Capítulo 20: Gotham Monsters vs Metropolis Giants

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CAPÍTULO 20

Gotham Monsters vs Metropolis Giants


CLARK

El clamor del campo era ensordecedor. Incluso a Clark le costaba escuchar la voz de Bobby, y eso que lo tenía sentado justo al lado. Para alguien que oiría el batir de las alas de una mosca a kilómetros, estar en un campo de Futbol abarrotado con más de cien mil espectadores resultaba abrumador, sin embargo, bien valía la pena. Después de todo, aquello era la final de la Superbowl, el espectáculo americano por excelencia.

- ¡Salida falsa! – Gritaba su compañero a pleno pulmón, levantándose de su asiento.

- ¡Árbitro, se ha movido antes!– Vociferó también Clark aunque estaba seguro de que el colegiado no podría oírle - ¡Estás ciego!

Se sentía bien compartir aquel momento de especial emoción entre todos aquellos humanos. Clark sentía que encajaba, alzándose, lanzando improperios y disfrutando de su perrito caliente y de su pepsi, como cualquier otro que estuviera allí.

Necesitaba aquello.

Volver a la normalidad. Lejos de las capas, de supervillanos, del gobierno, del peso del mundo sobre sus hombros ... y de Lex Luthor.

No supo hasta que punto lo necesitaba, pero al estar allí se sintió como si formara parte de algo, como si fuera uno más, y eso para el kriptoniano era más importante que para cualquier otro que caminara sobre la faz de La Tierra. Su planeta de adopción.

Cuando Bobby Bibbowsky le ofreció ir con él, al principio se negó, pero su compañero en el Planet le insistió tanto, que acabó accediendo y no se arrepentía un ápice.

Las últimas semanas las había pasado trabajando a destajo en el diario, realizando sus labores como periodista de investigación para el suplemento del domingo. Hubiera preferido seguir en Internacional, pero mejor era eso que nada. Como había dicho la ayudante del redactor jefe, Cat Grant, el puesto, había que ganárselo.

Publicar solo los domingos tenía sus ventajas, pues no estaba sometido a la presión diaria de entregar a la hora sus artículos y en cierta manera, podía escoger en qué debía centrarse su investigación.

Eso le había permitido compaginar sus dos vidas. Las últimas semanas, había efectuado varias proezas como Superman, siempre desmarcándose de la Liga de la Justicia y la prensa empezaba a no pasar por alto este detalle que marcaba la vida en la Atalaya.

El otro aspecto a destacar eran las clases obligadas de "autocontrol" a las que le estaba sometiendo Bruce, por mucho que a Wayne no le gustara el nombre. Someter era la palabra clave, pues no le había dado opción a la voluntariedad sobre si hacerlas o no. El murciélago decía que eran técnicas tántricas que había aprendido en sus años de adiestramiento en la India, mezclado con yoga, tai-chi ... y quién sabe qué más.

A Kent no le gustaban demasiado, pero había prometido a Wayne que asistiría al menos una vez cada dos días, y si eso significaba verse más a menudo, no le buscaría más pegas al asunto.

- ¡Maldita sea, árbitro! – Bobby volvía a estar levantado - ¡Eso ha sido agarre ilegal! – Trataba de que su voz llegara a unos metros, pero con aquel bullicio era prácticamente imposible ni siquiera que la señora de la fila de adelante se enterara de lo que decía.

- Oye, Bobby ¿cómo es que has conseguido entradas para la final? – Clark sabía que su compañero fue el encargado de la sección de deportes del Planet y supuso que tendría sus contactos, pero igualmente sentía curiosidad.

- ¿Te acuerdas del capullo de mi ex? – Bobby se acercó a la oreja de Clark y le gritó al oído para que le escuchara – El que se follaba a todo el departamento de bomberos – Kent asintió, por supuesto que se acordaba – Pues le regalé un abono de temporada que me costó un ojo de la cara – Le dio una palmada en el hombro a su amigo – No he tenido valor para utilizarlo hasta hoy – Le miró con una sonrisa sincera – Gracias, Clark.

El kriptoniano no sabía por qué le estaba agradeciendo nada. Tan solo habían salido a tomar un par de cervezas, después de aquella cena romántica apañada por Jimmy. Bibbowsky era un buen tipo. Simpático y sincero, con problemas normales de gente normal, lejos de máscaras, espadas, sangre y presiones añadidas. Lo que veías por fuera, era lo que había por dentro y resultaba refrescante hablar con él de las banalidades de la vida.

- De nada. Cuando vea a tu ex, le agradeceré que no haya querido utilizar los pases.

- ¿De qué hablas? – Preguntó Bobby-  Todavía tengo las llaves de su casa y ¡Se los he robado! – Rió con ganas – Eso, y el perro ¡Que se joda!

Chocaron sus vasos de plásticos - ¡Por el maldito cabrón! – Gritaron al unísono.

- ¿Sabes qué? – Prosiguió Bibbosky – A mi ex le daría un soponcio si me viera aquí contigo.

- ¿Por?

- Mírate, Clark. Eres listo, eres guapo y tienes un cuerpo imposible para alguien que no se pasa la vida machacándose en el gimnasio – El de Smallville se ruborizó hasta las orejas - ¡Por favor! – Se quejó Bobby – Hasta eres tímido, resultas adorable – Suspiró – Si yo fuera tu novio, lo gritaría a los cuatro vientos para que todo el mundo lo supiera.



BRUCE

En la zona vip del palco de personalidades el partido se vivía de una manera completamente distinta. El silencio era apenas roto por alguna conversación trivial o por los tacones de alguna bella mujer pisando la reluciente alfombra roja.

Wayne miraba sin fijarse demasiado en el partido. Lo veían a través del cristal que los aislaba del mundanal ruido exterior. Aquello era como estar en casa viéndolo por la televisión, totalmente carente de emoción.

Además, dudaba de que alguno de los presentes se sintiera realmente interesado en el futbol americano, parecían prestarle más atención a él que al balón.

Era un buen momento para probar sus lentillas nuevas a las cuales había añadido resolución microscópica. Podía ver al detalle cualquier rostro de cualquier persona que estuviera en aquel estadio. De hecho, era lo que estaba haciendo, cuando su vista se en el que estaba buscando.

Alguien muy especial.

Aunque estuviera en la otra punta del estadio, aquellos artilugios en sus ojos le daban una agudeza visual como si se situara a solo unos centímetros de donde posaba sus pupilas.

Alzó la ceja. Por supuesto, Clark le había dicho que iría a ver el partido y él no se había decidido hasta última hora pero  así que en teoría el kriptoniano no sabía que Bruce Wayne también estaba ahí pero  ¿Quién era el rubio que se sentaba al lado de él y que le pasaba la mano por el hombro?

Por un momento Wayne se sintió ridículo. Sus nervios se habían crispado y sus puños se habían cerrado marcándose en su blanquecina piel.

"Un amigo, seguro que es un amigo", racionalizaba una y otra vez.

Precisó aún con más detalle y fijó la cara de aquel acompañante, cotejándola con las bases de datos de los trabajadores del Planet, la opción más probable.

Su computadora con la que estaba permanentemente conectado, rápidamente, estableció es escáner visual y dio un resultado con un margen de error de menos del cero coma uno por ciento: "Bobby Bibowsky" -- Reportero de internacional del diario el Planeta, treinta y dos años, natural de New York, graduado cum laude en la facultad de periodismo de Star City. Actualmente, redactor fijo.

Era un poco deshonroso estar espiando a los compañeros de trabajo de Clark, pero el murciélago era un animal de costumbres arraigadas. Lo peor, era que el rubio era además de inteligente, guapo, y por cómo se comportaba Kent, se lo estaban pasando muy bien juntos. Su sonrisa podría verse desde el espacio.

Wayne suspiró tratando de relajarse. Nunca le había dado motivos para dudar de su fidelidad hacia él, excepto con Lois, sí. Recordó aquel beso. Posó sus manos sobre los cristales. Cuando te engañan una vez ... "¡Mierda!" se dijo para sí mismo aflojándose la corbata.



- ¿Va todo bien? – Interrogó uno de sus guardaespaldas.

El multimillonario de Gótica afirmó con la cabeza levemente. Era un hombre de pocas palabras cuando no había prensa cerca que forzara la situación.

Un estruendo en el campo le hizo apartar la vista por un momento. Los Giants acaban de marcar su segundo Touchdown y se adelantaban por seis en el marcador.

Clark y el tal Bibbowsky se abrazaron y saltaron para celebrarlo mientras a Bruce le salía una úlcera en el estómago por tener que presenciar esa muestra de afecto entre su novio y el compañero de trabajo del susodicho.

Esto le estaba tomando al murciélago desprevenido. Era cierto que había salido con muchos hombres y muchas mujeres también, y que en cierta manera, por algunos de ellos, más bien pocos, llegó a sentir afecto, pero no le hubiera importando en absoluto compartirlos con alguien más. Sin embargo, esto era diferente, porque lo que sentía por el kriptoniano escapaba a lo sentimentalmente razonable. Clark era suyo y solo suyo y lo quería en exclusiva para él.

Sabía que Clark nunca le engañaría. Esos celos tan infantiles y poco justificados que se sentía como si estuviera de nuevo en el instituto.

Resopló intentando arrojar algo de cordura y madurez al asunto.

Un tercer hombre entró en escena y saludó al tal Bobby, aunque éste parecía algo reacio a su presencia dada su actitud corporal. Era moreno y muy alto, casi tanto como Clark, que se puso en pie y le dio la mano educadamente.

Entonces ocurrió todo aquello que Bruce Wayne pensó que no vería jamás. Aquellos tres, tuvieron unas palabras que evidentemente no pudo escuchar y el rubio tomó de la mano a Clark. Éste lejos de apartarla, la agarró y sonrió como un niño con una piruleta en la puerta de un colegio, incluso se dejó besar en la mejilla por su compañero de redacción.

La copa de vino que tenía en la mano estalló en mil pedazos.

"Ya he tenido suficiente" Bruce se encaminó con paso firme y decidido a la salida, seguido por sus guardaespaldas, a los que bloqueó con la mirada. De inmediato, los hombres se detuvieron, como si estuvieran paralizados por aquellos ojos iracundos. No hacía falta más.

Esto no podía estar pasando. Wayne se quitó la corbata, que le aprisionaba como lo hacía la soga en un condenado y la tiró a la primera papelera que se encontró. Sintió como el calor le quemaba las mejillas. Se quitó la chaqueta, pues la adrenalina, bombeaba la sangre con fuerza y las articulaciones se calentaban preparándose para la batalla inminente. No es fácil dejar atrás décadas luchando contra el crimen en Gotham.

Por el camino, se topó con un aficionado de los Gotham Monster y le pidió su gorra a cambio de doscientos pavos, a la cual cosa, por supuesto accedió sin pensar. Escondió su rostro debajo de la visera, obteniendo algo más de privacidad. Esperaba pasar inadvertido.

Llegó a la grada donde se encontraba Kent, después de colarse por varios accesos y burlar a unos cuantos guardias de seguridad. Se paró a unos veinte metros mirando la escena desde una gradería superior. Los vítores del público se decantaban por los himnos de sus respectivos equipos en una batalla dialéctica sin parangón.

El tercer hombre moreno había desaparecido y Clark charlaba animadamente con su "amigo".

Solo cabía esperar.



CLARK

- No puedo creer que se haya presentado aquí – Bobby se llevó las manos a la cara, tapándose el rostro - ¡Qué bajón! De verdad Clark que lo siento, me salió de golpe, siento haberte puesto en el compromiso.

- No te preocupes. Ha valido la pena solo por ver la cara que ha puesto – Clark empezó a reírse algo avergonzado hasta que su sonrisa desapareció.

"¡No puede ser! ¿Dónde? "Empezó a mirar para todos lados como buscando algo.

- ¿Estás bien? – Preguntó el rubio algo preocupado.

Clark asintió por inercia pero siguió aquel sonido fuerte, aquel familiar palpitar, aquella música para sus oídos que parecía estar extrañamente descompasada.



Lo encontró unas gradas más allá, con la mirada opacada y llena de furia.

No tardó demasiado en relacionarlo con lo que acaba de pasar y se puso de pie.

– Tengo que ... ir al servicio – Le dijo a su amigo.

- ¿Ahora? Pero si el partido está en lo más interesante ...

- Sí, créeme, tiene que ser ahora – Clark salió disparado, excusándose por hacer mover a la gente en sus asientos para dejarle pasar. A veces tenía sus inconvenientes su gran tamaño.

Cuando llegó hasta la posición de Bruce, se detuvo delante suyo, un peldaño por debajo e intentó abrir los labios.

- Aquí no – Contestó tajante el murciélago. Se dio media vuelta para avanzar hacia el pasillo por el que había venido hasta detenerse en el primer cuarto de baño para hombres que se encontró.

Clark lo siguió como un perro faldero, dispuesto a explicarse. Cerró la puerta del baño tras de sí. Al menos estaban solos. Nadie quería perderse ni un minuto de la gran final.

- No es lo que parece – Empezó Clark.

- Esa, precisamente, es la peor manera de iniciar esta conversación – Contestó Bruce visiblemente irritado, liberando su contención en la intimidad.

- El chico con el que he venido es Bobby, un compañero de trabajo y de repente, apareció su ex – El kriptoniano se sorprendió de que no hubiera intentado golpearle o algo peor, aunque seguramente lo hubiera hecho si eso hubiera servido para algo más que para romperse los huesos de la mano – Su ex se portó muy mal con él, le engañó con varios y... de repente apareció, y él me presentó como su novio.

La cara de Wayne era una mezcla ente indignación y escepticismo.

- Sé que suena a locura – Continuó el kriptoniano – Pero supongo que pretendió darle envidia – Bruce le miraba atento, buscando algún síntoma de mentira que no encontraría - Me dio la mano y yo dejé que se lo creyera. Sé que estuvo mal pero ...

- ¡Pero te dejaste besar! – Replicó el multimillonario interrumpiéndole.

- Bueno, sí – Clark estaba a punto de echarse a reír – Pero fue en la mejilla, un beso casto sin importancia y ... - Casi no podía aguantarse las carcajadas - Los Europeos lo hacen cada vez que se saludan.

- Tú no eres europeo, Clark - Le amenazó alzando el dedo - ¿Se puede saber qué te hace tanta gracia? – El murciélago estaba crispado como pocas veces lo había visto. 

Clark sabía que no era buena idea mofarse de la situación, pero es que resultaba todo un cúmulo esperpéntico de circunstancias y casi le costaba aguantarse la risa.

- Lo siento – Contestó Kent secándose una lágrima incipiente causada por la cómica situación – Pero es que, tendrías que verte la cara.

Wayne se miró en el espejo y al verse, se alteró aún más y le lanzó un puñetazo a la cara, que Clark interceptó con suavidad.

- Me hace gracia que estés celoso – Dijo con voz dulce el kriptoniano - ¿Por qué no me dijiste que vendrías a ver el partido?



BRUCE

El jodido alienígena se reía de él "¡Maldita sea"! y lo peor era que tenía razón. ¿para qué negar lo evidente?

El rostro que le devolvía la mirada en el espejo era la viva imagen de los celos. Sí. Los celos le comían por dentro, pero la versión de Clark era plausible, incluso probable. No le había hecho ninguna ilusión escucharla pero tenía que reconocer que su reacción había sido desmesurada.

El kriptoniano se acercó a sus labios lentamente y él se dejó besar. Un breve beso en los labios, como se dan las parejas después de una pequeña discusión.

- Tú eres el único para mí – Se sinceró Clark – Siempre lo has sido y siempre lo serás, desde aquel primer beso en el que me embrujaste – Se atrevió a poner las dos manos a ambos lados del rostro de Bruce, que permanecía contra una de las paredes de baldosas blancas – Desde aquel beso, no he pensado en nadie más que en ti – Tomó uno de sus mechones castaños y lo acarició dulcemente – No puedo vivir sin ti, Bruce - Le dijo juntando las frentes.

Aquello sí que tenía gracia, pues el murciélago pensaba que el maestro del embrujo habían sido precisamente aquel ser extraordinario de ojos celestes que lo había atrapado irremediablemente en una red de la que no podía escapar.

Bruce giró la cara. No quería ver aquel rostro que le demostraba su afecto con bellos gestos y palabras o inevitablemente, sucumbiría a sus encantos. Aquellos arrebatos amorosos de Clark lo descolocaban sobremanera y aquel no era el momento ni el lugar.

- ¿Ya estás mejor? – Preguntó Clark acariciando su mejilla.

- No seas condescendiente conmigo – Le apartó el brazo de un manotazo. Nadie le trataba como un niño berrinchado – Me dijiste que estarías aquí por trabajo.

- No. Te dije que vendría con un compañero de la redacción. Yo nunca había estado en la final de la Superbowl.

- Podría haberte conseguido entradas a pie de campo, si me lo hubieras pedido.

- ¿Y qué hubiera cambiado? – Clark había dado en el clavo - ¿Acaso hubiéramos visto el partido juntos? Entiendo tu posición, pero sabes que me duele que me ignores cuando me ves en público, o que te comportes como sueles hacerlo para la prensa delante de mí.

"Touché" La relación con Clark era el secreto mejor guardado de Wayne, al igual que la de Superman lo era la de Batman. En cualquier caso, era algo que mantener oculto, como si estuviera mal. Bruce se repetía una y mil veces que era por su propia seguridad y la del kriptoniano, por el buen clima de la Liga y por mil excusas más, pero lo cierto era que no quería exponerse de esa manera. La relación con Kal-El era un signo de debilidad. Así lo veía él, que había tardado años en forjarse una reputación, tanto en las calles como dentro de los muros de la Atalaya.

Y lo que es más importante, así lo verían sus enemigos.

Bobby abrió la puerta del servicio de caballeros.

- Clark ¿Estás b...? – Calló en cuanto vio a su compañero prácticamente encima de Bruce Wayne.

- Ehhh – Clark se rascó la nuca, siempre hacía eso cuando no sabía qué hacer – Éste es Bruce Wayne – Dijo señalando al magnate – Me lo he encontrado por casualidad en ...

- Es un placer, señor Bibbowsky – Se adelantó Wayne estrechándole la mano al reportero – Adoro sus artículos.

Bobby puso cara de circunstancias ¿Qué estaba haciendo el príncipe de Gotham en el lavabo de hombres con Clark?

- ¿Cómo sabe quién soy yo? – Interrogó extrañado - ¿Y cómo es que ...?

- Como le dije al señor Kent, tienen dos preguntas – Contestó el multimillonario - ¿Seguro que quiere que esa sea la primera? – Wayne resultaba irritantemente soberbio cuando se lo proponía.

Bibbowsky era un gran reportero y no desperdició la oportunidad. Pensó rápido, actuó de prisa.

- ¿Es cierto que Rogers va a fichar la próxima temporada con los Vikings de Star City? – La noticia estaba en boca de todos en aquella final, ya que se trataba del quarterbak gótico y debía aprovechar la oportunidad de preguntarle puesto que Wayne Industries era la principal accionista de los Gotham Mosters.

- No, no es cierto – Sonrió pecaminoso el magnate – Es más, le diré que ha renovado con los Monsters por dos temporadas más.

- ¿Cuánto le han pagado para que siga en su equipo? Bibbowsky era un hueso duro de roer. Wayne sabía que no debía decir nada sobre fichajes de jugadores, además no sabía ni quién era Rogers, de hecho, no le gustaba el futbol americano en particular.

- Por seiscientos millones de dólares – Se aventuró con una cifra lo bastante elevada, como para que el susodicho Rogers, fuera quien fuese, no pudiera negarse. Así ahorraría tiempo a sus abogados por la segura demanda que interpondría el representante del jugador en caso de no aceptarlo.

- Muchas gracias, señor Wayne – Bobby no podía creerse que encima de ver aquel partido, y poner de los nervios a su ex por verlo con tan apuesto acompañante, hubiera conseguido semejante exclusiva.

- Sí, muchas gracias – Clark estrechó la mano de Bruce despidiéndose.

- Caballeros, ha sido un placer, y señor Kent, la próxima vez que quiera una entrevista no utilice métodos tan poco ortodoxos – Wayne salió presuroso del lavabo colocándose bien la camisa.



CLARK

Eso había estado cerca, muy cerca.

Suerte que Bruce mentía mucho mejor que él. Conseguía salir airoso de situaciones comprometidas como las que acababan de vivir, y encima, dejando a todos demasiado felices como para preguntarse nada.

- ¿Qué métodos? – Preguntó Bobby.

- ¿Qué? – Clark no sabía donde meterse.

- Wayne ha hablado de métodos poco ortodoxos ¿Qué métodos? ¿Cómo querías conseguir esa entrevista? Porque parecía que ibas a pegarle.

Ciertamente, la proximidad de sus cuerpos cuando Bibbowsky entró en el lavabo le había llevado a pensar algo como aquello.

Clark solo pudo mirar al suelo sin saber dónde meterse.

- Oye, ¡vaya exclusiva lo de Wayne, eh! - Exclamó dando un pequeño empujón a su compañero en el hombro.

- Y que lo digas - Le guiñó un ojo Bobby.

Cuando llegaron a la redacción, los rotativos ya estaban imprimiendo la portada que se repetiría en todos los diarios del país:

"Metropolis Giants campeones de la Superbowl"

Kent y Bobby entraron prácticamente corriendo al despacho de Perry White.

- ¡Jefe, tenemos una exclusiva! – Gritó Bobby.

- Y yo dos primas hermanas – Contestó el redactor sin mirarlos envuelto en un mar de papeles que había sobre su mesa.

- ¡Jefe, en serio! Sabemos que Rogers renovará con los Monsters por dos temporadas más.

- ¿Es eso cierto? – Interrogó White.

- Confirmado por el dueño de los Monsters, el mismísimo Bruce Wayne – Contestó Bibowsky.

En ese momento, Perry dejó de ojear una revista de la competencia y les miró fijamente.

- Me estáis diciendo que Bruce Wayne os ha dicho que Rogers renovará con los de Gotham ¿No sabréis el precio?

- Seiscientos millones de dólares – Contestó el rubio.

- Tssss – Chasqueó los labios. Descolgó el teléfono. Eso era mucho dinero – Cat, para los rotativos, tenemos una noticia de última hora – Volvió a colgar aunque los gritos de la editora resonaban desde fuera. Una vez se ponía en marcha el rotativo, rara vez se detenía - Tenéis una página simple de deportes, con tres anuncios.

- Una doble con dos anuncios – Regateó Kent.

Perry le miró como si quisiera fulminarlo con la mirada.

- Está bien, maldito granjero. Tenéis cuarenta minutos para publicar el artículo, y haced un resumen para colocarlo en portada. Título : "El jugador más caro de la historia de la NFL" Máximo ciento cincuenta palabras en portada, debajo del resultado de la gran final, escritas al doce y una foto de diez por siete ¡Ni una palabra más, Kent! Esto no es un artículo de investigación de los tuyos.

- Sí, jefe – Dijeron ambos redactores al unísono – Gracias, jefe - Volvió a repetir Kent nervioso.

- ¡Largo de aquí! – Les gritó White fingiendo enfado, la verdad era que le gustaba tener a esos chicos cerca. Eran buenos profesionales.

Después de media hora, Cat Grant dio el visto bueno al artículo y lo bajó al rotativo para que lo imprimieran. No habían tenido mucho tiempo, aquello había parecido una contrarreloj. Puede que Bobby estuviera acostumbrado a escribir sobre deportes, pero no Clark. Al menos Jimmy les había conseguido unas buenas fotos del que era considerado el mejor jugador de la NFL.

El fotógrafo les propuso bajar al Joussys a tomarse unas cervezas y allí estaba Clark, que ya iba por la tercera, riendo con las bromas de sus dos amigos, teniendo conversaciones cotidianas que tan felices hacían a la gente normal.

A Clark le sonó el teléfono, sabía que sería él o alguien que quisiera venderle un seguro, puesto que no mucha más gente tenía aquel número.

- ¡Hola! – Saludó tapando algo el altavoz, intentando que el ruido y la música rock de aquel garito no fueran demasiado evidentes – Estoy con unos amigos tomando algo en un bar cerca del trabajo.

- ¿Quién es? – Preguntó Bobby después de darle un sorbo a su cubata.

- Debe ser su novio – Dijo Jimmy.

- ¿Ese que no conoceremos nunca? Yo creía que solo existía en la mente de Clark – Bobby se rió a gusto y sin duda, Bruce le escuchó.

- Eyyy, doy fe de que sí existe – Olsen recordó aquella voz varonil clamando por más en un sonoro orgasmo , cuando llegó a buscar la cámara al apartamento que compartía con Clark.

- "¿Dónde estás?" – Preguntó Wayne al otro lado del celular.

- Estoy en el Joussys, un bar que está en ...

- "Sé cual es"

- No te preocupes, en una hora estaré en tu mans ..., en tu casa – Le sonrió a sus compañeros que empezaron de nuevo a mofarse por sus titubeos.

- ¡Deja de controlarle, semental! – Gritó Jimmy al teléfono que Clark tenía entre las manos.

- Tengo que colgar. Adiós – Se apresuró a decir Clark antes de que los otros le buscaran la ruina – ¡Os voy a matar a los dos! – Les amenazó medio en broma, medio en serio.

Media hora más tarde, Clark se dispuso a despedirse de sus colegas. Quería pasar por su apartamento a ducharse y luego tendría su sesión de "meditación" en la cueva de Bruce.

Su mente empezó a divagar. Con algo de suerte, el morwing haría acto de presencia. Bat acabaría crispando los nervios del Bruce por sus ganas de jugar con el kriptoniano sin dejarle seguir el entrenamiento y todo se terminaría pronto. Para calmar los ánimos de Wayne, acabarían acostándose juntos , se despertaría y él ya habría vuelto de patrullar las calles.

A su lado.

Bruce Wayne estaba a su lado, tocándole en el hombro, en ese mismo instante, en ese preciso momento en el Joussy's, con aquel atuendo que recordaba perfectamente. Llevaba puesto unos vaqueros gastados, una camiseta negra con letras estampadas de Metálica y una chaqueta de cuero. Tenía el pelo alborotado y su aspecto distaba mucho del hombre rico que salía en las revistas.

- ¡Qué! – Kent se levantó como si se hubieran pinchado el culo con un hierro incandescente y tiró la silla al suelo. No podía creerse que se hubiera presentado allí.

- Hola, Clark – Le saludó como si encontrarse allí fuera lo más normal del mundo, le ayudó a levantar la silla, cogió otra y se sentó a su lado.

Jimmy, que estaba en frente de ellos, se quedó completamente paralizado.

- Este tío se parece mucho a Bruce Wayne – Le susurró a Bobby en la oreja.

- Porque es Bruce Wayne, idiota – Bobby le tendió la mano y Wayne la estrechó demasiado fuerte.




CONTINUARÁ...



Notas de la autora:

Algo de normalidad nunca viene mal. Me refiero al capítulo y por supuesto, a que he conseguido actualizar en menos de una semana. Me siento orgullosa de mí misma, por volver a las andadas.

¿Os han gustado los celos de Bruce?

Ese hombre de verdad ama al kriptoniano. Son tal para cual. Los adoro.

¿Creéis que Bruce se decidirá a desvelarle a los amigos de Clark que él es su novio? ¿Creeis que Clark podrá aguantar sin que se le note?

No sé ... espero sus opiniones. La historia está abierta y de verdad me interesa vuestra opinión.

Como siempre espero que les haya gustado y me gustará leer sus opiniones.

Ciao!

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