Los primeros rumores

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—¿Vieron con quién se fue Helena ayer?—esa era Aby, tenía alrededor a un grupo de chicas, todas congregadas para saber los nuevos chismes.

Bien decía el dicho: "Pueblo chico, infierno grande"

Irene nunca comprendió del todo el significado de tal frase hasta ese momento, hasta ese día. En un lugar pequeño los rumores corrían mucho más rápido y aunque sonara un poco cruel, le alegraba que se tratara sobre ella. Cuando escucho los susurros por un momento la paranoia la consumió, pero se sintió aliviada al saber que no hablaban de ella. Sin embargo, si le molestaba que hablaran cosas que no eran de su incumbencia.

—Era un chavo de universidad, ¿no? —preguntó una de ellas, más emocionada que la misma Aby.
—Se ve, porque traía su mochila y todo...¿ustedes creen que sea su novio?
—No lo es—declaró Camila, con bastante seguridad—A ella le gusta.
—¿Por qué habrá venido por ella, entonces?
—¡E-es amigo de su hermano!—intervino Irene, lo que menos quería era que comenzarán a malinterpretarse las cosas, que comenzarán a inventar rumores, porque bien sabía que un par de palabras podrían alterar por completo la realidad de las cosas.
—¿Y a ti quién te hablo?—Camila le arrojó una goma, que alcanzo a darle justo en el ojo izquierdo, se rieron un poco antes de continuar hablando—Yo digo que se la esta dando—todas las chicas congregados no fueron capaces de ocultar tanto el asombro como algunas muecas de asco, sin embargo se acercaron para a Camila para darle una pequeña sensación de intimidad a la plática.
—¿Tu crees?, y tan santita que se veía—eso no era verdad, en definitiva no lo era, Irene lo sabía de primera mano porque unas horas después de haber terminado las clases, Helena le llamo, estaba hecha un mar de enojo e ira, le contó sobre la nueva novia de Adrián y tras interrogar a Lalo, descubrieron quien era.

Claro que tuvieron que hacer una videollamada para criticar a gusto, sabían que no estaba bien, se encontraba guiadas meramente por el morbo y el enojo de Helena.
Pero cuando tuvieron la primera foto de la chica en cuestión, Irene no pudo reprimir una carcajada. En definitiva, su amiga era mil veces más bella y refinada, Adrián debía ser tonto o ciego...o ambos. Lo peor es que se trataba de su ex novia, la misma chica que según en palabras del mismo Lalo (si, él había estado presente en le videollamada con ellas), le rompió el corazón hace no más de dos años y lo trato de lo pero solo por sus problemas económicos.

Por eso cuando escuchó aquella especulación tan vil, no pudo evitar volver a hablar.

—No es verdad, solamente son amigos.
—Si, "amigos"—dijo Camila haciendo comillas con los dedos—Ese wey no la quiere para nada serio, solamente anda ahí porque seguramente ella se deja hacer lo que él quiera—el salón se inundó en risas y algunos chicos que habían escuchado parte de la plática, comentaron que les gustaría ver eso o estar en el lugar de ese chico universitario.

Irene no sabía que hacer, ¿cómo iba a desmentir todos esos rumores?

__________________________

Era la cuarta clase del día y ya sentía que podría quedarse dormido ahí mismo. Con la luz del proyector, las cortinas del salón cerradas y la voz plana del narrador del documental que estaban viendo, nadie decía nada, seguramente porque la mayoría se encontraba en su misma situación, movió un poco la cabeza a su izquierda tratando de mantenerse despierto y Luis siempre era una buena opción para entretenerse. Sin embargo, su compañero y amigo ya se encontraba sumido en el mundo de los sueños, recargado en sus brazos, un hilillo de saliva caía sobre la banca, Gabriel arrugó la nariz ante tal escena y un poco molesto, decidió que debía entretenerse en otra cosa, dibujar no era una opción, no podía hacerlo con esa luz, así que trato de maquinar escenarios en su cabeza, que lo mantuvieran despierto, sin embargo, uno de sus compañeros detrás de él, intentaba hablar discretamente, eso no era nada raro, lo dejó pasar.
El profesor salió un momento del salón cuando otra docente interrumpió la clase y le pidió apoyo con una situación en dirección. El hombre les dio la indicación de tomar notas, ya que las revisaría cuando regresara de apoyar a su colega.

Pero, cuando hubo cerrado la puerta, el mismo chico que había intentado conversar, ahora ni perezoso ni temeroso le mostró algo en su teléfono celular a otro compañero.

—¡Si wey no mames!, dicen que se anda dando a uno de universidad—Gabriel agudizó su sentido de la audición, sus compañeros estaban hablando de un chisme y no había historias más jugosas que esas, así que discretamente se acercó al grupo de chicos que conversaba animadamente detrás de él, mientras esperaban que el profesor de español apareciera por la puerta gritándoles que parecían más un grupo de señoras chismosas hablando en un mercado que estudiantes de preparatoria. No quiso verse muy interesado así que simuló que únicamente había volteado a levantar un lápiz que se le había caído, así que dejó caer el mismo en el proceso para darle más realismo a su actuación—...y hablando del rey de Roma, Gabriel, ¿qué crees?, ya sabemos porque no te pela tu vieja—por un momento se quedó paralizado, nunca pensó que el chisme fuera sobre su amiga, después de todo Helena jamás se había metido en ningún problema, no era de ese tipo de niñas, así que decidió indagar un poco, ignorando totalmente que ya asumieran que ellos dos tenían algo cuando solo eran amigos...por ahora.
—¿Helena?, ella no es este tipo de chica, así que le recomendaría, cuidaran lo que sale de sus bocas—todos los chicos se miraron entre si, buscando a quien culpar, hasta que finalmente uno hablo, aunque su repuesta no fue del todo consisa.
—A mi me dijeron que se fue con un vato en una moto, ayer—dijo el chico que le había hablado inicialmente a Gabriel, para después el antes mencionado levantar las manos, como demostrando que no era él culpable de haber regado el rumor—Eso es todo lo que sé—ah, así que era eso. Si, ella se había marchado con Adrián ayer, dejándolo solo y con lo que tenía para decirle en la punta de la lengua, sin embargo, a pesar de estar enojado, no iba a permitir que se dijeran ese tipo de cosas sobre SU Helena.
—Y a mi me conto Sofía—Gabriel miró a su compañera de banco, ella levanto los hombros de forma despreocupada.
—Yo solo dije lo que a mí Aby me contó por mensaje, ya si ustedes le aumentaron cosas a mi no me metan—de esa forma funcionaban los chismes, seguramente esa tal Aby también le había puesto cosas de más. Conocía muy bien a Helena, ella no era el tipo de persona que disfrutaba de... 'ese tipo de actividades', salir con un chico para, ya saben. Aún si se tratara de Adrián, él sabía perfectamente que su amiga jamás se prestaría para ser utilizada de es manera.
No quería seguir preguntando, solamente iba a lograr verse mal y en definitiva no quería eso, así que se limitó a voltear de nuevo a sus propios asuntos en cuanto observó por la ventana como el profesor de español venía caminando para retomar su clase con ellos, pero volvió sobre sus pasos, al parecer había olvidado algo.
—Aguas con eso eh, Gabriel, tu querías andar con ella—las risas resonaron por el salón, sin embargo él planeaba no decir nada, él la conocía bien, eso jamás pasó ni pasaría—La verdad me gustaría ser ese wey, ¿se imaginan?, tener ese par de...—no supo que le paso, pero al escuchar aquellas palabras, la furia y la cólera emergió dentro de él como un animal salvaje que había estado dormido hasta ese momento.
Se puso de pie y tomo al chico del cuello del uniforme, antes de propinarle un puñetazo en el rostro con toda la potencia de su brazo.
Era un atleta, tenía la pelea ganada desde el primer inicio, así que, siendo conocedor de sus alcances, apretó su cuello y lo derribó, o más bien lo estrelló contra el suelo del salón. Todas las miradas estaban sobre él, lo sabía, pero no le importo, continuó pateandolo en el piso, sin importarle si le llegaba a fracturar algún hueso, lo cual era lo más probable debido a la potencia de sus piernas, pero lo que realmente deseaba era lastimarlo, lastimarlo de verdad y que no volviera a ponerse de pie si eso era capaz de lograr.
No supo en que momento algunos de sus amigos se lanzaron a detenerlo, pero si supo que el rostro de aquel muchacho ya estaba pintado en carmesí al igual que sus manos. Varios lo retuvieron, pues aún continuaba tratando de llegar hasta él, se puso de pie tambaleante, tratando de quitarse la sangre de la boca, nariz y mejillas, pero terminó cayendo nuevamente en el suelo, y se arrastró por el hasta que su espada estuviera contra la pared, justo debajo del pizarrón.

En sus ojos, solo podía notar algo.
Miedo.
Y el provocar ello, de alguna forma le emocionó e incentivo a buscar más.
Pero después de eso la puerta se abrió y el profesor entro gritando y preguntando que estaba sucediendo.

Tendría que sacarle la verdad a Helena más tarde... aunque por ahora, más bien las preguntas que rondaban en su cabeza se centraban más en el bienestar de su amiga.

¿Estaría bien?
¿Le habrían hecho algo?.

Porque si era así entonces tendría que ir a romper una que otra nariz.

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Todos los ojos ahí presentes congregaron a su alrededor, como polillas atraídas hacía la luz resplandeciente, Brenda también estaba ahí, perdida en las letras del formulario que tenía enfrente, bastante alejada de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Al parecer por fin había encontrado en que centrar toda su atención o amor; en el estudio. Helena no podía sentirse más que contenta por ella, lo estaba superando al parecer, aunque a veces, las fotos en su teléfono reflejarán otra cosa, pero poco a poco, lo intentaba.
Sin embargo ahora mismo se preguntaba porque todos parecían mirarla demasiado distinto a otros días, no alcanzaba a distinguir que reflejaban los ojos de sus compañeros, y realmente no le importaba mucho en realidad, tomó asiento en su respectivo lugar, pues acababan de regresar del baño, aún tenía las manos húmedas por el agua del lavabo, así que tuvo que tuvo que usar su falda para secarlas, después de eso, busco en su mochila la libreta de su siguiente clase y justo cuando estaba a punto de encontrarla, una vocecilla irritante le susurro al oído.

—¿Y, cómo te fue ayer?—tuvo el impulso de alejarse de aquella persona, no le gustaba que se le acercaran de la nada y el tener el aliento caliente de alguien más en su oreja le provocó algo de asco, se alejo un poco antes de reconocer a quien le hablaba, se trataba de Janet.
—¿Qué?—no sabía realmente la razón de aquella pregunta y es que ellas realmente casi no hablaban, nunca tuvieron ningún problema pero simplemente no compaginaban en varias cosas y así estaba bien.
—Ay, no te hagas, ¿era tu novio, el chico que vino ayer por ti?—oh, se trataba de eso, realmente no había pensado en eso hasta ahora, no quería hacerse a la idea de que ya no estaba soltero.
—No, no es mi novio—decir esas palabras nunca le afectó, hasta ese día, sentía como si tuviera una pequeña herida en el corazón, y no hacía más que arder y molestarla. Vio su botella de agua encima de la mesa, la abrió y tomo un poco, esperando inútilmente que aquello aliviara la herida recién abierta.
—¿Entonces solo te lo estás cogiendo?—casi escupió el agua ante tal pregunta, dejo que el agua pasara por su garganta, aunque notó que todos en el salón los miraban, hasta Brenda sentada a su lado, la observaba, eso si, más confundida.
—¿Qué onda con tus preguntas?—se apresuró a decir, mientras fruncia el seño y una mueca de asco comenzaba a formarse en su cara.
—Solamente tenemos curiosidad, por favoooooor. Eso fue lo que dijo Camila, que ustedes dos...
—Eso jamás pasó—en ese momento podía jurar que iba a ahorcar a Camila, después de todo, ella la conocía bastante bien y solo terminaba de confirmar sus sospechas. Esta ardida y quería hacerle daño—Además, a ustedes no les incumbe.

Jamás se espero algo así de quien era su mejor amiga. Podía esperar cualquier cosa de alguien como Janet, pero no de Camila, la conocía desde primaria, esperaba que si no quería continuar su amistad por lo menos no se inventara cosas para perjudicarla.

En ese momento su asesora ingreso al salón y pidió que Helena la acompañara a dirección.

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—Entonces, ¿golpeaste a tu compañero porque tu mejor amiga te lo pidió?—Gabriel rodó los ojos, esto estaba comenzando a sacarlo de quicio y si no fuera porque la mayor autoridad de la escuela era una mujer, habría reaccionado de distinta forma.
—No meta a ella en esto—dijo, tratando de sacarse la sangre de los nudillos con ayuda de sus uñas cortas. El chico afectado se encontraba sentado junto a él, sosteniendo una bolsa de hielo para desinflamarle un poco el rostro—Él estaba hablando mal de ella.
—¿Ella te lo pidió? —insistió la mujer de mayor edad, mientras se acomodaba los lentes. Gabriel no había sentido tata desesperación gracias a un adulto en mucho tiempo.
—¡Ya le dije que no es así!—gritó, poniéndose de pie y estampando ambas palmas de las manos en el escritorio de la directora, quien claramente ofendida levanto una de sus cejas.
—Gabriel, le voy a pedir que trate de controlar su temperamento, esto es una falta de respeto—realmente estaba furico, ni si quiera había terminado de contarle lo sucedido cuando ella empezó a sacar confabulaciones tontas, por eso odiaba hablar con adultos, pensaban que eran sabios, que todo lo sabían, cuando realmente solo les gustaba imponer sus ideas y su propias hipótesis, esperando que nadie jamás los cuestionara.
—¡Él le estaba faltando al respeto a mi amiga hace un rato, dijo que...!
—Un comentario no significa nada—lo interrumpió—¿Él ha acosado de alguna manera a su amiga?, la alumna ni siquiera estaba presente—Gabriel apretó la mandíbula, sabía que aquello estaba mal, pero no sabía cómo refutar ese argumento tan básico—A mi me parece que esto se debe más a un problema de celos—eso de cierta forma había dolido, porque hasta cierto punto era cierto.

Helena solo le concedía abrazos de vez en cuando, no lo dejaba tomarla de la mano cuando se le diera la gana y...el hecho de que otro hombre, que no la conocía, que no sabía acerca de sus miedos, sus alegrías y sus tristezas...si quiera pudiera imaginarla de esa forma...

Él no la quería.
Pero Gabriel si...la quería y la deseaba, odiaba qué otro tipo quisiera...

A lo mejor la directora tenía razón.
Era un problema de celos.

—¿Entonces debemos esperar a que la agreda para ponerle un alto?—dijo, pausadamente y con la voz más tranquila que hace un rato, la mujer no reaccionó, pero de alguna manera, Gabriel quería pensar en que logró desestabilizar algo en su postura tan firme.

No se dijo nada más después de eso, llegaron las padres del chico al qué había golpeado y casi unos quince minutos después de eso, finalmente su madre apareció por la puerta.
Hizo lo que cualquiera haría con sus hijos, lo defendío a capa y espada, aún sin saber mucho de la situación, ni si quiera les dieron tiempo para hablar con sus respectivos hijos, por lo que, los tutores de ambos se encontraban un poco confundidos respecto al conflicto, solo sabían lo que las directora les había dicho, describió el incidente como: "Un violento ataque hacía la integridad física de uno de sus compañeros, debido al mal uso del lenguaje"

Gabriel no tenía ni idea de lo que quiso dar a entender con esa última palabra.
Pero a pesar de las insistencias de su madre con que se trataba meramente a riñas entre niños y pronto las cosas se calmarian, ambos fueron enviados a sus hogares esa misma tarde, estaban suspendidos por tres días, hasta que aprendieran a solucionar sus problemas sin la fuerza bruta que requería una pelea física. Eso le parecía un poco estúpido. En realidad, sentía que no había hecho nada malo, pero no entendía porque también suspendían a su compañero, a final de cuentas él no hizo más que recibir todos los impactos, Gabriel no tenía ni un rasguño, el castigo pretendía ser igualitario, algo que no terminaba de comprender del todo.
Sin embargo ahora tenía que lidiar con un problema mayor, su madre.

—¡Siempre haces lo mismo, Gabriel, siempre, no puedo tener un día tranquilo en el que no te metas en problemas!—gritaba, mientras conducía el viejo auto que tenían en su posesión desde que él era tn solo un niño—Y no me importa la justificación qué tengas para darme—solo pudo rodar los ojos y fingir que no la escuchaba, mientras miraba por la ventana del auto, aún llevaba puesto el suéter de la escuela y las manchas de sangre comenzaban a secarse—Este comportamiento es inaceptable, ¿¡yo te he enseñado eso!? —solo deseaba que se callara de una buena vez, estaba demasiado molesto para lidiar con algo así, además, ¿cómo se atrevía a reclamarle por ello?, por supuesto que ella no le había enseñado ese tipo de comportamiento, porque ella jamás estaba en casa, se la pasaba con su novio, como si fuera una niña de su misma edad, mientras él batallaba para comprender como hacer las cosas completamente solo.
—No, no me lo has enseñado, porque jamás me enseñas nada, siempre te la pasas con tu novio, ¿y yo qué, mamá?
—No me cambies el tema—dijo, sin dejar de mirar el camino—¿Estás tratando de decir que no me importas?, estoy aquí, vine desde el trabajo porque al niño se le ocurre pelearse, ya tenemos bastantes problemas como para que...
—¡Exactamente!, ya tenemos bastante problemas como para que sigas ignorandolos por culpa de tu novio—no era algo que le hubiera gustado admitir, ni si quiera con Helena, porque en realidad le apenaba un poco, decir que se sentía desplazado, un poco abandonado. Las actitudes de su madre le hacían sentir que no era suficiente para ella, siempre prefería estar con esos tipos antes que pasar tiempo con él y cuando ellos le rompían el corazón siempre terminaba pagando los platos rotos, siempre era él quien tenía que verla llorar y sufrir la decadencia que representaba el desamor—Tú no me quieres a mi—su madre lo miró con los ojos llenos de furia, Gabriel notó como se paró en seco y apretó el volante, como si quisiera enterrarle las uñas—Porque yo no puedo hacer lo que ellos...—se quedó callado, no porque le faltara el aire, o simplemente se hubiera quedado sin voz.

Pero jamás pensó que la cachetada de una mujer pudiera doler tanto, ni que el rasguño de las uñas de su madre en la mejilla izquierda.
La había ofendido demasiado.

Pero es que realmente, estaba muy muy enojado. Con ella, por no estar ahí para él cuando lo necesitaba, algo que haría una madre, cualquier madre. ¿Y ahora buscaba reclamarle por su mal comportamiento?

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