Capitulo 11: Ponte en mi lugar

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CAPÍTULO 11

Ponte en mi lugar

CLARK

Clark llegó tarde al trabajo.

Otra vez.

Se había levantado con el tiempo justo para llegar al Planet, ya que ayer se había quedado charlando con Bruce hasta bien entrada la madrugada.

Era hora punta de la mañana y el metro iba abarrotado. Clark Esbozó una sonrisa al recordar la larga conversación que tuvieron, aunque él habló más que el murciélago, que lo escuchaba atentamente.

Como siempre.

Hablaron sobre la fiesta de jubilación de Perry, de la cual Bruce no sabía absolutamente nada, o al menos, eso hizo ver.

- Soy sólo el que pongo el dinero – Le había dicho asombrado de que Clark pensara que malgastaba su tiempo en esas funciones – No tengo ni idea de cómo funciona un periódico.

También hablaron sobre Lois, muy poco, porque Bruce esquivó rápidamente el tema. Sobre Jimmy, sobre los tiempos universitarios de Clark en Kansas, sobre Lana, sobre Pete ...

Bruce mostraba mucha curiosidad por todo lo que él le exponía y preguntaba sobre pequeños detalles que el kriptoniano no tenía reparos en contestar.

Al menos, a la mayoría de ellos.

Tantos años luchando codo con codo, afrontando las más peligrosas amenazas mundiales y apenas sabían nada el uno del otro.

Batman jamás en la JLA había mostrado el más mínimo interés por la vida privada de ninguno de sus miembros. Sin embargo, todos conocíamos de la vida de Bruce Wayne por las noticias. Aun así, era el personaje más enigmático de todos.

Clark llegó aún más tarde al trabajo por tener que detener un autobús escolar que se había quedado sin frenos y amenazaba con caerse al Hudson sobre el puente de la sexta.

Eso le había llevado diez minutos más.

Diez minutos en los que había salvado a treinta y dos niños de primaria que se dirigían al colegio, a dos maestras y la conductora del autobús.

Estaba pletórico.

Feliz por el trabajo realizado. Feliz por avanzar en su relación por Bruce, feliz por ... ¿Dónde estaban todos? – se preguntó cuando llegó a la redacción.

Con su visión escaneó el lugar y vio que todos los reporteros estaban reunidos en la sala de juntas del Planet, al otro lado de la redacción.

Picó suavemente a la puerta y entró temeroso a la gran sala mientras todos le miraban con caras extrañas.

- ¡Qué bien que nos honre con su presencia, señor Kent! – dijo Morgan Edge aplaudiendo sonoramente desde el otro lado de la gran mesa ovalada.

- Yo ... estaba cubriendo un rescate de Superman en el puente de ...

- Me importa un bledo lo que usted estaba haciendo, señor Kent – le interrumpió el nuevo redactor jefe – Su hora de entrar es a la misma que el resto de sus compañeros y para que le quede claro, a partir de ahora tan sólo se dedicará a transcribir los resultados deportivos.

- Pero ... - balbuceó Clark

- ¿Qué es lo que no ha entendido, señor Kent? – preguntó sarcástico para ridiculizar al reportero.

Clark agachó la mirada y se apoyó en la pared. No iba a decir nada y darle el gusto a ese imbécil de replicarle otra vez.

Veinte minutos después, la reunión acabó y los reporteros salieron de la gran sala con cara de circunstancias.

- ¿Estás bien, Smallville? – le preguntó Lois preocupada por Clark que se mantenía aún inmóvil cerrando los puños con fuerza.

- ¿Quién se ha creído que es ese tío? – replicó Clark indignado- Yo soy reportero. Escribo artículos ¿Resultados deportivos? ¿Eso no lo hacía Adam?

- Ya no – dijo Jimmy con resignación mientras se comía un donut– Recortes de personal. El muy hijo de puta de Edge ha esperado hasta estar todos reunidos para despedirlo delante nuestro y claro, ha puesto a sus "reporteros leales" a cargo de los mejores departamentos.

- ¡Gilipollas! – dijeron los tres amigos a la vez.

Al menos, en ese instante, sonrieron.

Clark había luchado mucho para ganarse ese puesto como redactor en el Planet. Había trabajado como el que más y se había hecho un hueco en uno de los diarios más prestigiosos de Metropolis. Cobraba un salario medio y la mitad del cual se iba para el sustento de su madre en Smallville, pero no necesitaba más.

El trabajo como periodista le daba el suficiente margen para dedicar la mitad del tiempo a ser Supermán, así que las ventajas compensaban.

Escribir le hacía sentirse más humano, pues sus súper poderes allí no tenían cabida y lo que hacía, lo lograba por el mismo, por ser Clark Kent y no su alter ego.

Era una liberación para él exponer la verdad cuando estaba obligado a vivir entre tantas mentiras. Además, era una buena manera de enterarse de las desgracias y catástrofes que sucedían por la ciudad sin levantar sospechas cuando se presentaba en el lugar con su pase de prensa.

Los policías empezaban a preguntarse por qué la prensa llegaba antes que ellos a según qué tragedias.

Pues todo eso se lo acababan de arrebatar de un plumazo a Clark Kent.


***

Llegó a casa cabizbajo aunque al menos, no había tenido que plegar tarde para acabar algún artículo interesante sobre política exterior. Eran las ocho de la tarde.

No había nada escribir en los resultados deportivos, solo transcribir números y hacer un montón de llamadas aburridas.

Pobre Adam, tenía dos críos, mujer y tres perros y lo habían echado a la calle sin ninguna explicación.

Todavía Clark debía dar gracias que no lo hubieran despedido y en eso Lois seguro que había tenido algo que ver.

Bruce abrió la puerta antes que el reportero sacara las llaves de su apartamento del bolsillo. Lo cogió por la chaqueta violentamente y lo metió dentro de casa.

Clark pensó que al menos ahora le daría un beso de esos que hacen historia y todas sus preocupaciones se esfumarían con el cálido abrazo de ...

- Me tienes que hacer un favor - exigió Bruce sin más preámbulos – Tienes que ser Batman esta noche.

- ¡¿Qué?! - exclamó el kriptoniano sin entender.

- Necesito que vayas a ver a Gordon a su comisaria. Te tiene que dar unas pruebas que incriminan a Falcone en unos asesinatos y ...

- ¿Cómo que ser Batman? – dijo negando con la cabeza mientras se llevaba una de sus manos al puente de la nariz. Estaba agotado por la mierda de día que llevaba – Ni pensarlo.

- Tienes que hacerlo – ordenó Bruce con esa mirada intimidante que sólo él sabía poner – Sólo debes recoger un sobre. Nada más ¿Es mucho pedir?

- Para recoger un sobre puedo ir como Superman. No tardaré más de cinco minutos en ir y volver.

- Gordon no te lo dará

- Sí lo hará – replicó Clark -Soy Superman,

- No. No lo hará – se desesperó Bruce - No te conoce y por mucho que seas el ángel de la guarda que desciende de los cielos ¡NO LO HARÁ! 

- Está bien – dijo Clark asintiendo, intentando que las pulsaciones de Wayne se estabilizaran – Está bien Bruce. Cálmate.

- Necesito esas pruebas, Clark.

- Lo haré - No podía negarse. Sabía lo importante que era para Bruce poder meter entre rejas a Falcone. 

- Ahí tienes el traje - le dijo señalando una maleta metálica que se parecía más a una caja fuerte con ruedas.

- Me vendrá pequeño – protestó el kriptoniano sabiendo al fin por qué pesaba tanto el equipaje de Bruce.

- Ponte el maldito traje de una vez, Clark – Las pulsaciones de Bruce volvieron a subir y una mueca de dolor se vislumbró en su rostro, muy a su pesar.

Se dejó caer al sofá de Clark y se llevó la mano al abdomen. 

Clark abrió la maleta y empezó a sacar las piezas que componían el alter ego de Bruce, bajo su atenta y estrictas explicaciones sobre cómo debía ponérselo. Tardó una eternidad en colocárselo  y eso que Bruce le ayudó en la ardua tarea. Aquello realmente se asemejaba más a una armadura ligera, llena de placas de escudos balísticos por todos lados, que al traje de Batman cuando éste empezó a patrullar las calles de Gotham.

Debía costar una millonada. Sólo esperaba no estropeárselo.

- He desactivado todos los sistemas de visión y de toma de datos del traje – le explicó Bruce poniéndole bien la capa –  No los necesitas. En el cinturón tan solo llevas batarangs no explosivos y el envío de datos de los guantes está desconectado – Le acabó diciendo mientras le ponía la máscara – Yo veré todo lo que tú ves con una cámara instalada en la capucha y oiré todo lo que tú oyes. Bueno ... casi todo. Tú también me oirás a mí por el intercomunicador.

En ese momento Bruce observó a Clark enmudecido, con todo el traje puesto y se sintió orgulloso de su creación. Realmente resultaba intimidante y aterrador, que era justo la emoción que pretendía inculcar en todos los maleantes de su ciudad.

También ayudaba el hecho que el kriptoniano midiera prácticamente dos metros y pesara casi 120 kilos de puro músculo.

