Capítulo 21: Tiro certero

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CAPÍTULO 21

Tiro certero

BRUCE

Clark intentó balbucear algo, pero fue incapaz de soltar por su boca nada inteligible.

- Señor, Bibbowsky, volvemos a vernos – Sonrió Wayne.

- Le agradezco mucho sus declaraciones, mañana saldrán en la sección de deportes – Le devolvió la sonrisa – Llámeme Bobby.

- No hay problema, Bobby – Aquel hombre le caía como una patada en el culo, pero era amigo de Clark y debía esforzarse. Podía hacerlo, aunque por dentro estaba más nervioso de lo que jamás admitiría. No quería comportarse como el cretino de Bruce Wayne, pero tampoco podía comportarse como Batman, así que no sabía bien como actuar frente a aquellos desconocidos – Solo si tú me llamas Bruce.

- Yo soy James Olsen – También le estrechó la mano – Pero todos me llaman Jimmy. Déjeme decirle que es usted mi héroe favorito.

A Clark casi se le salió la cerveza por la nariz al escuchar tal confesión por parte de su amigo.

- Me refiero a que usted es lo más que se puede aspirar a ser – Aclaró Jimmy, seguramente refiriéndose más a los logros sentimentales de Wayne que a los conseguidos como empresario.

- Bueno, llevar el apellido Wayne te lo pone todo un poco más fácil.

- Clark ¿Vosotros ya os conocíais? – Bobby no podía dejar de lado su instinto periodístico. Era obvio que dos encuentros con el filántropo de Gotham el mismo día eran demasiados para tratarse de una casualidad y tampoco es que hubiera quedado muy convencido de la explicación del encuentro casual del lavabo en el estadio.

 Levantó una mano para pedir una cerveza y María que nunca servía fuera de la barra - Sí, nos conocemos desde hace años – Contestó Bruce al ver a Clark en estado de shock. María se apresuró a traerle la bebida hasta la mesa – Gracias, traiga otra ronda de lo que sea que estén tomando, invito yo – Agradeció mientras la mujer entrada en años y en carnes se deshacía con su mirada. Sabía que ese rostro le resultaba familiar pero no sabía dónde lo había visto antes ¿En alguna película?

Desde luego, nadie podía imaginarse que Bruce Wayne se rebajaría a pasar el rato en un antro de mala muerte como aquel donde se encontraban.

- Sí, fue ... fue – Clark tenía que decir algo, puesto que sus amigos no dejaban de mirarle. Esperaban alguna explicación pero simplemente, las palabras se atoraban en su garganta. Se llevó una de las manos al pelo y jugó con sus ondas intentando relajarse.

- Fue en los bajos fondos de Gotham – prosiguió el murciélago, Clark me hizo una entrevista y desde entonces, ha sido mi reportero favorito – Los otros dos hombres no se percataron de que, por debajo de la mesa, Bruce le puso una mano sobre el muslo al kriptoniano, . Aunque no fuera consciente de ello, Kent estaba moviendo la pierna de tal modo, que el suelo empezaba a temblar – Tranquilo, Clark – Le susurró al oído – Si te sientes incómodo y quieres que me vaya, solo tienes que decírmelo antes de causar un terremoto.

- No – Negó con la cabeza – Me alegra de que estés aquí, es solo que me pillaste desprevenido – Hablaban tan bajito, que con la música de fondo, sus dos compañeros no podían oírlos aunque los tuvieran en frente.

- Esto es lo que tú querías, que no te ignorara delante de tus amigos.

- Lo sé ... pero ... también tienes que quererlo tú y no sé si ...

- Quiero estar aquí – Le dijo mirándole a los ojos fijamente – Esta también es tu vida, y quiero formar parte de ella.

Bruce lo tenía todo pensado. Había sopesado todas y cada una de las preguntas que aquellos dos podían hacerle y tenía respuestas para todas, como buen estratega que era. Estaría allí una hora o menos, se tomaría algo y charlaría animadamente con los tres periodistas para hacerle ver a su amante lo implicado que estaba en esa relación.

Hasta el momento en el que vio a Clark con Bobby en el campo de fútbol, no fue consciente de lo que mucho que podía llegar a herir al kriptoniano verlo en las revistas de sociedad, pavoneándose con hermosas mujeres y jóvenes hombres. Y el hecho de que supiera que era una farsa, que todo tenía una explicación lógica y servía a un propósito mayor, no lo hacía menos doloroso.

Evidentemente no contaba con los planes de Clark.



Toda su previsión se fue al traste cuando se topó con las manos del kriptoniano atrapando con fuerza su rostro.

Clark avanzó decidido hasta que sus labios se rozaron y se fundieron en un apasionado aunque breve beso que Bruce no pudo evitar.

A Jimmy se le descolgó la mandíbula como si le hubiera dislocado del asombro y Bobby ya se lo veía venir. Por cómo se estaba comportando Clark, era obvio que entre ellos había algo más intenso que una amistad de unas cuantas veces.

- ¿Pero qué estás haciendo? – Le recriminó Bruce al oído cuando recobró el aliento.

- ¿Yo? – El kriptoniano estaba confundido – Pensé que querías formar parte de mi vida – Miró a sus dos amigos – Bruce y yo somos novios.

Wayne se llevó ambas manos a la cabeza y presionó sus sienes esperando no haber oído bien. La cosa no estaba saliendo como tenía planeado y no había nada que sacara más de quicio a Batman que eso.

- Ahora se lo contarán a todo el mundo – Masculló.

- ¡No lo harán! – Clark dirigió su mirada sobre todo al bocazas de Jimmy – Porque son mis amigos y respetarán nuestra privacidad.

- Oh, por favor, son periodistas - y la nieve es blanca.

- Yo también soy periodista ¿Qué pasa con eso? – Ahora se miraban fijamente, ignorando a los otros dos.

- Mañana tu cara estará en todas las portadas de sociedad.

- Trabajo en un diario, es normal que mis amigos sean periodistas.

- Eh – Interrumpió Olsen – Yo soy fotógrafo, no periodista...

- ¿Lleváis mucho tiempo saliendo? – Preguntó Bobby curioso.

- Seis años – Contestó Clark orgulloso – Jimmy, guarda esa cámara por favor.

- Así que eres tú el que el otro día ... - Olsen recordó los gimoteos y el clamor sexual que había escuchado días atrás en la habitación de su compañero de piso y casi se atraganta con los cacahuetes - ¡Joder, Clark! – Le dio una palmada en el hombro y guardó su cámara disimuladamente - ¡Eres un campeón! – No todo el mundo hacía gritar a Bruce Wayne. La foto de la pareja del año debería esperar a otra ocasión.

- ¿Seis años? No puedo creer que cuentes los tres años que te fuiste a ...

- A Afganistán – Se apresuró a decir Clark.

- Sí, a Afganistán – Bruce empezaba a irritarse – Tres años en los que no me escribiste, ni te pusiste en contacto conmigo, y tienes la cara de contarlos en nuestra relación.

- Ya hemos hablado de eso, allí, "en Afganistán" hay muy mala cobertura.

- ¡Cobertura! Y una mierda – Dijo por lo bajo acabándose su cerveza de botella – Mis satélites siempre tienen cobertura.

Olsen y Bibbowsky miraban la escena divertidos. Aquella discusión parecía digna de una telenovela de sobremesa. Probablemente, en un principio hubieran podido pensar que sólo Clark era el que veía  una relación en vez de un escarceo con el mayor playboy de toda Norteamerica. Sin embargo, después de ver cómo se hablaban,  sentían que entre aquellos dos había más que la confesión infantil de un granjero de Kansas. 

Después de todo, quizás sí fueran novios, aunque se trataba de una pareja inverosímil a ojos del mundo.

- Tíos, me recordáis a mi hermana y a su marido – Jimmy se rio con ganas y Bobby le siguió. Más valía reírse que lamentarse por haber perdido todas las esperanzas de que el novio de Clark siguiera siendo tan solo virtual. Incluso empezaba a dudar de su existencia. El rubio nunca rivalizaría con Bruce Wayne. Todas las opciones de salir algún día con su compañero de trabajo, se esfumaron de un plumazo, pero ¿De qué conocía el multimillonario de Gotham a Clark? No era como si se movieran en el mismo círculo de amistades ...

El kriptoniano agarró la mano de Bruce y le besó el dorso. El murciélago se revolvió en su silla, incómodo, pero Clark solo cedió a dejar ambas manos agarradas debajo de la mesa.

Se le veía realmente feliz.



CLARK

Allí estaba, en un bar, tomándose algo con dos amigos, compañeros de trabajo del Planet, sosteniendo la mano de su amor bajo la mesa.

Parecía un sueño.

Si le hubiesen dicho que podría ser así de feliz hacía dos años, cuando vagaba por el espacio como un alma en pena, huyendo desesperado, no se lo hubiera creído.

Aquello era más de lo que se merecía.

- Sí, debe ser agotador estar todo el día rodeado de lujo, y de hermosas mujeres en bikini – Le dijo Jimmy al magnate.

- No te haces la menor idea – Ambos hombres rieron – Pero el dinero no puede comprarlo todo – Miró a Clark. Su corazón latía de prisa, pero ya no era tan desacompasado y el kriptoniano supo que Bruce empezaba a tranquilizarse.

- Bien, pues brindemos por todo lo demás que sí puede, como esta ronda gratis – Bobby levantó su botella y los otros le siguieron.

El ambiente fue relajándose y poco a poco, Clark ganó serenidad como para hablar con algo más que onomatopeyas. Jugaron tres partidas al billar, de las cuales, dos dejó ganar a Bruce y otra a Bobby. Clark hacía como que no sabía jugar, cosa que aprovechó Bruce para darle un par de lecciones y establecer contacto físico con la excusa de enseñarle cómo apuntar aunque sabía de sobras que la puntería de Superman era perfecta, como todo lo demás.

Tener a Clark tan cerca en un sitio público resultaba de lo más erótico y Wayne disfrutaba poniéndole en aprietos, rozándole el muslo por debajo de la mesa, acariciando levemente su mano al pasarse la bola blanca que entraba en un error calculado no demasiado evidente a ojos inexpertos.

- Tienes que apuntar a las lisas – Le decía al kriptoniano mientras se echaba con todo su peso encima de de su espalda – Y golpear justo aquí – Clark podía sentir en la nuca el suave aroma del aliento de su amante. Paseó sus dedos ágiles por el brazo de Clark hasta llegar a la bola blanca.

Kent se mordía el labio en un claro gesto de autocontrol pero su entrepierna abultada no pasaba desapercibida a ojos del murciélago, que seguro buscaba precisamente esa reacción.

Jimmy y Bobby parecían disfrutar con la conversación y se reían animadamente con Wayne. Clark colocaba las bolas sobre el tapete verde, ayudado por Bibbowsky mientras Jimmy había acompañado al multimillonario a la barra para pedir otra ronda.

El kriptoniano no podía apartar la mirada de aquel hombre alto y fuerte que se había convertido la razón de su existencia. Era como una luz al final del túnel, y aunque a ojos de los demás, la oscuridad era lo que más caracterizaba a Batman, para él lo iluminaba como una Supernova.

No hacía falta concentrarse para aislarse de otros sonidos, no tenía que concentrarse para que su risa, su respiración y el lento latir de su pecho fueran lo único que existía en aquel escandaloso lugar.

- Oye, Clark – Bobby aprovechó la ocasión para sincerarse – Igualmente, no te hubiera dicho nada malo de Wayne, porque sé lo mucho que significa para ti, pero es que de verdad me parece un tipo simpático – Lo buscó con la mirada para ver cómo venía con las manos cargadas de botellas de cerveza – No sé, es tan "normal".

- No. No lo es – Contestó el kriptoniano – Es extraordinario – Al encontrarse su mirada con la de Wayne se le iluminó la cara – Es el hombre más extraordinario que existe.

- ¡Joder, Clark! – El rubio le dio una palmada a su amigo – Sí que estás bien pillado.

Bruce dejó las cervezas sobre la madera raída del billar.

- Gotahm no es tan "fea" como dices, Jimmy - El magnate seguía la conversación con el fotógrafo.

- Ohhh, vamos, Bruce, eso es porque no debes de salir de noche, cuando la ciudad se pone realmente jodida. Por cierto ¿Has visto alguna vez a Batman? – Preguntó el fotógrafo.

- Una vez lo vi, cuando trataron de secuestrarme y detuvo a los asaltantes.

- ¿En serio? – A Olsen casi se le había olvidado con quién estaba hablando - ¿Trataron de secuestrarte? Desde luego, cada clase social tiene sus propios problemas, pensó en los corredores de apuestas a los que le debía dinero.

- Y ¿qué te pareció? – Interrogó Bobby – Batman ¿qué te pareció?

- Me pareció que debería pagarle más a él, que a mis guardaespaldas.

- ¡Ja ja ja! – Rió Bobby – Creo que tener al murciélago en nómina es una de las cosas que tu dinero no puede pagar.

- A mí me dan escalofrío los vampiros– Jimmy se estremeció – Y eso que solo lo he visto en fotos.

- Batman no es un vampiro – Aclaró Clark.

- ¿Y tú cómo lo sabes, listillo? – Se indignó Jimmy - ¿Acaso se lo has preguntado?



BRUCE

- Tengo que ir al servicio, si me disculpáis – El de Gotham se perdió entre la gente y el humo del tabaco del bar y Clark no dudó en seguirlo, tomando su mano de nuevo.

Se fueron directos a la trastienda de María y allí el kriptoniano se abalanzó contra los labios de su humano extraordinario con un brillo en los ojos que rivalizaba con el de una supernova.

- ¿Qué? – Preguntó Wayne sonriéndole. Clark estaba eufórico.

- Te quiero – Se confesó Clark – Sé lo mucho que te cuesta hacer este tipo de cosas pero es que ... esto – miró a su alrededor - el estar así, contigo, me hace sentir tan normal. Incluso mis amigos piensan que eres un tipo simpático.

- Lo dices como si no lo fuera.

- ¡Ja, ja, ja! – Kent rio con ganas mientras le abrazaba con fuerza.

- Sabes que no puedo dejar que sigan pensando así ¿verdad?

- Sí, lo sé – Dijo suspirando sobre el cuello de su amante.

- Levantaría sospechas y tengo que remediarlo antes de que mi reputación se vea comprom ...

- Sí, sí – Interrumpió el kriptoniano de mala gana – Solo haz que no te odien demasiado.

- No prometo nada - Sonrió - Soy odioso cuando quiero. Bruce le dio un apasionado beso a Clark, uno que había estado luchando por contener toda la noche, y viendo la reacción del kriptoniano, no había sido el único - Incluso cuando no pretendo serlo.

Pronto, Clark se desvió a besar la piel de su cuello como solo él sabía hacerlo, la barbilla, la clavícula. Deslizó su camiseta para dejar al descubierto su hombro y empezó a mordisquearlo suavemente.

- Chicos – Saludó María desde la puerta – No es que me moleste miraros, de hecho, me entusiasma, pero necesito que me dejéis pasar a buscar una caja de cervezas.

Wayne se apartó rápidamente del kriptoniano, agradeciendo que no acabaran como el día de la discoteca.

- Dame cinco minutos – Clark asintió y ayudó a María a levantar las pesadas cajas de bebida.

Cuando Bruce llegó a la mesa, ya no había bola negra. Alguno de los dos la habría colado antes de tiempo como los pésimos jugadores que eran.

- ¿Dónde está Kent? – Preguntó Bobby.

- En el baño – Bruce se peinó el cabello con los dedos y se humedeció los labios con un gesto más que sugerente - ¿Te gusta Clark?

- ¡Qué! ¡NO! – Estaba claro que mentía.

- Lo digo porque si alguna vez te apetece, podemos intentarlo, Clark, tú y yo.

Bobby no podía creerse lo que estaba oyendo y ponía justo esa cara.

- No me malinterpretes – Continuó el caballero de Gótica – Clark es algo tradicional y no sé si se animaría con nosotros dos, pero si no estuviera dispuesto... - Sus dedos se deslizaron por el cuello del reportero rubio hasta desabrocharle el primer botón de la camisa – Podríamos hacerlo nosotros dos y dejar que él mirara – Sonrió utilizando todas sus armas de seducción, que no eran pocas.

- Pero ... Yo no podría hacerle eso a Clark. Él está totalamente enamor ...

- Bueno, Clark es un hombre apuesto, no vale la pena negarlo, pero yo necesito algo más "sofisticado" que un granjero de pueblo, además tampoco es como si hubiera que decírselo.

- No – Bobby se retiró un par de pasos hacia atrás – No te lo mereces, Wayne.

Puede que aquel hombre sí fuera un periodista decente al fin y al cabo.

Después de aquello la velada se enrareció. Bibbowsky se apresuró a excusarse para irse pronto a casa y Jimmy le siguió. No quería quedarse a hacer de aguanta velas a los dos tortolitos.

Cuando Clark y Bruce salieron del local la reputación como Bruce Wayne está a salvo.

- Espero no haberme pasado – Se lamentó caminando por aquella calle iluminada que tan poco se parecía a las de Gotham.

- No - Asintió el kriptoniano que había escuchado perfectamente la conversación - Has sido "muy típico de ti" - Se crispó - Un auténtico gilipollas.

- Vamos, Clark, ya sabes por qué lo he hecho.

- ¿Qué puede saber de la vida un granjero de pueblo como yo? 

Bruce desvió la mirada. Le dolía ver el semblante de Clark. Le dolía que no entendiera que eso lo hacía por un bien mayor y no por gusto.

- Quédate en casa a dormir, Jimmy me ha dicho que dormirá fuera y ... - Arremetió Clark.

- Sabes que no puedo, todavía es pronto y me da tiempo a patrullar un par de horas ...

- Por favor – Suplicaba como un corderito y cuando lo hacía sus ojos se tornaban incluso aún más claros ¿Cómo resistirse?

- No. Además, mañana tengo la agenda apretada, debo asistir a la demolición de Arkham– El bip empezaba a taladrarle el oído - Clark, te suena el teléfono.

El kriptoniano podía oír el canto de un pájaro al otro lado del país pero era incapaz de distinguir su propio tono de móvil.

Sacó el aparato de su bolsillo y su rostro se turbó al ver la pantalla.

- Discúlpame – Dijo muy serio el kriptoniano antes de atender la llamada.



CLARK

- Quiero que vengas ahora a mi despacho – La voz de Luthor sonaba al otro lado del celular.

- No puedo – Su tono era tajante y firme.

- Tienes dos minutos – Dijo antes de colgar.

Clark ser había retirado a un callejón donde estaba seguro que Bruce no podría escucharle. Su vello se había erizado y sus manos se cerraban en fuertes puños. La respiración se le aceleraba al igual que su corazón, cada vez que escuchaba esa voz afilada y fibrosa, clavándose en lo más profundo de su alma.

No quería mentir a Bruce, pero tampoco podía decirle la verdad.

Todo esto, lo hacía por él.

Salió a la calle principal.

- ¿Va todo bien? – Peguntó Bruce nada más ver el estado en el que se encontraba.

- Sí – Clark se rascó la nuca – Es solo que tengo que irme, ha surgido una emergencia – Le tomó de las manos – Pero te prometo que no tardaré mucho y así podremos estar un rato más juntos.

- Tarda lo que tengas que tardar – Nadie como Wayne entendía lo que suponían las escapadas repentinas de Superman – Volveré tarde a la cueva, te espero en mi habitación.

Clark se metió de nuevo en la espesura de aquella calleja oscura que le amparaba del cambio de su ropa por la de Superman. Solo el estruendo del aire comprimiéndose precedía a la gran velocidad de la que salió volando del lugar.

Al llegar, encontró uno de los ventanales abiertos, como siempre. Se coló por los espesos cristales hasta el enorme despacho, levitando, sin dejar que sus pies rozaran el mismo suelo putrefacto que pisaba Luthor.

El ambiente olía a él. Sabía que lo observaba desde las sombras, sentado en su enorme butaca de cuero negro, detrás de la gran mesa ovalada.

Clark se estremeció y sintió frío, aunque no fuera físicamente posible.

- Siéntate – Le ordenó Lex.

Clark se quedó de pie. No se doblegaría ante aquella criatura perversa.

- Bien, como quieras – cedió con voz comedida. Encendió una pequeña lámpara en su estudio que emitía una tenue luz, como si de una vela titilante se tratara – Pasado mañana quiero que vengas a mi casa de las afueras – Apoyó sus manos sobre la mesa y cruzó sus dedos largos y finos sobre la madera – He comprado otro castillo y me lo han traído piedra a piedra desde España. Quiero que lo reconstruyas de nuevo para mí.

- Puedes pagarte operarios que te hagan eso – Clark no pensaba hacerlo.

- No hablemos de dinero, Kal-El. Tú y yo estamos por encima eso,– Sonrió – Resulta indigno para gente como nosotros.

- No hay un nosotros, Luthor. Nunca lo ha habido y nunca lo habrá – Apretaba con fuerza la mandíbula.

Lex se levantó repentinamente y de la fuerza, el sillón cayó estrepitosamente hacia atrás haciendo un ruido sordo.

- ¿Te pido demasiado, Superman? – Ahora su mirada contenida era feroz y su voz incluso más rasgada - ¿Acaso te estoy pidiendo que incineres a alguien con tu visión o que le aplastes la cabeza a alguien con tus manos? – Se acercaba peligrosamente.

Aquel desgraciado medía todas sus palabras calculadamente.

- No.

- Bien – Caminó rodeando la mesa hasta ponerse delante de Superman.

Clark no quería ceder, pero aquella presencia le resultaba tan repulsiva que sin apenas ser consciente de ello, retrocedió un paso ante aquel avance.

- No tengas miedo, Kal-El – Alargó su mano para rozarle el brazo.

- Como me toques – esta vez el kriptoniano permaneció inmóvil – Te quedarás sin mano.

- Oh – Lex se retiró – Me gusta cuando sacas tu verdadero yo, tan lleno de furia y rabia, tan poderoso y vengativo – Hizo una pausa – Pasado mañana a las ocho, kriptoniano.

Clark se dio media vuelta dispuesto a irse de allí lo antes posible. No quería permanecer junto a aquella escoria ni un minuto más.



BRUCE

Sus dedos se enredaron con las sábanas hasta rasgar la suave seda que envolvía su cuerpo. Sudaba y se retorcía, arqueando su espalda hasta no tocar más que por los hombros la tela. Jadeaba, allí tumbado sobre su cama, en su mansión, con su amante agarrándole fuertemente las nalgas, obligándolo a subir la cadera mientras succionaba su polla fuerte y dura.

Atrás quedaron los tiempos en los que el kriptoniano mostraba pudor o desconocimiento. Atrás quedaron las apariencias y la competencia por demostrar quién amaba menos al otro.

A Clark eso nunca le importó, pero a Bruce ... A Bruce era ahora que ya no le importaba.

No había lugar a fingir que no sentía más que placer carnal, aunque estaba claro que se lo daba. Lo estaba disfrutando en esos instantes.

Aquel cuerpo, aquel ser prácticamente inmortal se postraba a sus pies como el más sumiso de los esclavos. "Haría cualquier cosa por ti" Le había dicho en repetidas ocasiones y lo más preocupante era que Bruce le creía.

- Ahhhhh – No podía silenciar más sus gemidos y se llevó el antebrazo a la boca para morder la piel y así acallar la evidencia de su deleite.

- Me gusta escucharte, Bruce – Se separó un momento del miembro viril para mirarle fijamente al rostro.

Ohhhh, aquellos ojos turquesa lo hacían perderse en la inmensidad del cielo despejado. Demasiado brillantes, demasiado luminosos

- Quiero oírte – Volvió a demandarle.

- Ahhhh – Le satisfizo sin necesidad de forzarse a hacerlo y como premio, él siguió lamiendo, succionando y golpeando la punta del glande contra su garganta de acero – Mnnnnnn – Murmuró al correrse en su boca. No tenía sentido avisarle. Clark nunca se retiraba antes de que él hubiera acabado del todo. Lo sabía de sobras.

Últimamente, el kriptoniano dormía más noches en su mansión que en su apartamento de Metropolis y eso no le molestaba. Nunca reconocería que su cama era ahora uno de sus rincones preferidos de aquel frío castillo que había vuelto a la vida tras su regreso. Otrora tan inhóspito lecho donde las pesadillas se adueñaban de sus sueños, ahora se habían amedrentado con aquel ser todopoderoso.

Siguió engullendo el semen hasta que lo tomó por los hombros. Quería besarlo, abrazarlo. Sentir su abrasadora piel.

Clark lo hizo, le dio lo que necesitaba y se quedaron dormidos hasta que él se marchó a trabajar con la salida del Sol.

Ya ni siquiera le despertaban sus partidas o llegadas, se escurría entre sus sábanas como una suave cotidianeidad que no tenía nada de usual. Se había acostumbrado a él.

A veces Bruce se sentía frustrado por tener que compartirlo con el resto del mundo como Superman y con sus compañeros y amigos de trabajo como Clark Kent. Aquello no tenía sentido, y más cuando él debatía la mitad de su tiempo con Batman y la otra con el hombre rico que todos pensaban que era.

Abrió los ojos y acarició el espacio vacío a su lado. Paseó sus dedos como si rozaran su piel y se estiró desperezándose como un enorme felino sobre esa parte mimada de las sábanas que todavía olían a él.



SUPERMAN

Clark se tomaba un café en un bar próximo al Planet, junto con otros de sus compañeros, Bobby y Lois. Curiosamente Jimmy no había ido a la redacción esa mañana pero con el resacón que debía tener, a ninguno de los presentes le extrañó y lo cubrieron ante Perry, al que la edad había hecho más permisivo.

Bobby no había dicho ni una sola palabra sobre Wayne y Clark no sabía si se debía a que pensaba que Lois no sabía de su relación o a lo que le había dicho Bruce antes de marcharse.

Cuando se lo proponía, Wayne podía ser un cretino de dimensiones épicas.

El kriptoniano le dio un sorbo a su café. La situación era algo tensa con Lois desde su confesión y eso no ayudaba a relajar el ambiente.

- Mira – Le dijo Bibbowsky señalando la televisión encendida del bar – Tu novio – Susurró para que la reportera no se percatara aunque arrastando cierto desdén.

Estaban retransmitiendo la demolición en directo del antiguo asilo Arkham de Gotham, un símbolo de la decadencia decrépita de esa ciudad a la que Bruce tanto amaba, y precisamente él, estaba en el palco de autoridades. Era el  principal accionista del lugar que Batman había llenado con los lunáticos más peligrosos del país.

También distinguió al comisionado Gordon entre las autoridades y a varios miembros del gobierno.

Era tan jodidamente sexy que a Clark le costaba no salir volando de allí en su busca y hacerle el amor hasta que gimiera como la noche anterior. Sintió que sus mejillas se encendían y carraspeó.

Bobby le puso cara de compadecerse de su amigo y compañero.

La alcaldesa de ciudad Gótica tomó el micro y empezó con su discurso cuando Clark escuchó el estruendo de la retransmisión en directo. Bruce se encontraba sentado al lado de la edil y la cámara lo cubría con su enfoque.

Lois gritó.

La sangre.

El pánico.

El café humeante de la taza de Clark esparcido por el suelo.

El resquebrajarse de la cerámica por el impacto, después del viento huracanado que precedía a la desaparición de la figura del de Smallville.



BRUCE

Al principio escuchó un leve zumbido acercándose, demasiado breve, demasiado débil como discernir lo que vendría a continuación.

Primero un duro impacto contra su cuerpo que le hizo desestabilizarse, luego escozor, después una quemadura en el cuello, justo en medio de la clavícula.

Por instinto se escondió detrás del palco buscando cobertura mientras todo estallaba en un caos absoluto. Varias personas del público empezaron a gritar y las sillas volaron mientras se tropezaban unos con otros.

Sus piernas cedieron. El pecho le ardía y su mente empezó a nublarse. Algo estaba mal. 

Muy mal.

 Se llevó las manos al cuello y se tiñeron con sangre.

Se miró la camisa blanca prácticamente teñida de rojo en su totalidad. El chaleco antibalas no había cumplido su función. Le habían disparado.

Temblaba.

Sus piernas eran incapaces de aguantar su peso y cayó.

Se golpeó la cabeza contra el suelo de la tarima sacudido por un intenso dolor y escuchó muy lejos una voz familiar, muy muy lejos ... Todo resonaba en un eco mortífero dentro de su cerebro, demasiado ocupado en asimilar qué había pasado. Era como si sus oídos estuvieran sumergidos bajo el agua.

- ¡FRANCOTIRADOR! - Gritó el comisionado.

Parpadeó y vio su propia mano inerte y ensangrentada frente a sus ojos.

Quería moverse pero no podía.

Gordon se tiró encima suyo al instante y presionó la herida con sus manos desnudas. Sabía que trataba de taponar el orificio de entrada pero no podía escucharle, ya no podía escuchar nada. 

"Te vas a poner bien" Levantó la vista y gritó algo al aire. Su expresión era desesperada y no le miraba a los ojos.

Siempre sabía cuando su amigo mentía.

No era la primera herida de bala que el comisionado veía. No era la primera vez que un compañero dejaba este mundo entre sus brazos.

Bruce quiso decir que lo sentía, pero ninguna palabra salió de sus labios.  Sintió como si le quemaran los pulmones con ácido.

Laringe, tráquea, bronquios ... Todo se colapsaba por el torrente de sangre que brotaba de la herida e inundaba su interior.

La conservación del cuerpo activó el reflejo espontáneo de la tos, pero no había cuerpo extraño que expulsar del aparato respiratorio. Tan solo había sangre.

Sangre que fluía a borbotones fuera de su cuerpo.

Sabía que esa herida era crítica.

Sabía que esta vez no lo contaría.

Alfred ... Dick ... Clark ... Clark ... Clark.

Otro zumbido, esta vez más atronador.

Él estaba allí.



JIM GORDON

- Te vas a poner bien, Bruce. Aguanta – Mirarlo  le producía tal pesar que no podía seguir haciéndolo, pero no lo abandonaría. Por nada del mundo lo haría.

El cielo se resquebrajó como si pudiera derrumbarse sobre sus cabezas y cayó con tal fuerza que el suelo se astilló en mil pedazos a su alrededor. La nube de polvo hizo que tosiera devolviéndole a la fría y oscura realidad.

Superman estaba allí.

El kriptoniano cayó de rodillas.

Su rostro estaba desencajado y sus labios temblaban.

Los asistentes corrían de un lado para otro mientras los guardaespaldas de Bruce se parapetaban delante de él.

- ¡Le han disparado! – Gritó consternado el comisionado, que aún seguía presionando sobre la herida.

Aún así, el charco de carmesí se hacía cada vez más y más grande.

- ¡Ha perdido mucha sangre!

Observó los ojos incandescentes de Superman, el olor a azufre. Nunca olvidaría aquellos ojos  y lo que podía hacer con ellos.

Se moría. Batman se moría.

- ¡Joder! ¿Viene ya esa puta ambulancia? – Vociferó a otros de los oficiales llevándose las manos a la cabeza.

Sabía que no serviría de nada, pero no podía quedarse quieto.

Al volver su vista a su querido amigo, ya no estaba. El kriptoniano se lo había arrebatado de entre las manos.



KAL-EL

"Pum, pum" Escuchaba el latido débil e irregular de su amado.

Lo llevó lo más rápido que pudo. Lo envolvió con su capa teñida del mismo color que su camisa antes blanca. Lo aplastó contra su cuerpo para protegerlo del frío polar de la nave kriptoniana.

El latido era débil ... escaso ... no faltaba mucho para que se silenciara por siempre ese dulce sonido que juró proteger con su vida.

"Pum, pum"

- Bruce, por favor, por favor ... - Repetía una y otra voz mientras sobrevolaba por los pasillos – No me dejes, Bruce.

Admiraba aquel cuerpo destrozado que había perdido todo tono muscular. Ahora se parecía más a un muñeco de trapo roto. Los ojos sin reflejo pupilar, los labios secos y morados. La piel blanca como la cera.

- Bruce , por favor – Lloraba desesperado, pero no se detuvo. Había esperanza. Aún quedaba esperanza.

Llegó a la sala médica y puso en marcha el tanque médico que se llenó de un líquido amarillento al instante.

- Te curarás – Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano – Te pondrás bien.

"Pum, pum"

Tomó el cuerpo inerte y lo introdujo con cuidado en el interior. Los nanobots del tanque lo sanarían. Fueron capaces de curarle a él de sus heridas y también lo harían con las de Bruce.

Tecleó algo en la consola de mandos.



BRUCE

Sentía el aire moverse a su alrededor con una velocidad pasmosa. No podía verle, se movía demasiado rápido. La imagen era difusa, desenfocada, pero no tenía dudas. Era él.

Clark estaba allí.

Se sintió aliviado en su dolor, pero sabía con absoluta certeza que iba a morir en breves instantes, y su amor lo vería perecer delante de él, al igual que aquel niño vio cómo se escapaba la vida de sus padres en un mugriento callejón.

Sintió la pena agujereando su corazón. Una inmensa e inmensurable tristeza invadiendo su maltrecho cuerpo. Uno humano, frágil y quebradizo.

Sabía que le habían disparado en la tráquea y ésta se había perforado en mil y un pedazos. Sabía que ningún médico podría salvarlo del fatídico desenlace.

Esta vez no engañaría a la Parca. Había jugado a ese juego demasiadas veces.

Siempre pensó que moriría en alguna alcantarilla, fruto de una paliza de algún villano o maleante. Siempre se vio a sí mismo muriendo como Batman, como un símbolo, como un mártir de una causa justa. Una muerte honorable para la leyenda. Nunca como Bruce Wayne. Nunca como el hombre, y nada más, porque nada más transcendería de él que el envoltorio caro y sofisticado que se había labrado. Un cascarón vacío.

Solo eso quedaría.

El destello azul y rojo se posó en su retina.

"Mi amor"

Ni siquiera podía pronunciar palabra alguna de consolación, como si eso hubiera sido posible. No había aire en sus pulmones, solo sangre y sufrimiento.

Sabía que él no lo entendería.

Quería decirle tantas cosas, pero solo el silencio y la oscuridad le respondieron.

"Siento tanto dejarte solo"



KAL-EL

"Pum, pum"

- * Detectado fallo multiorgánico en espécimen no kriptoniano. Acceso a cura biológica no permitida – La voz metálica de Kelex resonó en la cabeza de Superman como un ladrido de Cervero. (*Traducido del kriptoniano)

Kal-El volvió a aporrear las teclas de la capsula médica.

- * Detectado fallo multiorgánico en espécimen no kriptoniano. Acceso a cura biológica no permitida.

- Kelex – Su tono era desgarrador – *Te ordeno que desactives los protocolos de seguridad.

- Desactivación no permitida – Aquella voz inhumana y carente de sentimientos rompía en mil pedazos el corazón de Superman que se llevó las manos a la cabeza y apretó la mandíbula con fuerza.

- Por favor, Kelex – Suplicó – Por favor – Su voz estaba totalmente quebrada como así estaba su alma – Te lo suplico ... - Sollozó al aire, buscando una presencia física a la que gritarle – ¡No puedo vivir sin él!

- * Detectado fallo multiorgánico en espécimen no kriptoniano. Acceso a cura biológica no permitida.

Kal-El abrió fuego con los ojos y calcinó la mitad de la sala médica en un arrebato de frustración desenfrenada. Gritó y maldijo en su idioma natal hasta que sintió su garganta romperse y los cristales resquebrajarse.

"Pum"

Corrió hasta el tanque médico mientras los sistemas de seguridad de la nave activaban la extinción de las llamas y se metió dentro con él.

- Lo siento – Se aferró al cuerpo sin vida – Lo siento tanto, Bruce – Sollozó mientras lo acunaba entre sus brazos.

- * Detectada ausencia de signos vitales en espécimen no kriptoniano. Acceso a cura no permitida.


*Este dibujo lo hice yo. Espero que les guste


CONTINUARÁ ...

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