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Ya había pasado un mes.

La casa estaba vacía, la nieve se empezaba a derretir en el patio aunque el frío seguía dando con todas sus fuerzas.

No los veía desde hace un mes, siendo ese día el exacto en que no los veia por todo ese tiempo; recuerda que las primeras veces hasta le daba migraña mientras les esperaba, no sabía exactamente en qué iban metidos y suponía que ella tampoco tenía mucho derecho o permiso para inmiscuirse en el tema.

A diferencia de Kula, que dejaba algunas de sus cosas con ella, K' y Máxima parecían simplemente haber desaparecido toda presencia que tuvieron ahí.

Y sí, debía admitir que se sentía sola, en especial porque ellos eran su mayor fuente de inspiración.

Por supuesto, también había cierta calma, en ocasiones demasiada calma al punto de hartarse.

Sacó uno de sus libros más viejos del estante, habían pasado años desde que lo había tomado y el polvo salió volando, vio su brillo inusual cuando chocó con la luz del foco del cuarto, sentada y con el libro en mano se dispuso a volver al punto que más amaba, para poder experimentar una vez más esa gran emoción, esa falta de aire y sus ojos llorosos por la inmensurable e irrepetible sensación que le daban esos párrafos.

Oh, le daban ganas de ver la adaptación a película ahora, por más que dijesen que la película era un remedo del libro que no era tan bueno, ella pensaba que cada uno tenía lo suyo.

Y en esos momentos quería ver esa misma escena interpretada en live action.

Sin embargo, cuando buscaba la película, la puerta fue fuertemente pateada, pudo jurar que escuchó las bisagras crujir dolorosamente al punto que siseo por ellas.

El primero en entrar, a toda velocidad, fue el de cabello blanco, ella agradeció que era cerca de las doce y nadie prestaría atención al bullicio.

Porque no solo era la patada, fue el grito de susto que ella dio que hizo ladrar a los perros de lo agudo que fue, hasta que Kula de un salto ya la tenía entre sus brazos.

Mientras ella veía su alma huir de su cuerpo tras ese casi infarto, pudo escuchar los pasos de K' hacia arriba y un "Buenas noches" al fondo de todo que suponía era de Máxima.

Cuando llegó a esa habitación, importando poco el desastre que provocó abajo.

La verdad era que lo último que quería recordar era eso, para colmo en plena pelea al punto de casi ser capturado.

De paso culpaba a la niña por su desgracia y su costilla casi rota.

- ¿Quién carajos es Ellessar? -dudaba que ese fuera su nombre original, y de verdad lo deseaba porque no le gustaba un pelo.

Aunque conociéndola, lo más seguro es que ese nombre era el que quería darle antes de entrar al proyecto de clones mejorados de Kyo Kusanagi, una vez pensó que lo que vivía ya fue infierno.

Cuando le pusieron esa cosa pudo sentirlo bajo su carne.

Miró su mano derecha, el guante había sido arreglado por Máxima con sus propios componentes.

Aún recuerda esos archivos que Heiderm le dio, uno para él, otro para la niña y algo más para cada inadaptado que salió vivo de NESTS; es como si ella ya hubiera visto el futuro y dejó planos de cómo recomponer su guante desde cero.

Ojalá le hubiese llegado cuando el traste se rompió por primera vez.

Dio una mirada a las gafas de sol en la mesita de noche, ya no las usaba mucho, solo en "momentos importantes" como ella decía.

Aunque en el pasado los "momentos importantes" eran muy diferentes.

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