|Al carajo|

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Título: Al carajo.

Advertencias: Heroic AU. Relación establecida. Lenguaje malsonante.

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Mansión Hat.
Dr. Slug.

El científico se movía de un lado a otro en la cocina, exacerbado, bisbiseando y masticando su odio por el mundo. White Hat, solo lo observaba, sentado, comiendo su aperitivo de la tarde. El hombre comenzó a desahogarse y el eldritch se limitó a escucharlo, mientras untaba algo de queso en su galleta.

—¡Ahora tengo a los malditos agentes de P.E.A.C.E. encima, seré la comidilla de los periódicos durante una semana!— Golpeó su mano y prosiguió —Por supuesto que la agencia metería su narizota, ¿quién aceptaría las ideas de un ex-villano?— El mayor gimió con pesadumbre y movió sus dedos suavemente sobre la mesa.

—Por favor, Slug, prepara algo de té, me estás poniendo nervioso.

El científico maldijo y obedeció, empezó a prepararlo mecánicamente, puso el agua a hervir en la tetera y echó las hojas en la taza. Una vez estuvo listo le entregó la bebida a White Hat, junto con una pequeña cuchara y la azucarera.

—Eres muy hábil, por eso me casé contigo— Sonrió el eldritch, disfrutando el vapor relajante del té.

—Te casaste conmigo por coacción— Respondió Slug, gruñón.

—No me arrepiento de nada.

—¿Por qué me toleras?. He sido un completo bastardo contigo— White Hat, dejó su taza con delicadeza y habló.

—Tu insubordinación y sarcasmo son parte de tu encanto. Si intentaras hacerme daño, bueno, eso no acabaría bien para ti, querido— El apodo llevaba implícito una clara amenaza.

—Tienes una mente muy retorcida— El mayor rió y sus mejillas blancas se colorearon de un ligero tono azul

—Por favor, me halagas— Su rostro se volvió inexpresivo en un segundo y continuó con un tono mortífero en su voz —Hablaré con ellos, no pueden discriminarte de esta manera, no haz hecho nada malo— Slug, negó con la cabeza, odiaba aprovecharse del poder de influencia de su pareja.

—No, quiero hacerlo por mi cuenta, me ganaré el respeto de la gente— White Hat, volvió a sonreír y dio otro trago a su té.

—Bien, procura no verte como el villano que se retuerce el bigote cuando nadie lo está mirando.

—¿Qué estás diciendo?— Inquirió y el eldritch explicó.

—Los científicos no usan batas negras. Los colores y las posturas influyen inconscientemente en las personas, cambia eso, al menos cuando estés fuera, notarás la diferencia.

—Que tintorería— Se levantó abruptamente y se retiró.

White Hat, suspiró, sabía que pese a el mal genio de Slug, este tomaría su recomendación. Agarró otra galleta y se dispuso a terminar su té.

(...)

Los intentos de Slug, de presentar sus proyectos a otras compañías fueron un fracaso. Y la única empresa que le dio la oportunidad, fue simplemente para tenderle una trampa y ayudar a la policía a interceptarlo. Peleó para volver a casa y dejó su prototipo atrás. Que los idiotas se lo quedaran y vieran que era inofensivo.

El eldritch se detuvo unos segundos frente a la puerta del laboratorio y entró, encontrándose con la imagen de su esposo, sin bolsa y sangrando por la nariz. White Hat, suspiró, tomó una gasa del botiquín que se hallaba sobre la mesa y limpió el hematoma en la mejilla.

—Vi lo que hiciste— Dijo, refiriéndose al encuentro de Slug, con los agentes de P.E.A.C.E. —Podrías haber muerto— El hombre rió con sorna.

—Sería lo mejor para ti, que yo desapareciera— La declaración hirió a White Hat, pero no dejó que viera su dolor.

—No digas eso, cariño— Presionó a adrede la gasa sobre la herida consiguiendo un quejido de dolor del menor —La gente comenzaría a especular sobre mí si mi segundo esposo muriera tan joven.

—Y con motivos...— Se talló la mejilla y levantó la cabeza para detener el sangrado de la nariz —¿Cómo murió tu antiguo esposo?— White Hat, tiró la gasa y giró sobre sus talones para mirar a Slug.

—No importa eso— Chasqueó los dedos y las heridas de Slug, se curaron al instante —¿Te sientes mejor?.

—Siento como si un montón de niños me hubieran golpeado la cabeza con sartenes— Dijo y ambos rieron.

—Interesante, recuérdame nunca tener niños— Slug, se levantó de su asiento y se paró de puntillas para poder besar a su marido.

—Te dejaré una nota en el refrigerador todas las mañanas de ser necesario, jefe— White Hat, sonrió y atacó los labios del hombre en otro fogoso beso.

Que se fuera al carajo la gente que no aceptaba su trabajo solo por ser un ex-villano, su esposo lo amaba y valoraba lo que hacía y eso era todo lo que le importaba.













Gracias por leer.

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