Capítulo II

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Capítulo II:

- "Te haré esta pregunta: ¿Cómo podrías describir tu día "normal" en la escuela?. Claro, hablo cuando no hay muertos vivientes que buscan devorarte y caos por las calles. Bueno, eso fue, precisamente, lo que ocurrió aquellos días de Primavera, cuando nuestras vidas cambiaron rotundamente. Un giro de 360*, uno que nos llevó a ver al Mundo con otros ojos, una forma nueva y que creíamos que solo existían, únicamente, en las películas de terror de los Años 70 de George A. Romero...hasta que ocurrió.

Antes que nada, mi nombre es Komuro Takashi, estudiante de la "Escuela Fuyumi" ubicada en el Distrito de Tokonosu, Japón hasta que aparecieron "Ellos". Muchos utilizaron términos como "Podridos", "Malditos", "Mordedores", "Come-Carne" y hasta "Caníbales" pero la palabra "Zombie" fue la que cobró mayor relevancia. Ese día murieron muchos estudiantes, entre ellos, Hisashi, un amigo mío de la infancia y con quien tuvo una relación romántica con Miyamoto Rei, la hija del Jefe de la Policía. Cuando nos quedamos atrapados en el "Observatorio" de la escuela, tuvimos la suerte de toparnos con Aiden Pearce, el "Justiciero de Chicago". Creíamos que lo matarían los zombies pero no fue así y cuando nos contó sobre su misión en Japón, los contratos de "Blume" con el Gobierno y demás tratos sucios nos condujo por un camino de investigación y por obtener Justicia por todos aquellos que habían muerto".- Relataba un muchacho castaño, ojos ámbar, remera roja, pantalones y camisa negra junto a unas zapatillas blancas se encontraba sentado junto a una chica peli café claro, la cual leía un libro hasta que se oyó un pitido que provenía desde los alto-parlantes.

- "Damas y Caballeros, les habla su Capitán, dándoles la bienvenida al Aeropuerto Internacional O Hare de la Ciudad de Chicago. La temperatura es de 15 grados y les deseamos un feliz regreso y estadía aquí".- Habló aquella voz desde la cabina, mientras que la peli café claro dejaba su lectura.

- Wow, qué buena bienvenida.- Murmuró ella al chico castaño.

- ¿Tú crees?.- Preguntó el chico, mientras que ella se encogía de hombros y de ahí guardaba su libro.

Echó una mirada hacia atrás, en donde pudo ver a sus amigos, los cuales yacían en distintas actividades. De ahí comenzaron a bajar el tren de aterrizaje del avión, el cual estaba iniciando su descenso sobre la pista asignada por la Torre de Control. Un par de leves movimientos, cambios en la velocidad y de ahí venían esas sensaciones de cosquilleos hasta que se calmaba por completo, cumpliendo con su cometido.

- ¿Qué? ¿Ya llegamos?.- Preguntó Kohta Hirano, quien se había quedado profundamente.-

- ¿Eh?.- Se oyó la voz de la Dra. Shizuka Marikawa, mientras que se refregaba los ojos para quitarse los restos de sueño.

- Ya hemos llegado a Chicago.- Les informó Saya Takagi, una chica peli rosa, lentes, proveniente de una de las familias más poderosas y ricas de todo Japón, así como dueña de un carácter bastante serio y frío.

Otra de las integrantes de ese grupo era una chica de gran belleza, largos cabellos color violeta y cuyo nombre era Saeko Bushijima, Capitana del "Club de Kendo" de la escuela y que había venido con sus amigos para aquel viaje a Japón, ya que tenía una fuerte unión con el "Justiciero de Chicago", una que había surgido en medio de todo el desastre zombie que azotó al Mundo tiempo atrás y que se forjó allí mismo, dando inicio a una relación.

Una vez que el aterrizaje se completó, los pasajeros fueron dejando la cabina y de ahí fue el turno de Takashi y sus acompañantes, los cuales salieron hasta llegar a la manga que unía el avión con los pasillos del Aeropuerto y que eran despedidos por las azafatas, las cuales deseaban una feliz estadía en Chicago.

Después de llegar a los pasillos, el castaño y su novia condujeron al grupo hasta la zona donde les estaba esperando su equipaje, el cual recogieron y fueron a buscar a aquel castaño Nor-Irlandés.

Ninguno de los presentes podría olvidar esos duros eventos en los que tuvieron que sobrevivir, fueron tiempos muy duros, complicados y de no haber sido por su unión a la hora de combatir a los zombies, ya hubieran terminado muertos o revividos por esas criaturas. En medio de la caminata, Rei vio a una pareja que caminaba cerca de ellos, siendo el chico que iba tomado de la mano de su novia, el que tenía una similitud con Hisashi, su fallecido novio.

- ¿Rei?.- Preguntó Takashi a su novia y ésta salió de sus dudas.

- Sí, lo siento, es que...- No supo qué responder ante esa dura situación, por lo que sus mejillas se volvieron carmesí al estar cerca del castaño.-

- No te preocupes por ello. Ven, vamos, tenemos que reunirnos con el Señor Pearce.- Le animó su novio y continuaron con la marcha hasta dar con el "Hall Central" del Aeropuerto.

Una marea de gente que iba y venía con sus maletas, pilotos y azafatas que se dirigían para sus próximos vuelos o que volvían a casa, siendo recibidos por sus seres queridos con aquellos carteles que les indicaban los nombres. Abrazos y besos, reencuentros, pero, en medio de toda esa muchedumbre, un sujeto castaño caminaba por allí, buscando con la mirada a cierto grupo que acababa de llegar a Chicago.

Con su celular en mano, revisando cada nombre que se cruzaba en su camino, informaciones que alimentaba aquel aparato y de ahí las leía hasta que, de golpe, alguien chocó contra él, llevando a que saliera de sus pensamientos y de ahí cruzara su mirada con la de un sujeto joven que se alejaba de allí. Tal vez se trató de algún pasajero que estaba llegando tarde a su vuelo y no quería perderlo, pero había algo que le llamó la atención y más si se trataba de alguno que intentara darle caza. Aún quedaban viejas rencillas y odios de aquellos que fueron poderosos hacia Aiden, sobre todo en "Blume", ya que, tras la desaparición de Gardner, la población apoyaba al "Justiciero de Chicago", incluso se podía apreciar en la Policía que compartían ese ideal suyo, pero otros tenían posturas neutrales o en contra, así que tenía que andar mirando fijamente a todo aquel que se interpusiera en su camino.

Un brillo en el celular llamó su atención y miró la pantalla.

"Nombre y apellido: Desconocidos.

Fecha de nacimiento: Desconocido.

Educación: Desconocida.

Antecedentes penales: Desconocido"

Frunció el ceño y un leve murmullo salió de su boca hasta perderse en la lejanía, pero no le dio importancia, así que regresó a su labor.

- ¿Lo ven?.- Preguntó Saya a sus amigos.- Ya he revisado por la Entrada Principal y nada.- Les contó la peli rosa de lentes.

- Hmm, qué raro.- Takashi llevó su mano derecha hasta el mentón y se quedó pensativo por un rato.- El Señor Pearce nos dijo que nos vería aquí mismo, cerca de los "Duty Free-Shop".- Dedujo el castaño.- Vengan, no nos quedemos aquí.- Ordenó y se dirigieron hacia el "Hall Central".

Saeko miraba todo a su alrededor, nada era igual a Japón, ese cambio cultural, de cruzar el "otro lado del charco" y terminar en EEUU, la tan recordada "Tierra de las Oportunidades", el país que era una de las mayores Potencias de la Historia, aquel que había sido "herido" durante los bombardeos al "Pearl Harbor", Hawai, durante el tristemente recordado 7 de Diciembre de 1941 y que llevó a que EEUU entrara en guerra contra el "País del Sol Naciente". Ahora que cruzaba la mirada con lo que tenía por allí, llevó a que sus ojos se concentraran en las actividades que tenían sitio allí.

Los recuerdos de la Capitana del "Club de Kendo" afloraron cuando conoció a Pearce en medio del desastre zombie que empezaba a azotar las calles. En especial su momento romántico, en el cual forjaron aquella relación de pareja en el Templo Shinto de su Sensei, quien no había podido sobrevivir y terminó por convertirse en uno de ellos. Misma situación tuvieron los hijos de éste y que Saeko tuvo que poner fin a su tormento.

Por su parte, Saya estaba mirando los negocios que ofrecían todo tipo de atracciones llamativas, algo que no parecía interesarle demasiado a la peli rosa. Una chica proveniente de la Clase Alta no se interesaba en "tonterías" como lo que ofrecían los locales señalados, pero Hirano se veía feliz, igual que un niño al abrir los regalos durante el día de Navidad y que aguardaban bajo el Árbol. Notó un lugar en el que vendían libros sobre la historia militar y de las armas, por lo que entró para comprar unos cuantos.

