11._ Aquí estoy yo

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-¿Estas segura de ello? –cuestiono Elaine- Él te ha gustado por muchísimo tiempo.

-Nadie debería estar en una relación de sentimientos unilaterales –puntualizo Merlín.

-Su relación aún es muy nueva, tal vez solo necesite tiempo –propuso Diane.

-Eso es lo que me detiene –comento Nadja- Pero… Este dolor en mi pecho es asfixiante.

-¿Es tan malo? –pregunto Elizabeth.

-En un segundo estoy exultante de felicidad, pero luego miro su gesto vacio y el dolor en mi cuerpo borra todo resquicio de sonrisa –explico Nadja.

-Es una decisión que solo tú puedes tomar. Y siempre nos tendrás para ti, Nadja –apoyó Gelda tomando las manos de la rubia entre las suyas.

-Es posible que hable con él pronto… -admitió con los ojos anegados en lágrimas que se negaban a desbordarse.

Pero esa fue la gota que reboso el vaso de Gowther. Con la cabeza baja, avanzo en silencio hasta las escaleras, tratando de no llamar la atención, se desplazó por el pasillo de habitaciones, entrando a la que había sido designada para Nadja y él. Una vez dentro se dejó caer sobre la cama, miro el techo detenidamente por unos minutos, como si fuera lo más interesante del mundo, se quitó los lentes de la cara depositándolos suavemente sobre una mesa de noche, cubrió sus ojos con su antebrazo derecho, permitiéndose derramar lágrimas de amarga tristeza. Abajo, Meliodas entraba a la cocina.

-¿Chicas porque tanta tardanza? ¿Y Gowther?

-¿De qué hablas Mel? –cuestiono Elizabeth.

-Mande a la cabrita a buscarlas hace diez minutos –respondió, asustando a Nadja con sus palabras.

-I-iré a buscarlo –avisó la rubia nerviosa.

-¿Nos necesitaban? –preguntó Merlin al ojiesmeralda para distraerlo de la actitud de Nadja.

-Quería consultarles la idea de preparar hamburguesas para la cena, combinan con el ambiente. Nishishi –propuso.

-¡Excelente idea! –apoyo Diane.

-Pero creo que nos faltaría el pan –puntualizo Elizabeth levantándose de su taburete revisando las alacenas.

-¡No hay problema! Mi hermano y yo lo sabemos preparar ¿Tendrán levadura? –acoto Elaine.

-Sí, sobro de nuestro intento de pizza casera –admitió Elizabeth deprimida, recordando aquel fracaso culinario con el rubio.

-¡Entonces la fiesta se mueve a la cocina! –exclamo Meliodas alzando el puño en gesto de victoria –Voy por los chicos.

El sonido de un puño contra la madera, logro que el pelimagenta alzara la mirada de su Ipad, este murmuro un autorización y por la puerta de la habitación apareció la rubia novia de este.

-¿Sucede algo, Nad? –cuestiono el de ojos ámbar.

-N-no, es que Meliodas dijo que te envió a buscarnos, nunca llegaste y me preocupe –conto la ojigris.

-Recibí una llamada para terminar de revisar un manuscrito con urgencia –argumento- Subí a terminarlo y se me fue el tiempo.

-Tú siempre con la nariz entre los libros –comento con falsa molestia.

-Desventajas de ser editor en jefe –intento bromear.

-Él mejor editor en jefe –halago la rubia con una sonrisa- ¿Te falta mucho?

-No, ya termine –volteando a ver la pantalla, donde el buscador de Google le arrojaba las respuestas a su ultima búsqueda: Relación emocionalmente unilateral.

Gowther bloqueo el dispositivo y lo deposito sobre la mesa auxiliar, se levantó de la cama con aparente tranquilidad, al llegar al umbral de la puerta ofreció su mano a la rubia, quien la tomo gustosa, bajando a la cocina en una conversación amena sobre el libro que estuvieron leyendo por la tarde.

La cocina era un hervidero de gritos, bailes y bromas; Gowther y Nadja se acoplaron al grupo con naturalidad. Mientras la chicas, ayudadas por King, se manchaban de harina haciendo la masa de pan, casi todos los hombres bebían alrededor de Ban, quien preparaba la mezcla de carne picada. Escanor se encontraba exponiendo sus dotes de barman preparando cocteles para las damas, aunque algo era ley para todos, en medio de sus tareas cantaban a todo pulmón y se movían con la música atronadora que fluía por la casa.

Marcaron las dos de la madrugada, el grupo se encontraba sentado en toallas playeras alrededor de la fogata, comentando tonterías, los hombres continuaban bebiendo a un ritmo más lento; pero en el caso de Ban y King estaban totalmente borrachos, Escanor estaba más somnoliento que borracho, Gowther había prescindido del alcohol desde la tarde y tenía una lata de Coca-Cola en la mano, Meliodas y Zeldris nunca pararon de tomar, apenas se encontraban achispados con las mejillas rojas.

-¡Capi~! –exclamo Ban- Sigue teniendo una resistencia del demonio –protesto.

-Solo que yo sí sé tomar, zorro –rebatió el rubio.

-La habilidad de tomar del capitán debe venir de algún lado –razono Gowther.

-¡Muchas fiestas desde los trece! –exclamo Meliodas en respuesta.

-Eso es cierto –corroboro Zeldris- Este imbécil se escapaba de la casa hasta en días de semana.

-¡Oye, que dañas mi reputación frente a mi novia!

-No creo que Elizabeth se engañe a sí misma de esa manera –rebatió el azabache.

-Y tienes toda la razón cuñado –intervino la platinada bebiendo de la botella entre sus manos.

-Zel –llamo Gelda quien tenía la cabeza recostada en el regazo del azabache- Creo que subiré a dormir –aviso incorporándose.

-Adelántate, voy en un minuto –comento a su pareja y esta se inclinó para darle un beso al azabache.

-Hermano, antes de subir ¿Podrías ayudarme con estos tres? –pidió el rubio señalando a su mejor amigo con su novia dormida apoyada en su pecho y King que también se quedó dormido sobre su toalla.

-¡Nadie toca a mí Elaine más que yo! –dijo Ban.

-Ban –intervino Meliodas con tono serio- Si te dejo subir con Elaine en ese estado, probablemente caigan por las escaleras –argumento- Tu cabeza dura soportara el golpe, pero dudo que tu rubia lo haga; y no tengo ganas de enterrar un cadáver.

-Eso es cruel, capitán –intervino Merlin.

-Aunque conociendo a Ban, hay un ochenta y nueve por ciento de probabilidades de que algo medianamente parecido suceda –razono Gowther.

-Ellie y yo subiremos a Elaine, ustedes suban a King –solventó Diane.

-Entonces, con todo solucionado, nosotros también subiremos –hablo Merlín por ella y su prometido.

-Merlin –llamo Elizabeth mientras tomaba uno de los brazos de la rubia Fairy- Respecto a lo que me hablaste, puedes tomar lo que quieras, sabes dónde está todo –puntualizo.

-Muy discreta, Sis-Sis –repuso Merlin.

-Pff –bufó- Ni que aquí estuviéramos vírgenes Merlín –rebatió la platinada con falsa irritación.

-Nosotros también subimos –aviso Gowther subiendo de la mano junto a Nadja.

Las parejas estaban divididas en sus respectivas habitaciones, el reloj del horno microondas marcaba las tres con cuarenta. Gowther deambulaba por la cocina mientras revisaba con aire distraído las variadas botellas de alcohol que se encontraban sobre la isla de granito, él no era mucho de beber, pero en ese momento quería llenar ese vacio en su pecho con lo que fuera y bien era sabido que las personas con problemas beben ¿Por qué él no?

Tomo un vaso de cristal y vertió en el una considerable cantidad de Whiskey, bebida que él no frecuentaba, ya que con dos vasos estaba noqueado. Se sentó en el sofá de la sala, sus ojos se humedecían mientras la amarga bebida ambarina se deslizaba por su garganta. Las palabras de su novia esa noche, le estaban quebrando, nunca se sintió tan vulnerable, pero allí estaba, llorando como hacía tiempo no sucedía.

Arriba, la rubia de ojos grises se removía en la cama, la conciencia paulatinamente volvía a ella, aun con los ojos cerrados extendió su brazo al lado contrario de la cama buscando a su novio, encontrando el tacto frio de las sabanas, abrió sus ojos grises alentada por la preocupación, se incorporó en la cama, tomo una bata y se la coloco sobre el pijama. Salió de la habitación dispuesta a encontrar a su novio, bajo las escaleras, una vez al final de las escalinatas, diviso la figura de su novio, aun solo iluminado por la luna, aquel cabello que poseía era de un color inconfundible.

-¿No puedes dormir? –cuestiono Nadja acercándose al sofá, la respuesta a su pregunta fue el silencio- Gowther… -susurro acercándose al rostro masculino, respirando el inconfundible efluvio del licor manando de él- ¿Por qué estas bebiendo? –su cuestionamiento nuevamente fue respondido con silencio.

-Escuche lo que hablabas con las demás, lo siento –murmuro finalmente Gowther, dejando a Nadja como una estatua.

-¿D-de qué…? –intento cuestionar.

-No intentes negarlo, sé que quieres dejarme –susurro con la voz quebrada dejando fluir un nuevo par de lágrimas.

-Gowther yo… -murmuro- Solo quiero entender porque no me abres tu corazón.

-Han sido años desde que soy así… Cada vez que demuestro que tan importantes son los demás para mí, soy dejado de lado.

-¿Cómo puedes decir eso?

-Lamento no ser un mejor novio, no poder hacer sincronía con tus sentimientos que tu quisieras… Es que me es difícil. Ha pasado tanto… -mascullando frases inconclusas.

-Quiero entenderte, Gowther –expreso, decidida tomando el rostro masculino entre sus manos, limpiando los restos de lágrimas con los pulgares.

-Es una larga y triste historia.

-Esperare pacientemente hasta que decidas contarme –acepto haciendo amago de alejarse.

-Te contare, solo… Déjame encontrar las palabras –pidió reteniéndola por una de sus manos.

-Eres el mejor editor que conozco, nunca careces de palabras –intento animar sentándose al lado del de ojos ámbar.

-Soy el único editor que conoces –bromeo.

-Tal vez deba conocer a mas –propuso.

-Supongo que todo comenzó cuando tenía siete años…

Flash Back

Un pequeño pelimagenta se hallaba parado frente a un foso profundo, viendo como bajaban la urna, donde se suponía, su madre, encontraría el descanso eterno. Tras él se encontraban varios oficiales de policía y algunos agentes del servicio infantil.

Él no tenía a nadie más que a su madre, a sus siete años entendía perfectamente que ahora quedaría solo en el mundo. Su madre, se había enamorado de un hombre de alto intelecto a quien conoció en sus años de estudiante en la Universidad de Cambridge, este hombre fue considerado como una de las mentes más brillantes con las que contaba la institución entre su equipo de profesores. Una relación entre ellos surgió, y si ya era complicado un romance profesor-alumna, él estaba casado, aunque decía amar a su madre, nunca dejo a su esposa por ella.

Tal era el amor de su progenitora por aquel erudito catedrático, que acepto estar en las sombras y ser su amante. Pero ella quedo embarazada, aun sin concluir su carrera. Y aunque mucho insistió el hombre para dotar al no nato de su apellido y cubrirlo bajo su cuidado, más fuerte fueron los intentos de la esposa de este para librarse de la amante de su marido.

Con el corazón roto, regreso a Japón donde sus padres le dieron la espalda. En la calle, embarazada y desprovista de apoyo, se llenó de la valentía necesaria para brindarle un futuro digno al fruto de su amor. Vivió en un hogar de acogida durante algunos meses mientras se procuró de un empleo que le ayudara a hacerse de un techo propio y alimentos. Cuando él tuvo dos años, y como siempre fue de un carácter dócil; ella retomo sus estudios logrando su meta cuando el infante celebraba su cuarto cumpleaños. Titulándose como una pedagoga infantil de excelentes calificaciones.

Un año de tranquilidad y estabilidad económica paso, él ya era capaz de leer y escribir con cierta fluidez y por ello entendió que las hojas sobre la mesa de la cocina rezando: "Crecimiento acelerado de las células del ovario derecho, asociado a cáncer de ovario"; significaban algo malo. Su madre desmejoro rápidamente, no podían costear las terapias, algunos tratamientos dejaban a su progenitora postrada durante días en su cama y había perdido su cabellera idéntica a la propia.

La escucho llorar múltiples veces al teléfono, pidiéndole ayuda a su madre, no para ella, sino  para que se encargaran de él cuando ella fallara. Más los ruegos no ablandaron los corazones de los que por ley eran sus abuelos. En cuestión de nueve meses, su madre falleció y ahora estaba allí, sintiendo como si su mundo estuviera tintado de un horrible gris, a pesar de que el sol brillaba en el cielo y el pasto bajo sus pies era del más hermoso tono esmeralda.

El cajón funerario fue cubierto con tierra y solo una lápida sencilla indicaba el nombre de quien descansaba en ese lugar: "Glarisa Spiegel: Amada y devota madre". Apenas unas lágrimas se escaparon de los ojos de Gowther cuando dejo una flor sobre la tierra, él se encontraba seco, sus ojos le ardían y no se creía capaz de llorar más, luego de pasar por los tortuosos últimos tres días de vida de su madre.

-Debemos irnos, Gowther –hablo una mujer del servicio social.

Se levantó, sin importarle la suciedad en sus rodillas y siguió a la mujer hasta el orfanato donde residiría desde ese momento.

Fin del Flash Back.

-No sabía que eras huérfano –murmuro Nadja reprimiendo el impulso de abrazarlo.

-El día en que mi mamá murió, le pedí… No, le rogué, que si me amaba no me dejara –comento amargamente- Ella se fue muy triste porque yo le dije esas palabras.

-No digas eso, estaba muy preocupada por ti. No sabía que sería de tu vida, es lo único que no le permitió irse en paz, pero ahora tienes una editorial, mucho dinero y eres un gran hombre –intento consolar.

-El orfanato no fue tan malo, no es como en las películas, donde maltratan a los niños y todo eso. Solo no tienen el tiempo y la ayuda para ocuparse extensamente de cada niño. Aunque fue confortante, tener dos docenas de niños a tu alrededor inventando tonterías para que no te sientas miserable, pero era demasiado callado, en algún momento dejaron de intentar sacarme de mi ermitañismo. Todos asistíamos a una escuela del estado.

-Al menos tienes buenos recuerdos de esa época.

-No muchos, ahora viéndolos de lejos puedo extraer lo mejor de ellos. Fui un niño problemático a la hora de las adopciones, primero no querían niños tan avanzados en edad y segundo, yo no la ponía nada fácil –conto con una sonrisa amarga.

Flash Back.

-¡Ese niño es un demonio! –exclamo una voz femenina dentro de la oficina de la directora del orfanato.

-Es solo un niño ¿Qué tanto mal puede causar? –cuestiono la directora.

-Arranco todas las flores del jardín con un cuchillo carnicero ¡Parecía un psicópata! ¡Debería haberlo visto! –exclamo nuevamente la mujer.

-¡Casi tira la computadora del escritorio mientras corría por la casa! –intervino una voz de hombre.

-Estuvo a punto de meter un tenedor a un tomacorriente –acoto la mujer- No podemos estar todo el día encima de un niño tan inquieto.

-Solo está pasando por una etapa –defendió la directora.

-¡Una semana de ese comportamiento no es una etapa! –dijo el hombre- No somos los adecuados para ESE niño –remarcando sus palabras.

Ambos adultos salieron de la oficina histéricos y exclamando muchas cosas, sin notar que Gowther estaba parado junto a la puerta ocultando su expresión traviesa con su flequillo.

-Gowther –llamo la directora para que pasara.

-Has arruinado otra adopción ¿Por qué lo haces? –cuestiono la mujer llenándose de paciencia.

-Señora directora, no quiero ser adoptado, no quiero otra mamá, ni otro apellido –razono.

-Pequeño no sabes de lo que hablas, podrías ser y hacer muy feliz a alguna pareja si le dieras la oportunidad.

-Yo puedo alcanzar la felicidad por mí mismo y voy a probárselo –argumento decidido.

-Te dejare que lo intentes, pero no más bromas ¿Sí? –cuestiono extendiendo a él su meñique para sellar la promesa.

-No quiero más entrevistas de adopción –pidió.

-Es un trato, pero tienes que siempre ser el mejor de tu clase –propuso.

-Es justo –acepto enredando su meñique al de la mujer.

Fin del Flash Back.

-¡Eso es horrible! –exclamo la rubia horrorizada.

-Era lo que yo quería, Nadja –consoló- No quería perder el apellido de mi madre, sentía que era lo único que quedaba de ella.

-Pudiste hablar con tus padres adoptivos, y ser criado en una familia feliz.

-No me tomes a mal, pero aun ahora, pienso que hice lo correcto –acoto Gowther- ¿Sabes? Fui excelente en el colegio, gane el concurso de ensayo nacional a los once años y tuve el segundo puesto en el examen nacional de secundaria. Meliodas gano aquella vez, fue la primera vez que lo vi.

Flash Back.

Allí estaban tres adolescentes, siendo condecorados en la oficina del Ministro de Educación japonés, premios de acrílico en mano y un diploma que les confería el titulo de los más dotados de ese año graduados de secundaria. Meliodas Demon miraba las cámaras con seriedad, los hombros rectos y el pecho inflado con orgullo, tenía un leve amago de sonrisa en su rostro. El tercer lugar era un joven pelirosa de ojos azules, que temblaba como una hoja ante las preguntas de los reporteros, pero al menos el intentaba responder entre tartamudeos, Gowther solo miraba los flashes sin interés y desviaba la mirada cuando le hacían una pregunta directa.

La prensa se retiró y los jóvenes quedaron allí a la espera de sus tutores, el rubio rápidamente fue rodeado por un trio de guardaespaldas, quienes retiraron los objetos entre sus manos, este dirigió unas breves palabras al ministro y comenzó a retirarse, pero paro junto a Gowther por alguna razón y le ofreció su mano. Aquellos ojos de un verde opaco y un gesto ceñudo le escrutaron sin piedad, pero sin apartar la mano, ante la vacilante actitud del pelimagenta.

-Deberías dejar de comportarte como una cabra bebé –murmuro en cuanto Gowther estrecho su mano.

-¿Cómo? –cuestiono.

-Tendrás las oportunidades de ser grande, hazte digno de tu apellido –comento cambiando su expresión fría por una leve sonrisa por una fracción de segundo- No veremos pronto, si tomas las decisiones correctas –advirtió soltando su mano

El rubio se despidió del otro joven con un asentimiento de cabeza, luego el ministro se acercó a los otros dos adolescentes con gesto sonriente.

-Un muchacho esplendido ¿No creen? –cuestiono el mayor.

-¿No es él un tipo rico? ¿Cómo pudo rendir los exámenes nacionales? Creí que solo eran para las instituciones públicas.

-Joven Gilthunder… Se inscribió este año en un colegio público para rendir el examen. Supongo que su padre quiso que tuviera la oportunidad de medir su mente contra las mejores del país –argumento.

-¿No tienen ellos sus propios sistemas de puntaje? –volvió a indagar el pelirosa.

-Sí, y también es el numero uno de la educación privada.

-Solo quería presumir de su educación de ricos en comparación a la nuestra –argumento Gowther para descontento del ministro.

Flash Back.

-Más tarde supe, que la compañía Demon planeaba becar a los estudiantes del segundo y tercer lugar en el internado donde Meliodas estudiaba, él presento la prueba para actuar de filtro –comento- A la directora del orfanato le costó mucho rechazar aquella oferta, era una beca completa, incluía uniformes y pago de los viajes escolares, tendría oportunidades que ningún niño de mi estrato social podría.

Flash Back.

La ceremonia de bienvenida al Internado Cross* los nuevo ingreso fueron llamados a través del micrófono y agrupados con sus nuevos compañeros. Chicos y chicas de la elite más prominente del país, luego de ser agrupados les asignaron profesores guía que les dieron el recorrido oficial por las instalaciones, al finalizar les hicieron pasar a un aula para explicarles las ultimas normativas y asignarles su llave de los dormitorios.

El grupo entro al aula, Gowther con su altura media pudo divisar perfectamente que el aula no estaba vacía, en una de las primeras filas estaba sentado un rubio, un poco más bajo que él, leía un grueso libro, sin voltear a verlos. El profesor enojado iba a darle una reprimenda y se colocó frente a él, el joven subió su mirada.

-Buenos días, profesor. Soy Meliodas Demon, el director me autorizo para saltarme la ceremonia de ingreso. No me gustan las multitudes –argumento con elocuencia.

Ante la mención de su apellido, el profesor no hizo más que tragarse sus palabras, pasar sobre aquel muchacho, era intentar pasar sobre el principal inversionista del internado, se tragó sus palabras, por el momento, o eso se dijo a sí mismo. Los alumnos ingresaron al salón y tomaron asientos al azar; el Demon fue saludado por un castaño y un albino de forma animada, los demás intercambiaban leves saludos corteses, pero nada parecido al trato tan familiar del grupo del rubio. Gowther espero parado junto al escritorio del profesor a que todos se ubicaran, cuando el resto del alumnado se sentó finalmente, el pelimagenta avanzo en silencio, evitando llamar la atención de los demás, pero la voz seria de Meliodas le llamo por su apellido, por un momento creyó escuchar mal y estaba por continuar su camino, pero esta vez se vio llamado por su nombre, uno que era poco común y no daba espacio a la equivocación.

-Gowther. Siéntate aquí –invito el rubio.

-Sí –acepto, sentándose en el pupitre junto al rubio.

-¿Me recuerdas? –cuestiono Meliodas.

-Solo han pasado un par de meses, te recuerdo bien –respondió- ¿Qué quisiste decir aquella vez? –pregunto.

-¿A qué te refieres?

-Con “Hazte digno de tu apellido” –recordó.

-¿No lo sabes? Los Spiegel, el apellido de tu familia, son una familia de catedráticos y genios científicos –respondió.

-Este es el apellido de mi madre, solo por ello lo uso, no sé nada de ESAS personas –menciono con cierto odio, recordando el rostro bañado en lágrimas de su madre al teléfono- Mi madre murió, fui criado en un orfanato, estoy aquí solo por la beca –puntualizo.

-Eso lo sé, reconozco que eres brillante, por poco alcanzas mi puntaje aquella vez -admitió- Solo digo, que puedo reconocer la grandeza en ti y que estoy dispuesto a ayudarte a que alcances todo lo que te propongas –comento- Así que ¿Amigos? –pregunto con una sonrisa sincera, totalmente alejada de aquella fachada fría que mostraba a los demás, ofreciéndole su mano como si fueran a sellar un pacto.

-Supongo… -acepto con ciertas dudas, tomando la mano extendida a él.

Fin del Flash Back.

-Meliodas se volvió mi mejor amigo desde ese entonces, los fines de semana teníamos permitido salir, para pasarlo en nuestras casas, él no me dejaba solo, si quería quedarme en la escuela se quedaba conmigo, al igual que King y Ban, o me quedaba con alguno de ellos. Fueron la familia y amigos que me regalo la vida.

-Se escucha maravilloso.

-Pero cuando más me sentí seguro, Meliodas fue trasferido a Alemania por orden de su padre, por aquel entonces los padres de Ban murieron en un accidente automovilístico y dejo de asistir por casi un año, según sé, muchos de sus parientes lo mantuvieron alejado con tal de asumir el control de la empresa familiar, por ello Ban debió hacerse cargo desde los dieciséis de la cadena hotelera H&F. King apenas aparecía por clases, solo para rendir los exámenes de final de trimestre, nunca supe porque –relato- Mi comunicación con ellos era sumamente escasa, porque no tenía celular y en las computadoras del colegio no estaba permitido abrir redes sociales. Me excluí del resto, volviendo a mi conducta cerrada anterior, me sentí abandonado por mis amigos.

-Fueron las circunstancias de la vida, no que ellos quisieran dejarte.

-Ahora lo sé, pero en ese año las cosas no se veían desde esa perspectiva para mí. Solo pensaba en que fui abandonado nuevamente por las personas que amaba, me cerré completamente luego de eso –razono- Al graduarme conseguí una beca para la Universidad de Tokio, lo mejor de lo mejor, estaba a mi alcance, tenía diecisiete aun, con un permiso gubernamental, deje el orfanato y me mude, la beca me daba para un pequeño apartamento estudiantil, la comida y algunos libros; como siempre andaba corto conseguí un empleo dentro del campus, asistente de cocina en la cafetería.

Flash Back

-Buenas tardes en que puedo servirle –pregunto con una sonrisa al nuevo cliente en la larga fila.

-Así que aquí estabas, cabra… -saludo con esa típica sonrisa amplia, que dirigía a quien verdaderamente le conocía.

-Meliodas –susurro.

-¡Trapito! –exclamo Ban tras el rubio.

-Nos costó una vida encontrarte Gowther, sinceramente tu bajo perfil es un severo problema –argumento King.

-¿En qué puedo servirles? –pregunto con gesto neutral, ignorando la emoción en su corazón.

-¿Estas molesto con nosotros? –cuestiono Meliodas.

-No, son mis ex-compañeros de preparatoria ¿Por qué habría de estarlo? –razono.

-Bien –suspiro Meliodas- Sí así lo quieres… ¿A qué hora termina tu turno? Vendremos luego –propuso ante la agitación en la fila por la demora- Vamos, por pizza y unas cervezas ¡Yo invito! –esbozando esa sonrisa ingenua.

-Yo no… -intento hablar.

-Al parecer lo convertiremos en un secuestro, capi –dijo Ban.

-¡Que así sea! –exclamo el rubio animado- Nos vemos más tarde, cabra –se despidió apartándose del tumulto quejumbroso de personas.

Fin del Flash Back

-Los chicos retomaron su trato conmigo como si nada, aunque por mucho tiempo no pude perdonarlos, en ese tiempo tuve bastantes dificultades, mi abuelo aún con vida y como profesor retirado, intento contactarme. Meliodas me convenció de intentar tender puentes con él, para subsanar el pasado, pero él solo quería alguien que continuara con la tradición erudita Spiegel, quise bajar mis notas para decepcionarlo. Insistió por un tiempo, hasta que yo le plante la cara y le dije que no necesitaba nada de él.

Flash Back.

-Gowther. Sinceramente ¿Qué esperabas obtener de él? –cuestiono Meliodas con una botella de Bernia Ale en mano.

-Yo… Creo que espere tener una familia –respondió amargamente con las lágrimas surcando sus mejillas.

-Cabra –hablo serio, llamando la atención del de ojos ámbar- No necesitas familia como esa.

-¿Y qué tipo necesito? ¿Una como la tuya? –cuestione sarcástico.

-No, la mía tampoco es buen ejemplo, mi padre cada año es más imbécil y estricto. Desaparece de casa por semanas, metido en su oficina, fue así desde que mamá murió. Eso no es una familia –contesto amargo.

-Yo… Lo siento –murmuro arrepentido.

-No te disculpes, tienes razón. Pero a la familia se le puede escoger –volteo a mirar a Ban y King dormidos, uno en el suelo abrazando una botella de cerveza y el otro en un sillón individual apretujando una almohada verde muy particular- Ustedes forman parte de la mía, tú, Ban, King, Zeldris, Mirana… A la mayoría no nos une la sangre, pero siempre estamos para soportar la caída del otro.

-Supongo que tienes la razón, capitán –acepto.

-¡Wow! –exclamo- No me llamabas así desde la preparatoria…

-Supongo que no estaba seguro de volver a confiar en ustedes –argumento.

-Lo supuse –respondió- ¿Sabes? Aun planeo cumplir lo que te prometí en la preparatoria.

-Prometiste muchas cosas –razono irónico.

-Ayudarte a alcanzar lo que te propongas –recordó.

-Entonces, volveré a tomarte la palabra capitán.

Fin del Flash Back.

-Al graduarme de la Licenciatura en Literatura, quise hacerme editor, pero fue bastante difícil, apenas conseguía un puesto de becario, ni tocaba los manuscritos. Volví a ingresar a la universidad y realice un postgrado en Lenguas Románticas, durante ese tiempo continúe viendo a los muchachos con asiduidad, el día de mi graduación Meliodas me llevo a un edificio pequeño y me entrego las llaves, diciendo que me entregaría el capital inicial para comenzar a trabajar. Al principio fue duro, recibía pocos manuscritos y no precisamente buenos, no publicaría cualquier cosa haciendo perder dinero a Meliodas.

-¿Y qué sucedió? –pregunto intrigada.

-Llego una joven, con un manuscrito de una historia de amor, bastante cliché de unos amigos que lograron convertirse en novios, pero la forma en que narraba te sumergía en la historia, era como vivir en carne propia el dolor de la protagonista, llorar sus lágrimas. Me atrapo- confeso- Trabajamos semanas en aquel manuscrito, usamos los medios publicitarios de la editorial Demon, recomendando el libro como una subcolaboración suya. Se convirtió en un Best-seller.

-¿Cuál era el libro? –indago.

-Solitario* –respondió.

-¿El de Maya González? ¡Ese libro es maravilloso! –exclamo emocionada.

-Ella fue el principio de todo, en dos años, ya tenía asistentes editoriales, editores y coeditores; publicistas, todos bajo mis órdenes, supervisaba todo concienzudamente, quería retribuirle a Meliodas aquella oportunidad –pauso- Y mi progenitor reapareció, mi fama y conexiones le hicieron saber de mi paradero. Gowther Clorance*, ese era su nombre.

-¡Que descaro!

-Su esposa había fallecido hace poco, y su propia vejez lo impulso a querer reconectar con aquello que quedó colgando. Resulto ser primo segundo de la mamá de Meliodas.

-¿Entonces ustedes?

-Sí, verdaderamente somos familia, aunque algo lejana –pauso esbozando una leve sonrisa- Tiene dos hijos de su matrimonio Guila y Zeal, los conocí, pero estaban muy envenenados por su madre como para entablar cualquier amistad –relato mirando el techo- No estaba dispuesto a pasar por el dolor de ser dejado de lado nuevamente, rechace sus ofrecimientos de brindarme su apellido, de hacerme participe de la mediana riqueza que amaso en sus años de catedrático o siquiera de acercarme más de lo necesario a ellos. Antes de navidad solía llevar algunos regalos personalmente, nunca me quede en su casa, pero hice todo cuanto me pareció correcto, aun envió ciertos regalos en las fiestas, no espero que me respondan o algo. Pero ellos son menores –argumento- Guila cumplió hace poco los dieciocho y Zeal tiene diez. Viven con parientes maternos.

-Entonces tu padre murió.

Flash Back

-Señor Spiegel –hablo su asistente- Le ha llegado un paquete, lo deje en su oficina.

-Bien.

Una caja de tamaño medio reposaba sobre el escritorio del pelimagenta, este lo abrió sin reconocer la dirección, aunque normalmente solía recibir paquetes de parte de sus escritores desde cualquier parte del mundo, un sobre blanco, reposaba sobre varios libros de tapa dura que asemejaba ser piel.

“Mi estimado Gowther:

No me atrevo a llamarte hijo, ni ahora y tal vez nunca; sé que rechazaste cualquier acercamiento de mi parte, y hoy en la situación en la que me encuentro, impulsivamente mande esto a tus manos, son mis diarios personales, tengo las costumbre de escribir en papel mis pensamientos desde la universidad, como padre nunca pude aconsejarte, tal vez ahora como escritor pueda transmitirte algo de lo que he aprendido, si tienes la bondad de leerlos, espero puedas aceptar la sabiduría de un anciano tonto.

Gowther D. Clorance”

El pelimagenta dejo la caja de lado, y empezó a trabajar, dos días después un sentimiento de pesadumbre en su corazón lo condujo hasta la caja, agarro el que tenía apariencia más vieja, las historias divertidas y superficiales de la vida de estudiante de su progenitor, pasaron por sus ojos desinteresadamente. Al pasar al segundo diario, los relatos sobre su matrimonio, de cierta manera arreglado con la hija de un antiguo profesor suyo, captaron su atención, la infelicidad del matrimonio cobro vida a través del puño de su padre, hasta que llego a las anotaciones de su madre, describiéndola como una musa, una diosa para sus ojos, a quien lamento profundamente decepcionar, y aunque muchas veces sintió el deseo de emprender una demanda de divorcio, cuando tuvo el valor era tarde, su esposa había sido diagnosticada con un trastorno mental. No pudo abandonarla.

La amistad era lo único que mantenía aquel matrimonio, eso y la piedad de él por ella. Más tarde relataba su propia concepción, y la noticia de su existencia, la forma temblorosa de las letras le dio a entender la emoción de su escritor cuando plasmo aquellas líneas. Le siguió un cambio brusco de narrativa, aquellas hojas ahora estaban escritas para él, con continuos sueños y experiencias que deseaba compartir con su hijo en gestación. Seguido del dolor con el que se enteró de las tácticas que uso su esposa para alejar a Glarisa; inventarse un embarazo para engañarla.

Durante largas fechas Gowther relato su esfuerzo por buscar a su progenitora, los investigadores privados, que casi lo llevan a la ruina, seguido de la infidelidad de su esposa, teniendo como fruto a Guila y Zeal, aquella mujer estaba tan perdida que termino acostándose durante largos años con su psiquiatra de nombre Deal, y aunque el sabía todo aquello, no dudo en proveer a ambos niños de su apellido, la mujer aseguraba que sus hijos eran de Gowther, al parecer el hombre se aprovechó de las debilidades mentales de la mujer cada que podía y en ausencia de Gowther, reforzando la ilusión de un matrimonio solido en la confundida cabeza. Como amigo, Gowther nunca abandono a la mujer y tampoco descubrió la verdad a su familia ni la de ella.

Luego del nacimiento de Zeal, el progenitor del pelimagenta, reforzó sus métodos para mantener a aquel degenerado lejos de su hogar, pidiendo el apoyo a Damián Demon, el viudo de su prima segunda, quien tenía el poder necesario obtener una orden de alejamiento sin ir a un juicio exhaustivo* y también para que un médico contratado por los Demon declarara incapaz a su esposa de seguir en la casa, enviándola a una clínica psiquiátrica donde ese hombre no podría volver a abusarla. En cada fecha que él hombre presumía podía ser el cumpleaños de Gowther, escribía largas páginas con frases de anhelo para su hijo. Le contaba de sus hermanos, no consanguíneos. Al año de interna, la esposa de Gowther Clorance, falleció.

El de ojos ámbar, no soltaba los diarios y aunque a su parecer llevaba semanas leyendo, en realidad, leía de manera tan compulsiva que termino el ultimo diario tres días luego de empezar. La última página tenía una caligrafía temblorosa:

“Lo siento, pero no quería irme sin contarte mi verdad”

Aquella frase hizo click en la mente del de lentes, aunque eran las tres de la mañana y estaba en su casa, empaco lo que pudo, de manera muy desprolija. Llamo a Meliodas, al parecer interrumpiendo algún momento con una dama, que se quejaba agudamente en el fondo, le pidió de favor que con sus contactos le consiguiera un vuelo lo más pronto posible a Londres, el rubio al oír la desesperación en la voz de su amigo, despidió a su acompañante, realizando la tarea con prontitud. Gowther se embarcó en el primer vuelo comercial del día, llegando agitado a la casa donde su progenitor vivía, personas vestidas de negro entraban y salían de la casa, se retiró de allí y ahogo sus penas con el alcohol de la mini nevera de su habitación de hotel.

La mañana siguiente condujo un vehículo de alquiler discretamente tras la procesión fúnebre, se mantuvo apartado oculto tras algunos monumentos, vio como unos niños lloraban frente a la fosa, recordándose a sí mismo a los siete años. Espero a que todos se marcharan y se acercó a la tierra removida bajo la que descansaba su progenitor. Una vez más se arrodillo en la tierra de una tumba, manchando sus pantalones de vestir negros.

-Pudiste esperar un poco más –susurro con amargura- Un día más y habría alcanzado a decirte que te perdono… ¡Dios! Pudiste escucharme al menos decirte, padre. No habría aceptado tu apellido, pero si pude darte un abrazo, uno de los tantos que no pude darte en el día del padre –hablo entre hipidos a la tierra- Sí solo hubieras sido sincero con mamá, Gowther. Estoy seguro que habría comprendido. No te odio, ella tampoco lo hizo.

Fin del Flash Back.

-Al regresar, me mude, para empezar desde cero simbólicamente, y te conocí –comento- No entendía porque me gustaba verte o hablarte de cualquier tontería, compartir una taza de café los domingos, observar tu sonrisa, a veces intentaba contar tus pestañas y no escuchaba lo que decías –siguió relatando sin ver el rostro lloroso a su lado- Los chicos me decían que era amor, que estaba enamorado, me negué todo lo que pude, me hice pasar por tímido… Pero ese beso, fue como abrir la caja de pandora, mis sentimientos, que por años silencie para no intentar entenderlos, explotaron a mi alrededor. No sé cómo manejar algo tan fuerte, las veces he que amado de maneras remotamente parecidas, he perdido a esas personas. Sé que esto y aquello no es igual, pero no puedo evitar tener miedo y pensar demasiado.

Pauso volteando a ver a la joven a su lado, secó delicadamente con los pulgares las lágrimas que bajaban sin control por el rostro contrario y se puso de rodillas frente a ella.

-Nadja, estas en todo tu derecho de abandonar una relación como esta, no entiendo muchas veces los impulsos que me dominan y prefiero callarlos por temor a parecer un niño inmaduro –comento- Pero, dame una oportunidad. Me matriculare en tu universidad, enséñame como amarte, cómo quieres ser amada, seré tu mejor estudiante. Me graduare con honores con tal de no perderte a ti también* –pidió abrazando la cintura femenina.

La rubia alzo el rostro masculino de su regazo, encontrándolo cubierto de lágrimas, secó cada una de ellas con besos ligeros como el toque de una mariposa. Terminando con un beso salado en los labios de su amado. Le había comprendido, era un corazón inocente que sufrió las crueldades del mundo, pero era tan puro que pudo perdonar las injusticias, acepto cada peso en su corazón como alguna penitencia, pero era hora de ser libre de esas cadenas.

-Recorramos este camino juntos –propuso Nadja- Te amo, como a ningún otro, Gowther.

-Y yo a ti, Nadja –susurro sobre los labios contrarios volviendo a unirlos en un beso lleno de emociones sin nombre aun.

-De ahora en adelante debemos ser totalmente honestos entre nosotros, pregunta lo que sea y yo te contare como me siento sin omitir nada.

-Lo prometo.

-Bien, volvamos a la cama –propuso- Pero antes… ¿Te gustaría desayunar? –viendo los primeros rayos del alba despuntando en el horizonte a través de las puertas corredizas de vidrio.

-Por supuesto.

La pareja se preparó un breve desayuno y volvieron a la cama juntos, abrazándose para por fin descansar de un día extremadamente largo y agotador.

El fin de semana culmino con el regreso tardío del grupo a sus respectivos hogares. Meliodas se alojó en la mansión Demon junto a Elizabeth, luego de dejar el vehículo de esta en su departamento, allí compartieron informalmente y como familia, con Mirana y Zeldris. Para el lunes todos volvieron a su rutina, Elizabeth estaba con la nariz metida en contratos que le llegaban al techo de su oficina y para los Demon no era diferente, esa semana llegaba el patriarca de la familia y hasta los trabajadores de más bajos cargos estaban nerviosos ante la idea de las revisiones de Damián Demon

Miércoles en la mañana y toda la Torre Demon era un hervidero de actividad, personal corría arriba y abajo, agilizando aún más su acostumbrada dinámica de trabajo. Meliodas y Zeldris llegaron a la oficina temprano, siendo saludados por Estarossa quien finalmente se reportaba al trabajo luego de casi dos semanas de ausencia, sin una sola marca o cicatriz en su rostro. Le saludaron secamente y cada quien fue a su oficina, a las nueve de la mañana el Señor Demon atravesaba las puertas del ascensor, minutos después se encontraba en el último piso donde se ubicaban las oficinas de sus hijos y sobrino, siendo recibido por ellos al salir de cubículo metálico.

Repasaron personalmente con el mayor cada una de las estadísticas que quiso saber, recorrieron la empresa al completo y escudriñaron en las actividades de los empleados hasta que se vio satisfecho. Regresando a la oficina del rubio al terminar, Meliodas le ofreció la silla de su escritorio y los menores tomaron asiento frente a él.

-Estoy francamente impresionado –halago- Todo marcha como un reloj.

-Un placer complacerlo –dijo Zeldris.

-¡Sí, tío han sido meses de arduo trabajo! –exclamo Estarossa.

-Supongo, hasta los mandamientos dan su visto bueno –acoto- Les has dirigido excelentemente, Meliodas.

-No fuera posible sin empleados capaces –comento en respuesta el rubio, ganándose una mirada de odio discreta del peligris.

-Te has ganado el favor absoluto de los Mandamientos y se lo difícil que es convencer a algunos –bromeo- Galand se deshizo en halagos, más de lo que es su costumbre.

-Meliodas ha dejado claro, que nadie le pasa por encima –intervino Zeldris- En una reunión dejo en completa evidencia que nadie desafía su liderazgo ¿No es así, Estarossa? –le provoco.

-C-claro… -susurro.

-Me encantaría saber esa historia –comento Damián.

-Nada resaltante padre, solo discipline a un empleado que estaba un poco descarriado –respondió.

-Nunca me equivoco sobre ti, hijo –admitió orgulloso- También me gusto saber que ambos han hecho más allá de los que les compete –dirigiéndose a Estarossa y Zeldris.

-¡Aunque sea un dolor de cabeza… ! –siendo interrumpido por Zeldris.

-Nada más que lo absolutamente necesario –intervino el azabache.

-¡Perfecto!

-Debería ir a descansar, tío. Fue un largo viaje, para la noche hemos planeado una excelente cena en su honor.

-Me regocija saberlo –acoto levantándose de la silla giratoria- Nos vemos en la noche –se despidió saliendo de la oficina.

Ambos hermanos miraron con el ceño fruncido a Estarossa. Obviamente había una cena, siempre la había cuando regresaba el mayor, preparada y coordinada por Mirana, quien exponía todas sus habilidades al servicio y complacencia de Damián Demon, pero ahora Estarossa había tomado todo el crédito para ellos, bueno, quiso tomarlo solo para él, pero no le funciono ya que la cena era en la mansión Demon, donde los dos hermanos también Vivian, de a ratos.

Los Demon terminaron su jornada de trabajo apenas dándose cuenta del pasar tan rápido de las horas. Sintiéndose el triple de cansados ambos hermanos retornaron a su casa, siendo seguidos de cerca por el vehículo de su intolerable primo. Fueron recibidos por Mirana que vestía una falda tubo por debajo de las rodillas, tacones negros cerrados y una blusa blanca de botones, su largo cabello estaba atado en una coleta que se bamboleaba grácilmente a su alrededor, en resumen lucia perfecta.

-Buenas noches, Mel y Zel –saludo con una sonrisa, que se borró al notar la presencia de Estarossa –Bienvenido joven Estarossa.

-Solo Demon para ti –murmuro pasando de largo a la peliblanca.

-¿Y nuestro padre? –cuestiono Zeldris mirando como Meliodas volteaba los ojos.

-En su despacho, la cena la serviremos en quince minutos. Tomen el tiempo para refrescarse y bajen –amenazo con aire maternal.

Meliodas y Zeldris subieron a sus habitaciones, se quitaron los sacos y cambiaron sus camisas por unas limpias. Meliodas tomo una blanca y se subió las mangas a los codos, Zeldris se colocó una roja y dejo las mangas en su sitio, al bajar se encontraron a Estarossa en la sala, bebiendo una copa de vino, en una actitud sobrada. Poco después bajo el mayor y juntos se desplazaron al comedor, la cena fue servida ante ellos en simultaneo por los sirvientes, el primer plato contaba de una crema de champiñones y pollo.

-Te has lucido nuevamente, Mirana –halago el mayor, mientras la mujer le servía una copa de vino.

-Concuerdo con padre –acoto Zeldris.

-Se me adelantaron –murmuro Meliodas.

-¿Por qué no te sientas a la mesa con nosotros? –cuestiono el azabache mayor.

-No se merecen, señor Damián –respondió Mirana- Necesito supervisar los últimos toques en la cocina –ignorando las miradas suplicantes de Meliodas y Zeldris, pero con los ojos les señalo a Estarossa.

-Como gustes –acepto Damián con cierta molestia en su voz, luego Mirana se retiró.

-¡Hay que ver! –exclamo Estarossa- ¿No es esa mujer muy confianzuda, tío? Le llama por su nombre.

-Es una costumbre de años, Estarossa –respondió con simpleza.

-¡Cierto! –exclamo tratando de ocultar su anterior falla- ¿Sabías que Meliodas tiene novia ahora? –cuestiono logrando que el rubio llevara su mano apresuradamente a su copa de agua, dándole un buen trago para bajar la comida que se le atoro en la garganta.

-Uhm, nada nuevo. Siempre tiene una distinta –le quitó interés el señor Demon.

-Esta es diferente, es oficial. Hasta se la presento a Mirana –dijo con sorna mal disimulado el ultimo nombre.

-Eso es nuevo… ¿Algo que decir, hijo?

-Nada, todo es cierto. Es algo serio –contesto fingiendo tranquilidad.

-¿Y la chica misteriosa tiene nombre?

-Deberías conocerla, tiene el cabello platinado y una figura escultural, parece una DIOSA –comento Estarossa remarcando lo último con saña.

-Sí padre, se llama Ellie –comento Meliodas.

-No me suena –murmuro el hombre- ¿Tú la conoces Estarossa?

-Nos vimos una vez, pero creo que no le caigo bien –simulando falsa pena.

-Parece conflictiva.

-Para nada, te la presentare pronto. Aunque por el momento llevamos las cosas con calma. Mantenemos lejos la prensa para no perjudicar su carrera –argumento el rubio.

-Pero ella es famosa ¡La prensa es lo de menos para ambos! –intervino Estarossa.

-¿Es una actriz?

-No, tiene una compañía a su cargo. Pero prefiere no darle a la prensa más de lo que estamos dispuestos a mostrar.

-Al menos suena como una persona sensata…

-¿Te hable de la novia de Zeldris? –argumento Meliodas dedicándole a su hermano una mirada de “lo siento”.

-¡Eso sí es más sorprendente! –exclamo Damián- ¿Le conozco?

-Es Ge-Gelda Edinburg –contesto apenado.

-¡Increíble! Tu madre siempre pensó en emparejarte con su hermana Ren.

-Algo así comento la señora Chartiana –admitió Zeldris.

La conversación se vio interrumpida por la nueva entrada de los sirvientes, para poner el plato principal: vegetales salteados, arroz y roast beef en salsa de vino tinto. Mirana salió de la cocina para supervisar a los empleados, pero su camino de regreso se vio interrumpido por la voz de su empleador.

-¡Mirana! ¿Así que estos niños ya tienen novia formal? –cuestiono alegre.

-Sí, la señorita Ellie y Gelda son encantadoras –opino sonriente.

-Al parecer ya tienen una aliada.

-Una acérrima… –completo Mirana volviendo a la cocina.

Todos continuaron comiendo y se decantaron por una conversación de negocios, los hermanos trataron de no darle más espacio a Estarossa para que desviara la conversación al terreno que quería. Los platos fueron retirados y cambiados por el postre, tiramisú con una taza de café expresso. El final de aquella velada estaba cerca.

-Meliodas ¿Sabes que se acerca la fiesta aniversario de la compañía Lyonesse? –cuestiono el mayor.

-Sí ¿Por qué?

-Pienso asistir este año –anuncio- Allí estará mi amigo Danafor y su hija, me gustaría que la escoltaras –declaro.

-Tengo novia padre –remarco.

-¿Entonces iras con ella? –cuestiono.

-No sabía que iríamos a la celebración, debo consultarle –respondió sin dejar traslucir su miedo- En dado caso, podría acompañarla Estarossa.

-¿Yo? Pero sí no nos conocemos de nada, la señorita Danafor se sentirá incomoda –se excusó.

-Tiene razón, hijo. Hazlo por una vez, tu novia no se enfadará. Su relación es bastante seria ¿No? –pinchó- Ella debe saber cómo es este mundo.

-Sí padre.

-Me complace oírlo –acoto volviendo a disfrutar de su postre.

Ese rubio debía llamar a Elizabeth con la mayor brevedad.

 
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Cross: en nombre al director Cross del anime Vampire Knight, me gusto mucho ese personaje.

Solitario: un libro completamente original que llevo años planeando, aun es mi bebé y no verá la luz del sol por un tiempo.

Clorance: apellido que dí a la madre de Meliodas y su familia, sacado de un excelente manga llamo Doctor Elise. Es un isekai de una doctora que relanace en una época y mundo paralelos, dónde ella insiste en hacer buenas acciones con sus conocimientos médicos sobresalientes, ya que en su primera vida en ese mundo, fue tan mala, que fue ejecutada por su esposo, el príncipe heredero.

Juicio exhaustivo: los juicios que involucran personas con problemas mentales generalmente no llegan a ningun lado por falta de evidencia contundende, la parte demandada suele apoyarse en las flaquezas del demandante para escapar impune, en este caso. Además de que Gowther no quería hacer un escándalo alrededor de su esposa e hijos.

Una frase parecida es usada en el Infierno de Gabriel, con ella el protagonista le ruega a la heroína le de una oportunidad.

7800 palabras ¡Un nuevo record! Me tarde poniéndole todo mi corazón a la historia de la cabrita, espero haberle dado el protagonismo que normalmente se le quita.

No actualice antes porque el 21 fue el día del estudiante universitario en mi país,  no idea si es internacional en la misma fecha, en fin, aquí la universidad en la que estudio se vio cubierta de un hecho lamentable por el asesinato de un estudiante dentro de las instalaciones,  no lo conocí,  ni siquiera estudiamos lo mismo y tampoco en el mismo edificio, pero soy muy empatica y me estado de animo se vio ensombrecido por ello.

Y hoy se le estrallo la mica a mi tablet, estoy que la lloro porque no me gusta tener mis preciados dispositivos con las pantallas en mal estado.

Eeeen fin: saludos; besos y mucho amor para las siguientes personitas:

Lopito-Kawaii Vivianariosclaros wolffriki kagome1315 HannaKarime15 MelissaDemonsGoddess Giullia_07 ariannaloor77 sakurawolf24 Lucero14pinto JoanaNegron elizabet109 mlatru CoconaniAzul

Inmensas gracias por sus estrellas, comentarios y apoyo.
Igual un enorme agradecimiento a los fantasmistas.

Y la bienvenida para las siguientes personas, que al parecer disfrutan de esta trama psicótica que se me ocurrió:

Sirayukhi2004  MaripichanMundaca KiranCatiri tsukihimekoomori

Besos y abrazos
Mia_Gnzlz♥

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