Capítulo Trigésimo Octavo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Helery

La luz que entraba por la ventana empezó a molestarme, mis ojos empezaron a abrirse lentamente tratando de acostumbrarse a luz, una vez que lo logré, miré a mi alrededor y me di cuenta que Lance ya no estaba en la cama, rápidamente me levanté y lo que vi me impresionó. Lance se encontraba en la cocina preparando un delicioso desayuno, así que me acerqué y lo miré con asombro, pues era algo que Lance nunca había hecho. El chico me miró con una sonrisa, para luego darme un ligero beso y seguir con lo suyo, mientras me señalaba el comedor para que tomara asiento y esperara su creación.

Realmente estaba sorprendida por todo eso, quizá se había vuelto loco o tal vez, lo hacía por lo que estaba embarazada y quería cuidarme, sea como sea, el acto que estaba haciendo me parecía muy tierno, era una parte de Lance que realmente no conocía y el hecho de que lo estuviera haciendo conmigo, me parecía incluso más maravilloso, después de todo, seguíamos juntos, significaba que al final iba a poder ser feliz.

—Espero que te guste. —dijo mientras ponía el desayuno delante de mí.

—Si es hecho por ti, seguramente está delicioso. —respondí con una sonrisa.

Empecé a devorar los panqueques que Lance había hecho, por alguna razón, mi apetito había aumentado y la comida me sabía más deliciosa que antes, seguramente era parte del embarazo. Mientras comía cada pedazo, podía sentir la mirada de Lance sobre mí, como si estuviera esperando algo, rápidamente lo miré y el aparato la mirada, fruncí el ceño y decidí seguir comiendo, pero cuando le di una mordida al último panqueque, sentí algo duro en mi boca, así que saqué el objeto con mi mano y quedé sin alientos.

Lance se arrodilló frente a mí, tomó el objeto que había sacado, lo limpio y lo puso en mi dedo. Abrí mis ojos grandemente sin creer lo que estaba pasando, lo que Lance había puesto en mi dedo era un anillo de compromiso, no pude evitar emocionarme y a la vez temer, pues aún recordaba la vez en la que me iba a casar con Lecuim y lastimosamente ese día jamás llegó, pues su accidente nos costó nuestra felicidad y temia que ocurriera lo mismo con Lance, no soportaría una perdida más.

—¿Estás bien? —preguntó Lance con preocupación.

—Sí ¿Por qué? —cuestioné saliendo de mis pensamientos.

—Porque te estoy pidiendo que seas mi esposa y no me contestas — musitó—. Además se me están entumeciendo las rodillas. 

—L-lo siento, es causa de la emoción. —mentí tratando de alejar los malos pensamientos de mi cabeza.

—¿Y bien?

—Claro que acepto casarme contigo Lance.

Lance me abrazó con fuerza, mientras me agradecía por haberle dado el privilegio de casarse conmigo, pero realmente el privilegio era mío, ya que Lance era un hombre maravilloso, lastimosamente la felicidad estaba al cien, ya que de verdad temía por su vida, ya que por alguna extraña razón, tenía una mal presentimiento.



Lance quería que la boda se realizara lo más pronto posible, así que sería una celebración sencilla, con las personas más cercanas a nuestro núcleo familiar y amistosa, realmente me hubiera gustado tener a mis padres y a mi hermana aquí, celebrando ese momento tan especial conmigo, pero no todo sucede como uno lo desea y aunque mis padres ya no estén, sé que me están cuidando desde el cielo y que me ayudarán a que todo esto se haga realidad, después de todo, ellos saben lo mucho que he sufrido, debido a la muerte de Lecuim, la muerte de ellos, la traición de mi ex mejor amiga y mi ex pareja, también por la traición de mi hermana, en la que confiaba ciegamente.

La familia de Lance estaba feliz con la noticia, el señor Worthington se había ofrecido a cargar con todos los gastos de la ceremonia, incluyendo: invitaciones, comida, decoración, el pago de la iglesia y muchas cosas más, realmente estaba agradecida con él por todo lo que estaba haciendo con nosotros, pero seguía sin evitar sentir esa sensación extraña en mi pecho, como si de un mal presentimiento se tratase. Rápidamente empecé a sentirme mal y sin darme cuenta, caí al suelo inconsciente, sumergiéndome en un sueño profundo.

—Hija. —llamó una voz familiar— ¡Despierta!

—¿Mamá? —dude, siendo como mi voz se volvía un eco— ¿Qué está sucediendo?

—Debes tener cuidado. —susurró, podía escuchar su voz, pero no podía verla.

—¿Dónde estás? —cuestioné, ya que solo podía ver una densa niebla tapando todo.

—Debes tener cuidado. —murmuró la voz de mi padre.

—¿Cuidado con qué? —indagué.

—La bruja aún sigue allí, debes tener cuidado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro