Capítulo 30: Tregua

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

CAPITULO 30

Tregua

Unos meses más tarde

BRUCE

Bruce se desperezó sobre sus carísimas sábanas, dejándose acariciar por el suave tejido. Las notaba sobre su piel, ya que últimamente dormía casi siempre desnudo y aunque entrara en la cama con ropa interior, casi nunca salía con ella puesta.

Los rayos del Sol se colaban por la ventana haciendo que volviera a cerrar los ojos. Estiró uno de sus brazos al otro lado de la cama.

Estaba vacío.

¡Lástima!

Sonriendo, se levantó para cerrar las cortinas.

Siempre le había molestado la claridad.

Algunas cosas cambian.

Otras no.

Volvió a la cama para acurrucarse y quedarse dormido un poquito más. Después de todo, no tenía prisa por levantarse. ¿O sí?

La alarma del teléfono sonó de manera estridente ¿Pero qué demonios? Bruce lo agarró de mala gana y miró la pantalla: "Junta de accionistas"

Mierda.

Volvió a tirarse sobre su mullida cama de más de dos metros.


- Señor Wayne ¡Despierte! – Le dijo Alfred picando con excesiva fuerza en la puerta de su habitación.

No obtuvo respuesta.

- Señor Wayne, tiene usted una reunión importante con los accionistas.

Bruce se puso la almohada encima de la cara para amortiguar la voz de su mayordomo, que no dudó en entrar.

- Bruce Wayne ¡Levántese ahora mismo!

- No eres mi madre.

- Pues no me obligue a comportarme como tal – Le dijo muy seriamente el mayordomo, arrancándole la almohada bruscamente para después volver a abrir las cortinas.

Menos mal que no le había quitado también las sábanas, o hubiera visto al murciélago totalmente desnudo y con trempera matinal.

- ¿Dónde está ...? – Arrastró las palabras bostezando.

- Abajo. Empeñándose en quitarme el trabajo por el que usted NO me paga.

Bruce sonrió.

- ¿Te preocupa la jubilación Alfred? – Sonrió el murciélago – Porque ya no eres tan joven.

- ¡Ni usted! – Ahora era el mayordomo el que reía – Le recuerdo, por si no lo sabe, que hoy cumple cuarenta años – Le dejó preparada la ropa que debía ponerse. Era un traje de color gris, con corbata del mismo color, y camisa blanca – Por cierto ... Felicidades.

- Gracias Alfred – Contestó el multimillonario, algo molesto.

El británico abrió la puerta para salir de la estancia.

- ¡Y no se le ocurra volver a dormirse!

- Noooo – Dijo Bruce quitándose de nuevo la almohada de la cara. ¡Cómo odiaba los cumpleaños!

De un salto se incorporó y se fue al baño. Una ducha rápida. Se secó el pelo con la toalla, se afeitó, se puso un traje de tejido fresco, pues era verano y se hizo el nudo de la corbata prácticamente con los ojos cerrados. Se abrochó los gemelos de oro blanco, se peinó con un estilo casual, y se puso una colonia que una exclusiva marca de perfumería había creado sólo para él.

Bajó las escaleras de la mansión y se topó con Dick.

- Buenos días viejo – le dijo el ya casi universitario.

- Te he dicho mil veces que no me llames así, Grayson – Estaba enfadado.

- Ahhh, sólo es una broma – Dijo a modo de disculpa corriendo escaleras arriba - ¡Cuarentón!

Maldito niño repelente, pensó Batman parándose en seco en las escaleras. ¿Es que todo el mundo sabía que hoy era su cumpleaños?

Unos minutos más tarde, es lo que pasa cuando vives en una casa en la que puedes perderte por varios días, llegó a la cocina de servicio, y no pudo evitar sonreír al verlo.

Estaba de espaldas, preparando algo en los fogones. Se manejaba muy bien con las sartenes ...

Le abrazó por la espalda y le besó en la nuca.

- Clark ¿Qué estás preparando?

- Tortitas de mantequilla con mermelada.

- Mmmnnnn – Volvió a besarle en la nuca, varias veces, esta vez de manera más sensual – Mis favoritas.

Clark se giró para dejarse besar en los labios. Un beso cálido, tierno, pero lleno de pasión.


- Se van a quemar – Se quejó Clark.

- No me importa – Dijo el murciélago cogiéndolo de la nuca y atrayéndolo más hacia sí, para degustar aquella mermelada en los labios del kriptoniano – Delicioso –Dijo relamiéndose.

Clark se echó a reír, dejando la espátula embadurnada con harina sabiendo que cuando Bruce se ponía así, no había manera de detenerle.

Bruce observó un pequeño esparadrapo en uno de los dedos del kriptoniano.

- ¿Qué te ha pasado? – preguntó sujetándoselo.

- ¿Esto? No es nada – Dijo restándole importancia – Me corté esta mañana pelando una manzana.

- Deberías tener más cuidado – Le dijo mientras le quitaba el esparadrapo poco a poco y veía el pequeño corte superficial.

- Lo intento – Bruce se metió el dedo en la boca y lo chupó sensualmente con la lengua.

El kriptoniano se estremeció al notar su calidez y echó su cabeza para atrás lanzando un pequeño gemido, que no pasó inadvertido para el murciélago, el cual se lanzó a devorar su cuello, como si de un vampiro se tratara.

- Ohhhh nooo ... ¡Iros a un hotel! – Dijo Dick arrepintiéndose de haber entrado en la cocina.

DICK

La verdad que al chico le costó un poco adaptarse a la nueva situación en la mansión, por llamarlo suavemente.

Dick siempre pensó en su padre adoptivo como en el rompecorazones más grande de la historia, de mujeres, se entiende, aunque sabía que también había tenido algún escarceo con algún hombre, pero pensaba que era solo para alimentar los rumores de la prensa.

Cuando apareció con un Superman lisiado y hecho polvo, pensó que tan sólo era por su camaradería de la Liga de la Justicia, pero Wayne, no se comportaba con el kriptoniano como con el resto de sus compañeros.

De hecho, Wayne no se había comportado de manera tan amable con nadie.

Nunca.

Al principio le resultó extraño, pero después fue ... como decirlo ... un cambio agradable.

Bruce estaba cada vez más distendido, hablaba incluso dos o tres frases seguidas sin que le preguntaran, que en él era todo un logro, e incluso le había dejado acompañarle en algún trabajo de campo, que era como Dick llamaba al patrullaje del Caballero Oscuro de Gotham.

Tan sólo como observador, pero algo es algo, y es que el joven casi había cumplido la mayoría de edad.

Tampoco le costó mucho atar cabos, pues las sonrisas y las miradas de complicidad entre los dos resultaban imposibles de ocultar, por mucho que se esforzaran, y no se esforzaban demasiado.

Si bien es cierto que el kriptoniano ya no gozaba de su superfuerza ni de sus otros poderes físicos, tenía su gracia tener a un extraterrestre viviendo en casa.

Además, Clark había diseñado infinidad de artilugios para Batman, y era un genio con los ordenadores. De hecho, era un genio con todo, biología, física, química, informática ...

Bruce se moría de rabia cada vez que el kriptoniano le ganaba al ajedrez, que era ... siempre que jugaban.

Además, cocinaba bastante bien y le hacía el desayuno.

Comida casera, sin grandes pijotadas experimentales de la nueva cocina moderna.

Todavía recordaba el día, muy a su pesar, en el que los enganchó por primera vez:


Cuatro meses antes

Flasback de Dick

A Dick lo acababan de llamar al despacho del director en los últimos días de instituto.

Pensó que se había metido en un buen lío acostándose con aquella mujer. Bueno ... acostándose en el gimnasio, con aquella mujer, que era la profesora de matemáticas, pero sobre todo, que también era la mujer del director.

- Que conste que yo no sabía que era su mujer señor Mayers – Le dijo casi sin poder aguantarse la risa.

- ¡ESTÁS EXPULSADO GRAYSON! – El señor Mayers estaba realmente alterado por decirlo suavemente - ¡Y NI TU FAMOSO PADRE VA A PODER HACER QUE TE READMITAN!

La cara de Dick se puso seria en cuanto nombró a Bruce - Puff, estoy metido en un buen lío – pensó, pero es que la señora Mayers estaba como un tren, vestida con aquella minifalda que le ... Se sacudió la cabeza evitando pensar en la tórrida escena entre las colchonetas y los aparatos de gimnasia.

Mejor sería no esperarlo, y volver a casa para darle su versión de los hechos, aunque había poco que dejar a la imaginación.

Al menos, desde que Clark vivía con ellos, parecía que estaba de mejor humor, aunque claro, era prácticamente imposible empeorarlo.

Se lo diría antes a Kent, que era más permisivo y dejaría que se lo explicara a Bruce, intercediendo por él, ya que el kriptoniano gozaba de la simpatía de su padre.

Sí, eso haría.

Le pareció una idea genial, pero no lo fue tanto.

Sabía que Wayne se había ido a no se qué reunión con Lucius, así que tenía vía libre con Clark. Al no encontrar a Kent en la mansión, supo que seguramente estaría trabajando en la Batcueva, en el nuevo revestimiento del batmobil.

El kriptoniano había diseñado un nuevo blindaje prácticamente invulnerable, y hasta Lucius, que ya es decir mucho, se maravilló con la nueva tecnología.

Al entrar en la cueva escuchó ruido como de pelea, y así era.

Bruce y Clark luchaban en el tatami, con los palos largos de entrenamiento. Podría parecer que el kriptoniano, habiendo perdido sus superpoderes no tendría nada que hacer contra Batman, pero se defendía bastante bien de los ataques del murciélago. Y eso que tenía sólo un ojo.

- ¿Sólo vas a defenderte? – Escuchó decir a Bruce jadeando por la intensidad del ejercicio.

- No, tan solo espero a que te canses – Parecía que el kriptoniano estaba fresco como una rosa – Se te nota que eres mucho mayor que yo.

- ¡Ja! Espera sentado alien.

De pronto, el semblante de Clark se ensombreció y pasó al ataque. Un golpe tras otro, combinado con puñetazos y patadas a distintas alturas.

Dick tenía que reconocer que el granjero tenía estilo ¿Dónde habría aprendido eso? Nunca vio a Superman utilizar ese tipo de técnicas antes...


La sonrisa de Bruce se desvaneció cuando supo que el kriptoniano se le tiraba encima y recurrió a una técnica de lo más baja, que no habría sorprendido a Dick, pero sí al buenazo de Clark.

El kriptoniano le asestó un palazo en el estómago y Bruce cayó al suelo, quejándose desmesuradamente de sus costillas. Clark soltó el palo.

Graso error- pensó Dick para sí – Y el kriptoniano corrió hacia él.

- ¿Estás bien? – le preguntó preocupado, pero sólo escuchó las risas del murciélago, mientras le hacía una llave con las piernas y lo tiraba al suelo, quedando Bruce sentado encima de él.

Risas.

Dick estaba flipando.

Era la primera vez que escuchaba a Batman reírse a carcajada limpia.

- Ohhh, Clark, eres tan predecible ... - Seguía riéndose.

Clark hizo lo posible por levantarse, pero Bruce le agarró las manos con las suyas, poniéndoselas a lado y lado de la cabeza. Se acercó cada vez más al rostro del kriptoniano y ... lo besó.

Dick abrió los ojos como platos y su boca se descolgó como si se le hubiera dislocado la mandíbula.

¡JODER! – pensó para sí, tapándose la boca para no decirlo en voz alta – Me cago en todo , pero ¿CÓMO? ¡CÓMO ES POSIBLE!

En cierta manera, esperaba que el kriptoniano se lo sacara de encima, completamente furioso, pero lejos de eso, éste le rodeó el cuello con los brazos y empezaron a devorarse las bocas, en la escena más tórrida que dos superhéroes puedan llegar a tener.

¡Bruce y Clark, Batman y Superman! Era como un manga yaoi – NO PUEDO CREERLO – volvió a mirar para asegurarse que su mente no le hubiera jugado una mala pasada, pero es que ahora, seguían morreándose y abrazándose, jadeando sobre el suelo, quitándose la poca ropa que llevaban puesta.

¡DIOS! Jamás volveré a entrenar sobre ese tatami.

Y Dick que se preocupaba por haberse tirado a la mujer del director. Al menos ella era terrícola – Se puso a reír nerviosamente sin saber qué hacer así que se escabulló por donde vino, sin que al parecer, nadie notara su intromisión en la tórrida escena.

Bien por papá – pensó.

Cuando vio al mayordomo no pudo evitar decírselo, pues Dick no era tan proclive a guardar secretos como lo hacía su maestro, al menos no con la gente que le importaba.

- Oye Alfred ... - No sabía como decírselo sin que le diera un infarto al viejo mayordomo – Tú sabías que Bruce y ... Clark ... están ....

- ¿Juntos?

- ¡Sí! – Afirmó aliviado – Pero ... juntos ... juntos – Hizo una pausa para aclararse la garganta juntando las manos en un claro gesto de unión – Osea que ... están superjuntos ... ahora ... mismo ... abajo ... sobre el tatami.

- Si lo que quiere decir es que si el señor Wayne tiene una relación más allá de la amistad con el señor Kent la respuesta es sí – Dijo tranquilamente Alfred.

- Pero ¿Desde cuándo?

- Es una larga historia.

El joven Grayson se sentó en una silla, destrozado mentalmente, mientras el mayordomo seguía fregando los platos.

- ¡Joder! - Dijo pensando que Bruce era especial, hasta para encontrarse pareja.

- ¡Esa boca! – le regañó Pennyworth – Por cierto ¿Usted no debería estar en el instituto?

- Es una larga historia – Sonrió utilizando las mismas palabras que el mayordomo. Cogió una manzana de la cesta de frutas y se fue escaleras arriba – Si pregunta Bruce ¡Dile que no me has visto! – Siguió subiendo - ¡Y que me quedo a dormir en casa de un amigo esta noche! – Pensó que sería mejor tantear el terreno mañana. No quería estropearle su cumpleaños.



Flashback de Bruce

Bruce Wayne había tenido una reunión con Lucius para ponerse al día a causa de su prolongada ausencia. Después de planear estrategias legales y hablar de los nuevos artilugios de Batman, salió del edificio por la puerta principal de la torre Wayne y se dirigió directamente al puesto de comida callejera que vendía perritos calientes.

Aunque no estaba acostumbrado a este tipo de comida, Clark le había hecho adorarla, entre muchas otras cosas.

No abusaba de ello, ya que su estricto entrenamiento le reclamaba otro tipo de nutrientes, pero , una vez al año, no hace daño – Pensó.

Le dio una desmesurada propina al pobre cocinero que apestaba a quilómetros a fritanga, y se encaminó de nuevo a la torre Wayne.

- Gra ... gracias señor Wayne – Le dijo dudoso al ver tres de los grandes entre sus manos.

El teléfono de Bruce vibró en su bolsillo ¿Clark? Era raro que le llamara a esa hora. Miró la pantalla: Llamada entrante – Instituto Lawrence.

¡Mierda! Con lo bien que iba el día.

Dudó sobre si quería cogerlo o no ... pero ... no sobre si debía hacerlo.

- Bruce Wayne – Dijo secamente.

- Señor Wayne, su hijo ha hecho algo ... atroz e intolerable ... y ha sido expulsado del colegio – El hombre estaba colérico - ¡DEFINITIVAMENTE!

- ¿Y usted es? – preguntó Wayne tranquilamente, sacando de sus casillas a su interlocutor.

- El señor Mayers.

- ¿Debería sonarme su nombre? – Lo irritó más a sabiendas.

- ¡Soy el director del Colegio!

- Ahhh, claro – Le restó importancia – Dígame qué ha hecho Richard.

- ¡Es demasiado vergonzoso como para decírselo por teléfono! Tiene que venir en persona – Le exigió.

Pero a Batman no le exige nada nadie, y menos el director de un instituto.

- No va a poder ser – Dijo sin más explicaciones, y siguió comiéndose el último perrito caliente, mientras lanzaba una encantadora sonrisa a todas las recepcionistas del enorme hall, de su empresa.

- En ese caso, tendré que llamar a la Policía.

Bruce se detuvo en seco. En serio.Pero ¿Qué demonios había hecho Dick?

- En diez minutos estoy ahí – Dijo antes de colgar.

Marcó rápidamente el número del chico pero no le cogió el teléfono. Su mente, incluso antes de saber qué había pasado, ya orquestaba un castigo monumental que el chaval no olvidaría.

Intentó localizarlo por el GPS que había instalado en el móvil de Grayson , pero no daba señal. Bruce se enfureció por haberlo enseñado demasiado bien.

Marcó otro número de teléfono.

- Trevor, prepara el helicóptero – Hizo una pausa - En dos minutos.

Aterrizó en el helipuerto del colegio de Richard seis minutos más tarde. Quería resolver el tema cuanto antes, y volver a su reunión con Lucius.

Los chavales de las clases se levantaron a mirar por la ventana, y a través del cristal pudieron ver al flamante Bruce Wayne bajar con gracilidad del helicóptero. Aunque era un colegio privado y costaba un dineral cada mes, tampoco era tan habitual ver a nadie de la categoría de Wayne por el lugar.

Las profesoras también se levantaron de sus escritorios para admirarlo cuando escucharon a los estudiantes pronunciar su nombre.

- Es más guapo en persona que en las fotos. Parece increíble...

Wayne entró en la secretaría del edificio principal, como si caminara por una pasarela.

- Soy ... el padre de Richard Grayson – Dudó un poco esto último, ya que no le gustaba autollamarse padre de nadie, y el chico nunca había utilizado ese nombre con él – El director me está esperando – Dijo sonriendo seductoramente a la administrativa que no se creía quién tenía ante sí.

- Sí, señor Wayne – Se alteró – Es to to todo recto, al fondo, a la izquierda ... Digo DERECHA, derecha – Rió nerviosamente mientras se deleitaba con la forma del trasero del multimillonario, que sólo llevaba puesto el pantalón de vestir gris y una camisa blanca ajustada con corbata, que no disimulaba su formidable forma física.

Cogió el teléfono y llamó a su amiga la bibliotecaria – Laura, no te vas a creer quién está en el despacho del director.

- El señor Mayers, supongo – Le dijo Wayne al hombre entrado en años que se sentaba detrás de un escritorio en el que había una placa con su nombre en letras excesivamente grandes . Le extendió la mano, pero el director la rechazó.

Bruce se mordió los labios ¡Qué mal hemos empezado! Pensó para sí, deseando romperle algún hueso del cuerpo.

Aunque fuera uno pequeñito.

- Su hijo – Se puso de pie, pero al ver la diferencia de altura con el multimillonario, volvió a sentarse intimidado – Su hijo ... se ha ... acostado con una profesora.

¿Sólo eso? – pensó Wayne levantando una ceja, sin decirlo en voz alta, sentándose también para no acobardar más al hombrecillo.

- Y encima, esa profesora. ¡Es mi mujer! – El hombre estaba colérico.

Así que era eso – pensó sin evitar reírse por lo bajo, restándole toda la importancia posible.

- Me temo que no es usted consciente de la gravedad del asunto, señor Wayne, aunque con su reputación no esperaba menos de alguien como ...

Bruce se alzó bruscamente de su asiento y su semblante cambió al más puro estilo Batman.

- Me temo que el único que no entiende la situación aquí es usted – Dijo muy seriamente mientras ponía los nudillos sobre la mesa del director – Así que una profesora, seduce y manipula a uno de sus estudiantes, encima menor de edad, y el que tiene un problema ¿Es mi hijo? – Golpeó la madera con uno de sus puños y el director se hizo cada vez más pequeño sobre su enorme sillón - ¿Sabe cuánto le pago a mis abogados para que gente como usted no me moleste? ¿Sabe lo poco que me costaría que le cerraran el colegio? – La mirada de Wayne era feroz. Un poco fingida, pero estaba dando el resultado esperado.

El señor Mayers tragó saliva para aclarar su garganta que se había quedado seca.

- Disculpe ... señor Wayne ... ha sido todo un malentendido – Tartamudeaba un poco – Espero que esto quede entre nosotros.

Bruce sonrió, abriendo la puerta dispuesto a marcharse.

- Entre nosotros, y su mujer. Por cierto – Dijo ya desde el pasillo - Salúdela de mi parte y dígale que me encanta ese tatuaje que tiene de las mariposas en la nalga izquierda – Hundió más en la miseria al director, sin poder resistirse a hacerlo.

- Se lo diré ... - Susurró el pobre señor Mayers, sabiéndose doblemente cornudo y apaleado.

Fin del Flaskback

***


En la actualidad

Bruce llegó tarde a la sala de juntas, como era de costumbre. El ascensor privado de la torre Wayne se abrió y entró a la planta de los jefes ejecutivos de la empresa, donde tenía su monumental despacho.

- Hola Yukio – Saludó con un beso en la mano a la que había sido su secretaria los últimos cuatro años. Ésta le aguantaba tanto porque milagrosamente no se había acostado con ella.

- Señor Wayne – le contestó la mujer japonesa, muy coqueta y desconcertada ante la sonrisa tan natural del CEO de industrias Wayne – Hoy le veo muy ... bien.

- ¿Por qué no debería estarlo? – Preguntó burlón – Soy rico, guapo, listo ...

- ¿Y? – Preguntó la secretaria esperando lo más importante.

- ¿Y?

- Y está enamorado – Exclamó ella hablando bajo - ¿Quién es? ¿Una cantante? – Bruce negó con la cabeza - ¿Una actriz? – Volvió a negar - ¿Otra supermodelo de Victoria's Secret? – Negó de nuevo.

- Sin comentarios señorita Yamashida – Rió abriendo las dos puertas de la sala de juntas, haciendo su entrada triunfal.

Todos los presentes se pusieron de pie, algunos muy a su pesar, pues el ya no tan niño rico de Gotham era odiado y admirado a partes iguales entre los accionistas mayoritarios.

- ¿Me traes una taza de té? – Le dijó a William Earle, como para dejar claro quién mandaba allí – Sin azúcar, gracias. - Nadie en mi empresa me hace el té como tú – Le dijo mientras la cara del ejecutivo se ponía del color morado – Bien, cuanto antes empecemos, antes acabaremos – Dijo muy seguro de sí mismo, tumbándose en el sillón de piel negra que presidía la mesa.

Cuando la reunión acabó Bruce cogió su móvil para enviar un whatsapp.

B: Voy a bajar a ver a Lucius.

C: ¿Cómo ha ido la reunión?

B: Aburrida, como siempre, y larga.

C: No llegues demasiado tarde.

B: ¿Por qué? ¿Me echas de menos?

C: Puede ...

B: ¿Sólo puede?

C: Está bien ... te echo de menos.

B: No te preocupes, no llegaré muy tarde.


Bruce guardó el móvil en su bolsillo con una genuina sonrisa, que al fin, no tenía que fingir siendo Bruce Wayne.

- Yukio, tómate el resto de día libre – Le dijo a su secretaria, al salir– De hecho, súbete la nómina tres mil dólares más y tómate unas vacaciones.

- Pero ... señor Wayne – Intentó replicarle sin demasiado énfasis, aunque éste ya había tomado el ascensor – Sin duda, está realmente enamorado – Pensó alegrándose por su jefe.

No sabía cómo, pero Clark adquiría conocimientos que le asombraban, tanto a nivel físico como intelectual. Pasaba horas en la batcueva, diseñando artilugios que facilitaban las acciones del murciélago en su patrullaje, e incluso Lucius Fox se preguntaba qué mente maravillosa era capaz de crear aquellos diseños.

- Si no preguntas ...

- No tendrá que mentirme – Había acabado la frase Lucius – Lo sé, lo sé, pero es que esto es muy avanzado. Casi demasiado. – Decía asombrado por la tecnología nanobótica que tenía ante sí.

Bueno, al fin y al cabo, el kriptoniano no era de este mundo, pensó Bruce, así que su manera de procesar la información tampoco lo era, y resultó ser brillante en todo lo que se proponía. Lo único que no había conseguido era regenerar la capacidad de sus células de absorber la luz solar.

Egoístamente, y Bruce siempre se había sentido culpable por ello, eso le hacía más dependiente de Batman y de su protección.

Clark apenas salía de la mansión, y eso no le molestaba en absoluto.

Le gustaba que siempre le estuviera esperando, aunque fuera dormido, cuando él volvía de patrullar.

Intentaba evitar hablar de trabajo, sobre todo del de Superhéroe, y menos de la Liga, con la cual Clark había tenido escaso contacto, y eso que al principio Diana insistió e insistió ... hasta que se convenció que todo estaba bien, después de visitar a Clark en la mansión, por varios días.

- Está algo distinto – Le había dicho a Bruce, sincerándose – Más retraído.

- Ha pasado por mucho princesa. Eso te cambia.

- Tienes razón – Había sonreído la amazona a su compañero – Eso debe de ser.

Sea como fuere, la vida de Bruce había cambiado como jamás pensó que lo haría.

Casi podía decirse que era feliz.

Se despidió de Lucius con un apretón de manos, como era costumbre y se subió a su Lamborghini Murciélago de color negro.

A veces Bruce no podía dejar de ser quien verdaderamente era.


***


Eran más de las ocho de la tarde cuando aparcó el deportivo en la entrada principal.

¡Al fin en casa! – Suspiró aliviado.

No estaba acostumbrado a llevar una vida diurna y eso le había pasado factura. Ahora tan solo quería darse un baño de agua caliente.

Con Clark.

Sonrió al venirle a la mente alguna imagen erótica del kriptoniano sin ropa. Abrió las puertas de su mansión y ...

- ¡SORPRESA! – Gritaron todos los miembros de la liga al unísono con una enorme pancarta donde ponía: FELICIDADES CUARENTÓN

Bruce puso la misma cara que cuando el espantapájaros le roció por primera vez con el gas del miedo.



- Ya te dije que no le iba a gustar – Le dijo Hall a Barry – Me debes veinte pavos.

- Ohh, cállate. Es sólo que le ha pillado desprevenido.

- Tú mírale la cara – Volvió a replicarle el Linterna.

- OK. Larguémonos antes de que se lie a hostias – Le dijo Barry sacando el billete de su bolsillo.



EN EL PRÓXIMO CAPITULO: ¡¡¡FIESTA DE CUMPLEAÑOS!!!


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro