8._ Besame

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El contraste entre la superficie suave y la calidez agradable que rondaba bajo las sabanas, evitaba que una peliplateada tuviera la más mínima intención de levantarse, aunque su reloj biológico le indicaba que debía levantarse para ir a trabajar, estaba renuente a abrir los ojos para culminar su fin de semana con su novio. Meliodas y Elizabeth estaban hechos un amasijo de piernas, brazos y sabanas, unidos lo más posible en un abrazo.

Los ojos azules terminaron por abrirse, a pesar de todos los intentos de la chica por reanudar su estado de somnolencia, llevo una de sus manos al cabello rubio, acariciando los revueltos mechones, bajo la mirada hasta el rostro de su novio escondido entre su escote; encontrándole despierto y con una sonrisa de satisfacción. Se dejó perder, por quien sabe cuántos minutos, en la mirada esmeralda del rubio, mas fue de vuelta a la realidad por los labios masculinos contra los suyos.

Disfrutaron el contacto, atrasando lo más posible el momento de la separación, pero sus pulmones exigían oxígeno. Meliodas se removió, cambiando de posición, elevando su cabeza apoyándola en su mano derecha, mientras la izquierda dibujaba figuras abstractas en la cintura de Elizabeth.

-Buenos días –susurro Elizabeth- ¿Cuánto tiempo llevabas despierto?

-Creo que media hora, le estaba rogando a todas las deidades paganas menores porque te quedaras dormida y faltar al trabajo por hoy –confeso.

-Sabes que no deberíamos –recordó acariciando los contornos del rostro masculino.

-Sí supiera que al regresar te encontrare aquí, que dormiré envuelto en tu aroma y calor; supongo que sería la única manera en la que no tenga este sentimiento de pérdida, que está en mi pecho ahora.

-¿Cómo puedes decir cosas tan hermosas? –pregunto conmovida al borde de las lágrimas.

-Me inspiras, nacen de mi por el amor que te tengo –respondió el rubio limpiando las lágrimas ajenas con la mano libre.

-Te amo, realmente te amo y aunque existieran las palabras; creo que nunca encontraría la forma de combinarlas para expresar todo lo que me haces sentir –susurro contra los labios masculinos.

La pareja se fundió en un nuevo beso, al separarse Elizabeth se levantó de la cama indicándole al rubio que se adelantara en bañarse mientras ella preparaba el desayuno. Meliodas acepto de buena gana, e hizo lo que se le pido, al salir se colocó los pantalones del traje y los zapatos, dejando el pecho al descubierto, se encamino a la cocina, encontrándose con su novia moviéndose con soltura por la cocina de su departamento, sus movimientos gráciles eran resaltados por la tela de su bata de seda estilo kimono, que cubría el sexy conjunto de ropa interior de encaje con el que durmió.

Meliodas la suplió en las labores de cocina, quedando encargado de servir el café y terminar de tostar las rebanadas de pan, los huevos revueltos y el tocino estaban listos, por mano de la platinada, ella un poco insegura de dejar a su pareja solo en la cocina, se marchó a la ducha, regresando lo más rápido que pudo, ataviada en un vestido verde esmeralda de falda ‘A’ y escote recto subida a unos tacones crema tipo ejecutivo que se ataban al tobillo, aun sin maquillar y el cabello levemente húmedo.

-¡Rayos! Las puntas de mi cabello se rizaron –se quejó Elizabeth mientras comían.

-¿Qué con eso? –cuestiono el rubio acabando con su segunda taza de café.

-Mi madre, me armara la del año –respondió- “Un señorita decente no puede tener el cabello desprolijo de esa manera” –hablo con voz aguda “imitando” la voz de su madre.

-Elizabeth ¿Confías en mí? –pregunto Meliodas recibiendo un asentimiento como respuesta- Estas preciosa con lo que sea, no le prestes tanta atención a Nerobasta, necesita un buen revolcón que le quite lo estirada.

-¡Oye! –exclamo entre risas- Mira que hablas de mi madre.

-¿Piensas lo contrario?

-No, pero es mi madre, yo la insulto, tú no –argumento sin borrar su sonrisa.

-Bien, el próximo insulto a mi viejo va por tu parte –hizo las paces.

-Trato –acepto mientras recogía los platos y los dejaba en el lavavajillas.

La pareja se dirigió al cuarto y terminaron de arreglarse, Meliodas se terminaba de abrochar los puños de la camisa blanca, Elizabeth se apartó del espejo habiendo terminado con su maquillaje, atando su cabello en una coleta de caballo alta resaltando las puntas de su cabello que formaron bucles naturales. Ella se dirigió hasta el rubio para ponerse frente a él y deslizar por el cuello de la camisa blanca, la corbata de seda que le regalo, de color verde esmeralda, anudándola sin complicaciones, paso la diestra por el pecho masculino alisando la prenda y con la izquierda le coloco un gancho de corbatas color dorado, que tenía por cabeza el logotipo de la empresa Demon.

-¿Sabes? Los compre el mismo día –comento ayudando a Meliodas con el chaleco y el saco.

-¿Qué? –murmuro anonadado por la forma en que su novia paseaba las manos por su cuerpo terminando de vestirlo con el traje de tres piezas y él se dejaba hacer.

-Este vestido y la corbata, los compre el mismo día. No tenía planeado nada en especial, pero pase por una tienda, y una pareja de maniquíes usaban el vestido y la corbata, el color me recordó tus ojos, cuando me di cuenta estaba probándome el vestido –conto- Aun sabiendo que no lo podría usar nunca con la peluca roja, parecería un árbol de navidad –bromeo.

Meliodas tomo el mentón de su novia y la atrajo a su rostro, sellando sus labios con un beso, para él, la corbata ya era especial porque ella se la obsequio, ahora tenía un nuevo sentido, más profundo. Él se colocó el reloj que le regalo su novia en la muñeca derecha y ella se colocó unos pendientes largos de color dorado, al igual que un collar del mismo color con un dije en forma de lagrima que se depositó en el espacio entre las clavículas de Elizabeth. Una vez listos se tomaron de las manos, salieron del departamento y subieron al elevador, pulsaron el botón del estacionamiento, recorrieron las filas de vehículos hasta que el rubio acciono la alarma de una camioneta Range Rover color blanco, ayudo a la chica a subir, y tomo el asiento del conductor.

-Pensé que todos tus autos eran de la marca Demon –comento Elizabeth mientras avanzaban por el tráfico de la ciudad.

-Solo fabricamos modelos deportivos, y reconozco que tengo cierta debilidad por las camionetas –admitió.

-Tienes buen gusto –halago.

-Por supuesto; me gustas tú –asevero Meliodas, subiéndole los colores a su novia.

El vehículo aparco frente a la empresa Goddess; Elizabeth deposito un beso en los labios de su amado, sin ningún tipo de preocupación por la seguridad que le brindaban los vidrios tintados, se bajó con su cartera y portafolios en mano. Elizabeth camino hasta las puertas de vidrio, se despidió del rubio con una sonrisa, sacudiendo la mano levemente en son de despedida, Meliodas toco el claxon brevemente y arranco cuando la platinada atravesó las puertas de cristal, manejo a mayor velocidad a la Torre Demon.

Aparco en la entrada, encontrándose con un par de periodistas que intentaron hacerle preguntas a las cuales no presto atención, un grupo de guardaespaldas los mantuvo a raya hasta que entraron por las puertas dobles de cristal, siendo atajado por su asistente personal Chandler, un hombre de avanzada edad que prácticamente adoraba el suelo que pisaba, el hombre le recordó sus citas de la mañana y le comunico que el CEO Hudson le esperaba en su oficina, le lanzo las llaves de su camioneta pidiéndole que la aparcara en el estacionamiento.

-Buenos días –saludo a la secretaria que se levantó e inclino con su llegada- ¿A que debo tu visita tan temprano, Ban? –pregunto Meliodas al platinado sentado frente a su escritorio.

-Necesito un consejo, capi~ –respondió.

-Eso sí que me sorprende –tomando asiento.

-Sabes que quiero expandir la cadena de hoteles, es muy famosa en Asia, pero no quiero que se detenga allí –expuso con seriedad.
-¿Qué tienes en mente?

-Supongo que un sitio bastante turístico, alguna capital mundial y hacerlo a gran escala.

-Es muy arriesgado, te propongo que hagas un plan más cauteloso.

-¿Qué propones?

-Haz investigación de campo, de primera mano, conoce tu mismo los lugares que creas ventajosos, los asiáticos somos bastante curiosos por las experiencias occidentales, establece dos hoteles, en el mismo país, uno en una zona menos concurrida pero atractiva turísticamente; algo cerca de alguna playa, balneario, parque nacional; vende la idea en Asia como paquete turístico, haciendo marketing entre tus clientes, ese hotel tiene que ser una experiencia a la altura del nombre de tu marca.

>> Y para atraer a la clientela internacional, elije alguna capital concurrida, empieza con un hotel de capacidad media y al alcance de los turistas clase media, te buscaran por ese factor, establece allí mismo un restaurante, guíalo tú mismo un tiempo de ser necesario, autentica comida asiática e internacional, para ganarte a los lugareños, avanzaras a pasos agigantados en reputación culinaria, a los clientes del hotel ofrece menús más baratos, vivirán la experiencia gourmet y querrán volver, compensa perdidas con los comensales externos, por al menos dos años no veras mucha rentabilidad, confía en mí, en cuanto ganes clientela podrás volver a tu esquema general de gestión, remodelar, y de allí continuar a gusto –explico.

-¿Cómo diablos se le ocurren esas cosas? –cuestiono el platinado impresionado.

-Supongo que lo llevo en la sangre, además he conquistado tantos mercados distintos que no se me hace difícil, piensa como ejecutivo e inversor, pero nunca dejes de hacerlo como cliente. Te ira bien, zorro –animo.

-Es un buen plan –murmuro pensativo.

-Algo te preocupa –asevero el rubio.

-Un estudio de mercado personal me llevaría mínimo un mes, y acabo de iniciar una relación con Elaine –expuso.

-Llévala contigo, como una escapada romántica.

-Pero ella tiene su propio trabajo –rebatio.

-Es Co-presidenta de Pixies, con King aquí puede manejar el resto a distancia.

-Recién expandió el negocio poniendo su propia cadena de floristerías –volvió a protestar.

-Ban, háblalo con ella, encontraran la manera y si no pueden juntos, no creo que para ti sea muy difícil serle fiel –argumento con un poco de frustración.

-Pero y si viene otro que… -trato de argumentar pero fue interrumpido por el rubio.

-¡Ban! –exclamo golpeando la mesa con las palmas- Nunca te he conocido como un hombre inseguro ¿Qué pasa amigo? –Suspiro tratando de calmarse- Míralo desde este punto, tomate un tiempo antes para afianzar su relación, enséñale que no hay nadie mejor que tú en el jodido universo, hablen del viaje y decidan juntos ¡Maldita sea! No creo que Elaine vaya tras otro, solo le falta tatuarse tu nombre en la frente para dejarte claro cuánto te quiere –finalizo irritado.

La cara de seguridad del rubio termino de convencer al platinado, este emocionado se lanzó contra su amigo y lo tomo del cuello para hacerle fosforito, Meliodas se soltó de la “caricia” con una sonrisa, choco los puños con su mejor amigo y se acercó a su baño privado para verse en el espejo.

-¡Demonios, Ban! Me despeinaste –recrimino el rubio mirándose en el espejo, tratando de arreglar sus mechones.

-¡Que va, capi~! Peinado y despeinado es lo mismo en ti –exclamo Ban con su ánimo usual.

-Al menos lo intento… Llega alguno de los mandamientos y van a salir que estoy desarreglado porque soy homosexual, que tengo algo contigo, y que Elizabeth es solo una tapadera, o alguna idiotez como esa… -argumento.

-No creo que se atrevan a tanto… No después de verlo con Elizabeth el sábado –bromeo.

-Ni idea que pasa por la cabeza de esos imbéciles.

-Bueno, capi~.Yo me voy –se despidió Ban.

-¡Al fin! ¡Ya creía que vine a la oficina para nada! Si no iba a poder trabajar, me hubiera quedado en la cama con Ellie.

-No sea llorón –regaño mientras cerraba la puerta tras de sí.

El rubio continuo con su mañana de trabajo, reviso montañas de papeles y contratos, antes de reunirse con los mandamientos en su junta semanal, para discutir las decisiones en puerta, para su agrado, Estarossa seguía ausente. Para las once del día estaba de vuelta en su oficina con la nariz metida en documentos, avanzo un par de horas todo lo que pudo y cuando se disponía a almorzar, recibió cientos de llamadas, para confirmar cuestiones que nadie salvo él o su padre podían tomar, a buena hora que se les antojaba llamar.

 Meliodas termino comiendo casi sobre las dos de la tarde, se paseó por sus redes sociales mientras tomaba bocados de sus plato, nada le interesaba mucho, pero ya lo hacía por inercia, para distraer su mente, abrió la aplicación de Instagram encontrándose con una fotografía que subió Gelda con un sonrojado Zeldris en la reunión del sábado, la albina puso de pie de foto “El blanco y el negro son una combinación infalible”. Su hermano le había dado “me gusta” y la mayoría de su crecido grupo también, inclusive Elizabeth había comentado: “Geldris is love, Geldris is life”.

Una sonrisa se le escapó por el comentario de su novia, y recordó la foto que se tomó en la mañana mientras Elizabeth aún estaba dormida, toco el icono de la cámara y selecciono la fotografía, la recorto de manera en que se apreciara la curva del busto femenino cubierto por encaje rosado pálido, el cuello de Elizabeth, grácil y estilizado, en el centro de la foto estaba su rostro, la barbilla apoyada en el valle de los voluptuosos senos, los labios pegados a la piel de alabastro en una sonrisa de superioridad, la nariz contra el cuello femenino y una mirada parecida a la de una fiera protegiendo su territorio.

La cara del rubio denotaba protección, ego, inclusive orgullo; pero la forma en que los labios apenas tocaban la piel, como en un beso fantasma, delicado como una mariposa posada en una flor, daba entender como ese hombre estaba encantado con la mujer en sus brazos, era la caricia de un hombre totalmente enamorado. Agrego de pie: “Amar sin freno y entregándose”, pulso “publicar” y bloqueo el dispositivo para terminar de comer. Y la puerta fue abierta abruptamente.

-¡Hermano, necesito un consejo! –exclamo Zeldris con los ojos cerrados con fuerza y el rostro tan rojo que las manzanas sintieron envidia alrededor del mundo.

-¡¿Acaso hoy es el día de molestar al rubio, bajito y guapo?! –exclamo Meliodas levantándose de su asiento.

-¿Guapo de dónde? –cuestiono Zeldris con los brazos a los lados y una cara de incredulidad

-¡Cuidado con lo que dices! ¡Que tú y yo nos parecemos mucho y si hay uno feo entre los dos, eres tú, copia mal hecha! –amenazo conteniendo la risa- Pasa y cierra la maldita puerta.

 -Okay.

-Debí ser psicólogo en vez de empresario… -murmuro por lo bajo volviendo a llevarse los alimentos a la boca- Te escucho –murmuro con la boca llena.

-Das asco –acoto Zeldris mirando a su hermano con una ceja arqueada.

-¿Quieres que te aconseje o salir de aquí con una patada en el trasero? –cuestiono Meliodas una vez trago.

-El consejo –admitió.

-Bien ¿Qué pasa?

-Y-yo qui-quiero que me ayu…des –tartamudeaba con distintas tonalidades de rosa y rojo subiendo por su rostro y orejas.

-¡Habla de una vez!

-¡Quiero tener una cita con Gelda! –exclamo sonrojado.

-Aja… ¿Y a mí qué? –cuestiono sin entender.

-¡Que quiero que me ayudes a planearla!

-¿Por qué yo?

-Tu eres el que ha tenido novias antes y jamás; y repito JAMAS he andado en serio con una chica –argumento.

-¿De verdad no te crees capaz de planear una cita con la chica con la que andas? –pregunto incrédulo disfrutando de la obvia incomodidad de su hermano.

-¡Tú fuiste el que se escapó a España seis meses para aprender a hablar español y usarlo como gancho! –acusó.

-¡Oye! ¡No me acuses de cosas de las que no estas cien por ciento seguro! –rebatió el rubio.

-¿Entonces porque fue? –cuestiono el azabache.

-Me gusto la comida y la bebida–dijo sin mirar a su hermano con los brazos cruzados.

-Da igual ¿Me ayudas o qué?

-Sí, pero… Me la cobrare luego.

-Trato –acepto tragando grueso, deberle un favor a su hermano era venderle el alma al mismísimo diablo.

Goddess Company, Elizabeth estaba terminando de redactar unos documentos en su computadora, sentía las manos un poco rígidas, por estar redactando durante tantas horas seguidas, tuvo una mañana agitada con mil y un pedidos de su madre, tanto lógicos como absurdos, uno de ellos fue una petición de llevar a Mael a comer, por suerte, un reunión de último minuto acabo con aquellas intenciones de su progenitora por acercarla al hijo mayor de su mejor amigo y socio comercial.

La platinada alejo las manos del teclado y dio una vuelta en la silla giratoria, como una niña jugando, poso los pies en el piso para quedar de frente al ventanal de su oficina, dejo escapar un profundo suspiro, se devanaba los sesos pensando en cómo evitar verse en una situación  con el joven Seraph, tenía que pensar en una manera de evitar quedar a solas con Mael, no había problema en público ya que el ojiazul era un hombre tímido y no intentaría un movimiento sin aliento de su madre o de su parte. Si era necesario tendría que pedir ayuda a sus amigas.

Repaso con la mirada los azules del cielo, eran las cuatro de la tarde y la transición al crepúsculo aun ni amenazaba, tomo su celular y paseo por sus redes sociales, inicio con Facebook, luego Twitter y por ultimo Instagram, reviso los “me gusta” en sus últimas fotos y la recepción de su comentario en la foto de Gelda. Bajo por algunas publicaciones de sus conocidos y socios, rio con videos y lo encontró. Su corazón dio un vuelco, como si se le fuera a salir del pecho, leyó el pie: “Amar sin freno y entregándose”. No podía continuar en aquella oficina.

Guardo el documento que tenía redacción, bloqueo y apago su computadora, recogió tan meticulosamente como sus manos temblorosas se lo permitieron, tomo su bolso y maletín, se colocó las gafas, saliendo apresurada de su oficina, cerrando con llave a su paso.

-¿Señorita Elizabeth? –cuestiono Zaneri al verla salir tan apurada.

-Debo ver a mi padre con urgencia –informo a la secretaria.

-¿Sucedió algo? –indago.

-Eso es algo que voy a averiguar… -respondió agitada e irritada- Avisa a mi madre que me comunicare con ella apenas pueda.

Elizabeth sabía que Nerobasta, jamás llamaría a Bartra, su relación quedo tan dañada luego de su divorcio, que para la pelirrosada, su progenitor estaba muerto. Y nunca metía la nariz donde el nombre de su padre aparecía. Pidió perdón a Dios por usar a su padre de excusa, pero necesitaba salir de la empresa sin rendirle cuentas a nadie.

-¿Quiere que le pida un taxi? No parece estar en condiciones para conducir.

-Vienen por mi -mintió

Una vez fuera del edificio, bajo una cuadra, respirando profundamente para calmar su agitación, entro a la primera tienda que vio, donde creyó encontraría lo que necesitaba. En cuanto las empleadas la vieron se desvivieron por atenderla, hablándoles de nuevas colecciones y quien sabe que peroratas más.

-Busco un sombrero, ala ancha para complementar este atuendo –dijo decidida.

La dependientas corrieron por toda la tienda buscando opciones para mostrárselas a la famosa Elizabeth Goddess, pudieron una amplia selección ante sus ojos, escogió uno que se asemejaba al color de sus zapatos, con un listón negro en el borde, bastante sobrio y adecuado para lo que lo necesitaba, incluyo en su compra un costoso bolso de gamuza negro con dorado para que la comisión entrara a las empleadas que tan diligentemente la atendieron a pesar de su falta de modales. Mientras pagaba llamo a un servicio de taxi, su compra fue envuelta en una bolsa roja con letras doradas: Lizzette’s, la competencia de Pixies Couture de su amiga Elaine. La pequeña rubia se lo perdonaría, dio su dirección a la operadora y salió de la tienda, espero un par de minutos por su taxi.

Abordo el vehículo amarillo y le indico su destino, mientras se movían por la congestionada ciudad; soltó su coleta y se hizo un descuidado rodete sin pasadores, colocándose arriba el sombrero para esconder su cabello. Una vez frente a la Torre Demon, dio una generosa propina al taxista, se dirigió con paso firme al ascensor privado, Meliodas le había dado un pase corporativo para nunca tener que discutir con los guardias y siempre lo cargaba con ella  a pesar de nunca haber tenido la oportunidad de usarlo.

Los guardias al ver la actitud sobrada de la joven, ni se atrevieron a detenerla, por su porte les pareció alguien importante, además de que la identificación que portaba en su pecho, tenía el sello personal de Meliodas, un dragón rojo mordiéndose la cola sobre un fondo negro. Elizabeth subió al elevador, una vez en el piso de la oficina del rubio, las puertas se abrieron, encontrándose con el asistente personal de Meliodas, este la escaneo de arriba abajo, noto el gafete que traía y volteó los ojos con asco, Chandler entro y ella salió.

Elizabeth espero hasta que las puertas se cerraran tras ella, camino a la oficina, y aun estando a cinco metros del puesto de secretaria Meliodas salió con Zeldris a sus espaldas, no se contuvo, elimino la distancia entre los dos y se lanzó a sus brazos. El sombrero cayo, el cabello platinado ondeo como una bandera y la platinada tomo posesión de los labios masculinos. Zeldris miro la escena atónito y sin procesar bien el hilo de los acontecimientos, pero la más impactada fue la señora Roberts, que no despegaba su mirada de la platinada, cerciorándose de que sus ojos no la engañaban, su cara era un poema, la mandíbula levemente desencajada y los ojos abiertos en exageración.

-Te amo tanto, Mel –dijo la ojiazul.

Meliodas vio por el rabillo del ojo la expresión de su secretaria, volteo en su dirección y llevo una de sus manos frente a su rostro y con el índice levantado sobre estos le pidió que guardara el secreto, un asentimiento de la secretaria y un ojo guiñado por parte del rubio. Este guio ambas manos a la cintura femenina, para apegarla a sí.

-¿No pudiste llamar y decirlo? –bromeo rozando sus narices en un beso esquimal.

-Necesitaba decírtelo en persona y justo ahora –respondió.

-Me alegra que lo hicieras –susurro tomando el mentón de su amada y besando sus labios con ternura.

Zeldris carraspeo y rompió la burbuja de los enamorados, fue a recoger el sombrero del piso, entregándoselo a su cuñada, que se llevó la diestra al cabello, comprendiendo la situación. Se sonrojo un poco avergonzada por su impetuosidad.

-Les traeré café –dijo la Señora Roberts- ¿Cómo le gusta tomarlo señorita Godd…?

-Elizabeth, solo Elizabeth por favor –atajo a la empleada, tomando ambas manos de la mujer entre las suyas, en un gesto de confianza- Y como usted guste prepararlo, estaré encantada de beberlo –comento con una sonrisa.

La mujer se perdió por el pasillo con las mejillas rojas por el trato tan cálido de la joven.

-Así que el rayito de sol Goddess, sí existe –murmuro Zeldris pero fue escuchado perfectamente por la pareja y Meliodas le miro con el ceño fruncido.

-Luego me regañas, hermano. Mejor entren a tu oficina antes de que Chandler o Cusack aparezcan, o se armara una gorda –razono.

El azabache fue hasta su oficina, para comunicarse con su respectiva novia y su hermano y cuñada entraron a la oficina del rubio.

“¿Gelda?”

 “¿Tienes tiempo esta noche?”

“Pudiste avisarme más temprano, Zel”

“Pero, sí”

“Tengo libre esta noche”

“Mi padre ira a cenar con mamá y mis hermanos tienen sus propios planes”

“¿Te gustaría ir a cenar?”

“¡Sí!”

“¿Qué debo usar?”

“Lo que quieras está bien”

“Entonces nos vemos”

“Sí”

“Paso por ti a las siete”

Zeldris decidió dar su jornada laboral por terminada, confirmo una serie de llamadas que su hermano ya había hecho, pero sentía que no debía existir ningún error y comprobó cada pedido y reservación por sí mismo. Aliviado de que Gelda no tuviera otro compromiso que impidiera su cita inesperada. Según Meliodas era mejor ser espontáneo.

Una vez en la mansión Demon, dio vueltas como poseso al sentir que el tiempo no avanzaba tan rápido como quería, subió y bajo las escaleras tantas veces que termino preocupando a Mirana. Ella encantada con el plan ideado por ambos hermanos, le saco conversación al menor para aliviar sus nervios, incluso le obligo a bañarse concienzudamente y dio el visto bueno a la ropa que el azabache había elegido.

Por fin llegaron las seis treinta, era buena hora para ir saliendo de la mansión y hacer el corto trayecto a la casa Edinburg. Bajo las escaleras regulando su respiración, tratando de domar su agitado corazón; en el recibidor se encontró con la albina empleada de su padre y su madre de corazón, quien sostenía un ramo girasoles con rosas en tonos melocotón, ella sonriente le entrego el presente al azabache.

-Un caballero debe llevar flores –dijo Mirana- Todo saldrá bien –murmuro pasando su derecha por el cabello ajeno en una leve caricia, evitando despeinarlo.

-Gracias –susurro para luego abrazar a la ojiazul.

-Vete, se te hace tarde.

Con una sonrisa, el segundo de los Demon se dirigió hasta la casa de su novia, los guardias le permitieron atravesar la reja, ya que fueron avisados de su visita, estaciono junto a una limusina, se bajó con las flores en mano y diviso a Gelda frente al vehículo; abrazando a un hombre mayor de cabellos oscuros, bajito y buena complexión corporal.

-¡Zeldris! Llegas un poco temprano –saludo la ojicarmesí acercándose a él y tomándolo del brazo- Te presento a mi papa, Izraf Edinburg.

-Un  placer, Zeldris Demon, no nos conocemos personalmente pero he escuchado mucho de usted por mi padre y hermano.

-Tú no me conoces, pero yo a ti si, jovencito –dijo el hombre sin cambiar su expresión estoica- Estuve en un par de tus fiestas de infancia, antes del fallecimiento de la doctora Elise. Mi esposa y ella eran amigas.

-Aún lo somos –hablo una rubia platinada que bajaba por las escaleras de la entrada- Chartiana Edinburg –se presentó.

-Uhm –murmuro, recordando el rostro de su madre- Las cosas cambiaron un poco desde eso.

-Claro que no, el amor de tu madre no se irá nunca. Así como mi amistad con ella ¿Verdad Izraf? –cuestiono a su esposo mientras lo tomaba del brazo.

-Sí, mi cielo –viendo los ojos rojos de su esposa.

-Elise y yo siempre creímos que te juntaríamos con Ren, ya que tienen la misma edad –bromeo la mujer- Al parecer te gustan algo mayores.

-¡Mamá! –exclamo Gelda sonrojada- Solo son cuatro años.

-Un momento, nunca hemos hablado de nadie para Gelda, es mi princesa –se opuso Izraf.

-Querido… -murmuro amenazante Chartiana.

-Ella será mi reina… -hablo Zeldris decidido al patriarca Edinburg- Mi mundo gira a su alrededor, concédame una oportunidad de probarle que puedo hacerla feliz y la convertiré en mi reina, no habrá nada en el mundo que no le conceda, que no hiciera por su hija –dijo inclinando su cabeza ante el mayor, escondiendo su leve sonrojo.

Los adultos y Gelda miraron al azabache con verdadera impresión, Gelda sentía el corazón querer salirse de su pecho, no tenían ni una semana de novios y él era capaz de decir tales palabras ante su padre, sin una gota de duda o ironía. Chartiana e Izraf solo miraban con incredulidad aquel gesto, el muchacho esperaba sus palabras como un sentenciado a muerte, exponiendo su cuello como si fuera a ser degollado por el verdugo, un Demon bajo la cabeza por su hija. La rubiaplatinada toco el hombro del joven indicándole que alzara su cabeza, una vez vio los ojos sinceros de ese verde maravilloso, heredados de su mejor amiga, tomo entre ambas manos el rostro de Zeldris, acunándolo.

-Yo soy quien decide en esta casa –dijo con un tono que hizo sudar frio a todos los presentes- Y pasas, con un sobresaliente. Bienvenido a la familia –concluyo con una sonrisa.

-¿Qué? ¡Yo! –exclamo Izraf.

-¿Tú qué? –pauso- Cierto, tu y yo tenemos una cena –dijo tomando del brazo a su esposo para empujarlo dentro de la limusina- La quiero de vuelta, no puede pasar más de una noche consecutiva en tu casa, y por ahora no quiero nietos –amenazo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Izraf se escuchaba refunfuñando desde el vehículo, pero al ingresar su esposa, partieron rumbo a su cena. Zeldris dejó escapar un suspiro, aire que no sabía que estaba conteniendo, reparo en el ramo entre sus manos y aflojo su agarre sobre el, viendo que había estropeado el lazo por la fuerza que empleo.

-Disculpa, arruiné el lazo –dijo tendiéndole el regalo a la albina.

-Me has dado un regalo, más que maravilloso –dijo besando los labios de su novio- Subo por mi bolso y dejo las flores en agua.

-Aquí te espero –dijo sonriente.

-¿No me quieres acompañar? –pregunto.

Zeldris asintió, la acompaño en silencio mientras realizaba los últimos arreglos en su maquillaje y depositaba las flores en un jarrón con agua en su tocador. Minutos después se encontraban en el vehículo del azabache, con rumbo al misterioso destino, que Zeldris no quería revelar.

-Gelda –interrumpió su argumento para convencerlo de decirle la sorpresa- Si pudieras ver la película que quisieras ¿Cuál sería?

-Supongo que… -murmuro- Orgullo y Prejuicio, es mi película favorita en el mundo, puedo verla millones de veces sin cansarme ¿Veremos la película en tu casa? –razono.

-No, dije que cenaríamos y eso haremos.

-¿Y porque la pregunta?

-Curiosidad –respondió tomando la mano de la chica y depositando un beso en el dorso de esta.

Quince minutos después, estacionaron frente al jardín botánico. Zeldris bajo primero y dio la vuelta a la puerta del copiloto donde ayudo a Gelda a bajar en la entrada del lugar se encontraban tres guardaespaldas, que abrieron las puertas para la pareja, dejando que pasaran y quedándose afuera. Los senderos estaban iluminados por farolillos a velas que colgaban cada cierta distancia. Caminaron unos minutos agarrados de las manos hasta el jardín de rosas, donde una mesa servida y adornada esperaba por ellos.

-¡Zeldris esto es maravilloso!

Tomaron asiento y unos meseros aparecieron para descubrir los platos y servirles champaña en sus copas, luego se retiraron tan silenciosamente como aparecieron, música instrumental sonaba de fondo. Zeldris y Gelda hablaron de trivialidades y bromearon sobre la manera tan particular en la que terminaron formalizando su relación. La chica gustaba de molestar al azabache recordándole sus palabras para con su padre.

-Ya basta con eso… -pidió sonrojado.

-Lo recordare el resto de mi vida –dictamino Gelda- Pusiste el listón muy alto, a mi siguiente novio le costara alcanzarte.

-¿Quién dijo que tendrás un siguiente novio? –cuestiono con el seño un poco fruncido.

-No lo sé, estos días me he preguntado si todo esto no será otro de mis sueños –suspiro- Que me levantare en mi cama junto a otra novela romántica con un vacío en el pecho que tendré que buscar cómo llenar.

-Nada de eso –aseguro- Esto es real, y te besare las veces que sea necesarias hasta que lo creas –dijo para unir sus labios a los de Gelda.

-¿No debería ser que me pellizcarías las veces que sean necesarias para demostrarme que no es un sueño? –lo pico con una sonrisa.

-No me atrevería a hacerte daño, nunca –prometió besándole el dorso de la mano.

-Dile eso a la marca de tu palma en mi trasero –comento ocultando su sonrisa tras su copa.

-¿Qué? –Los colores abandonaron el rostro masculino- ¿Te hice daño?

-¡No! Zel… -se apresuró a eliminar los miedos de su amado- Mi piel se marca con mucha facilidad, se borrara en un par de días más.

-¿Segura que no te golpee muy fuerte? –quiso asegurarse- Suelo no tener control de mi fuerza –mirando fijamente los ojos de su novia buscando algún indicio de una mentira.

-Lo juro –dijo con determinación.

-¿Cómo fue que no lo vi en la piscina? –se preguntó a sí mismo.

-Es que la marca quedo luego de nuestra ducha…

Flash Back.

Dos cuerpos desnudos se encontraban siendo empapados por el agua tibia de la regadera, la chica tenía los senos contra la superficie ligeramente fría de las baldosas, la espalda arqueada y el trasero respingado en dirección de su novio.

-Ah… ¡Mas, Zeldris! ¡Más duro! –rogaba entre gemidos la albina.

-Como ordene la señorita –logro articular entre gruñidos, aplicando más potencia a sus embestidas.

Zeldris halaba ligeramente del cabello trenzado de Gelda y la otra mano la tenía fuertemente asida a las caderas femeninas.

-¡Diablos como aprietas, linda! –dijo soltando el cabello de la chica y dando una nalgada al trasero femenino.

-¡Sí, Zel! –grito ella, animándolo a acelerar lo más posible sus arremetidas.

-Me…Diablos –mascullo.

-¡No pares!

-Juntos, Gelda –susurro ronco al oído de la joven, deslizando una de sus manos entre los pliegues femeninos para masajear su clítoris.

-Sí –susurro, sintiendo las piernas temblar ante el inminente orgasmo.

Fin del Flash Back

-Creo que se me fue la mano –murmuro Zeldris apartando la mirada de la chica ocultando su sonrojo.

-Yo creo que se te fueron a los lugares correctos –argumento con tono coqueto.

Decidieron no continuar con el tema o terminarían entre los rosales, acabaron con su postre y Zeldris ofreció su mano a Gelda para que se levantaran juntos, hizo una seña y la música empezó a sonar más fuerte. El azabache llevo sus manos a la cintura femenina y Gelda al hombro izquierdo y mano derecha del chico, se movieron con destreza alrededor de la fuente, disfrutando de la suave música del cuarteto de cuerdas.

-¿Dónde escondiste a los músicos? –pregunto Gelda en medio de una vuelta.

-A unos cuantos metros hay un salón acústico semi abierto ¿Cómo supiste que era en vivo?

-Se algo de estas cosas, Elizabeth, Diane y yo practicamos ballet hasta entrar a la universidad, tenemos afinado el oído.

-Curioso –mumuro.

-¿A qué te refieres?

-Nunca vi bailarinas de ballet tan… ¿Voluptuosas? –recordando el trio de chicas bien dotadas.

-¡Deja de pensar en Elizabeth y Diane! –exclamó fingiendo molestia.

-¿Qué hay de ti?

-A ti puedo bailarte desnuda si quiero –susurro contra los labios masculinos, uniéndose en un fogoso beso.

-Gelda, no me hagas poseerte entre los rosales.

-Una versión porno de Alicia en el País de las maravillas, me gusta la idea.

-¿Eso me convierte en el conejo?

-Lo haces como conejo, pero prefiero al sombrero.

Bailaron un par de piezas más y volvieron al vehículo, Gelda se encontraba flotando en su propia nube de felicidad, aunque no se le notara mucho, ya que ella tendía a ser reservada con sus emociones. Contrario a lo que la chica pensó, Zeldris se estaciono en el centro de la ciudad, frente a un cine, entraron y fueron recibidos por los empleados, les ofrecieron palomitas y bebidas, además de todas las golosinas en las que Gelda posara la mirada, les escoltaron hasta una sala de cine completamente vacía. Ella estuvo por preguntar algo a su pareja, pero fue interrumpida por los conocidos arreglos musicales de Orgullo y Prejuicio.

Emocionada entrelazo su mano con la de Zeldris y con la otra se limpiaba alguna lagrimilla ocasional, estaba recostada en el hombro masculino, era la escena del baile en Netherfield Park, Darcy y Elizabeth discutían con intensa calma mientras bailaban, la música ponía la piel de gallina en Gelda, aparto su mirada de la pantalla y miro el rostro concentrado de Zeldris. Tomo el mentón masculino con su derecha y lo acerco a sus labios, se besaron y toquetearon por los próximos veinte minutos, las cosas cambiaban de color, pero Zeldris la detuvo.

-Mi reina, disfruta de la película, esta noche es para ti… -susurro el azabache con sus labios a milímetros de distancia.

-Pero… Tú…Yo

-No tenemos que terminar siempre en la cama, no desapareceré por quedarme con una erección una noche, tenemos todo el tiempo del mundo por delante, hoy quiero agasajarte como te mereces.

Sus palabras conmovieron el corazón de Gelda, y dejó escapar un peso del cual no era consiente, inconscientemente en algún momento tal vez creyó que para mantener al Demon a su lado tendría que siempre estar a su disposición en el aspecto sexual, pero él borro esa posibilidad con palabras hermosas. La albina se volvió a acomodar en el hombro masculino, acariciando su cuello de vez en cuando, al igual que su rostro y cabellos, en algunas escenas se besaban tiernamente como dos adolescentes experimentando el primer amor. La película termino y ambos abandonaron el cine abrazados.

-¿Era necesario reservar todo el cine? –pregunto Gelda una vez se encontraban en el auto de regreso a casa.

-Te diste cuenta –acoto.

-No fue muy difícil.

-Soy un Demon, hazlo en grande o no lo hagas. Es nuestro lema –hablo en tono arrogante.

-No conocía ese “lema” –dijo un poco sarcástica- Pero gracias, fue una cita de cuentos.

-Eres mi reina ahora, el mundo estará a tus pies si quieres, te bajare la luna si me lo pides –sentencio tomando la mano izquierda de su novia con su diestra, dándole un cariñoso apretón.

Zeldris acompaño a su novia hasta la puerta de la mansión y se despidió de ella con un casto beso, declino la oferta de entrar con ella y charlar un rato más, él conocía sus límites y estaba por alcanzarlos, y no quería arruinar el buen paso que dio con los padres de su chica. Volvió a la mansión Demon con una sonrisa de tonto, Mirana le sirvió una taza de té antes de dormir y subió a su propia habitación. La ojiazul estaba profundamente orgullosa de ese niño, de ambos, habían encontrado a chicas maravillosas que realmente les amaban, estaba feliz y en paz, dejo de sentir miedo por ellos, por quien les cuidaría si ella se iba, quienes serían las nuevas guardianas de sus frágiles emociones ocultas tras capas de máscaras sociales.

En Alemania un par de hombres cenaban amenamente en el restaurante de un hotel de renombre. Uno de ellos de ojos verdes, cabello negro y barba cuidada, de aproximadamente cincuenta años; el otro era pelirrojo de ojos ámbar con apariencia de rondar los cuarenta y muchos.

-¿Sabes Elliot? Siempre quise hacerme parte del negocio petrolero –dijo el de cabellos oscuros.

-No quiero tu lastima, Demon. Es solo un bache, además sé que al final lo único que conservaría mi compañía de mi es el nombre –argumento el pelirrojo.

-No le haría eso a mi amigo –refuto- Aunque me complace que me conozcas tan bien.

-Damián Demon, nos conocemos desde la universidad, has tendido trampas a tus propios familiares ¿Qué puedo esperar yo de ti? –hablo con sinceridad.

-Una fusión beneficiosa ¿Sabes que llevo un tiempo queriendo que Meliodas tenga control total de la empresa? –dijo llevándose una pieza de carne a los labios.

-¿Tú retirándote? Perdóname que permanezca escéptico.

-Solo quiero asegurarme el futuro de mi legado familiar, pero Meliodas y su descontrolada vida me tienen preocupado.

-Tienes dos hijos ¿Zeldris no es buen candidato?

-Lo es, pero Meliodas supera todas las expectativas, Zeldris siempre ha sido su complemento. No funcionaria bien por sí solo, el talento Demon corre en Meliodas como un rio caudaloso, pero es demasiado impetuoso, poco confiable, necesita un ancla.

-Escuche por los medios, que tiene una novia ahora.

-No ha mostrado su cara, la mantiene oculta, seguro es otro juego –tomando de su copa de vino- Iré al grano, quiero a tu hija para mi hijo, es una chica educada y de la alta sociedad.

-Mi hija decide su propio destino, Demon. Recuérdalo, tiene su carrera en el modelaje y su línea de ropa, no necesita de tu hijo.

-El impulso que le daríamos a su negocio y trabajo seria exponencial, puede incursionar más profundo en los mercados que desee, Meliodas la apoyaría. Ellos ya se conocen, cuando eran pequeños había cierta atracción allí –argumento- Reunámoslos, si ella acepta hacemos un compromiso formal.

-¿Qué hay de la opinión de Meliodas?

-Danafor, mi hijo siempre ha decidido con la cabeza fría, Lizzette y él harán una buena pareja. Tienen edades parecidas y tú mismo estas preocupado por su futuro amoroso.

-Hablare con Liz, ella decide sobre su vida.

-Es casi un trato, nos veremos pronto en la fiesta de Liones ¿Iras verdad?

-Por supuesto, siempre he tenido buena relación con Bartra, somos competencia pero siempre me ha gustado conocer su opinión en el rubro –acepto con ciertas reservas.

-Los reuniremos allí, a ver qué tal –convino brindando con su amigo.

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CHAN CHAN CHAAAAAN!

Casi 7mil palabras, nuevo record. Me han hecho inmensamente feliz por que juntos llegamos al 1K, gracias desde el fondo de mi corazoncito, y tanta fue mi dicha que traje Geldris para compartir ¿Quien creen que sera el siguiente ship en protagonizar. En fin, como ya presienten,  en la fiesta de papa Liones arderá Troya.

Durante las próximas horas no se asusten hare ligerisimos cambios en los capítulos anteriores, ponerle este simbolito '~' a Ban cuando diga capi~, agregar o quitar signos de puntuación, corregir un error ocasional, cambiarle el nombre al capítulo anterior por uno de alguna canción que le pegue mas. Pense en cambiar el nombre del fanfic, pero aunque no es tan perfecto o llamativo como quisiera lo dejare alli por pura nostalgia.

JoanaNegron
Lucero14pinto
Lopito-Kawaii
CoconaniAzul
SanjaJokic0
Oriana_GQ
HannaKarime15
ariannaloor77
ValyW13

Por estar aquí,  dia si y dia no, por las listas, estrellas en capítulos nuevos y viejos, los comentarios que me llenan de animo.

user93963247
jeams92
Giullia_07
Vivianariosclaros
wolffriki
kagome1315 hay una referencia para ti en el capítulo veamos si la encuentras.

Me disculpo con ustedes, no los olvide y tampoco menosprecie su participación en el fanfic, solo que hago una lista de todos antes de publicar y publique a muy altas horas de la noche, el sueño me chispoteo la vista. Perdonsito

soyzeldris2009  OMG ¿Se dan cuenta que el enanito cuñado presioso me sigue? Soy tan feliz. Geldris 4ever.

sol1248 Bienvenida a este mundo delirante que me invento de a ratos, gracias por tu lista, espero disfrutes tu tiempo aquí.
MelissaDemonsGoddess Tu nombre siempre me ha gustado para la hija del Melizabeth. BIENVENIDA y disfruta.
ElizaGoddess Bienvenidisima a esta idea loca que surge evitando que muera de ansiedad esperando el final del manga.

Mas tarde a lo mejor tendremos portada nueva, si alguno tiene una sugerencia es bien recibida, mis portadas son mas bien comunes u.u Lo admito.

Otra cosa, se supone que este fanfic terminaba cuando lo hiciera el manga,  pero asi termine esta semana y ruego a los dioses que no, yo no voy a hacer los capítulos a lo loco para terminar a lo apurado, esto se termina cuando yo llegue a la escena final que yo plantee en mi cabeza en un inicio creyendo, ilusamente, que esto podia ser un three shot, pero como la ven, me gusta narrar mucho y en el ínterin , mas ideas surgen.

Cuento largo, lo quiero un montononononon y nos vemos en el siguiente capítulo,  me esta resultando esto de sentarme todos los dias a escribir, asi la diosa de la inspiración no me abandona por largos periodos de tiempo con la dichosa actualización semanal.

Por cierto, tengo un esquemita por alli en papel, explicando las familias y las empresas, si se han sentido confundidos por tanto nombre raro que me invente,  avisen y se los publico para que quedemos claros

OTRA COSA MUUUY IMPORTANTE TAMBIÉN,  ABRAZOS, BESOS Y AMOR PARA MIS FANTASMITAS, som gente tímida, pero yo se que me quieren,  no me han dicho lo contrario,  pero leen desde lo oscurito y wattpad , me avisa de su existencia con numeritos, esperare pacientemente por si algun día quieren hablarme, yo no muerdo y doy mucho amor.

Besos y abrazos
Mia_Gnzlz♥

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