꒰ O2 ꒱

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jimin despertó aquella mañana desorientado, sintiendo la tranquilidad de su habitación recibirle mientras se adaptaba a la poca iluminación de esta. Giró su rostro con pesadez y vió como dos hombres custodiaban la puerta, notando su despertar y saliendo de la habitación para dar aviso.

—Buen día, señor. Nos alegra que haya despertado, pensábamos que estaría más días inconsciente.—Habló el único hombre que quedó, acercándose a él a una distancia prudente.

—¿Cuántos días pasaron?—Cuestionó, tratando de incorporarse, pero todo su cuerpo dolía.

—Seis días para ser precisos.

Siseó una maldición, su celo había llegado de manera precipitada. No era fanático de pasar todos esos días solo, pero así como su lobo se retraía de manera consciente, en su celo no cambiaba mucho. Soltó un suspiro y se quitó las sábanas de encima, necesitaba levantarse y seguir con sus pendientes, ya había perdido demasiado tiempo.

—Reúne a todos, estamos partiendo al mediodía.—Se levantó de la cama, sorprendiendo al hombre.

—Pero señor, usted sigue estando débil, debe de terminar su recuperación para volver a estar bien.—Intentó detenerlo, pero bastó una sola mirada para que el beta se detuviera a mitad de su andar.

—Ponme una mano encima y te la cortaré.—Siseó con molestia, caminando hacía el baño.

En días normales ya se encontraba malhumorado, pero cuando pasaba el celo solía ponerse peor, amargándose la mera existencia por su cuenta. Siempre creyó que era por la soledad en la que pasaba aquellos días bochornosos, era rara la ocasión donde dejaba que alguien se ocupara de ello, pero como su lobo se mostraba reacio aún y en esos días, prefería mantenerse encerrado mientras los malestares pasaban. Se trataban de días llenos de agonía, luchando contra sí mismo porque los supresores no ayudaban demasiado a su estado, tratando de no perder la cordura ante el intenso calor y deseo que recorría su cuerpo, buscando una forma de saciarse.

El hombre se quedó perplejo atrás suyo, mirando como su silueta desaparecía. Sorprendido, comunicó lo que le habían ordenado mientras esperaba a que su jefe saliera de alistarse.

Exactamente, cuando el reloj apuntó las doce del mediodía, se encontraban en su respectivo automóvil siendo llevado a la empresa. No negaría que aún presentaba sensibilidad después del celo, pero los días más pesados ya habían quedado atrás, no podía permitirse tomarse más días libres, si por él fuera estaría levantado y trabajando desde el primer día, lástima que había caído cegado por la necesidad que lo consumía.

—Lleguemos a la cafetería rápido, quiero comprar algo.—Murmuró, viendo los mensajes pendientes de su celular.

-Sí, señor.

Cuando el automóvil se detuvo frente
a la cafetería, Jimin esperó
hasta que la puerta fuera abierta
para salir, guardando su celular
dentro de su saco gris. Caminó
hasta la entrada de la cafetería y
miró al mostrador, sorprendiéndose
de no ver al mismo castaño de
los últimos días atenderlo, en
cambio, era un alegre pelirrojo que
le dió la bienvenida, abrumándolo
por su intenso aroma a fresas y
miel. Rápidamente lo reconoció
como un omega, entornado los
ojos en el mostrador en busca de
algún otro aroma que reconociera,
percibiéndolo apenas en el aire,
haciendo reaccionar a su lobo de
una manera negativa.

-Buenas tardes, ¿Qué va a ordenar?
-Saludó de manera amable,
mirándolo con atención.

¿Dónde se suponía que estaba
el castaño? ¿Había durado tanto
tiempo inconsciente?

(...)

Jungkook salió del pequeño almacén
donde sacó un par de vasos ante
la falta de estos para los cafés de
tamaño mediano. Vió como Taehyung
estaba terminando de servir en
algunas mesas y le sonrió, realmente
contento por la eficiencia que estaba
mostrando el omega desde su
primer día de prueba en la cafetería.
Jungkook había confiado desde
el primer minuto que comenzó la
entrevista en que aquel chico sería
un buen empleado, con su carisma
y su forma de desenvolverse sin
importar nada le hacía un tanto
atractivo en el sentido de que era lo
que necesitaba su lado para poder
liderar la cafetería, su iniciativa y la
gran energía que poseía eran puntos
claves para él. Además, si no fuera
suficiente su propia aprobación,
su lobo había chillado de alegría
totalmente encantado en tener un
compañero, y lo había demostrado
al expulsar feromonas en cuanto le
confirmó que estaba contratado.

Cuando se acercó al mostrador,
Taehyung corrió hasta donde estaba con una mueca en su rostro, inquieto por contarle algo.-¿Qué pasa, Taehyung?

-Mientras estabas en el almacén
vino un tipo demasiado intimidante,
hasta escalofríos me dio.-Sintió un
estremecimiento de solo recordar
la expresión del tipo mientras lo
atendía, también su aroma se notaba
un tanto menos dulce al sentirse con
miedo.

-¿Ah, sí?-Cuestionó, terminando de
acomodar los vasos en su lugar.

-Si, este tipo me abrumó con su
olor, demasiado tosco para mi gusto.
Era muy serio y demasiado cortante
con su pedido, inclusive cuando se
lo entregué no me dijo nada y se
marchó, ¡Que maleducado fue!-
Exclamó lo último en un tono más
alto, Ilamando la atención de un par
de clientes que se encontraban cerca
del lugar.

Jungkook se sorprendió por la
información, ¿Habría sido el mismo
hombre de la semana antepasada?
Tenía una semana completa sin
saber de él, ¿Habría vuelto después
de todos esos días?-¿Cómo lucía?
Físicamente.

-Llevaba un traje, ¿Gris? Creo que
era una tonalidad grisácea, no pude
observar bien, pero tenía su cabello
recogido en una coleta porque era
algo largo, de color rubio. Parecía
más grande que nosotros, ¿A lo
mejor alrededor de unos treinta
años? O entrando a los treinta, o a
lo mejor su apariencia lo hace ver
demasiado grande, algo robusto, parecía tener más pero por su traje no se dejaba ver. Es todo lo que recuerdo, tenía tanto pavor de decir algo malo y pudiera molestarlo.

Se sintió un tanto debatido por su
descripción. En parte coincidía
con aquel hombre, pero recordaba
su cabellera de un color diferente,
¿Cómo podía pasar algo
como ello por alto? Probablemente
se encontraba enfocado en otros
rasgos que lo pasó desapercibido.
Inclusive su lobo movió la cola
pensando que se trataba de él, podía
escucharlo picoteando su cabeza
diciendo que se trataba de él.-
Nos visitan todo tipo de personas,
Tae. Solo es cuestión de que te
acostumbres, no te dejes intimidar
por esas personas, así viven la vida.

Se apoyó sobre sus hombros
mientras lo animaba, antes de
separarse por la campanilla de la
puerta anunciando nuevos clientes.
Ignorando los llamados de su lobo,
se enfocaron en seguir atendiendo
hasta que faltaban veinte minutos
para la hora del cierre; había sido
un día un tanto agitado, pero con
la ayuda de Taehyung, Jungkook había podido descansar y turnarse en ratos en comparación si hacía todo el
trabajo por su cuenta. A pesar de que
estaba terminando en día un tanto
agotado, no se comparaba con los
días pasados que tenía que hacerlo
todo él solo.

Los clientes se habían ido, tampoco
creían que alguien llegara a esas
horas, por lo que voltearon el letrero
a cerrado y comenzaron a limpiar,
dividiéndose las tareas para terminar
más rápido.

-Puedes encargarte de las mesas
de ese lado, mientras yo me
ocupo de las de acá, creo que es
lo más importante porque de lo
demás siguió limpio después de
la última vez-Tae asintió y se
puso a limpiar, mientras Jungkook
comenzaba a pasar el trapo sobre
una de las mesas.

La puerta solo contaba con el letrero
al revés, donde se podía apreciar el
"cerrado" pero aún así la campanilla
sonó cuando alguien ingresó al local.
Los dos chicos se giraron para ver
de quién se trataba, sorprendiéndose
ambos.

-Perdón, estamos a punto
de cerrar...-Jungkook habló,
quedándose en silencio al
reconocerlo.

Jimin había entrado al local con
la misma expresión de desinterés de
siempre, localizando sin problema
a Jungkook. Se sintió un tanto
relajado cuando lo vió a diferencia
de la mañana, cuando no tuvo la
oportunidad de verlo por ningún
lado mientras esperaba que le
entregaran su orden. Sintió como
su lobo movió su cola con alegría,
inclusive sus orejas se levantaron en
atención a cierto omega, expulsando
feromonas sin siquiera notarlo.

-¿Ni siquiera para llevar? Aún faltan
quince minutos para las ocho.-Miró
su reloj, marcando la hora.

-C-claro.-Jungkook tartamudeó
un poco, pero se recompuso
rápidamente, sintiéndose afectado
por su olor. Este era más fuerte que
en las ocasiones pasadas donde se
vieron, inquietando al omega.

Se había quedado anonadado al
ver la nueva apariencia de Park
frente suyo. Había transcurrido una
semana sin verse, pero verlo ahora
con aquella cabellera agarrada en
una fina coleta con dos mechones
que caían sobre sus mejillas y
de un color rubio, mientras
caminaba dentro del lugar hacía el
mostrador con las manos en sus
bolsillos de su traje, haciéndolo ver
un tanto autoritario en su propio
establecimiento.

Taehyung se había referido a él todo este tiempo, y a pesar de que Jungkook  ya había tenido varias oportunidades de atenderlo, seguía sorprendiéndole con su porte.

-Buenas noches, ¿Lo mismo de
siempre?-Cuestionó Jungkook tan
pronto como se colocó detrás del
mostrador.

Jimin negó, mirando el menú
a un lado del mostrador con cierto
afán de elegir algo nuevo, pero ante
sus limitados gustos se quedó en
blanco.

-¿Qué me recomiendas?-Soltó,
sorprendiendo a la parte contraria de
escuchar algo más que no fuera el
típico "café negro".

-Dependiendo de lo que pueda
gustarle, si quiere seguir con algo
similar al café negro puedo sugerirle
alguno de estos tés, sobre todo
con el té negro, o si quiere cambiar
un poco podemos intentar con
un Caramel Macchiato, un latte...
-Siguió mencionando un par,
Jimin apenas entendiendo todo
lo que decía.

¿Por qué era tan ifícil escoger una
simple bebida? Culpaba su nula
experiencia en las bebidas que no
fueran alcohólicas, de ello podría
saber qué ingerir sin problema.

-Un té negro.-Recitó, sacando su
tarjeta. Pagó la cantidad dicha y
guardó el ticket junto a la tarjeta,
sintiendo una segunda mirada en él.

Taehyung lo observaba a la distancia,
pero cuando notó que se giro para
encararlo, se centró en limpiar la
mesa un tanto intimidado por el
hombre. ¿Cómo Jungkook podía
atenderlo luciendo tan relajado?
Cuando le había tocado atenderlo
había tartamudeado un poco y
dudado con la orden.

-No estabas en la mañana.-
Murmuró el rubio, haciendo
que Jungkook lo mirara.

-Me encontraba ocupado con el
almacén, por eso.-Contestó con
un encogimiento de hombros,
preparando el té.-Usted no vino por
un par de días.

Jimin se limitó a contestar,
como siempre.-Tuve unos
percances.

Cuando el té estuvo listo, se
encontraron en la barra habitual y
se lo tendió.-Espero que disfrute de
su té, y espero volver a verlo pronto,
gracias por su visita.

-Gracias.-Aquella palabra
sorprendió a los tres, girándose para
encaminarse a la puerta.

Antes de que pudiera salir, Jungkook
habló detrás suyo.-Mañana habrá
un especial de galletas, no son
iguales que la vez pasado, pero
pensé que podría interesarle.

Jimin lo miró sobre su hombro,
asintiendo.-Entonces estaré aquí
temprano mañana.

-Bien, lo estaré esperando.

Sin mencionar más, Jimin
salió de la cafetería sin decir más
hasta su automóvil. Jungkook no
se perdió ningún movimiento y
soltó un suspiro cuando lo vió irse,
procesando lo que acababa de
suceder.

-¿Lo conoces?-Taehyung cuestionó
con cierta curiosidad.

Asintió.-No sé su nombre, pero ya
vino un par de veces antes de que
entraras a trabajar. Siempre pide
lo mismo, pero hoy fue diferente.
Nunca me había tocado que viniera
dos veces en un solo día, además
de que sin falta siempre pide café
negro, fue... extraño, pero grato.

Ninguno de los dos mencionó
nada más, se limitaron a seguir
limpiando hasta que el lugar
quedara completamente limpio. Se
despidieron en la puerta al tomar
rumbos diferentes a sus respectivos
hogares, contentos de por fin poder
irse a descansar. Jungkook sobó la
parte trasera de su cuello mientras
caminaba hasta su departamento,
repasando todo lo que había
ocurrido en el día y deteniéndose en
pensar en una sola interesante que
sucedió.

O en un solo hombre, para ser más
específicos.

Nunca había sido de sentirse atraído
por sus clientes, creía que era poco
ético en su trabajo y debería de
enfocarse solo en ver a todos como
simples clientes, ningún lío amoroso
ni mucho menos. Pero verlo entrar al
último, con aquella nueva apariencia,
no podía dejar de pensarlo desde
que se fue, además de saber que
al día siguiente iría para probar uno
de esos postres que le había dicho
y Jungkook creía que era el tipo de
persona que cumplía sus promesas
sin importar el tamaño de esta.

Y con un nuevo propósito, anheló
que el día siguiente llegara, por el
simple hecho que se atrevería a
preguntarle su nombre. No sería raro,
¿Cierto? Tenía clientes habituales
como él y sabía reconocerlos y los
llamaba por su nombre, no tenía que
ser diferente con él, ¿Verdad?

Entró a su departamento, dispuesto
que el día siguiente no lo dejaría ir
hasta saber de su nombre. Mientras,
cierto rubio se sentía afectado
por el omega, deseando que llegara
el día siguiete para poder verlo,
pero todo ello culpaba su celo,
claramente a eso debía todo ese
comportamiento tan raro en él y su
lobo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro