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❝ ESE ES TU TRABAJO ❞

LIV REVISABA SU CELULAR FRENTE a ella distraídamente, hasta que oyó a poca distancia el murmullo del trío de hermanas locas, Pierce, Shepherd y Grey acercarse.

Guardó el aparato en su bata y les sonrió, pero rápidamente hizo una mueca al notar la expresión que Maggie traía.

—¿Quién murió? —preguntó.

—Su exnovio va a casarse—respondió Amelia.

—Ethan va a casarse—balbuceó distraídamente Maggie, como si aún estuviese procesando la noticia.

—¿Quién es Ethan? —quiso saber Grey.

—Pues, el exnovio de Maggie, Ethan, radiología, un trasero firme, aún en uniforme—recalcó con una sonrisa—. Salieron como seis meses hace un año. ¡Ah, cierto! Estabas ausente.

—Entonces... Ethan va a casarse—repitió Liv, tomando el elegante papel en manos de Pierce y leyendo el contenido—. ¡¿Y te está invitando a la boda?! ¿Eso es siquiera legal?

—Que grosero—apoyó Grey.

—¿Maggie? —llamó Russo.

—¿Qué?... ah, sí. Bien por Ethan. Ya no importa, tengo cirugías.

Casi en modo automático dio media vuelta, dejando al trío solo.

—Sí... ella no está para nada bien—hizo una mueva Shepherd.

—Ustedes si que saben como comenzar el día—se despidió Russo, dando una palmadita sobre el mesón.

—¡Liv! — llamó Grey, yendo tras de ella y Amelia en dirección contraria con una sonrisa en sus labios— ¿Podrías revisar este contrato y decirme qué te parece? Ya sabes... si ves algo... raro.

—¡Felicidades! Ya tienes tu contrato, jefa... ¿A qué te refieres con raro? — ella hojeó el papel en sus manos— oh.

—¿Oh? ... ¿Qué significa "oh"? ¿Qué significa esa mirada?

—¿Qué?

—Maggie me dio exactamente esa misma mirada esta mañana. ¿Qué hay de malo en mi contrato para que todas hagan esa mirada?

Grey le arrebató el papel, buscando lo que Russo y Pierce habían visto en el.

—Mmm... sabes que no me gusta hablar de dinero con mis amigas—divagó Liv.

—No se trata de dinero, Liv... ¿Se trata de dinero?

Russo se acercó a Grey bajando un poco el tono en su voz.

—Te hicieron una oferta baja... tal vez muy baja. Mediocre, aunque no lo oíste de mi—concluyó mirando en varias direcciones —. Ya que, yo gano más... mucho más.

—¿Cuánto más?

Liv apretó sus labios y se enderezó rodeando a Mer para continuar su camino.

—¡Olive!

—¡Meredith!

—Dame una cifra—gruñó a sus espaldas.

Liv huyó velozmente de Mer, tomando la oportunidad de ir a lugares diferentes del piso, tomó el ascensor.

Urgencias estaba sospechosamente tranquilo aquel día, así que su celular continuaba vibrando con notificaciones, pero ninguna de las que ella esperaba. Al salir, oyó que alguien la llamaba a sus espaldas, entre el tumulto.

—¡Liv! —sintió la mano en su brazo— Gracias a Dios, te he estado buscando—jadeó algo exhausto.

—Warren—saludó— ¿Dónde es el incendio?

—Me gustaría hablar de algo contigo...

—Me dirigía donde Karev y Robbins, ¿Está todo bien?

—Oh, yo estoy con ellos hoy... pero primero, necesito hablarte acerca de Jackson.

—¿Lo has visto? No contesta mis mensajes... o llamadas...

—Él está durmiendo en el sofá de mi casa—soltó.

Liv sorprendida abrió los ojos.

—¿Jackson?... ¿en el sofá de tu casa? ¿Qué...?

—Escucha, esta mañana quise hablar con él... ya sabes, Miranda no está feliz con que él se esté quedando con nosotros por tantos días...

—¡¿Días?! ¿Jackson ha estado con ustedes por días? Bastardo infeliz, por eso ha estado ignorándome y evadiéndome en el trabajo ¿Qué demonios le sucede?

—Por eso quería hablar contigo, tú eres su mejor amiga y... él se quiere divorciar de April. Supongo que... te ha estado ignorando porque sabe lo que dirás...

Liv suspiró pesadamente, se había encontrado con April temprano por la mañana, quien se encontraba feliz porque Jackson la había invitado a cenar.

—April no lo sabe...—balbuceó ella casi en un susurro.

—Realmente siento mucho lo que está sucediendo—lamentó Warren.

—También yo... Tranquilo, hablaré con él... cuando tenga la oportunidad... y patear su trasero en el proceso.



─────※─────

Liv trató de despejar su mente de las noticias recibidas y se concentró en los informes que tenía en sus manos.

Llantos, quejidos y monitores de bebé zumbaban a su alrededor. Karev la había llamado casi media hora antes, como apoyo durante su consulta. Liv rara vez veía casos tan inusuales como ese, pero cuando sucedían... lo mejor era prepararse para lo peor. Y lo lamentaba cuando eran apenas recién nacidos.

—¿Liv? —llamó Karev— ¿Estás con nosotros?

—Disculpa, ¿Qué decías?

—Jo me habló sobre tener hijos esta mañana.

—¿En serio?

—Sí, así de pronto... ¿Estas cosas suceden? ¿Te mudas un día y al siguiente tus ovarios se vuelven hiperactivos?

—Aww, yo creo que serías un gran papá—sonrió Robbins.

—Sí—apoyó Liv—tus bebés serían mal hablados, sucios y muy lindos.

—Oh, cállense—pidió Alex, haciendo una mueca— aún no estamos en esa etapa, no creo que yo lo esté... tampoco creo que ella lo esté.

Un jadeo de Arizona los hizo voltear a ambos en su dirección.

—Alex... —llamó— ¿y si ya estás ahí?

Karev le dio una mirada a Liv, quien le devolvió un encogimiento de hombros.

—¿De qué hablas?

—Que tal... si es que ya está embarazada... y está tanteando terreno.

Alex abrió la boca, esperando decir algo, pero nada salió.

—Lo acabas de romper, Arizona—se burló Liv.

Warren llegó en aquel instante, seguido de DeLuca, poniendo fin a la incómoda discusión.

—Tenemos los resultados.

Él se los entregó directamente a Liv, quien rápidamente los leyó y levantó la mirada hacia Robbins y Karev. Negó con la cabeza y se los entregó a ellos. Compartiendo todos, una mirada de desolación.

—iremos... a darles las noticias a los padres, ¿vienes? — se volteó Karev buscando la mirada de Russo.

Ella asintió.

Todo el equipo se reunió dentro de la habitación en la sala de maternidad, con los padres. Liv, se quedó de espaldas en la entrada, junto a la pared, oyendo la desesperación en las voces de la pareja. Se mantuvo al margen, al menos por esa instancia, Karev quien respetó su decisión, continuó dando información, detalle a detalle, acerca de sus gemelos.

El peso de la culpa iba y venía entre ambos padres, tratando de buscar a alguien que la cargara entre el miedo y la incertidumbre. Indecisión y desolación. Liv no se sintió ajena al sentimiento.

Karev fue el primero en salir, Liv oyó cada palabra que salió de su boca, y entendía que debía hacer lo mejor que pudiera, dentro de lo que estaba a su alcance. Dio una ultima mirada dentro de la habitación, y siguió en silencio a Karev.

—¿Estás seguro de esto? —quiso saber ella.

Liv ya sabía la respuesta.

—No.



─────※─────

Liv llevaba su buen cumulo de horas frente a las pantallas del laboratorio, leyendo y releyendo una y otra vez ambos casos. Echó la silla hacia atrás estirando su espalda y rascando sus ojos, despejando el cansancio.

Karev entró a la habitación dejando un café a su lado, el cual ella agradeció y tomó un buen sorbo.

—¿Te vas a quedar? —consultó.

—Prefiero quedarme y ser de utilidad, ya que podría estar en casa de Mer, quien continúa peleando por su contrato, oyendo a Maggie ebria balbucear sobre que su exnovio va a casarse y la invitó a la boda u oyendo los problemas existenciales de Jackson, él cual ha estado evitándome porque sabe que cuando lo vea lo golpearé tan duro que hasta sus ancestros podrían sentirlo.

—Wow, la buena vida—murmuró en medio de una sonrisa— Robbins me envió a casa.

—Deberías hacerle caso, nosotros nos quedaremos, prometo llamarte si algo surge. 

Él pareció dudoso por un largo minuto. Liv posó su mano sobre su hombro.

— Ve y descansa, Alex.

—Gracias.

Liv lo vio salir, derrotado, esperando que un milagro surgiera esa noche.

El reloj seguía corriendo y las sienes de Liv palpitaban. DeLuca entró con una pila de carpetas, dejándolas caer a un lado de Liv, tomó asiento junto a ella y suspiró.

Russo lo observó y las ojeras bajo sus ojos, al igual que su desaliñado aspecto. Con su mano, movió el vaso de café en su dirección silenciosamente. Él levantó la mirada y sonrió.

—Parece que lo necesitas más que yo.

—Gracias... ¿Qué tenemos hasta ahora?

Ella suspiró pesadamente, subiendo las piernas a la silla.

—Con un empate en cada estudio, esto ya no es una cuestión médica, ahora solo queda...

—Un milagro—finalizó por ella.

—Iba a decir esperar, pero... no nos vendría mal un milagro.

—El doctor Karev tendrá que decidir quien está medicamente más estable.

—Significa elegir quien vive y quien muere, es una decisión horrible que tomar. Son solo niños... y el tiempo...

El celular de Liv vibró sobre la mesa, una nueva notificación de Karev brilló en el. Ella frunció el ceño.

—¿Hay algo mal?

—Alex está aquí.

—¿Significa que tomó una decisión?

Justo en aquel instante Karev entró a la habitación.

Liv y Andrew se levantaron al mismo tiempo. Expectantes.

—Quiero que estés en la cirugía—pidió.

Liv sin dudarlo asintió.



─────※─────

Sin notarlo, ya había amanecido, así que pusieron manos a la obra, esperando lo mejor... y preparándose para lo peor.

Russo estaba oficialmente en el equipo, presentándose ante los padres, dando a conocer que estaría involucrada en sus cirugías.

Ellos esperanzadoramente aceptaron, al igual que lo hicieron con la doctora Bailey presente.

El bebé numero uno y el bebé numero dos finalmente tenían nombre, Emma y Daniel.

Liv les dio instrucciones a Warren y DeLuca para prepararlos a ambos y dejó que Karev se fuera a preparar en el quirófano. Ella se encargaría que todo estuviese listo para lo que se les venía por delante.

Una vez que todo estuvo como debería procedió a lavarse, seguida de DeLuca.

—Me dijeron que tienes algo contra los niños.

—¡Oh, por favor! ¿También tú? —gruñó él.

Liv solo le dio una mirada.

—No tengo nada contra los niños—se explicó— son... los padres.

Ella continuó en silencio, esperando que él pudiera desahogar aquello que lo estuvo perturbando todo el día, siguió fregando sus manos.

—Yo era... era paramédico, al salir de la preparatoria, recuerdo contarte la historia, en alguna ocasión, pero, no completa... era algo que me encantaba, ¿sabes?, lo disfrutaba. Un día recibimos una llamada, un accidente de auto, una mujer en el asiento delantero, con una laceración en el cuello, ella... abrazaba a su hijo, que estaba muerto. No quería soltarlo, lo apretaba con tanta fuerza que... yo traté de detener su hemorragia, pero ella se resistía, no quería soltar a su bebé, lloraba, gritaba, esos sonidos que hacía... no es algo que se pueda olvidar y creí, creía... que ella iba a llorar así toda su vida.

Sus ojos estaban fijos en Liv, como si quisiera transmitirle aquel sentimiento, que pareciera estar experimentando en carne viva.

—Desde ese día supe que... la Pediatría no era para mí, no por lo niños, son... no quiero esa responsabilidad ante los padres, el peso de tales decisiones... y si eso me hace un mal doctor... tal vez no soy tan fuerte, no tan capaz como debería, yo... ¿aún puedo decidir que clase de doctor voy a ser? ¿cierto?

Liv volteó la mirada y quitó los excesos de jabón de sus manos, tomando una toalla quirúrgica.

No sabía muy bien que clase de respuesta esperaba él de ella. Sentía que lo conocía de toda una vida, y en ocasiones como éstas, se sentía acorralada, sin saber que opinar, como si cualquier cosa pudiera afectarlo. Y ella no quería eso.

—¿Liv?

—Aún puedes ser lo que tú quieras, Andrew... lo que tú decidas.

Ella lo rodeó y se dirigió con el equipo para proceder con la cirugía. Le dio una última mirada a DeLuca y supo que sus palabras habían sido las correctas, lo vio en sus ojos. Y algo cálido se instaló en su pecho en aquel instante.

Una vez que el equipo estuvo completo de ambos lados, Robbins con la pequeña Emma y Bailey con el padre, procedieron con Daniel. Mientras el reloj seguía su curso, todos sus esfuerzos iban por buen camino, llegando al punto culminante de la ecuación. Karev se detuvo, dejando todo momentáneamente en manos de Liv, y procedió a ver a Emma, junto a Robbins y Warren en el siguiente quirófano. Mientras tanto Russo y DeLuca se miraban entre ellos, a la espera de la respuesta que decidiría el futuro del pequeño. 

La espera se hizo eterna para Liv, sentía sudor helado correr por su espalda. Podía ver como DeLuca cambiaba el peso de su cuerpo de un pie al otro, nerviosamente.

Él finalmente regresó, dando a conocer el plan quirúrgico que seguirían, atentos a cada palabra. Arriesgado, aunque no del todo imposible, procedieron con su función.

Bailey, Webber, Robbins y Warren los observaban desde la galería, ansiosos, al igual que ellos. Un recurso desesperado podía ser la única oportunidad del pequeño sobre la mesa.

Luego de largos minutos y una arriesgada resección por parte de Liv y Alex, los signos de Daniel se desplomaron. Rápidamente ella y DeLuca detuvieron la hemorragia, dejando el campo listo para que Karev continuara, estabilizando la situación... la cual lastimosamente no duraría demasiado.

Los signos volvieron a caer, alertando a todos los presentes. Daniel estaba sufriendo un paro. Liv sabía que luego de eso... ya no había vuelta atrás, así que soltó sus instrumentos sobre la mesa. Frustrada, suspiró entrecortadamente. Su pecho se apretó ligeramente.

Andrew miró a Liv, buscando en sus ojos alguna solución, pero ella negó con la cabeza, dando un paso atrás y retirando su bata y mascarilla. Alex hizo lo mismo y ella procedió delicadamente a retirar los cables de su pequeño pecho y brazos, una vez que él lo suturó. Karev lo tomó suavemente en sus brazos y lo acunó, haciendo sus últimos minutos más amenos y lo menos estéril posible. Se meció junto a él, mientras Liv colocaba una de sus manos en su minúscula espalda y acariciaba, posando la otra en el brazo de Alex. Hasta que el pitido de las maquinas se hizo presente, llenando por completo la habitación, y las mentes de los involucrados.



─────※─────

La lluvia caía incesantemente, apenas perceptible dentro del hospital, haciendo juego con los sentimientos que se hicieron presente en aquella instancia. Tormentoso.

Liv repasó las líneas en su cabeza, "a pesar de nuestros esfuerzos..." "hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance..." "lamentamos su perdida..."

De forma automática, se paró junto a Alex para dar las terribles noticias, se acercó, habló, tomó y sostuvo por un largo tiempo la mano de una madre desconsolada, bajo la atenta mirada de sus residentes fuera de la habitación. Entumecida por los hechos, dejó que la madre se apoyara en ella, como lo había hecho anteriormente, miles de veces, con cientos de pacientes. Sabía que la sensación no cambiaría jamás con el tiempo. El día llegaba a su fin, y también sabía que el siguiente no sería muy diferente.

Cansada ya del día, cambió los pitidos y zumbidos de las maquinas por una canción estridente en el bar de Joe, y ahogó el mal sabor de boca en un poco de cerveza. Envió un par de mensajes a Jackson y April, pero ninguno de ellos respondió. Frustrada lo arrojó sobre la barra.

—¿Día duro?—preguntó Joe.

—¿No lo son todos?

—Eres demasiado bonita para arrugarte a esta edad—rio, apuntando a su entrecejo.

Liv arrugó su nariz, mientras lo veía alejarse.

De pronto una presencia se dejó caer a su lado en la barra, asustándola en el acto. Llevando una mano a su pecho, se volteó a mirar, topándose con una melena despeinada.

Él le dio una rápida mirada, tenía unos tragos sobre la barra y acercó uno hacia ella. Como lo había hecho Liv en el laboratorio con el vaso de café.

—No estoy de guardia... en caso de que pienses que estoy aquí bebiendo y huyendo de mis responsabilidades...

—DeLuca, cállate—pidió, tomando el vaso en su mano y tragando todo de golpe.

El liquido quemó un poco su garganta, haciendo una mueca en el proceso. Él rio e hizo lo mismo con el suyo. Pidió dos más a Joe.

—Detesto cuando los niños mueren—murmuró él.

Liv lo observó detenidamente, mientras bebía y gesticulaba. No tenía ganas de hablar, pero al parecer él sí.

—¿Todos los días son así?—continuó.

—Habrá mejores—respondió ella—.Tal vez no lo sea mañana o pasado... pero los habrá.

Ella levantó su vaso y lo chocó junto al de él. Dando a entender su punto con un trago.

Un largo y silencioso minuto se acomodó entre ellos, mientras tragaban el ardiente liquido, hasta que DeLuca murmuró entre dientes.

—¿Crees que... sea buen momento para tener la charla?

—¿La charla?

—Ya sabes...

—Oh, por eso tratas de embriagarme.

—¿Qué? —rio— no, desde luego que no, solo pensé... pensé que lo necesitabas... y luego de hoy...

—No sabría por donde empezar, Andrew—confesó ella, agitando el liquido en su vaso.

—¿Qué tal si vamos despacio?

—No sé que quieres decir con despacio, estoy algo ebria.

Él rio y se acomodó de lado, más cerca de Liv.

—Podemos comenzar haciendo preguntas sencillas, yo podría hacer una, tú otra y... así, básicamente. 

—Bien—aceptó— ¿Quién empieza?

—Damas primero—apuntó con su vaso ya vacío.

—Oh, por favor—gruñó—. Soy tu jefa, te ordeno ir tú primero.

—No estamos trabajando, tu argumento no es valido dentro de estas cuatro paredes. Solo somos un chico y una chica en un bar, disfrutando de una buena charla y un par de tragos.

Liv suspiró, pensando en cuál sería su próximo movimiento.

—¿Te gusta lo que haces?—se arriesgó a preguntar, dentro de las circunstancias—. Ya sabes... tú siendo paramédico, luego dejándolo, ahora estando aquí... 

—No lo dejé—aclaró suavemente—. Solo... no era para mi, decidí abrirme a nuevos horizontes. Mi turno.

—Esa fue la respuesta más vaga que he oído nunca, en toda mi vida.

—Tendrás que conformarte, Doctora Russo.

—Ni siquiera es una respuesta acorde a mi pregunta...

—Me gusta lo que hago, Liv. Me gusta donde estoy. Justo ahora.

Liv tragó, procesando su respuesta, sintiéndose taladrada por su clara mirada. Fija en ella. Recordaba esos ojos, años atrás, sintió ganas de apreciarlos más de cerca. Ella los recordaba con claridad, sí... y también se encontraba algo ebria, no era buena idea acercarse como lo estaba haciendo. Pero tarde notó cuando los labios de él se posaron suavemente en los de ella.

El cuerpo de Liv se agitó por dentro. Un escalofrío se apoderó de sus extremidades, y el alcohol de su cerebro. No sentía vergüenza alguna, o arrepentimiento. Oh, el alcohol.

La cálida mano de DeLuca se posó en su mejilla, evitando que retrocediera, empujando aún más su cuerpo cerca de ella. Ella ya no era su jefa, no estaban en el hospital, esta era Liv Russo, su amiga, su compañera, su Liv. No estaban sentados en el bar, estaban juntos en una escalinata años atrás, en pleno verano, el sol calentando sus cuerpos, la suave brisa moviendo sus sueltos cabellos dorados. Sus lentes torpemente acomodados sobre su pequeña y respingada nariz. Años atrás...

Era tal y como lo recordaban...

Liv soltó un pequeño gemido cuando él se separó de sus labios, y en su mirada lo supo... Sabía que estaba jodida.

😏😏

3 chupitos después...

HAHAHAHA

adoro los finales finales.

Bueno no tanto... 

Pero comienza lo bueno ;)

PD: me gusta esta forma de narrar, personalmente, ya que voy más allá de un par de diálogos ya anteriormente vistos en la serie misma, términos médicos, bla, bla, bla... y profundizar más en el personaje mismo y lo que siente en el momento adecuado, espero a ustedes igual les guste y disfruten los edits <3

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