarán su vida encerrados, sin poder tener pareja o hijos y muriendo en unos años ya que su promedio de vida será el de un conejo normal. Pero Nejil dijo que no era suficiente y que debía ser castigada por privar a sus propios hijos de su parte humana y aunque en un principio me pareció duro, ahora estoy de acuerdo. Las verdaderas víctimas aquí son esos gazapos, que nunca podrán tomar su forma humana, muriendo mucho antes de lo que les corresponde.

—Ambos han demostrado ser demasiado irresponsables. ¿Y dónde está esa cabaña? Estoy empezando a cansarme.

—En la forma humana, se tarda mucho más. ¿Los niños ardilla?

—No parecen seguirnos, pero no me fio de ellos. Además, si tenemos que bajar tus cosas, tendremos que hacerlo en la forma humana y no me apetece andar por las montañas sin ropa ni mi pelaje. Aunque estemos en primavera, hace demasiado frío para nuestra versión humana. La versión humana es tan útil como inútil. Es frustrante.

—Te entiendo —asintió Nalbrek sonriendo—. Para hablar, hacer cosas manuales o trasladar cosas, la versión humana es muy práctica, pero para moverse o en cuestión de resistencia, es demasiado débil.

—Al menos nosotros podemos elegir —le recordó y es que los humanos, como Rishi, estaban atados a una sola forma tanto para bien como para mal. Igual que los animales de cada uno. Si no fuese por la costumbre de los humanos de cortarlos en trozos para venderlos, su vida sería perfecta.





Casi una hora después, por fin llegaron a la cabaña de Nalbrek y después de descansar un poco y almorzar, comenzaron a reunir la ropa, las mantas y los utensilios para llevárselos: vasos, platos, cubiertos, nada destacable, pero que podrían utilizar ya que él no tenía demasiadas cosas.

—Tenemos que hablar con Baem y decidir qué se va a dejar —murmuró él mientras ataba el hatillo con las cosas cuando se detuvo al notar un olor. Un lobo—. Este olor —murmuró mirando la puerta cuando Nalbrek se dirigió a esta mientras se quitaba la ropa abriéndola justo antes de cambiar y marcharse corriendo, por lo que se acercó comenzando a recogerla. Las reuniones familiares era mejor que fuesen privadas.





Ya ha llegado 🎉

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro