- Estas cada vez más alto -confirmaba sus palabras, porque cada día ella se veía más pequeña.

Pero sabía también que su forma de tratar de distraerlo tenía que ver con que había vuelto a desaparecer por un mes de su vista.

Antes ni siquiera le daba importancia a sus desaparecidas, parte de eso era debido a que, en realidad, no podía recordar mucho, las fechas, los días y hasta las horas parecían mezcladas en su cabeza y no tenía la paciencia, ni quería, tratar de darles formas consistentes a la realidad.

Porque ese lugar era más una pesadilla combinada con la auténtica realidad.

Eran contadas las veces que ahora se daba cuenta cuando ella desaparecía, en ocasiones debido a que él ni siquiera estaba ahí, pasando entre "encargos" para "desechar" algo que ya no necesitaban, puede que  ella también hubiera desaparecido del lugar en ese tiempo.

Se preguntaba, ¿qué más hacía? No quería ni pensarlo, teniendo en cuenta que ella estaba encargada de él, que empezaba a verse como "útil".

Y ese viejo decía que hacía bien su "trabajo".

La estaba mirando desde el inicio, y al final pareció darse cuenta, dando la vuelta para encararlo y dar una sonrisa.

Su usual, falsa y débil, sonrisa.

Le hacía recordar que así como su sonrisa, ella también podía ser falsa, igual que ese viejo que lo seguía en sus "trabajos", al igual que todos los que estaban ahí.

Ninguno dudaría de usarlo, porque ya lo estaban haciendo; no importaba si era para obtener sangre, ya estaba  acostumbrado a simplemente sentarse y extender el brazo sobre la tabla, esperando el pinchazo, a estar sentado ahí por unas buenas horas hasta el punto en que empezaba a sentirse mareado, para luego ser sacado y regresar a esos robots que siempre terminaba destrozando, cada vez más rápido.

Y luego estaban sus "trabajos".

Algo en su interior, en ocasiones, se sentía distinto, trataba de no darle mucha importancia cuando en realidad pensaba que era el antiguo él, aquel que ya ni recordaba, que estaba asustado con lo que era ahora.

Pero no le importaba, nada le importaba.

De la nada, casi deshaciendo su estoica expresión usual, escuchó un murmullo que asemejaba algo que pensaba perdido, no estaba seguro de si era de sus tiempo antes de ese lugar o los recuerdos que iba olvidando desde el momento en que puso pie ahí; volvía a mirarla con interés, escuchando la melodía que trataba de tararear, le daba cierto alivio diferenciar que en algunos puntos de la melodía ella fallaba, dándole satisfacción ser capaz de saberlo porque recordaba esa canción.

Y realizar eso en su mente le daba...

- ¿Comoces esta canción? -sintió su mano sobre su frente, haciendo a un lado los cabellos que empezaban a hacerse lo suficientemente largos como para obstruir su vista- yo apenas lo hago.

Le hubiera dicho que él también, que sentía conocer la melodía pero que el nombre de la misma parecía perderse entre los fragmentos rotos de sus memorias, sabía que lo podía recordar pero no poder lograrlo cuando quería, y de nuevo le ganaba la ira, tan solo por no llegar a recordar un simple título.

Por un momento vio su expresión, por una vez mostrando algo diferente a lo usual, una medianamente sorprendida, dándose cuenta de que se debía al fuego que empezaba a nacer en la palma del guante.

- Lo voy a recordar luego -puso su mano sobre su brazo, no supo si lo hizo a propósito o si solo fue una simple coincidencia, seguía rondando en su mente el hecho de que tratase de calmarlo imponiendo contacto sobre él con la mano que peor quedó en el incidente.

Su piel tenía un color diferente al resto, la piel muerta y seca aún caía conforme llegaba a sanar, recordaba eso, olvidaba el resto pero aún recordaba el olor a carne quemada, el ver las ampollas en la piel y escuchar los alaridos de dolor.

Los sentimientos eran peligrosos en más de un sentido, la ira podía desatar sus poderes de la forma más bestial y descontrolada posible, el arrepentimiento, que piensa que fue lo que sintió en ese momento, fue lo que hizo que el fuego se fuera, pero aún sentía el calor sobre su palma siendo un continuo recordatorio de lo que poseía pero no podía controlar, generando más ira, un bucle que no sabía cómo detener.

- Me tendré que ir por un tiempo -seguía hablando, pero él no la escuchó mientras se perdía en sus propias frustraciones- cuando vuelva, sé que estarás listo -el contacto se terminó, aunque no fuese directo, interrumpido por la ropa que llevaba encima, logró nublar su pensamiento.

Nunca le dijo para qué estaría listo, pero lo comprendió cuando por fin le dieron una mayor libertad para caminar para las instalaciones junto a misiones mucho más importantes que llevar a cabo dándole la opción de tomarlas si quería o no, mostrando una obvia alza en su situación, siendo precisos, en su valor ya no como un producto, era algo así como un subdelegado en la organización, dándole privilegios sobre algunos de los científicos incluso.

Para cuando todo eso ocurrió, la pudo encontrar de nuevo, mirando fijamente a uno de esos tubos, que contenía un nuevo producto.

Y ella estaba sonriendo de esa manera de nuevo.