16: Karaoke

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Lilith entró al local preguntándose por qué estaba allí. Repetía que odiaba a los futbolistas, que despreciaba en el mundo en que se movían, y, sin embargo, una y otra vez salía con ellos. Se convencía a sí misma y a los demás de que su única motivación era acompañar a su amiga, que le pedía que fuera con ella a todos esos lugares, pero la realidad es que esta vez no había necesitado que insistiera. Había aceptado ir a celebrar el resultado de un partido en el que el equipo al que ella apoyaba en el campo había sido goleado.

La recibieron unas luces tenues y la mezcla de voces y conversaciones, que hacían imposible distinguir ninguna. Apenas había una treintena de personas, sin embargo, provocaban tal alboroto que cualquiera habría pensado que la sala estaba repleta hasta los topes.

Lilith agradeció la altura del prometido de su mejor amiga, le fue muy fácil localizar a la pareja, y a su fiel acompañante. Decidió pasar por la barra a buscar una copa antes de reunirse con ellos. En los últimos meses, había salido y bebido casi más que en los anteriores cinco años de su vida.

Dejó el vaso en la mesa más cercana al grupo e hizo un gesto de silencio con la mano, a John y Kyle que la veían acercarse de frente. Colocó las manos tapando los ojos de su amiga. Jack no necesitó que Kendall contestara para saber quien era, el jazmín había opacado cualquier olor que antes hubiese en la sala.

—¿Por qué no está la gente cantando? Yo he venido porque se me ha invitado a un karaoke.

—Creo que acabamos de encontrar al alma gemela de Ayme —dijo Kyle con humor.

—No creo que su mujer piense lo mismo —contestó Jack.

John le dio un codazo a su novia. Hizo un gesto para que se fijase en su amigo, en la forma que había apretado la mandíbula al decir eso y la expresión amarga que se le había puesto ante la risa de Lilith cuando Kyle dijo que su compañero era su alma gemela. Kendall negó con la cabeza quitándole importancia.

—Creo que voy a buscar al tal Ayme. Para cantar —especificó Lilith ante las miradas de los demás. Le molestó tener que hacerlo, acababan de decir que era un hombre casado.

—Es ese que está junto a Rodri —dijo Kyle.

—Eso lo soluciona todo. Antes buscaba a una persona que no conocía y ahora busco a dos.

—Los que están con Kalvin, a ese si lo conoces —Kendall no quitó la vista de Jack mientras decía eso, con una voz que sugería algo más.

Jack volvió a apretar las mandíbulas y los puños. La chica se dio cuenta de que su novio tenía razón. Tendría que hablar con Lilith. O cortar su intento de juntarlos, ella quería que se llevaran bien, que su mejor amiga viera al gran hombre que ella conocía y no al chico sin corazón que Lilith creía conocer, no que su amigo acabara con el corazón roto.

Lilith cambió de grupo. Sorprendió a Kalvin abrazándolo por detrás, colgándose de su cuello más bien, y dejando un beso en su mejilla. Todo esto bajo la atenta mirada de Jack y Kendall.

Kendall se llevó a Jack de allí. Tenía que dejar de mirar a su compañero de equipo con cara de querer pegarle un puñetazo en la mandíbula.

—¿Y Sasha? —preguntó Kendall, en una aparente charla informal.

—Está en su casa, en Birmingham —Jack se bebió de un trago el whiskey que le acababan de servir.

—¿Se ha mudado? ¿Va todo bien entre vosotros?

—Si. Todo bien —Jack movió el nuevo vaso.

Observó el líquido marrón girar. ¿Estaba todo bien entre Sasha y él? Las cosas se pusieron difíciles en verano, pero se suponía que lo habían arreglado, Grecia había sido su intento por arreglar una larga y gastada relación. Se suponía que había funcionado y ahora todo iba bien.

La música que empezó a retumbar en los altavoces del karaoke ahogó las palabras de Kendall. Ambos dirigieron la mirada al escenario. Lilith, con un vaso en la mano y un micro en la otra, discutía entre risas con Aymeric. Tras un piedra, papel o tijera, el futbolista hizo un gesto victorioso con la mano y la música cambió. Aymeric empezó a cantar en español. Acompañado de una Lilith que intentaba imitar el idioma de su compañero, con más ritmo que acierto en la pronunciación de las palabras.

Ahí estaba el problema, lo que hacía dudar a Jack de que su relación con Sasha fuera bien. En la sonrisa que sin pretenderlo afloraba a sus labios cuando veía la brillante sonrisa de Lilith. Y en las ganas que le entraron de matar a Kalvin Phillips cuando Lilith lo subió al escenario y empezaron a bailar juntos.

—Ella no es para ti —Kendall posó la mano en su hombro.

—Es tu mejor amiga —Pidió otro vaso al camarero.

—Por eso. Si tu relación con Sasha no va bien y quieres acabar con ella, yo te apoyo. Pero por Lilith no.

La canción acabó. Aymeric bajó del escenario. Dejó su puesto a Erling y Julián que se unieron a Kalvin y Lilith, interpretando una canción sobre un grupo de inadaptados a los que nadie quería. Si es que se le podía llamar cantar a lo que alguno de ellos estaba haciendo.

—A ella le gustan con el pelo más rizado y hoyuelos de niño bueno—Lilith y Kalvin compartían micrófono, mejilla con mejilla.

—A Lilith no le gusta Kalvin, eso es ella borracha en un karaoke, cantaría igual con cualquier otro.

—Conmigo no —dijo Jack con amargura.

—No.

Jack se quedó descolocado. No esperaba esa respuesta, imaginaba que su amiga diría que sí, que se comportaría igual con él que con cualquier otro, aunque ambos supiesen que eso era mentira. Kendall aprovechó ese momento de distracción para largarse, antes de que pudiese preguntarle por qué.

Las canciones y los diferentes cantantes se fueron sucediendo. Los españoles y Julián cantaron varias canciones en su idioma. Los portugueses interpretaron un triste fado, que no sonó triste con los alaridos de Bernardo. E incluso John cantó una canción con Kendall. Cosa que por desgracia para él lo perseguiría durante una larga temporada en el vestuario. Lilith acompañó a Erling en una canción en noruego, en la que ella solo hacía coros y repetía letras de manera extraña, pero que le hizo ganarse una vuelta por los aires del rubio.

También acompañó a Aymeric y a Riyad Mahrez en un francés bastante decente. Kendall no había mentido, con tal de cantar compartía micro con cualquier compañero, no era un intento por estar cerca de Kalvin.

Rubén y su novia estaban eligiendo una nueva melodía.

Jack contempló como Lilith se acercaba a la barra, al lugar donde se encontraba él desde que Kendall lo llevó. Ya había perdido la cuenta de cuántos vasos había vaciado.

—No pensé que fueras de lo que se quedan mirando, Grealish.

—¿Y cómo pensabas que era? —El pelo de Lilith lucía salvaje. Su frente perlada de sudor. Jack se la imaginó así, con el pelo despeinado extendido sobre su cama. Cerró los ojos con fuerza. No, no podía pensar eso.

—El centro de atención, rodeado de chicas guapas y alcohol. Tu paraíso. —Lilith apoyó el codo en la barra.

—Teniendo en cuenta que las únicas chicas guapas que hay por aquí son las parejas de mis compañeros, creo que sería más bien el infierno. —fijó su vista en los labios rojos de la mujer.

—Yo no salgo con ninguno de ellos —Lilith vació de un trago el chupito que le habían servido. Tampoco ella podría contestar si alguien le preguntaba cuanto había bebido esa noche.

Jack se mordió el labio, aún sin apartar su mirada de los de la chica. De alguna manera le estaba pidiendo permiso para besarla, si ella aceptaba lo haría. Lilith sintió las piernas como gelatina y lo hizo. Cerro los ojos y entreabrió los labios, esperando sentir el contacto de esa boca que en secreto había imaginado sobre su cuerpo en más ocasiones de las aceptables. No fue eso lo que ocurrió, Jack apoyó su frente en la de ella y besó la punta de su nariz. Lilith abrió los ojos. Sorprendida ante el contacto inesperado y avergonzada por la decepción y el deseo que la invadían.

—Tengo novia —Jack acarició la mejilla de Lilith, deseaba besarla más de lo que había deseado algo en mucho tiempo. Sin embargo, en su cabeza se repetían las palabras de su amiga momentos antes. Ella no es para ti. No podía hacerle eso a Sasha, destrozar una relación sincera por alguien que no lo querría más allá de un beso borracha en un bar. Él ya no era así.

—Eso nunca te ha importado —Lilith se alejó bruscamente de él. Avergonzada por el rechazo. No le había importado quien era, no le había importado nada, solo el cosquilleo que sentía en los labios por la anticipación de un beso que nunca llegó. La vergüenza se mezclaba con el enfado.

No la había besado por su novia, él no era así, Jack era infiel y mujeriego. Llevaba años escribiendo artículos sobre eso, inventando relaciones románticas sobre cada mujer con la que se le veía.

Ese hombre había destrozado la confianza y la seguridad de Alison con sus constantes infidelidades, y ahora decidía comportarse como si tuviera principios.

La enfurecía pensar que Sasha si era suficiente para que él decidiera respetarla, pero nunca lo hiciera con su amiga, como si esta no valiera tanto, como si Alison no hubiera merecido que la quisiera.

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