♟CAPÍTULO CATORCE♟

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"El asesino"

La noche había caído en Wildwood. Aixa, Josh y Mike se encontraban de guardia nuevamente al igual que aquella noche en la que el monstruo había llegado al psiquiátrico.

Estaban los tres en la sala de médicos. Josh y Mike jugaban ajedrez en una de las mesas, mientras Aixa leía un libro que le había recomendado Sofie.

Su intercomunicador comenzó a sonar y al ver la palabra dirección en la pantalla se puso de pie de inmediato. Le pareció raro puesto que a esa hora normalmente solo estaban en el hospital los médicos de guardia.

—Chicos voy a la dirección, el doctor Louis me llama —ambos asintieron y ella salió de la sala.

Caminó apresurada a través de los pasillos, salió de la sección este, atravesó el parque y finalmente llegó a la sección norte en donde residía la oficina del director. Allí estaba Layla en la entrada, quien la miró con arrogancia. Saludó con un buenas noches y se adentró hacia el pasillo que la llevaba a la dirección.

Al llegar allí la puerta estaba cerrada y tocó suavemente dos veces sin obtener respuesta.

—Buenas noches —dijo abriendo la puerta y para su sorpresa en aquella oficina no había absolutamente nadie.

—¿Doctor Louis? —llamó pero no obtuvo respuesta, la luz estaba apagada y caminó hacia el escritorio para encender la lámpara pequeña que había allí.

Aixa pegó un grito cuando miró detrás del escritorio y vio el cuerpo del director en el suelo, lleno de cortes y en medio de un charco de sangre. Lo habían asesinado. Apretó el botón en su intercomunicador y las alarmas del psiquiátrico comenzaron a sonar.

Se agachó al lado del cuerpo del que una vez fue el mejor amigo de sus padres y que ahora seguramente se encontraría con ellos en un lugar mejor. Entonces observó con detenimiento: tenía varios cortes en su rostro, cuello, y tronco, pero lo que hizo que pegara un grito de terror fue la A grabada en su frente por medio de cortes, esa era la marca de Axel.

Sintió la puerta abrirse un poco más y llevó su mirada allí, una figura masculina se hallaba de pie con lo que parecía una catana en su mano.

Es Axel —pensó aunque era incapaz de verle el rostro debido a la oscuridad.

Él intentó acercarse pero al escuchar los pasos que se acercaban por el pasillo salió corriendo en dirección contraria. En minutos llegaron los médicos y enfermeros de la sección norte.

—¡Se fue hacia allá! —gritó a Aixa y señaló hacia donde se había marchado aquella persona que sin duda era Axel—. ¡Atrápenlo!

Varios enfermeros salieron corriendo detrás del asesino mientras los demás se encargaron de levantar el cuerpo del director y preparar todo para dar la terrible noticia.

Horas más tarde Aixa se encontraba en la sala de médicos de la sección este. Había sido interrogada por la policía, la mayoría de los médicos del psiquiátrico y le habían dado la tarea de informarle a la esposa del doctor Louis de la terrible noticia sobre su esposo. Estaba nerviosa y con miedo, ya no se sentía segura en aquel lugar.

Mike y Josh entraron en la sala y se lanzaron al sofá, ambos agotados de la agitada noche.

—¿Lo han capturado? —Ambos asienten—.¿Era…?

—Axel —responde Mike—. No pueden llevarlo a prisión por su enfermedad por lo que lo encerramos en las celdas de castigo, debido a que la sección sur aún está en reparación.

—¿Pero cómo? —pregunta sintiéndose preocupada, después de todo Axel siempre ha manifestado sus ganas de matarla.

—Te dije que la seguridad de este lugar es una basura —añade Josh muy calmado.

—¿Ustedes no tiene miedo? —les pregunta ella temblorosa—. Axel me ha dicho que quiere matarme, si escapa de nuevo, estoy segura que el primer nombre en su lista es Aixa.

—Tranquila —Josh se levanta de su sitio y se acerca a ella—. Le dimos un buen sedante y estará tranquilo. Aparte no vamos a dejar que dañe a nadie más, hay policías por todo el psiquiátrico vigilando.

Ella asintió no muy convencida y volvió a concentrarse en su libro.



L

a mañana siguiente  comenzó con el funeral del doctor Louis. Muchos médicos fueron a acompañar a su familia en el cementerio de Wildwood, mientras los demás permanecieron en el psiquiátrico donde el doctor Lorenz se encargó de realizar una ceremonia en su honor.

—Era más que mi jefe —leía desde la tribuna del parque de médicos mientras todos los allí presentes le prestaban atención—. Era un amigo, un padre, un esposo. Un hombre respetable que siempre será recordado por todos lo que tuvimos la oportunidad de conocerlo. Que descanses en paz, Louis Tamilltton.

—Que descanse en paz —responden todos.

Una melodía triste se escucha por las bocinas del psiquiátrico y todos caminan hacia sus secciones para continuar con el trabajo. Lorenz baja de la tribuna y camina entre las personas hasta Aixa quien se dirigía al parque de la sección este para esperar allí a sus pacientes.

—Doctora Aixa —la llama, cuando finalmente la alcanza y ella se gira un poco sorprendida de escuchar a Lorenz llamarla doctora.

—Buenos días —le saluda cortésmente.

—Hoy no podrá descansar, la necesito en la guardia junto a mi y sus dos enfermeros —le dice en tono tajante y serio.

—Como desee —le responde ella de la misma forma.

Sigue su camino, pensando en la forma en la que Lorenz le habló, como si estuviese enfadado con ella, nunca le había hablado esa forma, excepto el día que la humilló delante de su esposa para quedar bien con ella.

Cuando llegó al parque de recreo de la sección este ya todos los enfermeros estaban allí junto a los pacientes. Revisó con la mirada todo el lugar y observó a Mike sentado en uno de los bancos conversando con Sofie, algo que le pareció raro porque su amiga debía de estar trabajando en la sala de urgencias. Se dispuso a caminar a ellos pero entonces vió a los lejos a Olive, su paciente con ezquisofrenia llorando y caminó rápidamente hacia ella.

—Olive ¿Qué pasa? —le preguntó sentándose  a su lado.

—Tengo miedo —le dijo en medio de un desesperado llanto lanzándosele a los brazos.

—¿Por que tienes miedo? —le preguntó preocupada de que estuviese teniendo una recaída.

—Es Axel doctora —respondió y su cuerpo comenzó a temblar—. Él lo prometió, vendrá a por mi, quiere matarme porque soy la paciente más cercana a usted.

Aixa se puso nerviosa y su corazón comienzó a latir más rápido, tomó una respiración e intentó ser fuerte para calmar a la chica.

—Olive, Axel está encerrado, no va a hacerte daño —le acarició el cabello a la chica de 19 años.

—Tenga cuidado doctora —le dijo—. Usted es la pieza clave de esta guerra.

—¿Qué guerra? —le preguntó Aixa mientras la chica se ponía de pie.

—Solo le digo que Axel la quiere muerta, y no va a parar hasta lograrlo.








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¡Hello!

Se nos desató el Axel, así que anden con cuidado.

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