Wormmon

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***Ken POV. Digimundo***
Cada vez falta menos para que acomplete mi objetivo, poco a poco el digimundo va volviéndose mio, solo debo quitar de en medio a esos chiquillos aguafiestas y saber cuan maleable es Anya... Anya, esa distraída y torpe chica que ha resultado ser mucho mas e lo que pensaba, mas valiente, mas lista, mas decidida, y eso me... Gusta!? Maldita pubertad. Ahora resulta que esa muchachita de dulce y tímida mirada, rebelde melena castaña y adorable sonrisa... Detente! Qué diablos te esta pasando?! En serio te interesa ella para todo lo que le has dicho, o es que... Te sientes muy solo y crees que ella va a ser la respuesta a tus problemas? Que no solo es que busques una segunda al mando, sino que, también es un pretexto para tenerla cerca..? Debí suponerlo.
- Que te pasa Ken? En qué piensas?
- No te incumbe, gusano bobo
- es Anya, verdad? No tardará mucho en saber la verdad, y lo sabes, verdad?
- Callate Wormmon!
- porqué no dejas esto por lanpaz, Ken. Yo se que quieres a Anya, no entiendo como la quieres pero... La vas a lastimar.
- te dije que te callaras! Ahora, vete. No te quiero cerca...
Qué me está pasando?! Hasta esa oruga tonta sabe que algo me pasa cuando tengo a Anya cerca... Concentrate Ken!! Concentrate!! Olvidate de Anya Okoutsu y enfocare en lo que ahora importa!

Mientras tanto...

Una vez mas, me aventuré a ir sola al Digimundo. Esta vez no deje que ni siquiera chocoimon me acompañara, lo deje encerrado en mi armario, con la puerta atrancada con un pesado libro de anatomía para evitar que me siguiera. Quería indagar por mi cuenta.
Cuando llegué, todo se veía muy tranquilo, quizá era porque el peligro ya era mucho menor, muchos de los anillos malignos habían sido destruidos, al igual que las agujas de control, en pocas palabras íbamos ganando. Fue una larga caminata, o así me pareció por él hecho d ir sola, seguí internándose en él bosquecillo hasta que encontré unas cuevas que, al parecer no había visto antes; tomé una rama y con ayuda de un encendedor, Prendí la punta para hacer una antorcha; empecé a caminar hacia dentro, con la certeza de que no me extraviaria, después de todo no había modo, sin bifurcaciones ni giros extraños o cualquier cosa sospechosa. Aunque debería ser al revés. No es normal que unas cuevas sean así.
Mientras mas me adentraba, mas de raro tenían esas cuevas, parecían estar forradas en hierro, como un búnker de guerra; creo que acababa de encontrar algo importante. Mientras avanzaba, iba pensando en todo lo que pasó esta mañana; nunca creí que Ken Ichijouji tuviera un digimon, aunque hay algo que no entiendo, porqué no lo hemos llegado a ver en el digimundo? Porqué se puso tan nervioso cuando le dije que yo sabia que era ese gusanito, aunque lo mas perturbador es el hecho de que me dijera princesita. Princesita... PRINCESITA! No podía ser, debía tratarse de una mala coincidencia. Si, eso debe de ser...
Coincidencias... Lo mas extraño es quebya son demasiadas coincidencias entre Ken Ichijouji y rl emperador de los digimon; empiezo a enlistar:
1) mas o menos la misma edad y estatura
2) ojos grises
3) cabello negro... Negro como las intenciones de este sujeto
3) ambos me han dicho princesita
4) sumamente inteligentes...

No... Sigo caminando y es que recuerdo de golpe la mirada de Ken estos últimos días, tan... Cambiante. Me recuerda mucho esa película donde Megan Fox está poseída por el diablo y sus ojos cambian drásticamente... Pero dudo mucho que Ken esté poseído por el demonio. Quizá... Tenga razón y todo este tiempo estuve lidiando con la misma persona y... Mi resolución de este rompecabezas es interrumpida por el eco del sonido de... Patitas? Que se aproximan a toda velocidad a donde estaba. Maldición. Segurito ya sabe que estoy aqui; me preparo para emprender la fuga o confrontarlo de una buena vez y salir de toda duda...

Sea lo que sea, no logro distinguirlo, solo se que salta a mis brazos y se aferra a mi en un abrazo, haciéndome tirar la antorcha y quedar en penumbras.
- ñiii-ñiiii!! Lloraba el pobre animalito, que resultó...
- yaaa tranquilo, no pasa nada
-Anya?!
- Wormmon?! Pero qué...
- tienes que ayudarme, se está volviendo loco...
- qué? Quien? De qué hablas?
- el.... El...
- El emperador, Wormmon?
- ñiiii!! Ñiiiiii!!
- ya, Calmatw. No llores, pero; que hacías aqui?
- Anya.... Él...
- Wormmon!! Wormmon!!! Donde te metiste oruga estúpida?!
Era todo, debía encarar a ese bruto. Bajé a Wormmon y le dije que se escondiera, que no diría nada acerca de que lo había visto. Empece a caminar siguiendo los histéricos gritos del Emperador, caminé un buen trecho hasta que llegué a un cuarto de control, lleno de monitores y computadoras, solo con un sofa-trono al centro de todo eso.
Silenciosamente me colé a ese lugar y me fui acercando lentamente a el, dispuesta a todo, pero...

- vaya vaya... Pero miren a quien tenemos aquí. En serio que eres sorprendente, princesita...
- conque aquí controlas todo... Es brillante! Aunque ed una lastima que tú no lo seas del todo...
- y tu sigues sin entender que soy un genio! Que soy perfecto!!
- si fueras tan inteligente, no maltratarías así a los digimons, y no harías las atrocidades que tu haces.
- ay, princesita... A veces lo que tienes de linda lo tienes de tontita...
- no soy ninguna tonta...
- vaya que no. Bonita e inteligente... Digna emperatriz... Por cierto, ya lo pensaste?
Me quedé sin habla. No sabia que decir, no sentí en que momento pero, me tenia acorralada. Fue haciéndome retroceder poco a poco y ahora me tenía contra el teclado de uno de sus monitores, se sostenía de la base del teclado, impidiéndome el paso por donde intentara escabullirme, estaba demasiado cerca de mi, sentía mi corazón latiendo desbocado en mi pecho plano como tabla de surf, y sintiendo como cada pelito de mi flacucho ser iba erizandose mientras mas se me acercaba.
Los metros del principio se habían vuelto centímetros, y los centímetros milímetros; había repegado su torso a mi cintura, me miraba fijamente a los ojos y sonreía con ese aire de superioridad y malicia con tintes de perversión que tanto me llamaban la atención; sabía que tenia en mente, y justo empezaba a hacerlo, podía percibir el choque de nuestra respiración y como levemente iba acercándose a mis labios...
Cerré los ojos y sin siquiera notarlo, empezaba a ceder. Justo sentía apenas los primeros roces de nuestros labios y como su boca iba aprisionando levemente a la mía cuando...
- Ken... Estas bien? No escuché ruido y... Ken?
- Qué haces aquí, oruga tonta!!
- Ken?! Dije horrorizada, confirmando mis mayores temores, sentía las lágrimas brotar y mi corazón resquebrajandose...
- Anya... Prin.... Yo...
- quien carajos eres?! Fue lo único que pude articular antes de salir corriendo de ahí y volver a casa.
Ya nada iba a ser igual... Nada.

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