13._ Power and control

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HOLAAAAAA ♡

Tengo que darles choporrocientos millones de disculpas por ausentarme tanto, tengo un motivo que para mi es válido si quieren saberlo lo dejare abajo luego se los agradecimientos a todos aquellos que me apoyaban aun en mi ausencia, las etiquetas son para que sepan que los aprecio un monton, pero si les es incoveniente o tedioso me dejan un mensajito y lo estaré tomando en cuenta en próximos capítulos. 

Les tengo una propuesta, la haré abajo y espero participen
Ahora... ¡A leer!

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-¿No es hermoso, Mel? –cuestiono una pelirroja con los ojos brillantes de emoción.

Ambos hermanos Demon, Gelda y Lizzette deambulaban entre los parterres de flores del jardín botánico más grande de Japón. Gelda iba alegremente tomada de la mano de su pareja, mientras que Liz no dejaba de encimarse al rubio, quien se esforzaba por ocultar su irritación.

-¿Mel? –cuestiono  Meliodas con seriedad.

-¡Sí! ¿No te gusta? Es que Mirana te llamó así ayer y creí que yo… –pregunto la joven con la mirada levemente entristecida.

-Liz; debo serte absolutamente honesto –suspiro el rubio con fastidio.

La joven Edinburg se rezago un poco para escuchar con atención, aquello que su cuñado iba a decirle a su “pareja”.

-Meliodas –llamo Zeldris a su hermano, sin saber que decir exactamente para evitar las futuras palabras del mayor.

-¿No les parece un buen momento para tomar un descanso? –intervino Gelda en ayuda de su amado, muy a su pesar.

-Buena idea –convino Meliodas.

Mientras la pelirroja continuaba parloteando sobre sus últimas pasarelas a un rubio nada interesado, delante de ellos, Gelda y Zeldris hablaban entre susurros, y en los de ella se notaba una evidente molestia.

-¿Por qué interviniste? –cuestiono Gelda, dejando traslucir su enfado.

-Conozco a mi hermano. Esta irritado y no tendrá la delicadeza necesaria para hablar con Lizzette de su relación con Elizabeth –argumento- No es solo la personalidad de ella lo que lo tiene así, esta de los nervios por el asunto de Seraph Mael y sumémosle que no ha visto a mi cuñada hace algunas semanas. Sí explota no será nada agradable.

-Aunque, pienso yo, era mejor decirle hace un momento a esperar que ella conciba ideas erróneas en su cabeza –opino la ojicarmesí.

-Lizzette siempre es así –comento el azabache- No es como que sienta algo por Meliodas.

-Tú la conoces más que yo –admitió Gelda en un suspiro- Pero, yo no lo veo así –comento viendo a la “pareja” de refilón.

-Ya lo veras, pronto se ira y no la veremos por los próximos tres años –comento sonriendo para su amada.

-No me parece que tu padre quiera lo mismo –susurro para sí misma.

El grupo tomo un descanso ameno bajo la sombra de un manzano. Liz entablaba diversos temas de conversación con Gelda y los hermanos se mantenían callados a menos que se le hiciera una pregunta directa. La salida concluyó con un último paseo por el invernadero; Zeldris y Gelda se despidieron con cordialidad, pero antes de irse, el azabache lanzo una mirada de advertencia al rubio, a lo que este respondió entornando los ojos con irritación.

Meliodas llevo a la joven hasta la entrada de su hotel. La pelirroja se removió en su asiento un poco incomoda ante la idea de separarse tan pronto del de ojos esmeralda, tomo una profunda bocanada de aire, reuniendo valor. El rubio volteo encontrándose con Liz inclinándose a él, los labios fruncidos, las mejillas rojas y la clara intención de besarlo; este respiro hondo y freno el avance de los labios ajenos con los dedos índice y corazón, empujándole son suavidad de regreso a su asiento, al menos lo poco que había logrado avanzar Liz.

-No te equivoques, Lizzette –pronuncio con la mirada oscurecida, para luego bajarse del vehículo, rodearlo y abrir la puerta del copiloto, ofreciendo su mano a la conmocionada mujer, quien la tomo dudosa –Nos veremos en el evento de los Liones –se despidió.

El rubio volvió al asiento del piloto y sin voltear ni una vez, acelero, perdiéndose en el tráfico de la ciudad.

Liz aun como piedra observaba la avenida por la que desapareció el vehículo del rubio, su corazón se debatía entre una esperanza infundada y el dolor del rechazo. Ella no solía ser una mujer pesimista, más bien todo lo contrario, era de armas tomar; encerró todo sentimiento confuso en el fondo de su corazón y subió a su habitación de hotel, decidida a por fin evaluar a su “competencia”, recordando la breve conversación que tuvo la noche anterior con el señor Demon.

Flash Back.

-Liz –llamo el hombre de cabellos oscuros.

-Dígame señor Demon.

-No tienes que ser tan formal –repuso con una sonrisa- ¿Sabes? Siempre te he considerado una jovencita maravillosa.

-Estoy honrada de su percepción –contesto con una inclinación de cabeza.

-Desde hace mucho te veo como una hija.

-Sí Meliodas acepta, seremos familia señor Demon –trato de tranquilizar al hombre.

-Eso es lo que me preocupa –comento fingiendo aflicción- Últimamente alguien está jugando con él, le hace creer estar enamorado, lo tiene completamente en sus redes y yo que soy su padre temo por él.

-¿Realmente es tan mala? –cuestiono intrigada.

-Lizzette, esa mujer se niega a salir a la luz y el único que pone su imagen en riesgo es Meliodas. Estoy seguro que se trata de una estafadora.

-¡Debemos advertirle! –exclamo preocupada.

-Liz, mi hijo esta obnubilado por esa mujer, pero tú… Él siempre te ha querido, estoy seguro que con tu amor, lograras mostrarle el camino correcto –argumento poniendo ambas manos en los hombros femeninos.

-¿Eso cree? –cuestiono Liz ilusionada.

-¡Por supuesto! ¿Por qué otra razón buscaría una joven tan parecida a ti? –razonó - Estoy seguro que lleva muchos años resistiéndose a sus sentimientos, ya que son amigos desde muy jóvenes, teme hacerte daño y romper su amistad. Encárgate de romper esa imagen de hermana menor y de amar a mi hijo como solo tú sabrás hacerlo –animo el hombre.

-Tiene razón ¿Entonces tengo su consentimiento para pertenecer a su familia? –cuestiono avergonzada.

-Nunca ha habido nadie mejor para ser mi nuera, que tú. Para mí, ya eres parte de la familia. Inténtalo por favor, Meliodas saldrá de ese engaño gracias a ti –hablo dulcemente, como un encantador de serpientes.

-Daré lo mejor de mí –dijo entusiasmada y segura de sí misma.

Fin del Flash Back.

Las fotos en el Instagram del rubio no fueron de mucha ayuda, francamente había pocas con la “supuesta” novia, muchas de ellas eran recortadas donde solo se apreciaba el rostro de Meliodas, pero habían tres donde el rostro femenino era visible; la más antigua, en un restaurante tomándose de las manos, la pelirroja de ojos azules miraba la cámara con cierta vergüenza y las mejillas rojas; la segunda donde ambos estaban en una piscina, ella escondida en el pecho de él, esos ojos azules veían la cámara con picardía, y un esbozo de sonrisa que casi desbordaba superioridad; en la tercera la mujer vestía un provocativo vestido blanco y estaba sentada en el regazo del rubio, ambos se besaban con pasión, ella tenía las manos en las mejillas masculinas, él empuñaba en su diestra varios mechones rojos y la izquierda en la cadera contraria.

La química entre ambos era totalmente evidente, pero aquellas fotos no demostraban ningún índice de amor, al menos así lo veía Liz. La celosa joven Danafor, solo miraba con rabia como esa mujer era sujetada posesivamente por las manos de Meliodas, ignorando los demás detalles; algunos mechones patinados escapándose de la peluca pelirroja de la fémina en las fotos.

Ó la última imagen, publicada a escasos cinco minutos, dos rostros sonrientes y en calma con una sonrisa totalmente honesta, como si dos ángeles reposaran junto al otro, las narices rozándose en una caricia totalmente inocente y algunos mechones rubios de él colándose en la imagen, junto a unos platinados de ella, tan escasos que podían pasar por efectos de luz. Con pie: “Te anhelo, preciosa”.

