6 años: Por favor ya duerman

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—Tu realmente has estado ignorándome— me dijo Seokjin deteniéndose a mi lado con los brazos cruzados.

—Tú fuiste él que empezó—  le dije sin despegar mi cara del computador, era de noche y Taehyung y yo seguíamos haciendo tarea, él escribía mientras yo buscaba animales en el computador y Seokjin recortaba.

Como si fuéramos una familia, como si no estuviéramos peleados Seokjin y yo con un pared entre nosotros que estaba siendo difícil de derribar.

—¿Te gusta la señora Jung?— el preguntó con el entrecejo fruncido.

Quise tirarme a reír por su conclusión —no sé porque piensas eso le dije con una sonrisa interna.

—Eres tan amable con ella, te he visto, no sé si lo haces para molestarme o porque de verdad te interesa pero debes parar o voy a molestarme de verdad.

—No estoy interesado en ella— aseguré —ni quiero molestarte y tampoco voy a parar.

Me miró con la cara roja y golpeó la mesa con fuerza para sorpresa para mi y para el pequeño Taehyung que dejó de escribir asustado.

—Lo siento bebé tu sigue escribiendo o no termináremos esto— Seokjin le sonrió al pequeño. Una sonrisa casi aterradora.

—Ni porque golpees la mesa— mencioné —has vivido en un cuento rosa y por eso no te das cuenta.

—¿Cuenta de qué?— preguntó aún molesto, no sabía si decirle o no, habían veces en las que yo mismo me decía que no debía meterme, no me sentía con la libertad de regar los problemas de otros.

Suspiré.

—Preferiría contarte cuando no este Taetae.

—¿Por qué?— preguntó él susodicho.

Sonreí ligeramente —cosas de adultos.

—Yo ya soy un niño grande— dijo y yo reí, me levanté para ir hasta él con las últimas impresiones en mi mano.

—Yo sigo viendo aún enano que no puede dormir solo— lo cargue y le hice cosquillas, Tae se sonrojo y pidió ayuda a Seokjin.

Cuando acabamos los trabajos escolares de Taehyung, Seokseok estaba muy cansado, pero el menor parecía que se había acabado todos los refrescos del frigorífico. Aun así lo obligamos a acostarse, Seokjin dormía en medio esta vez, subí mi pierna a su muslo y sentí a Taehyung subirla también tratando de quitar la mía de forma inútil por su pie seguía siendo muy delgado y pequeño en comparación al mio.

—Mío— dijo casi gruñendo.

—No tuyo, mío sí— dije con una sonrisa para molestarlo.

—Mío sí, no tuyo.

—No tuyo, mío sí.

—No, no, no, no.

—Sí, sí, sí, sí.

—¡Ya duerman carajo!— gritó Seokjin en medio de los dos, apartandonos.






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