Capítulo #13

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Mi mirada está fija en el techo y no dejo de pensar en lo que ocurrió. Tomo su chaqueta en mis manos, la aprieto y acerco mi nariz, impregnándome de su olor y sonrío como tonta.

Han pasado horas desde que salí de su casa y aún puedo sentir el intenso calor que desprende su cuerpo, su dulce olor y los besos y caricias que quedaron tatuados en mi alma.

Sus besos son de estos besos que asustan, calan y enamoran; besos que por prohibidos son verdaderos, besos que se meten dentro de la piel y ya no salen más.

Tal vez estoy cometiendo una equivocación, tal vez debí alejarme y decir no a su regla, pero no solo se trata de vivir sino de sentirse vivo... y nunca me he sentido más viva que acorralada bajo su ardiente cuerpo.

No me he sentido más viva que hoy mientras me besaba y follaba sentenciando mi alma a una condena de la cual no me importa salir hecha pedazos porque lo vale, cada sensación vale la puta destrucción.

Aveces por miedo o quizás por precaución no nos dejamos llevar por lo que realmente nos emociona, nos enciende y nos hace vibrar; incluso yo, suelo hacer lo que supuestamente es correcto pero ¿que es más correcto que hacer lo quieres, cuando quieres?

Los riesgos pueden convertirse en lo peor pero también en lo mejor de la vida; así que mientras mi ser se siga estremeciendo con su sola presencia, mientras sus caricias quemen mi cuerpo y su voz arrase con mi cordura, elijo arder en ella.

Elijo adentrarme en la neblina del misterio que constituye Parsley Case para mí, quiero descubrir cada una de las capas y secretos que la envuelven.

Sus palabras se repiten en mi cabeza como un bucle infinito que no deja de pitar dentro de mí.

«Hagas lo que hagas, no te vas a enamorar de mí»

¿Lo conseguiré?

Después de dejar las puertas y ventanas abiertas y permitir que la tormenta me azote, ¿podré salir ilesa de ella?.

Mi mente se cuestiona el por qué de su regla, tal vez sea algo bastante cliché, pero no por eso puedo ocultar el hecho de que puede tener una razón de peso para exigírmelo.

Entre pasión y duda el sueño se acaba adueñando de mi cuerpo, pero ni dormida consigo sacármela de la cabeza.

El ruido de mi alarma se siente lejano y difuso, pero me obligo a abrir los ojos y mientras me espabilo el ruido se va intensificando; estiro mi mano y la desactivo.

Siento como si acabara de cerrar los ojos, no descansé lo suficiente, haciendo uso de una extrema fuerza de voluntad levanto mi trasero de la cama y me dirijo al baño.

Una hora y media después estoy saliendo en mi coche hacia la Universidad, hoy tengo clases desde la primera hora. Me detengo a por un café en una cafetería que me hace camino y sin perder mucho tiempo vuelvo a poner el auto en marcha.

El aire está frío afuera, la piel se me eriza ante la exposición al salir del auto. Cruzo mis brazos y camino rápido hacia la entrada de la Universidad.

—Perra te vas a congelar el culo —mi mejor amiga me intercepta y pasa su brazo por encima de mis hombros.

—Creo que es porque ayer me sobrecalenté mucho, debo hacer la congelación de nuevo.

La mirada confusa que me dedica Ellie me hace estallar en carcajadas.

—¿Quien se sobrecalentó anoche? —es Ricky quien se une a nuestra conversación.

La situación con él ha ido tomando el mismo matiz de siempre, no obstante siento que me oculta algo, así que prefiero cambiar de tema.

—El profesor Macallan —respondo lo primero que se me ocurre y le doy un codazo a Ellie cuando casi abre la bocota.

—No jodas, tengo su clase ahora, mejor salgo pitando. Nos vemos en el almuerzo, hermosuras —se despide haciendo una reverencia y me deja su abrigo.

Me lo coloco por encima de los hombros y entramos a nuestra aula, el profesor aún no ha llegado. Colocamos los libros sobre la mesa y sacamos las herramientas necesarias para la clase.

—¿Qué pasó ayer, Alexa? —pregunta Ellie en un tono para nada amigable.

—Ya no soy vírgen —digo en respuesta.

—Queeee... —chilla y es interrumpida por el carraspeo de un... ¿profesor?

—Perdonen chicos pero el profesor que les imparte Derecho Constitucional sigue presentando problemas; seré su profesor suplente hasta que él regrese —una ola de pequeños murmullos llena el salón—. Mi nombre es Billy, abran sus libros por la página 342.

La hora transcurre entre textos, dinámicas y explicaciones, me gusta el método de impartir clases de Billy, se le da bien esto.

—¿Qué pasó ayer, Alexa Layton? —pregunta mi amiga—. Exijo detalles.

Le cuento todo desde la cena y termino roja como un tomate por la vergüenza, aún así no me quedé con nada dentro.

—Lex, ten cuidado. Hay muchas cosas en esa chica que no me dan buena espina. ¿Qué clase de persona te pide que no te enamores de ella?.

—Dijo la que anda con un mafioso —contrataco torciendo los ojos.

—Se que no soy la más indicada para cuestionar las relaciones de nadie, solo te digo que por favor tengas cuidado; no quiero que salgas lastimada y Parsley tiene pinta de que te mandará al psicólogo, cuando decidan terminar lo que tienen —dice la última palabra haciendo comillas en el aire.

—No tenemos nada Ellie, es solo sexo. Listo —respondo jugando con mi cabello.

—Miéntele a otro Alexa, a mí no. Tú le pones corazón hasta a un caldo de pollo, te vas a terminar pillando.

—Que no joder, ya déjame en paz.

—Chicas, ¿vamos esta noche al cine? — Ricky nos interrumpe por segunda vez en el día, pero ahora es algo que agradezco.

—No —decimos al unísono Ellie y yo; irritadas por estar de acuerdo volvemos a hablar—. Sí —nuevamente hablamos en coro.

—Decídanse, ¿qué les pasa? —pregunta el moreno sin entender nada.

—Nada, sí iremos —contesto y le dedico una sonrisa retorcida a Ellie.

—Eres imposible, Alexa —dice mi amiga cruzándose de brazos.

—Así me amas, perra —no responde pero así damos por terminada nuestra pequeña contienda.

                                 ...

Tomamos nuestros asientos en una fila que queda relativamente al centro del sitio, la película que se estrena hoy es la segunda parte de "A Quiet Place".

¿Por qué lo acepté?

Bueno, porque en mi defensa no supe que se estrenaba hasta que ya era demasiado tarde para cancelar el plan, ya estábamos todos aquí, dispuestos a pasar una noche juntos otra vez, desde el cumple de Ellie no hemos vuelto a juntarnos fuera del horario escolar.

Odio el terror, sería lo último que vendría a mirar al cine sin embargo aquí estoy, rodeada de mis amigos. Mi sitio quedó entre Ellie y Ricky.

La película comienza y los murmullos que habían en el sitio mueren con ella.

La tensión y el suspenso están presentes desde el inicio, ya que la audiencia es lanzada directamente al caos y el miedo que rodean a los personajes mientras intentan adaptarse a esta nueva y aterradora realidad.

Los primeros treinta minutos transcurren y entonces la siento. Una mirada se clava en mi espalda, es imposible no sentirla. Miro atrás y a mi alrededor, no consigo verla, pero sé de antemano que es ella.

Mi interior se enciende y un incesante cosquilleo se aloja debajo de mi piel. Me levanto de mi asiento y Ricky me toma del brazo.

—¿A dónde vas? —pregunta mi amigo en susurros.

—Al baño, ya vuelvo —respondo y me marcho lo más deprisa posible, para no interrumpir la visión de nadie hacia la pantalla.

Ubico los baños y entro a ellos, un minuto después siento el sonido del pestillo y no tengo que voltearme para saber de quién se trata.

Me arrincona contra la pared y susurra sobre mis labios.

—Siempre estás perfectamente vestida para mí, belleza —mueve su boca hasta mi oído—. Mejor dicho, para lo que quiero hacerte.

Su boca toma la mía y dejo que me absorban las llamas del infierno que envuelven a esta mujer.

Nathaniel Brown:

Cada acción tiene su reacción y en mi mundo los errores cuestan caro: dinero, libertad y vidas.

Mi instinto me advirtió, pero me cegó la ambición.

Terminamos sin el dinero, con un socio menos y con alguien siguiéndonos la pista.

A lo largo de los años nos hemos conseguido miles de enemigos y hemos acabado con la mitad de ellos; no obstante también nos hemos encontrado con algunas asociaciones que quieren nuestro fin.

Interceptaron las cámaras ese día y ahora no tengo ni idea de quién tiene los ojos puestos en mí.

Ahora debo mantener un perfil bajo hasta saber de quién se trata esta vez, para aniquilarlo primero. Ganaron una batalla pero no la guerra y yo no estoy dispuesto a perder.

Que el evento haya sido con máscaras complica la misión de saber si había alguien que no frecuenta mis condominios; pero hay dos peces que andaban muy fuera de lugar: la pelirroja que al parecer es el nuevo juguete de Damiano y la hija de Alexander.

¿Qué hacían esas niñas en mi casino?

Estoy tan paranoico que ya hasta sospecho de unas niñatas, el pensamiento me llena de ira y estrello la botella de whisky contra una pared.

Necesito un plan para sacar del escondite a los que me quieren joder y tiempo, esta vez la precipitación no me jugará en contra.

—¿Cariño, estás bien? —la voz de mi esposa interrumpe mis pensamientos.

Mira el montón de vidrios esparcidos por el suelo y luego detalla mi cuerpo buscando alguna señal de daño.

—Sí cielo, no ha pasado nada —digo dirigiéndome hacia ella—. Avísale a Flora para que venga a limpiar —dejo un beso en sus labios y me marcho.

Enciendo mi auto y marcho rumbo al departamento de Damiano, al cabo de una hora estamos conversando en su despacho.

—Entonces, ¿cuál es la mejor idea? —pregunto.

—Cuando las condiciones estén creadas les daremos un señuelo y cuando salgan revelándonos su identidad, los acabamos uno a uno.

Perfetto, fratello —pronuncio en un perfecto italiano, aprendido y mejorado con los años.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro