tequila, hangover, cereal

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

❝ TEQUILA, RESACA, CEREAL 




LIV PODÍA OÍR A LO LEJOS el sonido amortiguado de las aves en su ventana. Su cabeza se sumergía pesadamente en la almohada, con cero intenciones de querer moverse. 

Un taladro parecía estar cavando en su cerebro, dejando un enorme y doloroso hueco. Se removió incomoda en la cama y sus pesados párpados no querían abrirse. Trató de lamer sus resecos labios, su garganta se sentía como si hubiera tragado arena la noche anterior. Quiso empujarse fuera de la cama, pero, de pronto algo hizo clic en ella. Su espalda se sentía demasiado caliente y al querer moverse sus piernas no respondían, se encontraban enredadas por lo que ella suponía eran sus sabanas. Pero no lo eran, abrió finalmente sus ojos, las persianas dejaban entrar un fino halo de luz hacia su dirección, haciéndola parpadear para aclarar sus ideas. Levantó su brazo y se topó con uno asegurando su  cintura, gimió y trató de recordar cómo llegó a esa situación.

Anoche... el hospital... el bar... DeLuca... 

Mierda...

Ella se logró separar unos centímetros y miró hacia atrás, los oscuros rizos de él caían sobre su cara, ocultándola parcialmente, su respiración acompasada acompañada de un leve ronquido de sus labios entreabiertos. Liv maldijo bajito, se había acostado con DeLuca... y no lograba recordar nada de la noche anterior. Trató de tomar la muñeca de Andrew para levantar su brazo, pero tras soltar un quejido, DeLuca apretó más su agarre a su alrededor, pegando su pecho a su espalda. 

Liv pronto comenzó a sudar frío, pensando como salir de esa incomoda situación. Echó un vistazo, estaban en su departamento, no podía huir.  

Podía sentir su cálida respiración sobre la nuca, erizándola y luego un resoplido más fuerte. Había despertado. Su mano se apretó aún más sobre su cintura y ella se quedó completamente quieta. Él se removió un poco y la abrazó a su cuerpo, dejando una hilera de suaves y perezosos besos desde su nuca hasta su hombro, donde se detuvo abruptamente. La cama a su lado se hundió cuando DeLuca se levantó para observar al tibio cuerpo a su lado, los cabellos dorados sobre la almohada no tenían comparación alguna, él maldijo. 

Se había acostado con Liv. 

Se había acostado con su jefa...

Ella lentamente se giró y se acomodó sobre su espalda, llevando la sabana hacia arriba para cubrir su cuerpo, se miraron entre ellos por lo que parecieron interminables minutos. 

—¿Buenos ...días?—saludó con una torcida sonrisa y temblorosa voz hacia su rubia acompañante.

—Buenos... días— devolvió ella de igual forma.

—Yo... nosotros... esto—señaló entre ellos.

Liv se aclaró la garganta y asintió lentamente.

Él pareció vacilar un momento, mientras daba una mirada alrededor y devuelta a ella.

—Yo...—él no sabía por donde comenzar, así que balbuceó.

Liv sujetando fuertemente la sabana contra ella se sentó en la cama.

—Andrew tuvimos sexo anoche—soltó sin tapujos.

—Así parece...

Ella soltó una risa nerviosa, se había muy definitivamente acostado con Andrew DeLuca.

—Creo... que deberíamos vestirnos, se hace tarde—ofreció ella. Él asintió al instante.

Sacó los pies a la orilla de la cama, dando la espalda a él, para ofrecer algo de privacidad. Oía el arrastre de sus pisadas sobre la alfombra junto a la ropa que recogía. Una vez encontrado su ropa interior y pantalones entró en el campo visual de Liv, mientras se colocaba con urgencia su camisa. Ella lo observó durante un momento y desvió la mirada.

—Podrías pasarme mis...

—¿Éstas?—alcanzó él adivinando lo que quería, quien en su mano sujetaba sus bragas.

—Sí— aceptó ella asintiendo, mientras apretaba los dientes.

Él se volteó de igual forma para darle privacidad. Liv rápidamente se vistió, buscando lo restante de sus prendas esparcidas por toda la habitación. Dios mío... pensó.

Tomó una camiseta y unos pantalones deportivos ligeros para voltearse finalmente hacia él, quién continuaba esperando de espaldas y jugando con el botón de su camisa.

Cerca de sus pies tomó la chaqueta de DeLuca entre sus manos y se la ofreció.

—Ten, supongo que esto es lo último...

Él volteó y sonrió, tomando la prenda algo nervioso. Liv continuó su camino, rodeándolo y saliendo de la habitación hacia el pasillo, Andrew la siguió en total silencio. Juntos llegaron a la entrada, donde Russo abrió la puerta, dejando entrar la brisa fresca, aliviando un poco la rojez que amenazaba con subir a sus mejillas. 

—Supongo que... nos veremos en el trabajo—murmuró él, con un temblor en la voz.

—Sí—asintió ella simplemente, sin saber qué más agregar.

Él pareció dar un par de pasos siguiendo su camino, pero se detuvo y volteando rápidamente, dio un par zancadas de vuelta a Liv. Sujetó sus mejillas y unió sus labios con los de ella en un beso que casi la hizo tropezar. Molió los labios contra los de ella con rudeza, pero Liv lo devolvió con igual ímpetu, aunque tomada por sorpresa, tardó en corresponder.

Él se separó unos centímetros, aún rozando sus labios y narices, soltando un suspiro, la dejó ir lentamente, pasando el pulgar sobre su hinchado y rosado labio inferior. Le dio una sonrisa y se fue, dejando algo mareada a Liv en la entrada.

Sí... mierda. Volvió a pensar.





LIV CORRIÓ DIRECTAMENTE a urgencias una vez que el bullicio la rodeó en medio del pasillo. Su cuerpo se sentía menos pesado luego de lo sucedido con DeLuca... y luego de una enorme taza de café. Su mente era un desastre, no sabía como colocar en orden sus pensamientos debido a sus acciones. Pero una vez dentro del hospital todo de desvaneció y con suerte, finalizaría el día con la misma sensación.

Pero ella nunca tenía tanta suerte...

—Doctora Russo—llamó alegremente Warren llegando a su lado—. Tengo a su ejercito.

Liv observó el numeroso grupo tras él y sonrió.

—Te adoro, ¿Ya te lo había dicho?

—Nunca está demás escucharlo a primera hora del día, doctora.

—Muy bien, niños. Supongo que Warren ya les explicó como funciona una Oleada Plateada. Quiero a todos cien por ciento comprometidos con cada uno de ellos, sean suaves, pero firmes, sensatos pero pragmáticos, ¿Lo entienden?

—¿Qué es una oleada plateada?—preguntó uno de los residentes. 

Las rápidas pisadas la seguían hasta que ella abrió las puertas de urgencias, y todo estuvo claro para sus alumnos.

Todas las camillas y puestos estaban ocupados por gente de la tercera edad.

—¡Oh! Oleada Plateada. ¿Por qué usar un código para gente vieja?

—¿A quién llamas vieja, jovencito irrespetuoso—despotricó una señora a metros de ellos.

Warren le dio un golpe a DeLuca en el brazo por su imprudente comentario y él se cubrió con una sonrisa nerviosa.

—¿Qué clase de falta de respeto es esa?...

—Me encargaré de que sea castigado—sonrió Liv, mirando mal a DeLuca—. No me hagan quedar mal, niños.

—¡Russo!— oyó que era llamada.

—Compórtense, sean amables, sonrían y no me busquen por el más minino rasguño, ¿quedó claro? 

El grupo asintió y ella esperó hasta que todos se dispersaron para correr en dirección a April, quien la empujó rápidamente hacia una de los cuartos desocupados y trancó la puerta con urgencia.

—Ya hablaste con Jackson—afirmó, con solo ver su cara igual de roja que su cabello una vez que volteó hacia ella.

—¿ ya hablaste con Jackson?

—Ah, él sabe que lo sé, pero finge que nada sucede,  evita el tema como la peste...

—¡Es una locura, Liv! ¿Divorcio? ¿En serio? Ningún Kepner se ha divorciado jamás. ¡Jamás! me... me rehúso a aceptarlo.

—Tal vez solo estaba molesto, ya sabes como es Jackson... Habla a veces sin usar la cabeza... lo cual ocurre bastante seguido, si me lo preguntas.

Ella acercó una silla y cayó pesadamente llevando las manos a su cara. Liv se acercó, arrodillándose a su lado.

—No sé que hacer, Liv... esto... ambas sabemos que él estaba hablando en serio cuando lo mencionó.

—¿Cómo estás tan segura?

—Te está evitando, me está evitando—enumeró con los dedos—. Está durmiendo en otro lugar porque al final del día no quiere toparse conmigo. Cada vez que hablamos no podemos evitar acabar en los gritos. ¡Eso es demasiado infantil! y... él...

Liv colocó una mano sobre su muslo, esperando que continuara. April agachó la cabeza y hundió las manos en su cabello, jalando ligeramente con frustración.

—No quiero esto, Liv. Él... él es mi alma gemela y yo... él se quiere divorciar de mi...

Su voz se entrecortó en medio de una mueca y soltó un sollozo, cayendo sobre el hombro de Liv, quien acarició su espalda.

—Allá afuera hay parejas con casi cincuenta años de casados—murmuró—. ¡Eso es a lo que yo aspiraba! es a lo que Jackson y yo aspirábamos, pero ahora... ¡él no quiere ni verme!

—Ya, April... tal vez... ya sabes como es Jackson—volvió a hacer énfasis—. Necesita tiempo, su molestia se irá y podrán hablar como dos adultos civilizados que aún siguen casados y...

—Yo soy la que está molesta—gruñó, levantando su cabeza—... Es... difícil de digerir, es todo. ¿Crees que esta noche esté en la fiesta de Mer? Por favor dime que tú irás...

—¿Quieres que le pregunte?—ofreció.

—¡No! sabrá que yo pregunté. Pero... iré, necesito distraerme, beber un poco, comer, ya sabes, pero debes estar ahí, necesito apoyo emocional.

—¿Y alguien que te lleve si bebes más de la cuenta?

—Eres la mejor—moqueó con una sonrisa temblorosa.

Liv le acercó una caja de pañuelos de la gaveta de suministros y volvió a su lado.

—Oye... ¿Puedo hacerte una pregunta algo... extraña?—cuestionó una vez que se limpió las lagrimas, mirándola fijamente.

—Seguro.

—Cuando te sentaste a mi lado noté... algo raro... bajo tu blusa y, creí que podía ser una sombra, pero viéndolo detenidamente y más de cerca, estoy bastante segura de que no lo es.

Liv le devolvió la mirada en blanco y en los ojos de April se instaló nuevamente esa curiosidad peligrosa de la cual todos huían. Ella entrecerró los ojos, esperando una respuesta y Liv solamente suspiró.

Tocó el cuello de su blusa y lo retiró unos centímetros dejando entrever un poco de piel a los ojos de April y para su sorpresa un par de marcas repartidas debajo de la tela. La pelirroja abrió en exceso los ojos y la boca con una exhalación exagerada. 

—¡Olive Russo!—chilló—. Yo estoy a punto de convertirme en divorciada y tú tienes sexo increíble con alguien y... ¿planeabas siquiera decírmelo?—rio ella, sin poder aguantar—. Vamos, Liv... necesito detalles

Liv negó con la cabeza y se levantó tan deprisa que dejó a April mareada y riendo desquiciadamente, dejando atrás las lagrimas de tristeza y reemplazándolas por burla.

—Solo quieres tener esto para distraerte de Jackson—acusó.

—Por supuesto que sí—afirmó—. Me lo debes y lo sabes. Ahora... ¿Quién fue el afortunado?

—No te lo diré...

—¿Por qué no? —lloriqueó—. ¿Es menor? ¿Mucho mayor? ¿Es del hospital? 

—No...

—¡Dios mío!—exclamó llevando las manos a su boca—. Es alguien del hospital...

—April, por favor—suplicó Liv con una sonrisa en sus labios.

—Liv—pronunció ella en el mismo tono—. Vamos, tienes que decírmelo ahora o voy a explotar...

—¿Cómo es que mi vida privada te hará sentir mejor?

—Primero, estoy sola. Segundo, no tengo acción, de ningún tipo, ni siquiera conmigo misma...

—No necesitaba saber eso...

—Y tercero, eres mi amiga y te quiero y quiero lo mejor para ti... y si alguna de las dos merece tener sexo increíble a ese nivel de detalles en tu cuello, significa que está valiendo la pena, el afortunado o afortunada debe ser toda una maravilla y...

—Que manipuladora eres, April Kepner—acusó.

April asintió con entusiasmo desde la silla como una niña pequeña esperando su juguete.

—Fue... con un interno—soltó—. Tuve sexo con un interno.

—¡Liv!—exclamó, llevando las manos a su rostro—. ¿Un interno?

—¡Baja la voz!—regañó, abrazando su propio cuerpo rindiéndose a la presión—. Todo me duele, ¿Sabes? Fue una... noche muy loca. Pero... fue un error, ni siquiera recuerdo haber salido del bar o llegar a mi casa...  ¡o invitarlo para variar! solo recuerdo el gran sexo que tuvimos y...

—¡¿Qué?!

—¡Shh! ¿Qué fue lo que te dije?

—¿Cuánto bebiste anoche?

—Bastante—respondió—. No debí beber, no debí ir al bar, no debí... acostarme con un interno...

—Pero sucedió—se agitó en el asiento con entusiasmo—. Tú, Olive Russo, tuviste sexo un interno, pero dime... ¿Cuál interno fue? ¿Durmió en tu casa? 

—Dios, April...

—¡Oh, Dios!—volvió a exclamar levantando la voz—. Fue... entonces los rumores... 

Liv abrió la boca para responder pero un urgente toque en la puerta las sobresaltó a ambas.

—¡Está ocupado!—avisó April.

—¿April—la voz de Maggie llegó del otro lado—. Algo ocurrió, necesito a Liv y dijeron que estaban aquí.

Liv corrió hacia la puerta y se encontró con Pierce y DeLuca detrás de ella.

—¿Qué sucedió?—cuestionó rápidamente.

—Owen dio indicaciones a los internos de notificar a los pacientes sobre sus familiares fallecidos—respondió la morena mirando acusatoriamente al interno en cuestión a sus espaldas.

—¿Qué hiciste qué? 

—El doctor Hunt dijo...

—Dame eso—pidió ella, arrebatándole la carpeta de sus manos—. Voy a matar a Owen... sígueme. 

—¡Liv!—llamó April—. Sabes que te buscaré luego.

Liv negó con la cabeza sintiendo la amenaza en el tono, oculto tras una sardónica sonrisa.

Volvió a echar una ojeada al expediente en sus manos y volteó a ver a DeLuca.

—Ella no era tu paciente, ¿Qué estabas pensando?

—Yo... lo sé, es solo que el Doctor Hunt me lo ordenó, yo no quería...

—Los internos no están listos para esto, no aún.

—Lo siento, Liv—respondió él—. Yo...

—No hagas eso—pidió ella, deteniéndose en el pasillo.

—No entiendo. ¿Qué no haga qué?

—Escucha, hay reglas y limites que debes seguir. Que debemos seguir—corrigió rápidamente—. Y esto—señaló ella levantando la carpeta—. Esto es una gran responsabilidad. Tu trabajo es una gran responsabilidad, este tipo de cosas no son las que se dicen a la ligera y luego te retiras. Así no funciona... 

—Lo lamento, ¿sí? no debí hacer nada sin consultarlo con mi titular superior, tomo la responsabilidad y las consecuencias de mis acciones, como doctor—murmuró más suavemente al final—. Pero algo me dice que estás molesta por algo más... y quizá se deba a que me referí a ti por tu nombre, si es así lo lamento...

—DeLuca...

—Limites, lo sé, y realmente lo lamento—repitió—. Pero si esto es por lo de anoche...

—¡DeLuca!

—¡Lo lamento!

Liv cansada de sus torpes disculpas lo guio hacia una oficina, suspiró y arrojó la carpeta sobre el mueble a su lado, empujando la puerta a su paso.

—Escucha... esto—indicó a ambos—. Nosotros... mierda esto es complicado.

Andrew afirmó su cuerpo contra el escritorio y cruzó los brazos soltando una risa igual de nerviosa, a la espera de su regaño.

—Esto no puede volver a ocurrir a ocurrir...

—¿Mi irresponsabilidad? 

—Lo de anoche, DeLuca—aclaró ella—. Sé que sabes perfectamente de lo que hablo, no finjas lo contrario... Lo que sucedió anoche, en el bar, en mi casa... no se volverá a repetir. Fue... ambos estábamos estresados, frustrados y ... ebrios, así que...

—¿Esa es tu forma de decir que si lo disfrutaste?

—Yo... ese comentario fue muy osado, ¿no crees?

—Liv—se acercó él y ella y ella retrocedió un paso tomando distancia—. No me arrepiento de lo que sucedió anoche...

—DeLuca...

—Escucha, te conozco Liv, o al menos a la chica que conocí, sé que no haría ese tipo de cosas. Lo consideraría un error, un hecho que no volvería a repetir jamás en su vida, pero... ya no eres la chica que conocí. Lo supe desde el primer momento en que te vi en este hospital. Lo de anoche fue increíble—aseguró  con confianza, acercándose un par de pasos hacia ella—. Pero si lo que quieres es olvidarlo, podemos olvidarlo y ser amigos. Como en los viejos tiempos. Esto jamás sucedió.

—Esto jamás sucedió...

—¿Amigos?—ofreció, levantando la mano en su dirección.

—Amigos—concordó, devolviendo el gesto.

La tibia mano de Andrew apretó la suya con gentileza y delicadamente, sin apartar sus ojos de su rostro. Lentamente y de improviso la jaló hasta su pecho, quedando entre sus brazos, sintiendo su respiración chocar contra su cuello.

—Andrew...

—Solo... es un abrazo, ¿si? 

Ella se dejó abrazar durante un largo periodo de tiempo, sintiendo la respiración contra su propio pecho y los latidos de su corazón al unísono. Sus grandes manos subían y bajaban por su espalda, sosteniéndola firmemente. 

—Andrew—volvió a mencionar esperando que la soltara, pero no lo hizo.

—Déjame disfrutar esto.

—Estas abusando de tu privilegio de unos segundos. Me estoy arrepintiendo de esto...

—Te extrañé demasiado—cortó su frase dejándola en silencio unos segundos.

—¿Desde esta... mañana?

—Desde que te fuiste. Así que... déjame disfrutar esto.

Dejándola nuevamente sin palabras, Liv lo sostuvo esta vez a él. Largos y casi eternos segundos, así que le dio lo que quería. Tratando convencer a los intrusos pensamientos de su cabeza que era lo que él quería y no ella.

—¿Qué hiciste esta mañana luego de que me fui? —preguntó sin moverse un centímetro del apretado abrazo. 

—¿Qué?

—Cuanto te besé... ya sabes, después del se...

—¡Ya entendí!

—¿Y...?

—¿Y qué, DeLuca?

—¿Qué hiciste?

—¿Por qué insistes en saber que hice?—forcejeó sin resultado alguno—. Suéltame...

—No hasta que me digas que hiciste...

—¡Comí cereal, sí! ¿Contento?

Su pecho vibró mientras Andrew trataba de ocultar la risa que sus palabras le provocaron. Finalmente la soltó para ver su rostro ofuscado mientras él continuaba soltando pequeñas carcajadas entre dientes.

—No es gracioso—gruñó ella, alisando su uniforme—. Como cereal todo el tiempo.

Él se compuso e igualmente alisó su uniforme, enjugando una lagrima que había escapado con sus carcajadas y abrió la puerta para que Liv pudiese salir, chocando su cuerpo contra ella adrede. 

—Ambos sabemos que no es así—murmuró—. Comiste cereal aquella vez... y lo volviste a hacer nuevamente.

Liv lo observó volteando los ojos y tomando la carpeta en sus manos la hizo chocar contra su pecho. Dejándolo solo en el umbral de la puerta.

los labios de Liv podían decir lo que fuese, pero su cuerpo y sus acciones dictaban mucho más que unas simples palabras escupidas al aire.




AL FIN MILLIE!!!!!!

¿Qué creen que signifique el cereal?

*ustedes cuando sepan que significa el cereal en un par de capítulos más*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro