Minhye.

Amaba verlo bailar, además de su personalidad, se que tiene sus razones para cubrirse el rostro, muchos prefieren el anonimato y respeto eso. Lo que me atraía de Jay era la energía que despedía, es una persona muy dinámica, alegre y que se toma enserio lo que ama. Charlie hablaba mucho de él antes de que yo lo conociera, y ya me agradaba.

Pero el día que lo vi sin el cubre bocas, pensé que había visto una especie de ángel, pómulos pequeños, ojos largos, labios delgados, se que lo he visto en otra parte, pero no logre reconocerlo del todo, menos porque tenía días sin venir, como yo no tenía manera de contactarlo, le pedí a Charlie que hablara con él.

Pero no contestaba los mensajes, tal vez lo asuste, suelo ser demasiado intensa cuando algo me llama la atención, aunque sea quiero ser su amiga, pero me huye demasiado.

Pero después de una semana de no verlo, lo vi entrar por la puerta, Charlie corrió a abrazarlo, yo también quería abrazarlo, el huele muy bien.

—¿Minnie? ¿Quieres bailar?

—Si, pero quiero bailar con él.

Me levante de las escaleras donde estaba sentada, estaba decidida, el será mi amigo. Camine mas bien casi corri hasta donde estaba, lo tome de la muñeca.

—Bailemos Jay.

Lo arrastré a la pista de baile y comencé a hacer algunos pasos, el movía su cabeza al ritmo del bit, de pronto me rodeo, para sincronizarse conmigo, me sentía tal feliz que no pude dejar de sonreír en todo momento, su dinamismo me tiene mal, sus pasos son tan rítmicos.

Pronto los demás se nos unieron, y por fin pude bailar toda la noche con él. Cuando nos despedimos al salir del club, él se fue con el grupo de Charlie, yo camine en dirección contraria, me detuve a media cuadra y me quede viendo como su linda espalda se iba alejando.

—¿Estas bien Minnie?

—¡OYE JAY! —se giró algo sorprendido, tome todo el aire que mis pulmones se permitieron —¡CREO QUE ME GUSTAS!