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Jimin corría hacia su madre, ella estaba sentada en una cómoda silla tomando el sol matutino mientras Junghyun, quién acababa de salir de su celo, iba tras él. Jungkook estaba bajando las cosas que le habían comprado a la señora Park.

Según Mingseon, había recobrado la memoria y recordaba más cosas desde que dejó a Jimin en la iglesia y que quería hablar con su hijo. Le había dicho a Mingseon que tenía un dolor en el pecho que debía curar y la única manera era hablando con su pequeño hijo y disculpándose con él.

—¡Mami!

El omega se abrazó a su madre, quien le sonrió dulcemente, devolviéndole el cálido abrazo.

—Oh, Minnie, mi precioso hijo ¿Estás bien? Mingseon me contó todo lo que has pasado desde que... te deje aquí con él.

Jimin asintió sin dejar de sonreír.

—¿Ya te acuerdas de todo, mami? Minnie encontró dos Alfas. —Dijo orgulloso de sí mismo.

La mujer sonrió, levantándose para llevar a Jimin hasta la sala de la casa parroquial. Junghyun, Jungkook y JiHyun fueron tras ellos.

Al entrar, pudieron observar a Mingseon preparar café y galletas, las favoritas de Jimin.

—¡Papá Mingseon!

El beta se sonrojó cuando los bracitos de Jimin lo rodearon por detrás. Hacía días que el omega había decidido que Mingseon sería su nuevo papá.

—Hola, Minnie, mi pequeño.

La mujer los miró avergonzada con sus mejillas levemente teñidas de un rojo brillante.

—¡Minnie, Dios, hijo, no deberías incomodar así al señor Mingseon!

El beta, llevando la bandeja con galletas en la mesa, sonrió despreocupado.

—No me molesta para nada, a decir verdad, Minnie ha sido como el hijo que nunca tuve. Alegra mis días cuando viene a verme.

Jimin sonrió en grande, era verdad, el señor Mingseon fue muy amable siempre con él y lo cuidaba mucho, así que el omega le tenía un cariño bastante arraigado y puro.

—Oh, bien, está muy bien, si no le molesta, a mí tampoco, quien debe estar cómodo con ello es realmente Minnie. —Respondió la señora Park.

—Es lo que pensamos nosotros.

Por fin, en todo lo que llevaban ahí, los Alfas fueron notados.

—Ah, ustedes están aquí. Señora Park, ellos son los Alfas que se robaron a Minnie y que lo "cuidan" muy bien. —Dijo enfatizando la palabra "cuidan".

Jungkook bufó mientras que Junghyun sonrió, mostrando sus encías ante el comentario, sabían que Mingseon no los perdonaba aún lo que le había pasado a Jimin.

—Oh, sí, recuerdo un poco sobre ustedes, pero no con mucha claridad, son como fotografías borrosas. Soy la señora Park, la madre de Minnie, pero claro que ustedes ya lo saben. ¿Ahora me pueden poner al corriente de por qué mi hijo es un Omega y no un beta como recuerdo y tiene dos Alfas? ¡Y marcas! ¡Ya tiene dos marcas! —Gritó esto último viendo las marcas a cada lado del cuello color rojizas, una más recientes que la otra, cuando Jimin se quitaba la chaqueta que llevaba puesta.

Jungkook se rascó la nuca mientras Junghyun sonreía  nervioso.

—¡Casualidad que ahora no hablan!

Jungkook miró de mala manera a Mingseon, quien sonreía malvadamente.

—¿Qué? si es verdad, antes no se callaban.

—Pues Minnie se presento el día que lo conocimos, y supimos que era Omega destinado de ambos por ser gemelos. —Explicó Junghyun.

La mujer los analizó por completo y luego soltó una débil sonrisa.

—Está bien, me alegra mucho, se ve que a Minnie lo han cuidado muy bien...

—Sí, seguro...

—¡Papá Mingseon! —Chilló Jimin avergonzado. El beta rodó los ojos, cruzando los brazos en señal de enojo.

—Se ve feliz y eso es lo que me importa, Minnie, bebé, ven aquí.

La mujer palmeó el asiento a su lado y el omega accionó de inmediato, ella le tomó de sus manos para dejarle un beso en ellas.

—Hijo, ya no eres mi betita, pero seguirás siendo mi pequeño hijo.

Jimin asintió, sonriendo mientras recargaba su cabeza en el hombro de su madre, recordando cuando antes podía dormirse en sus brazos después de llorar tanto.

—Mami, Minnie te extrañó tanto.

—También yo, hijo, pero quiero decirte y que comprendas por que actué de esa manera, quizá muchos aquí me juzgan por mis actos, pero juzgar a una persona antes de saber el por qué de sus acciones no es bueno, aunque es muy común que lo hagan... Minnie, si te dejaba en casa más tiempo con ese hombre yo sabía que un día iba a llegar y encontrarte sin vida o no encontrarte nunca más. —Sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas—. Estoy consciente del maltrato que recibimos ambos, pero no tenía opción, no tenía a donde más acudir ni más familia dispuesta a ayudar; además, era una omega miedosa y sumisa, así nos criaron a nuestra generación. Solo obedecer al Alfa... Cielo... tenía miedo de perderte. Esa noche que llegué y te encontré con hipotermia después de haber pasado quien sabe cuanto tiempo en el agua congelada... Supe que un día más y podías morir. Esa noche tomé la decisión más difícil de mi vida, te dejaba aquí en la iglesia o en la estación de policía, pero lo pensé bien, si te dejaba en la estación, los policías hubieran vuelto a llevarte a casa al pensar que te habías extraviado. Así que te traje aquí.

Jimin limpió, con sus deditos, las lágrimas de su madre.

—Sabía que al volver me enfrentaría al infierno. Tu padre... Esee hombre me golpeó hasta el cansancio y me obligó a volver por ti o te iría a buscar para matarte con sus propias manos. Solo recuerdo eso, los golpes me dañaron la cabeza y no recordaba hasta ayer... Mingseon amablemente me contó algunas cosas y luego pedí que vinieras a verme. Necesitaba pedirte perdón, hijo, por abandonarte.

La mujer comenzó a llorar más fuerte ante la atenta mirada de los Alfas, el beta, mientras que el omega la abrazaba con más fuerza.

—No llores, mami. Minnie perdona a mami, además, si Minnie no hubiera venido aquí, seguro que no conoce a Alfitas, Galletita y Chocolatito, son y siempre han sido muy buenos con Minnie y Minnie feliz, muy feliz con ellos.

—¿En verdad me perdonas, Hijo?

Jimin asintió también con sus ojitos llorosos.

—¡Gracias! —Se volvieron a abrazar muy fuerte, el corazón del omega sentía una especia de calidez que se había olvidado que existía y eso eran los brazos de su madre.

—Y bueno. ¿Alguien quiere café?

—Mingseon, siempre tan oportuno, ¿Cierto, Kook?

El Alfa pelinegro asintió con una sonrisa ladeada.

Pasaron el día con su madre, llegó el sacerdote y Taehyung a unirse al almuerzo que la madre de Jimin y Mingseon hicieron.

—Estaba pensando en mudarme cuando la denuncia se haga efectiva. Ha estado viniendo un joven policía muy amable y a puesto a pedirme declaraciones.

Taehyung se sonrojó un poco al oír a quién se refería.

—Cuando condenen a ese Alfa a prisión, por fin me iré a vivir a una tranquila casa, como tú ya vives con tus Alfas será pequeña, pero serán bienvenidos todos cuando gusten. Solo me falta juntar algo de dinero, conseguiré un trabajo.

Alguien se sintió un poco incómodo al oír esa noticia y no fue precisamente Jimin, el sacerdote lo notó y sonrió un poco. Sin duda la madre Luna y el Creador de todo sabían bien como hacer las cosas.

Al final de la tarde, tuvieron que irse pues el celo de Jungkook estaba cerca.

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