Takashi, por su parte, notaba que todos ellos habían cambiado durante la "Pandemia Zombie". No lo podía negar, él también pasó por ese camino y más al tener que matar a su amigo de la infancia, Hisashi, para que no se convirtiera en uno de "Ellos" y que tuvo que cumplir con su última voluntad. A pesar de todos los percances, momentos en los que estuvieron enfrentándose cara a cara contra la Muerte, entre otros eventos, esos mismos los fortalecieron y dieron la posibilidad de sobrevivir junto a Aiden. Ahora que todo había vuelto a la normalidad iba a llevarles un tiempo regresar a como eran antes, ni siquiera con unos días, sino que sería un largo sendero por el cual recorrerían todos ellos.

- Takashi.- Le llamó Rei al chico, quien se volteó y la miró.- ¿Pasa algo?. Te noto muy callado.- Observó la hija del Jefe de la Policía de Tokonosu.

- No, tranquila, estoy bien.- Respondió el castaño, llevando su mano izquierda hasta la nuca.- Es que...lo puedo ver.- Señaló y ella alzó una ceja ante esa duda que tenía encima.-

- ¿Qué cosa?.- Preguntó su novia.

- Nosotros, Rei, hablo de este grupo.- Dijo y ella asintió, inmediatamente, al captar el mensaje.

Respiró profundamente, para la peli café claro no fue sencillo superar todas las pérdidas. Aún recordaba a Hisashi y esa última imagen, de él pidiendo que le pusieran fin a su vida para que no se convirtiera en un zombie y volviera para hacerles daño, quedó grabada en su memoria. Su grito y últimos deseos, Takashi debatiéndose consigo mismo si debía hacerlo o no, aquella infección que comenzaba a hacerle estragos al cuerpo del chico, los pocos minutos o segundos que tenían a favor. Luego, las súplicas, las lágrimas que viajaban por el rostro de Miyamoto, Takashi aferrándose con fuerza al bate de baseball y de ahí, dirigiendo un arco descendente, justo cuando su amigo de la infancia "revivió", mientras que la chica trataba de hacerle entrar en razón, cosa que no sirvió. Todo terminó con un feroz crujido en el cráneo, la sangre y materia gris que cayeron al piso y "pintaron" las paredes.

Una pesadilla hecha realidad, una que no pertenecía al "Reino de los Sueños", una que les costó muchísimo salir y que dejó amplias "cicatrices" en todos ellos.

- ¿Rei?.- Preguntó Takashi y ella abrió los ojos.

- No te culpo de lo que pasó con Hisashi ese día, en el "Observatorio".- Respondió ella tranquilamente.- Sé que no tuviste otra opción, que no lo querías matar, ya que era tu amigo de la infancia.- Recalcó la muchacha, dejando de lado esa parte triste del Pasado.

- Lo sé.- Asintió el castaño con la cabeza y le tomó de las manos.- Nadie lo quería, nos tomó a todos por sorpresa y más cuando arrancó en el portón de la escuela.- Recordó Takashi lo que fue el "Preludio a la Devastación".

Las crudas "imágenes" del Pasado, en donde un zombie atacó a uno de los profesores, el cual pensó que se trataba de algún borracho o buscapleitos que quería meterse en las instalaciones, pero todo dio un giro que cambió la situación y de ahí comenzó el desastre.

Unos pasos provenientes desde la librería llamó su atención y allí vino Hirano cargando una bolsa con varios libros en su interior.

- ¿Primeros recuerdos del viaje, amigo?.- Preguntó Takashi al chico.

- Más que "souvenirs" es para aprender un poco más sobre las nuevas armas de EEUU.- Respondió el chico de cabello negro, ajustándose sus lentes.

No se dijo más y reanudaron la marcha.

- ¿En dónde estará el Señor Pearce?. No lo veo por ninguna parte.- Buscaba la Dra. Marikawa a aquel Nor-Irlandés pero sin ninguna novedad.

- Tal vez todavía no ha llegado.- Teorizó Saya, encogiéndose de hombres ante la única posibilidad que tenía consigo.

Oyó aquellas palabras, sonrió, a pesar de su frialdad y allí los vio a todos ellos. Por un momento, él parecía ser un "punto" en la distancia, alejado, borroso, perdido pero fue avanzando. Takashi hizo una seña a sus amigos y notó que alguien iba hacia ellos. Cuando se fue haciendo mucho más claro, la figura cobró forma y allí lo pudieron ver.

La Dra. Marikawa se emocionó, llevó sus manos hasta la boca, mientras que el rubor por la emoción recorría su rostro, "pintándolo" bajo un color carmesí, mientras que sus ojos parecían brillar. No aguantó más y corrió hacia aquella persona, la cual detuvo su avance cuando vio venir a esa hermosa mujer rubia.

- ¡Aiden, Aiden, Dios, me alegra muchísimo de volverte a ver!.- Exclamó, rompiendo el silencio y llevando a que lo abrazara con fuerza, mientras que hundía la cabeza de aquel hombre en sus atributos prominentes.

- Lo mismo...digo...- Dijo el Nor-Irlandés, mientras que la chica reaccionaba y lo soltaba de aquella presión, ya que le impedía respirar.- Lo mismo digo, Dra. Shizuka Marikawa.- Habló con educación hacia ella, haciendo el saludo oriental, mostrando sus respetos y luego miró a los demás, sobre todo a alguien muy especial que estaba esperándolo.- ¿Qué tal el vuelo?.- Preguntó.

- Ha sido muy tranquilo, a pesar de que me la pasé durmiendo todo el viaje.- Respondió la doctora de cabello rubio y llegaron hasta el grupo.- ¡Chicos, miren a quién encontré!.- Exclamó con ese tono algo "infantil", moviendo su brazo derecho en el aire y llamando la atención de sus amigos.

Aquel reencuentro fue un digno evento para el recuerdo a la posteridad. Hirano fue el siguiente y le dio un fuerte apretón de manos, seguido de un abrazo, ya que lo consideraba un héroe al "Justiciero de Chicago".

- Ha pasado mucho tiempo, Señor Pearce y veo que sigue pateándoles el culo a los corruptos.- Dijo el chico de lentes, mientras que el castaño asentía con la cabeza.

- Lo mismo digo, Hirano. Je, sigues siendo un experto en las armas. Por cierto, ¿Y Saya dónde...?.- Preguntó Aiden tras felicitar al chico y buscó a la muchacha peli rosa.

Ella se abrió camino y quedó cara a cara con él. Aiden pudo notar la seriedad que la chica conservaba en su espíritu, algo que no iba a desaparecer del todo, ya que tenía que mantenerse en esa posición, sin embargo, la joven se acercó hasta el castaño e hizo una reverencia oriental ante su presencia. Siendo la hija de un matrimonio con una gran fortuna y peso político dentro del Parlamento Nipón, además de ser la única, la convertía en una potencialmente sucesora para que dirija a la Familia Takagi, pero, en aquel momento, estando frente ante ese extranjero, fue articulando unas palabras y una pequeña sonrisa cruzó por el rostro de la joven.

- Es un honor volver a ver, Pearce-san.- Habló ella con respeto hacia el hombre.

- Lo mismo digo, Señorita Takagi.- Respondió el Nor-Irlandés y de ahí fue el turno de Takashi y Rei, pronto vendría aquella persona que estaba como "oculta" entre todo ese mar de personas.

La primera "parte" de la relación que Aiden formó con Rei Miyamoto no fue una "cálida", sino de que lo miraba con desconfianza al ser un "fugitivo" de la ley, pero, con el tiempo, se dio cuenta de su error y del camino que éste transitaba para destruir los planes de los corruptos y meterlos tras las rejas. Ahora, cuando la novia del castaño fue hasta el "Justiciero", le dio un fuerte abrazo a modo de "disculpa" por haberlo tratado mal cuando se conocieron en la "Escuela Fuyumi" en el inicio del ataque zombie.

- Me alegra mucho de volverlos a ver, amigos.- Dijo Aiden a todos ellos, sus manos estaban fuera de los bolsillos de su gabardina y su voz era fresca, natural, tranquila.-

- No íbamos a dejar atrás un reencuentro después de tanto tiempo.- Respondió Takashi, mientras que unos pasos se oyeron por el lugar y llamaron la atención de Aiden, quien recibió una pequeña palmada en los hombros de parte del novio de Miyamoto Rei.-

- ¿Ella...?.- Preguntó el castaño norteamericano y el chico de Japón asintió con la cabeza.

- Sí, ella ha venido hasta aquí también y te ha extrañado mucho.- Respondió, mientras que se comenzaba a ver la silueta que iba hacia ellos.

De estatura alta, complexión delgada y definida. Largos cabellos lila y lo mismo sus ojos. Ésta se quedó frente a frente a Aiden, quien esbozó una sonrisa e hizo una reverencia oriental ante ella, mostrando sus respetos, mientras que la muchacha no se quedó quieta, sino de que caminó y de ahí extendió sus manos y de ahí surgió un tierno beso de reencuentro. Los ojos de la chica se humedecieron por la emoción, estaban "cristalizados", a punto de quebrarse por todo ese momento en el que estaban viviendo.

- Tanto tiempo desde ese día pero, por fin, nos hemos vuelto a ver, Mi Querido Pearce.- Rompió la Capitana el silencio. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro, cayendo hacia el piso y fue entonces que sintió las manos de Aiden sobre su cabello y cintura.

- Mi corazón se alegra muchísimo de volverte a ver, Saeko Busujima. He pensado en ti todo este tiempo y sigues siendo muy hermosa desde ese día.- Dijo el Nor-Irlandés y de ahí se dieron un tierno beso entre los dos.

Una vez que concluyó aquel momento romántico, mirándose a la cara, ambos procedieron con moverse de allí y tomar sus maletas con las que habían venido.

Dicen que en un Aeropuerto (o en cualquier otro sitio) puedes encontrarte con cualquier personaje, bueno o malo, sin embargo, desde una de las mesas de un café cercano, alguien se hallaba tomando fotos con su celular, sin ser visto por nadie y de ahí iba recolectando información sumamente importante en su pantalla. Una sonrisa comenzó a dibujarse en sus facciones, mientras que miraba la imagen del castaño Nor-Irlandés.

- "Me has causado bastantes problemas, Aiden Pearce y más cuando esa zorrita de Clara Lile era la culpable de ser la tercer hacker, tú la defiendes y encima de todo pensaste que me habías matado. Jejejeje, hay un viejo refrán que se ha repetido a lo largo de la Historia: "Hierba mala nunca muere" y esto será solo el principio. Ya lo verás".- Pensó el personaje del café, quien le dio un sorbo a su bebida caliente, disfrutando de su sabor y el humo que éste desprendía.

Una vez que terminó su labor, dejó el local y partió para otro rumbo del Aeropuerto, desapareciendo en medio de toda esa muchedumbre.

Conversaciones, momentos de recuerdos que tenían los presentes pero, de golpe, Aiden se giró hacia atrás para ver al grupo y se sorprendió de que faltaba alguien allí.

- ¿Sucede algo, amigo?.- Preguntó Takashi, mientras que iban llegando al coche que tenía el Nor-Irlandés esperándoles.

- No me había fijado, hasta ahora, de que Alice y Zeke no están aquí.- Dijo Aiden como respuesta.

- Están en casa con mi amiga Rika, ella la está cuidando. Ella le envía saludos y también lo extraña mucho.- Le contó Shizuka, cosa que eso era una buena noticia, aquella niña había perdido a sus padres durante el "Brote Zombie" en Tokonosu y fue rescatada, junto a aquel perro, por Takashi y los suyos de los muertos vivientes.-

- ¿Pudieron dar con algún familiar de ella?.- Preguntó Aiden, mientras que se iban subiendo pero el alegre rostro de la doctora perdió toda emoción y suspiró.

- No, por desgracia. El padre de Rei nos ha sido de gran ayuda, ya que al ser el Jefe de la Policía, nos proporcionó su apoyo pero no hemos pedido hallar a familiares cercanos. Creemos de que todos ellos debieron haber muerto durante el ataque zombie o no quieren saber nada de ella.- Se lamentó Shizuka, cosa que no le cayó para nada bien al castaño hasta que halló la calma.

- Estoy seguro de que hallaremos la solución para Alice. Ella ya ha pasado por mucho sufrimiento.- Señaló el "Justiciero de Chicago", mientras que iban subiéndose al coche.

Una vez que tomaron sus asientos, Saeko fue al lado de Aiden y los demás se instalaron en la parte de atrás, el americano puso rumbo hacia la autopista, dejando atrás el "Aeropuerto Internacional O Hare", mientras que, desde el estacionamiento, un coche "Ford" modelo 1977 y de color rojo se encontraba estacionado con un sujeto hablando por teléfono.

- Señor "Default", estoy seguro de que le interesará esta noticia.- Dijo aquel informante a su empleador, mientras que, desde la otra línea, en una habitación oscura y repleta de computadoras y servidores, un joven asentía con la cabeza ante esa información.

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