Clark se miró en el espejo y se extrañó de ver esa imagen que no era la de él. Esa criatura que le devolvía el reflejo era la del caballero oscuro de Gotham.

Observó sus manos cubiertas por los guantes negros de cuyos antebrazos sobresalían tres púas afiladas como cuchillas.

No quiso ni pensar para qué las utilizaba Batman, aunque podía llegar a imaginárselo. Clark vislumbraba restos de sangre imperceptibles al ojo humano.

- Me alegro que tú eligieras el azul y el rojo – admitió Batman –Con esta imagen y tus poderes ... parecerías demasiado ... peligroso.

Clark agachó la mirada sabiendo perfectamente a lo que Bruce se refería y respiró profundamente sopesando esas palabras . El murciélago nunca había ocultado la desconfianza hacia el hecho de que un solo hombre albergara tanto poder.

- Yo ... no creo que esto salga bien – dijo Clark inseguro – Yo nunca voy a poder ser Batman.

- Sólo hace falta un mal día Clark. Lo demás ya te lo saca la ciudad. – Hizo una pausa - Lo harás bien. No hagas nada que yo no haría – apuntó seriamente el murciélago.

- ¿Cómo qué ? ¿Pegarle una paliza a alguien?

- Como que te vean volar, lanzar rayos por los ojos, sonreír, o bajar gatos de los árboles.

- ¡UN GATO! Un gato bajé un día de un árbol – se enojó Clark – No tenía que haberme dejado hacer esa foto – Se resignó.

El kriptoniano se dirigió hacia la claraboya abierta del baño dispuesto a irse cuando en su mente tuvo una idea brillante, aunque a Bruce no se lo pareció tanto.

- Yo también quiero pedirte un favor a cambio – dijo el kriptoniano forzando el chantaje – Quiero que pases acción de gracias conmigo y con mi madre en la granja.

Bruce lo miró perplejo, como si hubiera dicho la mayor locura que jamás había oído.

- Yo no celebro acción de gracias, Clark – dijo lo más calmado que pudo.

- Pero yo sí – insistió el kriptoniano cogiéndole suavemente la mano.

- No – respondió tajante Bruce – De ninguna manera voy a pasar acción de gracias con tu madre.

- Hal y Barry conocen a mi madre ¿Por qué tú no?

- ¡No es lo mismo! – empezó a perder la paciencia el multimillonario.

- ¿Por qué no? – preguntó irritado Superman

- Pues porque no estás follando con ellos – contestó alzando la voz.

Clark se quitó la capucha.

- Yo no follo Bruce. Yo hago el amor - Su semblante era serio y a Bruce se le hizo un nudo en el estómago al ver aquellos ojos cargados de furia. 

"Maldito Christian Grey y su topicazo adolescente" pensó.

- ¿Sabe tu madre que te acuestas con un hombre? – dijo el murciélago después de una pausa, esperando una respuesta negativa.

- Sí, lo sabe – Contestó poniéndose la capucha del murciélago de nuevo. Le dio un breve y casto beso en los labios  que Bruce se esforzó en evitar sin éxito – Te esperaremos para comer el pavo– Y salió volando desapareciendo en tan solo un segundo.

***

Clark, o mejor dicho, Superman vestido de Batman llegó a Gotham dos minutos después. La rabia siempre hacía que el kriptoniano volara más rápido, ya que las múltiples barreras éticas que le impedían sacer todo su potencial se desvanecían cuando Clark se dejaba arrastrar por sus sentimientos.

Observó la vil ciudad desde el aire y tuvo que concentrarse para no dejarse llevar por el sonido de las sirenas, los lamentos, las palizas, los insultos ... 

Cerró los ojos y trató de concentrarse en el sonido de la lluvia que golpeaba los mugrientos tejados de la condenada ciudad. Tenía que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no intervenir en todas esas personas que clamaban que alguien les ayudara.

Pero simplemente, no podía obviarlos. Desconectó la cámara del casco e hizo lo que tuvo que hacer. Fue lo más discreto posible y gracias a su velocidad, los maleantes solo pudieron detectar un borrón oscuro antes de aparecer delante de las comisarias de distrito de Gótica, como por teletransporte instantaneo.

Cuando todo se calmó, observó que la señal de Batman seguía proyectada en las espesas nubes del cielo de ciudad Gótica.

Llegó hasta la comisaría del distrito once de la GCPD donde trabajaba James Gordon. Lo había entrevistado un par de veces para el Planet, así que al menos no se confundiría de tipo. Activó de nuevo los sistemas remotos del traje.

- Estoy en posición – dijo por el intercomunicador, escuchando su voz distorsionada por el traje – Veo a Gordon en el tejado, con dos policías más, un hombre afroamericano y una mujer latina.

- Bien, serán Montoya y Malone – así acallaremos los rumores de mi supuesta desaparición - Ya hablaremos después de la desconexión de las cámaras del traje.

Clark se apareció ante los tres policías como por arte de magia al más puro estilo Batman, pero Gordon no se sobresaltó. Ya estaba acostumbrado.

- Cuánto tiempo sin verte – le dijo el comisionado

Clark estaba a punto de ir a estrecharle la mano cuando Bruce abrió la boca.

- Ni se te pase por la cabeza.

Batman se quedó inmóvil.

- Estas son las pruebas sobre los asesinatos de dos hombres que debían testificar en el juicio contra Falcone. – Le extendió un sobre que Clark cogió.

- ¿Testigos protegidos? – Repitió Clark al escuchar la pregunta de Bruce a través del intercomunicador - Su voz sonaba extraña, distorsionada para asemejarse a la del verdadero Batman.

- Así es, me temo – contestó Gordon.

- ¿Quién más sabía de su ubicación? – repitió de nuevo Clark, mirando a los dos policías.

- Que yo sepa, aparte de nosotros, Munroe, Corrigan, y  el detective Flass.

- ¿Flass? Es un milagro que no los hayan matado antes – Repitió las palabras de Bruce. 

- No tenemos pruebas de que sea un corrupto– prosiguió Gordon – y no confío en nadie más del departamento.

- Yo me encargo – dijo Batman y desapareció de igual manera a como había llegado.


***

Clark se dejó caer sobre el techo de la estación  Central mientras la lluvia y la tormenta eléctrica habían dejado sin luz a la mitad de Gotham. La ya oscura ciudad caía aún más en las penumbras.

El kriptoniano estaba agotado por tanta tensión y no sabía si lo había hecho bien, pero al menos tenía las pruebas que Bruce necesitaba.

- Lo has hecho bien, Clark – Escuchó por el intercomunicador – Tráeme ese sobre de inmediato.

Clark se disponía a alzar el vuelo y a dejar atrás esa ciudad pero sintió una presencia. Era increíble que hubiera podido acercarse tanto sin que el kriptoniano la hubiera detectado antes.

Olía a cuero, a perfume caro y a ... gato.

La mujer completamente vestida de negro y con una máscara similar a la de un felino se deslizó como una serpiente sinuosa, dejando que Batman/Superman observara sus más que generosas curvas. Con ese traje de cuero que se ceñía a su cuerpo, daba poco lugar a la imaginación.

Clark sabía que se trataba de Catwoman. Alguna vez había leído algún artículo de ella, sobre alguno de los robos más sonados que ha cometido. Tenía al menos quince órdenes de detención pendientes. Pensó en  que también tendría que llevarla a la comisaría más cercana.

- Cuánto tiempo, Batman - Susurró con voz aterciopelada – Al menos dos meses sin disfrutar de tu cuerpo.

- ¡Sal de ahí! – Bramó Wayne desde el otro lado del intercomunicador - ¡Ahora!

Pero Clark no estaba dispuesto a obedecer ¿ Disfrutar de su cuerpo?

De pronto Catwoman rompió todas las distancias de seguridad del kriptoniano que estaba desconcentrado y antes que se diera cuenta las garras afiladas de la gata ya le estaban acariciando el abdomen. Sabía perfectamente por qué lugar colarlas entre todas esas placas protectoras para tocar la piel desnuda bajo el uniforme.

- ¿Me has echado de menos? – resopló cerca de la piel expuesta al aire libre en su barbilla – Porque yo a ti sí – le dijo con voz melosa bajándose la cremallera liberando su escote.

Clark la empujó sin contemplaciones tirándola al suelo.

La gata no parecía sorprendida.

- Estaba preocupada por ti, sabes ... después de lo que Crock te hizo - Siguió bajándose la cremallera hasta que se le vio todo el sujetador de encaje lila que llevaba debajo.

- Espera ... - masculló Bruce al otro lado del comunicador - ¿Cómo sabe que fue Killer Crock el que me atacó?

- ¿Eso es lo único que te importa? – le gritó Clark a Bruce sabiendo que le esuchaba perfectamente.

- Claro que me importa – contestó Catwoman - Te podría decir donde encontrar a Crock – ronroneó levantándose – Pero deberías pagarme con el precio habitual.

Catwoman se puso a la altura de Clark, que seguía conmocionado por las palabras de la mujer. Se encontraba a tan solo unos centímetros de su rostro. Sin dilación, ella le rodeó el cuello con los brazos y le plantó un salvaje beso en los labios.

Se apartó en cuanto sintió su sabor.

- ¡Tú no eres Batman! – afirmó furiosa mientras le saltaba encima e intentaba desgarrarle la cara con sus zarpas afiladas.

Clark la sujetó en el aire por el brazo, a lo que ella le respondió propinándole una fuerte patada en la cara.

Era rápida y muy fuerte, pero evidentemente ese golpe sólo le hizo daño a ella misma.

- ¡Joder! – farfulló presa del dolor, llevándose las manos a su pie - ¿Quién coño eres tú? – Volvió a saltar sobre Clark intentando arrebatarle la máscara - ¡Batman no dejaría que nadie se pusiera su traje! – le gritó entre el estallido de los truenos cercanos.

- ¡Aléjate de Batman! – acabó diciéndole mientras la volvía a lanzar contra el suelo, sacándosela de encima.

- ¿Es una amenaza? - Se lamió la sangre que brotaba de sus labios.

- No – negó Clark con voz de ultratumba – Es una promesa - Le dijo antes de alzar el vuelo.

En ese momento no lo pensó dos veces. Quería, deseaba que ella no tuviera dudas sobre quién estaba debajo del traje, a pesar de que sabía que era una completa estupidez.

Quería que se diera cuenta de con quién estaba tratando.

En esos momentos todo le daba igual a Clark.

Está cabreado, muy cabreado.

- ¡Tres semanas! – gritó Clark por el intercomunicador - ¡Tres semanas! – insistió

- Puedo explicarlo – le dijo Bruce a través del intercomunicador.

Clark se paró en el aire rodeado por el frio y oscuro cielo lluvioso de Gotham. Ni siquiera podía concentrarse en seguir volando.

- ¡Hace dos meses ya estábamos juntos! – chilló el kriptoniano – ¡Y tú te estabas follando a esa ... guarra! – apretó la mandíbula con fuerza.

De repente Clark escuchó con su super oído un grito de mujer. Estaba en un maloliente callejón de Gotham. El kriptoniano agudizó la vista y vio a una mujer de unos 30 años siendo atacada por dos indeseables que ya le habían arrancado la mitad de la ropa.

Ni lo pensó.

A hipervelocidad se plantó en el callejón rompiendo todos los adoquines bajo sus pies.

Los criminales se cagaron de miedo al ver a Batman descender así de entre los cielos.

Clark agarró a uno de ellos por el brazo y lo lanzó más de veinte metros escuchando claramente varios de sus huesos romperse por la tremenda caída.

No pensó en la fuerza de su agarre. Simplemente se dejó llevar sin esforzarse en retener todo el poder que llevaba dentro.

La mujer cayó al suelo presa del pánico.

Clark podía escuchar como el oxigeno dejaba de fluir por los pulmones del asaltante y fue consciente de lo que había hecho.

- ¡Clark, para! – escuchó por el intercomunicador - ¡Lo vas a matar!

El kriptoniano luchó contra sus instintos más salvajes y gritó a pleno pulmón. Golpeó con el puño la pared sobre la que acababa de estampar al delincuente. Se resquebrajó  hasta el techo provocando un estruendo mayor que el de la propia tormenta.

Clark miró a la mujer tendida en el suelo, sobre un charco de agua.

- No me hagas daño – le suplicó.

Clark cayó de rodillas tapándose la cara con las manos ¿Cómo había podido perder el control de esa manera?

En ese instante alzó el vuelo a toda prisa.

Sólo se detuvo cuando atravesó la tupida capa de nubes que atormentan a Gotham. Más arriba, podía ver el cielo despejado, plagado de estrellas y bañado por la luz de la inmensa luna llena.

Su pecho subía y bajaba violentamente, respirando con dificultad.

Clark agudizó sus sentidos y escuchó el latir de los dos corazones de los maleantes. Estaban inconscientes,  pero vivos.

- Superman – escuchó cómo le llaman en un susurro – Ven, te lo explicaré.

- No quiero tus explicaciones – dijo entrecortadamente – Más te vale no estar en mi casa cuando regrese.

Bruce tecleó algo en el ordenador y se conectó con los satélites de Industrias Wayen para poder localizar a Superman. 

No tenía señal de imagen y había desconectado su intercomunicador.

- Superman - Le llamó varias veces antes de darse por vencido.

Si Clark no quería que lo encontraran sería imposible hacerlo.

 – ¡Maldito seas, Clark! – Se lamentó Wayne.

Recogió sus cosas y salió del apartamento cerrando la puerta con fuerza.



CONTINUARÁ ...

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