Mientras Liz lanzaba con celos su teléfono contra el suelo de su habitación de hotel; Estarrosa Demon entraba a la oficina donde se encontraba su tío, para tener un “ameno” almuerzo con él.

-Sobrino –saludo el azabache- Que agradable visita –comento jovial sin volver a apartar su vista de los documentos entre sus manos- ¿Puedo hacer algo por ti? –cuestiono.

-Tío, pensé que te gustaría almorzar con algo de compañía –comento.

-¿Ya es hora de almorzar? –inquirió mirando la hora en su reloj de pulsera- ¡Que rápido se va el tiempo cuando te diviertes!

-Usted suele perder la noción del tiempo mientras trabaja –bromeo- Por ello vine a buscarle, me tome la libertad de mandar a preparar a su chofer para ir a un excelente restaurante que visité hace poco con unos socios –comento con zalamería.

-¡A eso llamo yo diligencia! ¡Vamos! –exclamo con complacencia mientras tomaba su saco del espaldar de su silla.

En el restaurante, ambos parientes esperaban el plato fuerte, mientras disfrutaban de una charla cordial, sentados en una zona intima del local. Damián dejo con delicadeza su copa de vino sobre el impoluto mantel, posteriormente miró de manera calculadora el rostro de su sobrino, esperando aquella información que Estarrosa seguramente le diría sobre Meliodas.

Sí por algo era conocido Damián Demon, era por su astucia, cualidad que lo había llevado a ser el Demon que llevó su empresa familiar a niveles solo soñados por sus antecesores. Conocía el modus operandi* de Estarrosa y a pesar de ser un miembro innecesario de su junta directiva, aunado a ello un trabajador bastante mediocre; era una pieza importante en su tablero de ajedrez.

Un peón de sacrificio, si se prefería. La desesperación del peligris por superar a Meliodas en todo aspecto posible, era perfectamente visible para cualquiera, y ese complejo de inferioridad era lo que lo posicionaba como un mero peón en su juego. Y luego de largos años de conocer a su patético sobrino, era perfectamente previsible que aquel almuerzo y sus palabras halagadoras solo tenían un fin, socavar a Meliodas.

-Es una lástima que no pase más tiempo en la empresa, tío –comento el grisáceo con pena fingida- Se le ve tan feliz tras su silla ¿No cree que aún es pronto para su retiro?

-Concuerdo contigo –acepto francamente- Pero si quiero impulsar aún más el legado familiar debo pasar mucho tiempo viajando y no confió en ningún empleado para el cargo de presidencia.

-¡Yo siempre estaría dispuesto a ayudarle, tío! –exclamo con el brillo de la avaricia oculto en sus ojos azabaches.

-Lo sé, hijo. Pero Meliodas es quien heredara la empresa, ahora que estoy fuerte quiero que aprenda sin tanta presión –le provoco, buscando que revelara sus cartas.

-¿Por qué él? –cuestionó irritado- ¿Por qué no Zeldris? ¡Cualquiera valdría más que ese traidor!

-Estarrosa… -susurro en tono de advertencia- ¿Acaso sabes algo que yo ignoro? –pregunto finalmente.

-Creo que Meliodas nos está traicionando, no tengo pruebas contundentes, es solo una sospecha – reveló.

-Entonces no hablemos más del tema –freno el tema ante la presencia del camarero con su pedido.

Los  minutos en la mesa pasaban en un ambiente totalmente silencioso entre ambos hombres, excluyendo el bullicio de los demás comensales a su alrededor. El grisáceo esperaba que su tío ahondara más en el tema anteriormente tratado, para evitar demostrar demasiado interés en probar alguna falta en su primo rubio, eso solo lo había llevado a desacreditarse a sí mismo en el pasado.

Estarrosa se removía incomodo en el asiento, y aunque Damián sabía que este se moría por decirle lo que tenía, su temperamento explosivo lo llevaría a actuar de maneras inesperadas y sería imposible predecir el impacto de sus acciones.

-Bien… ¿Qué tienes? –se decidió a preguntar el mayor.

Complacido, el peligris deslizo su smartphone frente al mayor, mostrándole una carpeta llena de imágenes comparando a la novia “pelirroja” de Meliodas, con la bien conocida y odiada primogénita de Nerobasta Gooddess.

Damián escudriñó con cierto escepticismo las imágenes, comprendiendo rápidamente el objetivo de aquella información puesta ante sus ojos. Acusar a Meliodas de tener una relación con Elizabeth Goddess.

-¿No te estas equivocando, Estarrosa? –pregunto el azabache con el ceño fruncido.

-El parecido es indiscutible –acoto el menor.

-Todas las mujeres se parecen hoy en día. Con la cirugía plástica a la orden del mejor postor, el maquillaje y los cabellos de color fantasía. Esa joven puede ser una imitadora de la chiquilla Goddess –argumentó- Sí mal no recuerdo, ha tenido una o dos campañas publicitarias donde ella es la imagen, bastante populares… -acotó con cierto desprecio velado en su voz.

-¡Solo intentas excusar a Meliodas! –exclamo llamando la atención de algunos comensales.

-Baja la voz… -susurró en tono de advertencia, que más bien fue una orden disfrazada. Ocultando su mueca de disgusto tras la copa de vino, dándole un trago a esta, disimulando la situación.

Estarrosa miro a ambos lados escrutando con la mirada a los comensales curiosos, provocando que estos apartaran la mirada, más por miedo a ambos hombres que por simple pudor.

-Te recomiendo que te sientes, Estarrosa –murmuro Damián, descansando la copa nuevamente en la mesa- No te equivoques conmigo, soy tu tío. Y también tu jefe –dictaminó.

Desconcertado, el peligris volvió a su asiento, buscando el momento exacto en que su arrebato lo llevó a levantarse de la silla, frustrándose por no encontrarlo; ocasionando una escena. Y si había algo que Damián Demon detestara, eran los escándalos públicos; a pesar de ser una imagen constante en la prensa en el área de sociales y economía.

Siendo ese, el único fallo que el azabache aceptaba atribuirle a su primogénito. Con su inaceptable presencia constante en las páginas y portadas de las revistas de chisme y farándula, debido a su comportamiento libertino. Y por ello su urgencia de casar al rubio.

Y para disgusto de Estarrosa, Meliodas resultaba ser tan “perfecto” en su desempeño laboral, que su tío elegía ignorar sus faltas promoviéndolo de cargo cada que se le ocurría, porque supuestamente él era la mejor opción para dirigir la Corporación Demon.

-Hay más- dijo el grisáceo, mostrándole un video al mayor.

Era la grabación de una de las cámaras de seguridad de la entrada de la empresa poco nítida, además de que por la escasa iluminación proveniente de los faroles de la calle, los colores no se podían apreciar correctamente. La imagen constaba de Meliodas tomado de la mano con una mujer de cabello largo y buen cuerpo, ambos reían como dos idiotas, aparentemente ebrios por la forma en que parecían tambalearse. El video se distorsionó aun más y dejo de reproducirse.

-¿Por qué la imagen es de tan mala calidad? –cuestiono Damián.

-Es un video recuperado. Tuvimos un ataque en el área de seguridad informática de la empresa hace unas semanas, Meliodas y Zeldris lo “controlaron” junto al equipo informático –avisó, entonando sarcásticamente la parte de la intervención de sus primos.

-¿Cómo no me avisaron de eso? –cuestiono irritado.

-Meliodas aseguró que todo estaba bajo control, nada logro ser comprometido verdaderamente, salvo algunas de las grabaciones de seguridad, de los últimos tres meses. De este día en particular se perdieron horas de video de cámaras concretas, la entrada, las circundantes al elevador y todas las del área directiva. Curioso ¿No?

-Extremadamente conveniente… ¿Pero cómo tienes tú esto? –cuestiono.

-Pedí al departamento de informática un respaldo de todo tras el ataque, contraté a un especialista informático para el trabajo, solo pudo recuperar esto –volviendo a reproducir el corto clip de video- Según sé, Meliodas no es muy hábil en el área informática pero Zeldris y Harlequin Fairy si lo son, pudieron ayudarlo.

