- Salieron bien tus exámenes -ya puede mantenerse en pie, ella había mencionado que lo había hecho mucho antes de lo que ellos creían y que era bueno

Pero como ya era costumbre seguía sonriendo, siempre sonreía aún cuando la cosa fuese a peor.

Sonreía aún cuando vio que otro hombre la golpeó una vez.

Incluso si solo levantaba un extremo de la boca, eso era una sonrisa, una mueca que no entendía del todo.

Esa era una razón por la cual no sonreía desde que estaba ahí, o al menos no recordaba hacerlo hecho.

- La verdad, es que van a destinarte a otro entrenamiento -escuchó claramente esa pausa que tomó cuando se refirió a su incesante tormento y que decidió llamar "entrenamiento".

Quizás sí era uno, uno retorcido y doloroso, pero, ¿qué entrenamiento no es llegado a considerarse retorcido o por lo menos doloroso?

Pero nunca sería al punto de hacerlo desear morir, podía decir con cierta dificultad que ya no le dolía tanto llevar a cabo su "rutina".

- ¿A dónde?

Todo movimiento por parte de ella se detuvo, volteando a verlo con sorpresa.

Le dolió la garganta, quizás porque no hablaba mucho, casi nunca si es que no era necesario, también contaba de que esta era la primera vez que le hablaba a ella.

- No será tan malo -ah, esa sonrisa de "todo está bien" ya le daba mal augurio- es más, van a poder darte un nombre.

Sus palabras lo dejaron extrañado.

Estaba seguro que tenía nombre.

- Pero yo me llamo... -enmudeció- yo...

Pero cuál era su nombre.

¿Quién se olvida de su nombre?

- Esta bien -volvió a decir ella, teniendo el detalle de acariciar su cabeza con una de sus manos- te darán un gran nombre.

- ¿Tú sabes cuál es mi nombre? -ya se empezaba a acostumbrar a no saber muchas cosas- ¿Cuál será?

Nunca pensó llegar a tomar la pérdida de su nombre, el nombre que le dieron sus padres.

Nuevamente, ¿quiénes eran sus padres? ¿Tenía padres?

Callando sus dudas, sintió la sensación circular contra sus labios, enfocando la mirada notó que era un dulce de color morado y parecía tener gránulos por toda su superficie.

Se lo metió a la boca sin mucho problema, ya se sentía harto de los dulces, al menos este dulce tenía cubierta ácida.

Luego se preguntaba por qué se hartó de los dulces, no recordaba haber comido muchos como para llegar a hartarse.

Ahora que lo pensaba bien, ¿en dónde estaba el espejo por ventana de la pared?

- Para mí -la escuchó hablar, cuando notó su sonrisa, se dio cuenta de que ella sonreía en verdad- tú eres Elessar.