VIII-Combate en el coliseo.

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Aiden tenía a la vista la sudorosa nuca del carrero, y temía que con la agresividad que mantenía la marcha, su frágil cuerpo termine quebrándose. Incluso él tenía que sujetarse con fuerza de los bordes del asiento en el que estaba, para así no estamparse contra nada.

La euforia inicial había cesado, y ahora en su cabeza repasaba las mil y una formas de las que respondería durante la batalla. Se sentía ansioso, el corazón le golpeaba la caja tóracica con fuerza, y no precisamente por la adrenalina que generaba la velocidad. Sino por la que generaban sus pensamientos.

¿Hace cuanto habían planeado ésta vil estrategia? ¿Seré expulsado si no llego a tiempo? ¿A caso ya es demasiado tarde?

Los transeúntes se alejaban asustados frente al imponente paso que mantenía el carruaje tirado por dos caballos. Maggie sujetaba con fiereza su mano, lo hacia desde que subieron al carruaje, solo que a él le había costado darse cuenta.

A pesar de la velocidad que surcaban las empedradas calles, el coliseo no parecía aparecer nunca.

—Llegaremos —le susurró Maggie.

Aiden sólo le devolvió la mirada consternado. Ya no estaba en sus manos decidir lo que ocurriría a continuación.

—¡Llegaremos! —le gritó la rubia sujetando su rostro con ambas manos —. ¡SEÑOR, EN LA SIGUIENTE CUADRA GIRE A LA DERECHA!

Gritó Maggie asomándose fuera.

—¡Pero el coliseo está derecho en esta calle, señorita!

—¡Solo gire, gire, ya YA!

Las riendas fueron tiradas por Maggie, provocando un giro forzoso del carruaje.

—¿Estás loca niña? ¡Nos vas a matar!

—¡Todos agárrense bien, que este camino está empinado!

Seguido a eso, las ruedas del carruaje empezaron a golpear el piso con más fuerza, y ellos parecieron tomar más velocidad de la que cargaban.

El carrero había tirado su látigo, o al menos lo había guardado. No lo tenía ya que con la fuerza de ambas manos sujetaba las riendas de los caballos que manejaba. La calle por la que estaban descendiendo estaba en obras.

Aiden pudo ver como en el empinado terreno, en referencia al anterior, estaba repleto de obreros que huían despavoridos ante el infernal vehículo.

—¡Por Urahvé muévanse, muévanse! —gritó Aiden ignorando la vergüenza que sentía.
Cuando el caminó cambió y se volvió ligeramente cuesta arriba, ellos ya tenían la carrerilla suficiente como para subir sin dificultades.

Mientras lo hacían, pudo ver desde una vista inferior, como el la punta del coliseo iba apareciendo. Mientras más subían la cuesta, más notoria se hacía la majestuosidad del mismo.

Aiden Fletcher había llegado.

Gritos, música, vitores e insultos. Todo esto llegaba a sus oídos desde donde se encontraba.

El estadio parecía estar lleno hasta al tope según lo que oía mientras se internaba a toda marcha hacia los vestidores.

Aunque no pudo prestar demasiada atención al ruido, ya que comenzó a cambiarse rápidamente.

Una gota de sudor bajaba por su sien hasta perderse en su barbilla. Sobre la remera básica negra, se colocó un chaleco de cuero, hecho con piel de Mur. En él había grabadas unas cuantas runas que simbolizaban resistencia.

—Sé que podrás Aiden —habló Kai respirando entrecortadamente.

Desde detrás, Drazen le tendió el paquete por el que había corrido trescientos metros ida y vuelta a la habitación compartida que tenían.

Él rasgó el papel marrón que hacía de envoltura, para ver que dentro había un abrigo de tela negra. Lo sacó y extendió. No era tela negra común y corriente, ésta parecía emitir un brillo opaco. Como si contuviera resquicios de cristal muy pequeños, que solo podías ver concentrándote al máximo en ellos. Luego siguió viendo los detalles en rojo y plata de las mangas y botones. En el pecho, una pequeña letra bordada en plata dictaba:

"Fletcher"

—¿De donde sacaste ésto? —preguntó el chico asombrado. Se veía fascinante.

—¡Sorpresa! Tu tío nos lo encargó para el combate. Vamos, pruébatelo ya —dijo Maggie dando aplauso de emoción.

Encajó los brazos y se lo puso. La túnica llegaba hasta debajo de la cintura, y las mangas le quedaban exactas en la muñeca.

—Este color, esta calidad —dijo Kai toqueteando el abrigo—, por Urahvé, parece estar hecho de escamas de Serpiente de Eriacus, con esos brillos casi vidriosos estoy casi seguro.

—¿Escamas de qué? —preguntó Drazen.

—Serpiente de Eriacus, una bestia muy resistente a la magia y con un camuflaje excepcional, podría ser un ítem de Tipo A dependiendo de la costura —habló el chico asombrado—. Estoy seguro que va a salvarte de algún que otro problema —aseguró Kai.

El chico solo asintió. Tenían que apurarse.

—Aiden, ¿qué tal estás con eso? —preguntó Maggie sutilmente.

—No creo que me cause problemas —dijo asintiendo.

La pregunta probablemente iba referida al malestar que sufrió recientemente. No podía contar con su tío para explicarle lo que ocurría, por lo que debía afrontarlo solo.

Se calzo rápidamente unas botas de combate negro y salió corriendo al pasillo, siguiendo por la derecha, vio que la entrada a la arena estaba custodiado por dos soldados.

Se acercó corriendo, y a medida que lo hacía, oía claramente la voz de una persona gritando a viva voz, con un tono de sorpresa exagerada:

—... pero es seguro que está en juego el orgullo de ambas procedencias. Esto porque el rival de Parzo será un misterioso mago recién llegado. ¡Y no sólo eso, porque él se apellida de la misma forma que El Mago más fuerte de todos! ¡Que pase a la arena, Aiden Fletcher! —La voz sonaba robótica y estridente.

Siguió corriendo con una sonrisa en su rostro. Había llegado a tiempo.

La sonrisa duró hasta que los guardias le cortaron el paso con sus lanzas. No podía ver sus rostros debido a los cascos, por lo que no vio sus expresiones cuando dijo:

—Déjenme pasar, yo soy Aiden Fletcher.

—¿A caso lo eres? No lo sé, no creo —respondió uno de ellos.

—¿Están bromeando? —dijo intentando pasar por debajo del arco que se formaba entre sus lanzas.

Las trayectorias cambiaron estas apuntaron una a su cuello, y la otra a su estómago. El sabía que esto era claramente otra treta de los Coruto para entorpecerlo.

—¿A caso Aiden Fletcher no va a presentarse? ¡Señoras y señores, lamento mucho quienes hayan apostado hacia ese lado, pero su ausencia implica derrota directa!

La voz robótica que lo había presentado volvió a hablar, poniéndolo más nervioso aún.

"Si no me dejan pasar por las buenas". Con éste pensamiento furtivo dentro de su psiquis, dominó una ligera cantidad de dyn en su mano izquierda. Manoteó la punta de lanza que se encontraba cerca de su cuello, e hizo un paso hacia la izquierda. Apuntó, y para más potencia, conjuró en voz alta:

—¡Dominium Aqua: Expulsar!

La esfera de agua expulsada de manera tan sorpresiva los confundió, y cuando Aiden se estaba preparando para atacar nuevamente, pasó por su lado a toda velocidad un proyectil de agua.

Este impactó en el casco de uno de ellos, dejándolo aturdido. Un segundo más tarde llegó otro proyectil, ésta vez de fuego, generando el mismo efecto en el otro guardia.

Aiden miró hacia atrás, viendo como Maggie y Drazen tenían los brazos extendidos, evidencia de su ataques. Aprovechó el descuido de los soldados y se lanzó rodando. Atravesó la contingencia y corrió tres metros, hasta salir del túnel y ver la arena de combate.

Los gritos y silbidos de júbilo se duplicaron ante su entrada. A él no le importó. Estaba enfadado, asqueado por las estrategias de su rival y mentalmente cansado por el ajetreo de llegar hasta allí.

Cuándo levantó la vista, sondeó rápidamente las gradas. Vendedores ambulantes, apostadores, e incluso gente que no parecía siquiera prestar atención a lo que ocurría dentro del estadio.

Frente a él, en un palco apartado de la zona común, un extenso balcón sobresalía por su decoración y población. La nobleza del reino reuniéndose para ver un poco de acción.

Apartó la vista ante la inmensidad de las gradas, y mientras se acercaba lentamente, miró al cielo azul que en contorno con el coliseo, generaba una media sombra sobre la tierra.

—¡Llegó, señoras y señores, Aiden Fletcher acaba de llegar en el último momento!

En medio del campo, el portentoso presentador estaba sosteniendo un cono, con una runa de viento encadenada en patrones, brillando de verde fosforescente. No le prestó mucha atención, a pesar de que su cuerpo se encontraba por completo decorado con colgantes de plata. No, tenía a su rival en frente y no podía descuidarse ni un segundo.

—¿Qué tanto miras, acomodado? ¿No tardaste demasiado?

Aiden detestó oír su voz chillona tan pronto. Ignoró sus palabras, más no desvió la vista de él. Su cabello pelirrojo estaba perfectamente peinado hacia un costado, evitando que cualquier mechón caiga sobre su frente. Sus ojos claros brillaban de lo que Aiden supuso era emoción por el combate.

Exponía seguridad con sus gestos y movimientos corporales, cada uno de ellos hacía tintinear las joyas de su cara túnica roja. La tela cubría su cuello por completo, y sus pantalones blancos lo hacían ver como un verdadero noble antes que como un combatiente. "Aún así no debo confiarme". Pensó manteniendo su temple.

—¿No vas a responder, acomodado? ¿Estás muerto de miedo?

—Por más que busque las razones aún no lo comprendo —comenzó Aiden mientras el presentador alentaba al público—. ¿Tan inseguro te pone mi llegada que intentas ganar hablando?

Esbozó su mejor sonrisa para provocarlo. Si él intentaba hacerlo, él devolvería la jugada con gustom

—¿Inseguro?, ¿de una peste como tú? No me hagas reír —dijo Parzo con furia.

Su posición cambió a una más ofensiva, y Aiden sin necesidad de concentrarse sintió que el dyn se arremolinaba a su alrededor. Parzo emitió un aura sofocante, la cuál no comprendería ni sabría sobrellevar de no haber estado entrenando tanto tiempo en la academia.

—Sí, inseguro —respondió—, asustado también, tanto que le habrás llorado a tu padre para cambiar la fecha del combate —rió, esperando que no se note que estaba todo menos relajado.

Al mismo tiempo que lo provocaba, Aiden se concentró para reunir el dyn que tenía alrededor. Si el de Parzo se arremolinaba como si estuviera en frente de una gran fogata, el suyo era la corriente de un arroyo dispuesto a apagar sus llamas. Era una clara provocación no verbal, "Yo también puedo hacer esto".

—¡Cierra el hocico idiota! ¡Voy a quemarte el rostro para borrar esa estúpida sonrisa!

Aiden suspiró. Intentó que las pulsaciones de su corazón disminuyesen, o su respiración se calmase, pero todo era inútil. Frente al combate que definiría su futuro, no podía relajarse. No debía relajarse.

—¡Miren cuanta emoción tienen estos dos estudiantes, están apunto se arrancarse las cabezas! ¿¡Quieren que el combate comience ahora!? —gritó el presentador al público—, ¿¡Lo quieren!? ¡Qué el juez entre a la arena, que esto comienza YA!

El primer movimiento era crucial. Sin darle tiempo de reacción, Aiden salió corriendo para posicionarse a la corta distancia, pero no sería tan fácil.

—Dominium Ignis: ¡Expulsar!

Con un movimiento ascendente del brazo, Parzo lanzó una veloz llamarada hacia el joven que se acercaba a toda marcha. Aiden esquivó, pues estaba preparado para esa respuesta, y cuando llegó, ya habia Dominado dyn, solo quedaba:

"Reforzar". Conjuró para sus adentros.

Su puño izquierdo se vio envuelto en un guantelete de agua que se formó en un instante. La sorpresa ayudó, y Aiden encajó el puñetazo directo en el estómago, luego lanzó otro golpe al rostro. Que hizo que Parzo cayera al piso.

—Dominium Ignis: ¡Expulsar!

Ésta vez, la llamarada no provino de sus manos, si no que salió como una onda expansiva proveniente de su cuerpo.

Aiden tuvo que retroceder aturdido por el calor, perdiendo la distancia corta a la que le convenía pelear.

—¿Creíste que podrías conmigo por aprender unos cuantos trucos acomodado? ¡La diferencia entre alguien que se gana lo suyo contra un mimado es muy diferente! ¡Dominium Ignis: Expulsar!

La bola de fuego que se acercaba a él era imposible de esquivar. Y era demasiado grande para utilizar Reforzar.

—Dominium Aqua: ¡Expulsar!

El bloqueo no fue tan bueno como esperaba debido a su lenta reacción, y la onda expansiva del choque lo descolocó. "Cuanta potencia".

—¿Qué pasó acomodado? ¿Qué con toda esa palabrería tuya de no tener piedad? —reía Parzo al verlo desconcertado.

Escuchó y sintió que Parzo volvía a preparar sus hechizos de largo alcance, y ésta vez reaccionó mejor. Salió corriendo por un costado, y una llamarada rozó su espalda. No sintió calor por la protección del abrigo.

—¡Dominium Aqua: Expulsar! —dijo mientras corría alrededor de su rival. Lanzando varios ataques.

—¡Mutate Ignis: Lanzas de fuego!

Aquello lo desconcertó. No era un hechizo que pueda bloquear tan fácilmente. De hecho, no era un hechizo que debería poder lograr un estudiante con dos meses de entrenamiento.

Cuatro lanzas se formaron alrededor del cuerpo de Parzo. "¿Mutate nivel intermedio?". Pensó repasando su biblioteca mental, al tiempo que éstas salieron despedidas hacia él cuando su rival extendió los brazos.

—Dominium Aqua: ¡Reforzar!

Aiden concretó el hechizo con la mayor cantidad de dyn posible, y pronunciándolo, debido a que de no tener la mayor potencia, las lanzas de fuego atravesarían su defensa.

Consiguió detener dos de las cuatro lanzas de fuego, Reforzando su pecho y brazo derecho. Para su suerte, la tercera le erró.

Como no todo podía salir tan bien, la cuarta lanza impactó de lleno en la región lateral de su pierna, haciéndolo perder el equilibrio y caer.

"Mierda, no puedo quedarme quieto". Pensó mientras se levantaba. Un quejido de dolor se escapó de su boca, pero haciendo caso omiso a ello pensó en la siguiente estrategia para el combate. Había sufrido cosas peores que eso.

—¿Te gustó eso, escoria? —se regodeó el pelirrojo.

"No esperaba tener que usar esto tan pronto, tío, pero es hora de utilizar el hechizo que me dará la ventaja de posicionamiento".

Pensó él mientras cerraba sus ojos. Podía sentir que Parzo estaba acumulando dyn para su siguiente hechizo, y él hizo lo mismo.

—¡¿Vieron eso?! —gritó el presentador— ¡No por nada su casta es llamada Los Dragones de Fuego! ¿Qué hará el joven Fletcher para dar la vuelta a ésta situación?

"Lo verás pronto". Respondió en su mente mientras inspiraba hondo. El hechizo "Mutate" que Parzo utilizó era una completa hazaña para su edad, "Pero yo no estoy muy por detrás de él". Se dijo a sí mismo antes de conjurar:

—¡Mutate Aqua: Niebla!

Absorbiendo la humedad que había alrededor de él, una densa niebla comenzó a formarse de manera paulatina. En unos segundos, tenía a Parzo, al relator y a los espectadores vociferando por no ver nada de lo que ocurría.

Su hechizo no era nada tan vistoso como el de su rival, a pesar de compartir categoría, el suyo era un Mutate Básico. Un escalón por debajo, de su rival. Un hechizo que había aprendido gracias a su tío, en los tres días de entrenamiento que tuvieron, y que mejoró gracias a sus entrenamientos con Maggie. Pero aún no era perfecto, ya que duraba muy poco tiempo en comparación al de su tutora.

Vió como a la desesperada, su rival lanzaba llamaradas de un lado a otro buscando darle aunque sea por accidente. Recordó su última posición y siguió avanzando entre la densa niebla con lentitud. De manera imperceptible, seguia juntando dyn. No de la misma forma que lo hizo durante todo el combate, si no que de manera más lenta y sutil, de manera que no haya afluencias detectables que delaten su posición.

La sorpresa llegó cuándo la siguiente llamarada estuvo más cerca de él, y la siguiente aún más. Sonrió cuando se dió cuenta que Parzo dejó de hablar por fin. "Ni él es tan tonto para revelar su posición hablando".

Cojeando levemente, comenzó a reabsorver las partículas de agua que había en la niebla. Mientras se movía. Cerró los ojos y se concentró en las afluencias del dyn.

"Intentará aprovechar el tiempo que tiene para acumular dyn, si puedo encontrarlo... ¡Lo tengo! En línea recta, ocho metros a la izquierda".

Caminando con el mayor sigilo posible, se posicionó cerca de donde creía que estaba su rival.

Reabsorbió el dyn que tenía alrededor, y sin pronunciar en voz alta, atacó:

"¡Dominium Aqua: Expulsar!"

—¡Agh!

El impacto produjo un quejido de Parzo. Pero no sería suficiente. Un hechizo cuya pronunciación vocal se omite, posee la mitad de potencia de la que tendría uno donde se siguen todos los pasos.

Aún así, Aiden aprovechó para arremeter nuevamente.

—¡Dominium Aqua: Reforzar!

Lo encontró sujetándose la cabeza, y lanzó un puñetazo al rostro con sus puños envueltos en dyn. La afluencia de color azul intensificó el impacto, y los siguientes golpes de sus puños envueltos en guanteletes de agua, hicieron que su rival retroceda varios pasos.

Se acercó corriendo para cortar las distancias que su rival intentó crear, y cuando lanzó un puñetazo, éste estaba siendo sostenido.

Se descolocó cuando al mirar abajo, Parzo tenía una sonrisa voraz, con una mano sujeta a la manga de su a abrigo, y la otra pegada a su estómago.

—Mutate Ignis: Explosión Volcánica.

Salió despedido ante el ataque, dió varias vueltas en el aire hasta impactar en el piso, rodar y detenerse. Abrió los ojos con dificultad, con tierra dentro dentro de ellos y lágrimas de dolor. Repasó en su cabeza el combate;

"Cuando llené el campo de niebla, se desesperó por unos momentos, pero luego comenzó a acumular más energía para su siguiente ataque. Sabía que intentaría acercarme para golpearlo, y esperó el momento justo para sorprenderme con otro hechizo poderoso, decidió absorber daño para atacar más fuerte. Si no hubiera reforzado mi estómago de manera instintiva en el último instante, ya habría perdido".

La túnica también ayudó, aún así, el dolor que invadió su abdomen era superior al resto de su cuerpo. Cuando se levantó, talló sus ojos para mejorar su visión. Mientras mejor veía, más entendía los gritos de las personas de la grada.

—¿¡Qué es eso!? ¡No me lo puedo creer, Parzo Coruto no deja de sorprender a la audiencia y ésta vez nos muestra un espléndido control del fuego! ¡Miren el tamaño de esa bola de fuego!

Y sí que era un control espléndido. Con sólo ver lo que se avecinaba, sus piernas flaquearon. Aquello no tenía sentido, ¿de donde sacó tanto dyn?

"Fue mucho más ofensivo que yo, con hechizos mucho más potentes". Con este pensamiento se dió cuenta de que su rival no debería poder aguantar mucho más.

La esfera tenía el diámetro suficiente para engullirlo por completo, y estaba siendo sostenida por un sudoroso Parzo el cual se notaba realmente cansado.

—¡Gracias por darme el tiempo suficiente, acomodado! ¡Te mostraré porque somos la casta de Los Dragones de Fuego!

Si antes el dyn que envolvía a Parzo era una fogata, ahora se había transformado en un pequeño incendio forestal. Pero Aiden tampoco había jugado todas sus cartas. A pesar del dolor de su cuerpo, no había utilizado más que hechizos defensivos o de poco requerimiento energético. A este punto de la pelea llegó más herido, pero esa era su única desventaja.

Con el dyn que pudo reunir, alzó ambos brazos a la altura del pecho y se preparó con una profunda inspiración. Frente a él apareció, una esfera de agua con un tamaño considerable, y luego siguió creciendo exponencialmente.

—¡Ésto es una locura, Aiden Fletcher responde con la misma tenacidad en este duelo de pequeños gigantes!

"Tengo la ventaja elemental, y mis reservas de dyn son altas. Si bloqueo éste ataque, el resto del combate se resumirá a las habilidades físicas".

La concentración que consiguió después de sus inspiraciones fue sublime, dejó de escuchar los gritos del relator quien pedía que los enfermeros se preparen y que el juez detenga pronto el combate. Dejó de escuchar las provocaciones de Parzo y la bulla de la grada. Su respiración se acompasó, y evocó en su memoria cada paso que había seguido durante el mes completo de entrenamiento que tuvo.

"No voy a irme de la academia, no teniendo tantas cosas por hacer. No hasta descubrir la verdad, mamá".

A pesar de su motivación, el tamaño de las esferas no era el mismo. La de Aiden era inferior, aunque la ventaja elemental le generaba seguridad. Mientras, expectante, esperaba el ataque de Parzo para contrarrestarlo, sintió nuevamente aquella horrorosa sensación.

Sentía su núcleo partirse de dolor, como si unas manos invisibles lo estuvieran estrujando, y al mismo tiempo, como si algo estuviera apunto de salir de él. "No ahora, por favor, no de nuevo". Se repetía a si mismo.

—¡Dominium Ignis: Expulsar!

Parzo atacó.

"Mierda, mierda, mierda".

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