-Estarrosa. Obviamente se ve a Meliodas entrando con una mujer a la compañía, cosa que creí haber superado con él y es inaceptable que siga ocurriendo –comento enfadado- Es él, sin duda, se le distingue por el corte de cabello; en cuanto a la dama, la imagen es tan mala que ambos lucen con el mismo tono de cabello, podría ser rubia. Meliodas siempre ha tenido un estereotipo de mujer, altas y voluptuosas, nada extraño o que indique que esta joven sea siquiera la misma a la que hace llamar su novia, mucho menos Elizabeth Goddess –argumento- Estas excediéndote sobrino, inclusive involucrar a Zeldris en esto. Agradezco tu información, hablare con mi hijo sobre la falla de seguridad y su comportamiento, pero no me has dado nada más.

-Tengo algo más, el día en que conocí a la novia de Meliodas encontré una tarjeta de presentación en su oficina, perteneciente a Elizabeth Goddess –declaro mostrando una fotografía del rectángulo de cartulina que lanzó semas atrás a los pies de Zeldris.

-¡Suficiente! No pienso escuchar o ver más –dictaminó.

-Ambas lucen parecidas, tienen nombres similares y aun no conoces a la supuesta novia ¡Todo es por favorecer a tu hijo descarriado! –declaro Estarrosa iracundo, levantándose de la mesa sin llamar la atención de los comensales a el momento que vivían ambos familiares.

-Estarrosa –llamó Damián- Te recomiendo no aparecerte por la fiesta de los Liones mañana –comentó en tono calmado, para acabar con el contenido de su copa y llamar al camarero.

Ante las palabras de su tío, el peligris colmó su paciencia por ese día. Caminó con rapidez a la salida del restaurante y tomó un taxi con premura para volver a su hogar lo más pronto posible, para ahogar su irritación en alcohol.

Con un azote a la puerta, Meliodas hizo presencia en su departamento. Agobiado por la presión y tal vez la abstinencia, cosa que nunca en su vida fue un problema, se lanzó al sofá más grande, extendiendo su cuerpo lo más que este daba, estuvo allí acostado con uno de sus brazos cubriendo sus ojos durante largos minutos, tratando de desenmarañar la vorágine de sentimientos confusos que estaban dentro de él.

Dejando escapar un suspiro de sus labios, frustrado por su meditación infructuosa, se levantó y arrastró sus pasos hasta el refrigerador sacando de este una lata de Bernia Ale. Estaba por regresar a su posición abatida sobre el sofá, pero al cerrar la puerta del electrodoméstico, encontró una nota adhesiva sobre la impoluta superficie de espejo, algo que él jamás haría. Un  cuadrado de papel color azul celeste con una estilizada y bonita letra cursiva:

“Mel, perdóname. También te extraño mucho. Te deje algo en el horno, la receta es de Mirana, espero haberla reproducido adecuadamente.

Te amo. Ellie ♥”

Y aunque aquel trozo de papel no estuviera firmado, para el rubio, aquella letra era inconfundible. Gustoso abrió el electrodoméstico indicado, un delicioso aroma manó de el, bastante conocido para Meliodas, tanto fue el estímulo olfativo que comenzó a salivar, un gruñido proveniente de su estómago le hizo notar cuanta hambre tenia verdaderamente.

Retiro el papel aluminio de la bandeja de metal antiadherente, visualizando unos cortes de carne, bastante apetecibles, embebidos en una salsa de champiñones y especias. La visión de aquel gesto de su novia le conmovió profundamente. No era la primera vez que la platinada le enviaba comida, siempre preocupada por sus descuidados hábitos alimenticios; pero, por los cortes algo toscos en la carne lo supo, ella había cocinado para él su platillo favorito.

La misma Elizabeth Goddess poco habilidosa en la cocina, la joven que prefería vivir a base de insípidas ensaladas, según él, antes que desperdiciar alimentos por no poder cocinarlos para sí misma de una manera medianamente decente y apto para el consumo humano.

Con una sonrisa en los labios, preparo algo de arroz como acompañamiento, corto algunos vegetales para una ensalada y los condimentó con un aderezo comercial. Minutos después se encontraba sentado a la barra de la cocina y frente a él descansaba el platillo de presentación casi profesional, corto un trozo de carne, al probarla una sonrisa idiota curvo sus labios, continuo comiendo, encontrando para su disgusto, el arroz pasado de sal y un poco sobre cocido. Lo único salvable de aquel platillo, era lo preparado por Elizabeth y la ensalada, solo por estar condimentada por un aderezo del supermercado.

Dando un trago a su Bernia, rebusco entre sus bolsillos su teléfono celular, desbloqueándolo e ingresando a los contactos, bajo por la extensa lista hasta encontrar “E♥”, abrió el contacto y quedo como bobo observando un par de minutos la imagen que él mismo asigno al número de su novia: su adorada platinada miraba sonriente a la cámara recostada boca abajo en una reposera con el mar de fondo. Discutió consigo mismo sobre llamarla o no.

Volvió a bloquear el dispositivo, dejándolo sobre la superficie de cuarzo negro de la barra, entristecido ante la idea de su llamada cayendo a buzón de voz o que ella contestara por un segundo para decirle cuan ocupada se encontraba, como últimamente era común. Regreso la vista a su almuerzo y paseo la imaginación por panoramas más felices, pronto volverían a estar juntos en su casa de playa, solos, donde nadie los molestara.

Su tono de llamada lo saco de su paraíso mental, en la pantalla iluminada de su Smartphone estaba la imagen de Elizabeth, con las manos temblorosas y el corazón desbocado contesto.

-¿E-Ellie? –tartamudeo involuntariamente.

-¿Mel? –cuestionó la voz femenina con extrañeza -¿Estas ocupado? Puedo llamarte luego si lo estás… -argumento con la voz dos octavas más baja.

-N-no –tragó grueso para bajar aquellos ridículos nervios que lo hacían tartamudear- ¿Qué sucede?

-¿Suceder? ¿De qué hablas Meliodas? Eres mi novio y no hemos hablado en… -intento argumentar siendo interrumpida.

-Dos días –puntualizo el rubio dejando traslucir su enfado.

-Mel, sé que estás irritado –declaro Elizabeth entre suspiros.

-Más que eso -corrigió de manera cortante.

-Escúchame, mañana se termina todo esto, volveremos a ser solo tú y yo. Lo prometo –intento apaciguar al dragón inquieto que vivía en su amado.

-Entiendo, y te juro que lo razono completamente –acoto pasivo- ¡Pero estoy a punto de volverme loco! No estoy siendo yo estos días, y no encuentro más explicación que lo mucho que te extraño –explotó.

-Yo también te extraño, te prometo hacer todo lo que gustes cuando esto haya pasado –intento hacer un trato.

-Elizabeth, esto no se trata de sexo –acotó- Necesito verte, abrazarte, bailar juntos en la cocina a pesar de que se nos queme la comida, compartir una copa de vino mientras despotricamos de la vida –se sinceró, bajando la cabeza dejando que sus mechones rubios oculten su rostro afligido.

-Lo sé, y yo más que nadie entiendo cómo te sientes, porque me pasa igual. Extraño estar juntos los fines de semana, despertar entre tus brazos, poder sentirte junto a mí con solo estirar la mano en la cama. Pero compensaremos el tiempo perdido, Mel –comento entre suspiros- Es más, como disculpas te deje una sorpresa en tu departamento –dijo animada.

-Lo sé –murmuró él.

-Nunca te imaginaras que es, y espero que lo disfrutes, me costó muchísimo hacerlo –parloteo sin entender lo previamente dicho por su novio.

-Te quedó delicioso, Ellie –felicitó Meliodas sonriente.

-¿Eh? –murmuró- ¿Estas en el departamento? Pensé que no irías hasta la noche, como de costumbre –cuestiono.

-Mi padre me dio un encargo muy temprano, a cambio me dejo el día libre, por ello estoy en casa más temprano –explicó vagamente a propósito.

-Uhmm… Y… ¿Te gustó? –preguntó nerviosa.

-Estuvo exquisito, gracias –respondió sincero.

-¡Me alegro que te gustara! Mirana me tuvo que hacer instrucciones muy detalladas, casi como si fuera para un niño pequeño –comentó entre risas.

-Ella suele ser así, nos trata a todos como niños, incluso a mi padre ciertas veces –bromeó.

-Por cierto ¿Qué te encargo hacer él? –preguntó finalmente.

-Ehm –titubeó- Pues tenía que… -siendo interrumpido por Elizabeth.

-Discúlpame un segundo –voces se escucharon al otro lado de la línea, todas femeninas según capto el rubio- ¿Amor?

-S-sí –respondió nervioso ante la perspectiva de retomar el tema anterior.

-Necesito salir con mis hermanas al salón del museo, parece que se presentó algo. Debo irme, lo siento, pero nos veremos pronto. Te amo –explico rápidamente.

-S-sí, yo también te amo –contestó para luego colgar.

Dejando salir un suspiro alejo la tensión de sus músculos. El rubio no entendía porque fue tan vago su explicación a Elizabeth, lo común era habérselo explicado con total honestidad cómo ya lo había hecho en ocasiones pasadas, pero había algo en los eventos de esa salida que lo ponían tenso, y aunque la platinada fuera comprensiva con una paciencia infinita, presentía que en cuanto le comentara la actitud de Liz con él, no lo dejaría pasar, por ello casi pisó el terreno de la mentira.

Alejo todo pensamiento extraño de su cabeza y termino de comer, a pesar de que los alimentos ya estaban algo fríos, lavó lo usado y con una nueva cerveza en mano se dirigió a su habitación a hacer la maleta con lo que necesitaría para la “gran” noche que se avecinaba. Esa noche el rubio durmió en la mansión Demon, encontrándose con la feliz noticia de que su primo no los acompañaría a la velada de los Liones, su mente suspiró de alivio en cuanto lo supo.

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Segundo de cultura:

Un modus operandi es una forma acostumbrada y metódica de hacer las cosas

Aquí va otra lista super larga de personas a las cuales agradezco su infinito apoyo y paciencia:

katiewilson069 KimberlyEstrella6 HatoriChise2004 JoanaNegron ariannaloor77 Mafer240711 wolffriki Lucero14pinto @giullia_07
lizbclili kagome1315 HannaKarime15 @jeams92 Lopito-Kawaii
SanjaJokic0 Vivianariosclaros MelissaDemonsGoddess KiranCatiri AdeleM02 fatlunaolb GeanpaulCojal TaniaZeller Soygelda2009 iruu_27 Mei-Chan312 ume_sya PotterLxfe CoconaniAzul paolareynosodelaluz zeldrisygelda__12 DiosaMerlin AzucenaRodriguez9736 samita777 JavierPico128 yosotu21 otaku0706 SamantaPalomino1 @pok3-moon Mei_Dragneel ina-Kya515 ElizabethDash728 antoniaLAotakuXD Aome1507 suirine20 Dulcemaria2308 Mari744 _AlehTLX NaomiMH3 JakiSanchez7 zacura- HotaruX90 PomaTuber Camiwolf12345 Dennisse4530

Okay, mucha gente, agradezco desde el fondo de mi corazon, cada comentario creativo, animo, estrellita, lista de lectura, TODO, he visto nombres super creativos en listas, comentarios que me han matado de risa, fotos de perfil hermosas, comentarios en los estados que creí nadie leía,  uff e historias increibles, todo me ayuda a continuar, las fantasias e ilusión que me brindan todo esta reflejado en este trabajo.

Mil gracias, a los nuevos, a los viejos, a los que se han tomada la dedicación de dar ★ a CADA capítulo,  son excepcionales.

La razón por la que me ausente es bastante "simple", pase vacaciones con mi familia y mis padres pelean mucho por diversos temas y aunque tenga casi 24 años eso me afecta de manera increible y me sume en depresión y me cuesta mucho salir de ese trance oscuro en el que me sumo, lamento la tardanza y molestias ocasionadas por esto. Y sobre todo gracias a esos autores que han llenado de color algunos minutos de mis días grises, poco a poco estoy recuperandome de lo que pasó. 

★★★LA PROPUESTAAAA★★★

Quiero hacer algo por San Valentín entonces queria preguntarles:

¿Prefieren doble actualizacion de Decadence hoy o un Two shot de una trama distinta hoy y mañana?
Obviamente la nueva historia es Melizabeth también,  será corta y usedes deciden el final, uno feliz o triste.

Los leo

Besos y Abrazos
Mia_Gnzlz♥
 

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