♟CAPÍTULO TRES♟

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"Suicidio"

Aixa...

Frío.

Comencé a sentir la necesidad de cubrir mi cuerpo para protergerme del fuerte aire que entraba por la ventanilla de la habitación, la había dejado abierta otra vez. No quería abrir los ojos, estaba tan cómoda en mi cama que ponerme de pie en aquellos momentos significaba un sacrificio.

Otra vez el aire volvió a batir y un fuerte temblor sacudió mi cuerpo. Abrí los ojos y me puse de pie, cerré la ventanilla dispuesta entrar a mi cama, pero entonces vi la puerta abierta. La señora Romina la había cerrado la última vez que vino a traerme mis pastillas.

Me acerqué a ella dispuesta a cerrarla. Entonces lo vi, las manchas de sangre en la entrada de mi habitación, se veían como dos pies.

¿Qué está pasando?

Ignorando a mi subconsciente que me aconsejaba volver a la cama, caminé hacia la habitación de Kai. Él seguro sabía que pasaba y si se trataba de algo malo iba a protegerlo.

La Aixa de 10 años era valiente.

Cuando abrí la puerta de la habitación todo lo que hice fue soltar un grito y las lágrimas comenzaron a descender de mis ojos. Estaba destrozado, muerto, su cuerpo ensangrentado estaba en la cama, ni siquiera podía reconocer su rostro, sus ojos, eran solo dos charcos de un rojo oscuro. Me quedé quieta mirándolo por lo que fueron varios minutos. Romina dormía en una habitación abajo y no había fuerza en el mundo capaz de despertarla.

Caminé hacia el cuerpo de Kai sin apartar la mirada.

¿Por qué no me daba miedo?

Sin siquiera pensarlo me vi sentándome en la cama al lado de su cuerpo y sentí como la sangre ensució mi pijama. Mi mano estaba ansiosa.

¿Quería tocarlo?

Acerqué mi mano al lugar donde estuvieron sus ojos, y las alejé al instante.

¿Qué estaba haciendo?

¡Tócalo! —un niño sin rostro ordenó frente a mi y negué llorando.

—¡Nooo! —mis ojos se abrieron repentinamente y los rayos de sol que entraban por los grandes ventanales hicieron que me cubriera con mi brazo.

—Aixa ¿estás bien? —Mike se acercó a mi preocupado.

Miré a mi alrededor. Estaba en la sala de médicos junto a Josh y Mike, no en aquella horrible casa en la que viví hasta los diez años, no era aquel día horrible. Estaba a salvo.

—Solo fue una pesadilla —le dije y Josh caminó hacia mi con un café en las manos.

—Ten —me lo ofreció—. Hoy nos espera un largo día doctora Aixa.

Me bebí el café caliente y sentí un ardor en el labio, recordé la noche anterior. El chico, su rostro golpeado, sus labios sobre los míos, eran suaves y por un momento llegué a pensar que me besaría, sacudí mi cabeza borrando esas ideas.

Caminé hacia el baño, lavé mi rostro y cepillé mis dientes. La imagen en el reflejo me gritaba que estaba agotada y necesitaba descansar, pero no era algo que me podía permitir. Peiné mi cabello rubio con mis dedos, lo recogí en una coleta y regresé a la sala donde los chicos me esperaban para la inspección matutina.

—Renovada —me dijo Josh riendo.

Mike y Josh eran los enfermeros con los que siempre me tocaba hacer guardia. Josh era un chico amable y educado, mientras Mike era bromista y divertido, parecían dos polos opuestos, pero eran los mejores amigos y la mayoría del tiempo me hacían parte de esa gran unión.

—¿Nos vamos? —preguntó Mike—. El chico que casi te besa ayer nos espera.

Josh le dio un manotazo en la cabeza y no pude evitar soltar una pequeña risita. Eran buenos chicos, pero no podía permitir que fuesen muy cercanos a mi, todos los que me rodeaban terminaban muertos.

Los tres caminamos al ala A, esos eran los pacientes que el doctor Lorenz me había encomendado como residente. Eran cinco, Olive una chica con esquizofrenia ocupaba la habitación número uno, Michael un chico con depresión severa ocupaba la cuatro, Jess ocupaba la cinco y era bipolar. En la dos estaba Axel quien se había convertido en mi tormento.

Axel es un asesino en serie con  un trastorno múltiple de la personalidad. Tres personalidades: un niño de ocho años al que le encanta leer libros infantiles, un chico de veintidós muy inteligente, que juega ajedrez en los recesos del psiquiátrico y el asesino en serie más peligroso que había visto la ciudad vecina. Asesinaba con una catana y solía marcar una A en el cuerpo de sus víctimas. Cuando ingresó al hospital fue enviado a la Sección Sur, pero según el doctor Lorenz había mejorado y merecía que lo trasladaran a esta sección, así que aquí estaba atormentándome con sus comentarios llenos de amenazas.

Y en la habitación tres, el nuevo paciente, al que he decidido no llamarle por ese sobrenombre tan tenebroso que hace que me estremezca, "el chico" al que se supone debo darle un diagnóstico hoy antes de que el doctor Lorenz llegue y el que me atacó anoche, es un completo misterio, asesino en serie sin piedad, por lo menos Axel no descuartiza a sus víctimas.

—¿A quién saludamos primero? —la voz de Mike me saca de mis pensamientos.

—El vecino estuvo muy hablador anoche —Axel se asoma por la ventanilla con una sonrisa angelical y de inmediato se que no es él mismo.

—Hola Tommy —saludo amablente a su personalidad de ocho años.

Camino hasta la puerta y me muestra un libro en sus manos.

—¿Cuando vas a leerme? —pregunta haciendo un puchero.

—Pronto —le digo sonriendo y algo cambia en su mirada.

Inmediatamente Josh me agarra del brazo y me aleja de la puerta.

—Pronto podré matarte rubia —dice con esa voz siniestra y ríe.

—¿No está logrando cambiar muy rápido de personalidad? —pregunta Mike y asiento.

Algo lo estaba poniendo nervioso.

—¿Qué tal la convivencia? —le pregunté y bufó.

—Ese tío esta loco —dijo restándole importancia.

—Claro y tu no —le dijo Mike riendo.

—Por lo menos yo aún no hablo solo —dijo enojado.

¿El chico hablaba solo?

—¿Qué decía? —le pregunté.

—No soy un chivato —dijo cerrando la ventanilla.

Caminé hacia la habitación tres dispuesta a entrar pero Josh y Mike se quedaron en la puerta de Axel observándome.

—¿Segura que quieres entrar ahí? —me preguntó Josh.

—Es mi trabajo —me encogí de hombros.

Ambos se miraron, caminaron hasta mi y Mike abrió la puerta. Un chillido de horror escapó de mis labios y ellos corrieron rápidamente a auxiliar al chico que se encontraba en el suelo rodeado de sangre. Un pedazo de la loza del baño descansaba en el suelo, filoso y manchado del líquido rojo. Miré hacia el baño y vi el lavamanos destrozado. Había intentado suicidarse.

Los chicos lo sacaron de la habitación y lo llevaron a la sala de urgencias donde los médicos lo atenderían. Yo seguía impactada mirando la sangre en el suelo.

¿Por qué intentó quitarse la vida?












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¿Qué estará pasando aquí?

¿Alguna hipótesis?

Os quiero!!

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