Parte ⁵

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–Pienso que es lo mejor –concordó Seokjin–, no tenemos cómo saber o resolver sus inquietudes sobre la separación. Además, él sabe lo de Siwon y siento que será mejor tener una guía profesional para abordar el tema.

–Lo sé, en la escuela me informaron que su participación en clases fue menor este mes. Y aunque mantiene sus notas, todavía lo ven abstraído.

Siwon estaba junto a Yoonji, sosteniendo a la mujer en un medio abrazo mientras Seokjin, del otro lado de la mesa, repasaba la unión de los dos. Como un ajeno, notó el apoyo silencioso y agradeció que Yoonji tuviera quien la contenga cuando dejó caer un par de lágrimas. Él no sentía ningún deseo de consolarla, y fue una pista de lo mucho que había sido tocado su corazón con la infidelidad. Por muy maduro que fuese, estaba tratando de protegerse y lo primero fue ser frío con ella. No grosero, ni atacando, sino manteniéndose al margen.

–Será sin abogados.

–De acuerdo –la resignación en la voz de Seokjin fue palpable y Siwon, como si fuera algo natural, se estiró para tomarle la mano que jugaba con las llaves del coche.

El gesto fue tan inesperado que ninguno de los tres se detuvo a considerarlo. Solo cuando se prolongó el contacto, e inició una leve caricia con el pulgar, fue que Seokjin retiró la mano y dejó las llaves sobre la mesa, olvidadas. Le picó la palma, como si cosquilleara, y hasta que acabó la conversación no volvió a mirar al hombre.

Cuando se estaban por ir, Siwon dejó que Yoonji se adelante y quedó a solas con Seokjin.

–¿Estarás bien?

Quiso decir que no, que no estaría bien sabiendo que su hijo no viviría con él, que tendría solo un par de días a la semana y ni siquiera completos porque ya el domingo debía regresar con su madre para descansar e ir a la escuela el lunes. No, no estaba bien aceptando que nada podía cambiar o arreglar, que, de hecho, el que esté preguntándole era una burla porque si todo de repente se tornó extraño fue por su aparición. No diría Seokjin que oportuna, porque aunque su matrimonio necesitaba, por lo visto, salvación, tampoco estaba anestesiado como para permitir que el insulto de la infidelidad siga siendo pospuesto.

–Vete a la mierda –espetó, tomando por sorpresa a Siwon que hizo un paso atrás–, no vuelvas, ya no es necesario ni que me dirijas la palabra para saludarme.

–¿Seokjin? ¿Qué ocurre? –intervino Yoonji.

–Váyanse, estaré recogiendo a Taeil el sábado a primera hora.

Y con una furia que no sospechó guardar en su interior, azotó la puerta dejándolos desconcertados tanto como a él.

+

Si lo pensaba detenidamente, el poder del rayo era más efectivo en la lucha que el de ser un hombre verde furioso. Era bastante efectivo para ocultar tal poder y para llevar una vida ordinaria, además.

–Thor es aburrido –se quejó su hijo–, además, lo eligió Siwon hyung. Hasta tiene un disfraz, ¡con martillo y todo!

No, definitivamente no se enfadó, pero era tan doloroso oír a su hijo entusiasmado con su padrastro. Aunque...

–¿Eh? ¿Tiene un disfraz? –se rio sin poder evitarlo, es que era muy probable que Siwon tuviera en su armario algo así. No necesitaba conocerlo demasiado, apenas lo que han convivido las semanas pasadas le daba pistas de ello.

Al parecer, el hombre en su soltería era aventurero, y jodidamente fiestero. No que fuese, de hecho, algo que reprochar. La juventud no se detenía en determinada edad y era por demás evidente que si se tenía con qué y con quiénes pasarla genial, pues, adelante. Tal vez era eso, intuyó, lo que mantenía a Siwon tan achispado. Sin ser un imbécil, parecía equilibrar la diversión y las responsabilidades de modo tal que una no pisase a la otra y la estropee. Lo que en su negocio era además una ventaja.

–¿Podemos comprar pizza? –Taeil saltó sobre el sofá, haciendo que los almohadones caigan y Seokjin vio detrás de ellos un par de gafas rojas. Las mismas que Siwon llevó cuando lo conoció y cuando vino otras tantas veces a verlo.

Agradeció al cielo que Taeil no las aplaste, porque no quería tener que pagar por ellas lo que seguro era un precio descomedido. Las recogió y dejó junto a la televisión, suspirando por un retrato de él y Yoonji que no quitó todavía. No tuvo corazón para despedirse de las memorias en papel y agradeció tener a su hijo con él para evitar hundirse en su tristeza. Era mucha vida compartida con alguien para que de pronto no esté allí, no lo abrace, no lo bese o discuta del menú o de lo que sea.

¿Acaso era posible que se recomponga de una ruptura así? Es que fue abrupto, fue para él de pronto caer al agua cuando estaba ocupado mirando al cielo. Quizá se perdió idealizando, cubriendo con parches de su proyección de alegría los huecos que se iban creando con las fricciones de la vida diaria. Dejó el retrato donde estaba, todavía oculto y se dijo que una vez quede solo guardaría todo. Hasta que no duela el pecho por lo que no sería más.

–¿Y helado? –propuso, contento de poder disfrutar el fin de semana con Taeil y que este no pareciera menos feliz de verlo.

–¡Síííí!

Cuando lo acostó en su cuarto, acarició los cabellos oscuros del pequeño. Sonriendo para sí, notó cuan parecido a Yoonji era, su misma pequeña nariz y los labios delgados. No le molestaba que fuera así, no necesitaba una semejanza física para saber que ese niño era su sangre. Y tan cavernícola como sonaba, la tranquilidad de saber que era suyo porque Yoonji se entregó a él con toda la devoción que el primer amor confiere. Así como él fue igualmente devoto de su novia de la juventud, su amiga inseparable. Que el amor de pareja haya sido olvidado no menguaba el cariño de los dos y tuvo esta epifanía de que estaría todo bien siempre y cuando recuerde que este hijo de los dos era un obsequio de algo precioso que vivenciaron cómplices y compañeros.

No iba a disculparse por haberlos echado de su casa, pero podría conciliar una tregua.

Besó la frente de Taeil y se recostó a un lado, prometiéndose ser fuerte para su hijo, por él y por sí mismo. Así, abrazado al niño, descansó toda la noche.

+

La última vez que vio a Choi Siwon fue cuando pasó a buscar a Taeil. Aunque Yoonji y él estaban todavía viviendo separados, Siwon se hacía más y más presente para facilitar la transición a Taeil. Si no fuera por la terapia, Seokjin estaría reacio a ello.

Toc, toc...

–Me arriesgué y acerté en atraparte aquí –dijo a modo de saludo Siwon, y Seokjin, que estaba despidiéndose de Jieun se quedó sin saber cómo reaccionar, atinando a quitar las manos de dentro de la blusa de ella.

–¿Choi Siwon?

–No olvides lo que hablamos –se despidió Jieun, volviendo a besarlo aunque menos expresivo que hasta antes de ser interrumpidos.

Con descaro, Jieun observó a Siwon y al pasar junto a él le hizo una seña de interrogación a Seokjin que por fin salió de su estupor y encogió los hombros. Solos ya, Seokjin suspiró y lo enfrentó cruzando los brazos. Por alguna razón, le incomodó que Siwon los haya pillado besándose de esa forma. No que le debiera explicaciones, sino que él no estaba muy a gusto con demostraciones del estilo. Y que Siwon haya llegado hasta el almacén donde fichaban y registraban sus viajes, que a esa hora siendo ya casi las nueve, no era frecuentado, era un poco invasivo.

–¿Qué haces aquí? ¿Pasó algo con Tae? –se preocupó, y viéndose en el reflejo de la ventana se peinó con los dedos lo que Jieun había desordenado.

Siwon parecía aguantar la risa, y negó enseguida para su tranquilidad.

–Calma, darling, es una visita social, de amigos.

–No soy tu amigo –fue tajante, y no pretendió sonar tan áspero, pero el bochorno lo malhumoró–. ¿A qué has venido?

–Quiero que salgamos a beber, hablar –saliendo del almacén, los dos caminaron por el puerto viendo la noche manchar el cielo y oscurecer el mar–. Llámame un sentimental, pero extraño cuando nos veíamos. Y yo sí te considero mi amigo, Kim Seokjin, te guste o no.

–Uh, qué honor –dijo con un sarcasmo menos seco que su tono anterior–. No sé, escucha, estoy algo cansado. Quiero comer e irme a la cama.

–¡Pero mañana es día franco! Sal conmigo y duerme todo el día después.

–¿Cómo sabes eso?

–Me mencionaste que tus días son una quincena más uno, ¿no? Hice cálculos –movió las cejas–. Así de lindo y artista que soy, aprendí varios saberes útiles.

Bufó, llegando junto al auto de Siwon, donde no pretendió dirigirse, pero como se mantuvo al ritmo del otro allí lo condujo. Le dio vueltas a la idea, mordiéndose la boca y delatándose de que estaba pensando que no era tan mal plan. Si ya el hombre frente a él, demasiado cerca ahora que lo nota y que se hace hacia atrás un paso, tuvo valor para decir que solían divertirse al punto de extrañarlo, podía concederle esa misma cortesía.

–¿Y si mejor una cena abundante, una cerveza y ya? Es que estoy agotado –sinceró, siendo más flexible.

Siwon llevó sus manos al pecho de Seokjin, enderezándole la ropa y haciendo que el sonrojo de Seokjin brote hasta sus orejas. Asintió, aunque le pareció inadecuado el acercamiento dado que era consciente de que estaba algo despierto dentro del pantalón.

–Vamos a mi casa, te haré de cenar.

–¿Pasta? –aventuró, sosteniendo las muñecas de Siwon para que no siga tocándolo.

–Uy, ¿cómo adivinaste?

+

La conversación fluyó con normalidad, y Seokjin agradeció que así fuera porque no había estado del todo seguro de que fuera buena idea venir. Seguía siendo un incordio que la amabilidad de Siwon le impidiese molestarse con él. No le brindaba excusas para odiarlo, y aunque era desgastante guardar este tipo de animosidad le había servido como motor para no estar deprimido.

Sí, con Jieun estaban viéndose luego del trabajo y retomó las salidas con sus amigos, los que habían hecho maravillas para conseguir que se acueste con otras personas, pero no para que decidiera hacer de esto un modus operandi. Así que había apartado días para sí, para intentar convencerse de que la soledad no era tan mala. Y no lo era, vaya descubrimiento, porque entendía que estaba en paz consigo mismo.

Lo que no solucionó, sin embargo, el sentimiento de nostalgia. Y era lógico que así fuera, no olvidaría de buenas a primeras lo que fue su vida de casado, porque fue un trayecto de su vida tan especial como el fruto que de ella obtuvo. Aunque esto mismo, y era quizá soñador, le hacía empezar a creer, tras dejar de machacar su cabeza con pensamientos negativos, que podía conseguir la felicidad nuevamente. No tenía, sin embargo, prisas por hallar una nueva pareja estable, funcionaba improvisado y espontáneo.

Siwon lo invitó a tomar algo más tras cenar, y cuando lo guió a una sala donde un enorme ventanal apuntaba a la ciudad, tan luminosa en la noche, se relajó hasta escucharse riendo por las anécdotas del hombre que parecía haber vivido mil vidas más que él en tan poco tiempo.

–¿No te aburre mi parloteo? –quiso corroborar Siwon, sentado a un lado y tecleando en un pequeño aparto que cambió la música por una melodía serena, de piano.

–No sé si creer la mitad de lo que dices, pero eres buen narrador, ¿sabes eso, no?

– Suave manera de decirme que te parezco un mentiroso.

Suspiró y acercó la copa cuando Siwon dirigió la botella hasta él. Estaban sentados lado a lado en unos sofás ergonómicos que se ajustaron a su postura al recostarse y para Seokjin era casi como estar en una nube. Vagamente se preguntó si no podía emborrachar a Siwon para robar una de estas sillas, de todas formas, este podría comprar otra al día siguiente. Sonrió para sí y siguió charlando, estaba bastante aclimatado por el trago que le preparó Siwon y solo de casualidad revisó su reloj para dar con que eran casi las tres de la mañana.

–Creo que mejor me voy –se enderezó, bajando los pies al suelo y rascando con los dedos la alfombra peluda–. Gracias por la cena.

–Aguarda, quería que probáramos algo –Siwon se marchó hasta una esquina, donde había un pequeño armario y sacó algo que Seokjin no alcanzó a distinguir hasta que lo dejó a su vista–. ¿Has probado alguna vez?

–No –su curiosidad pudo más y tomó lo que parecía una botella artesanal, y Siwon le dijo que era un bong–. ¿Cómo es que tienes esto? ¿Acaso tú...? ¡Esto no...!

–Epa, ese tono reprobador tan de padre me pone un poco –soltó como si nada y dejó a Seokjin desarmado–, pero no soy un adicto. Esto quedó de mi vieja vida. ¿Quieres probar?

A Seokjin no le iba el consumo de sustancia, pero era hipócrita si negaba haber tomado algo de joven. Por eso se rindió fácilmente a la súplica de Siwon, tentado por volver a probar algo así. Aunque lo suyo fue apenas la marihuana.

Estuvo atento a las reacciones de su cuerpo, sabiendo que la falta de costumbre podría jugarle una mala pasada, pero Siwon le alivió las preocupaciones diciéndole que era un preparado suave, ideal para reuniones sociales donde nadie pretende tener un viaje que lo abstraiga sino... relajarse. Y tuvo que darle la razón, porque al pasar los minutos se percibió menos tenso de lo que estuvo mientras se arrepentía de haber dado la primera calada.

–Tendrás que deshacerte de esto cuando te mudes con mi hijo –regañó, y Siwon le pasó un brazo por los hombros en un abrazo patoso.

La posición era incómoda, si se tenía en cuenta que estaban en sillones enfrentados, aunque sus rodillas se tocaban en medio. Seokjin, además, estaba algo inclinado al frente y Siwon, como un imán, hizo otro movimiento para adelantarse. Y si de pronto el brazo que los conecta pesó bastante como para que Seokjin deje caer su rostro al hombro del otro, tampoco resultaría extraño que Siwon tuerza el cuello para que sus caras estén tan cerca.

–Voy a renunciar a mucho una vez me mude –dijo Siwon, y su susurro calentó las mejillas de Seokjin–. Y no sé si estoy dispuesto a ello, ¿tú?

Los ojos de Siwon eran oscuros, como el mar cuando decide no espejar las estrellas, y sus labios pequeños, pero regordetes que se moldeaban en una sonrisa provocativa. ¿O era el ánimo de Seokjin que vislumbró una oportunidad de...?

¿De qué?

Y cuando se besaron, no reparó en respuestas, sino que se encargó de presionar a Siwon cerca y tomar ventaja de su sorpresa al saberlo receptivo. Lo que no se dijo fue mencionado en caricias dulces por el vino y por el humo picante del bong que impregnó el beso hasta que los mareó.








Nota:

Mención de Thor y Hulk porque bueno, amo mucho, ¿ok? Mi twitter se convirtió en un paraíso Marvel que amo, y bueno, si alguien hace contenido de ellos y pasea por acá, avise y los sigo jaja

Para tranquilidad, quiero decir que quedan dos partes nada más y adiós a este JinSi, JinWon o como sea jaja No puedo creer que esté respetando el límite de palabras que dije, felicidades a yo, loco.

Me está costando horrores publicar, así que si puedo corregir las partes que faltan las subo en un rato, sino mañana.

Quejas:

:)

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