3

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

- No deberías acercarte mucho a ello -la voz lo distrae, decide abrir los ojos.

- Su cabello es marrón.

No sabe cuánto tiempo ha pasado, al igual que ahora ya no sabía si se había acostumbrado al ardor en los ojos o si el líquido ahora es menos dañino de alguna forma.

Quizás fuera que ya no era tan espeso porque ahora podía notar más la figura de quienes iban en frente de él.

Veía a un hombre, estaba seguro, muy alto, con ropas negras que aún no podía diferenciar del todo, a su lado, había alguien que identificó como otro de esos desquiciados con bata.

Sus brazos aún dolían por las inyecciones del otro día.

- Este se parece a ti.

Se habían acercado a donde estaba, no diferenciaba sus rostros.

Pero sentía sus miradas sobre él.

- Tienes razón.

Pudo verlos un momento, cuando pasaron de él, ese hombre alto tenía el cabello blanco, pudo notar su mano sobre el hombro del otro y detrás de ellos iban más personas con bata.

Se dio cuenta que, esa persona que iba a un lado, era más baja, el hombre tenía su mano sobre el hombro del más bajo.

El más bajo parece seguir mirando sin descanso al más alto.

Horas después, cuando lo sacan, vuelve a ser dejado en ese cuarto, ahora hay luces que iluminan el pequeño lugar, hay un espejo en una pared y una colcha que sirve de cama.

Nadie además de él entraba ahí.

Hasta ese día.

- Hola -pudo reconocer, a penas, su voz, como la persona baja hace unas horas que rondaba por donde él estaba.

No le tuvo nada de confianza.

Pero estaba tan cansado que solo dejó que ella se acercase lo suficiente para tomar su mandíbula y lo ayudase a tomar agua de un recipiente.

El tubo que le ponían para poder respirar siempre le irritaba la garganta.

- Es manzanilla -para cuando tomó con sus propias manos el recipiente la escuchó hablar, lo dejaba hacer sus propias cosas- sabe bien y te ayuda con el dolor.

No le hizo mucho caso a sus palabras, era normal no tener ni idea de lo que hablaban porque no compartían el mismo idioma.

Ella se quedó ahí, junto a él, mientras terminaba todo el líquido.

Estaba dulce, y al último trago sintió los pétalos en el agua y los gránulos de azúcar.

Morder el azúcar lo hizo aún más dulce.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro

#kdash#kof