Capítulo 28: Competencia.

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Ethan.

Los días tenían más color, pero quienes vivían ese tiempo se tornaban grises.

Mía despertó a la mañana siguiente, borrando la preocupación de todos en su habitación. Incluso Dave suspiró en alivio, soltando la tensión que se había acumulado cuando la única chica a nuestro cuidado cayó en sueño.

—Pequeña diablilla, ¿estás bien? —Matt dejó ver su preocupación, dejando caer su mano sobre la frente de la chica que apenas podía abrir sus ojos azules.

No respondió a causa del aturdimiento, pero cuando el momento de lucidez llegó ella se prensó al cuello de Matt con abrazos y contándonos a todos los presentes lo sucedido.

—¡Todos deben verlo! —exclamó con exaltación, logrando que los amargados llenaran sus ojos de curiosidad y comenzaran a formular preguntas, a excepción de Silver—. Todo... el sueño... los momentos... ¡Vivir es la cosa más hermosa que he visto!

Reincorporándose en la cama y hablando de su propia pijama, comenzó a hablar sin parar, dirigiéndose a todos individualmente. No dejó de sonreír y contar la historia momentánea que había vivido.

—¡Era yo de pequeña comiendo un helado súper frío! Mi padre me llevó por él en la noche, cuando las estrellas ya se veían en el cielo. Hablamos de unas cosas, ¡y entonces me regaló un pastel que había visto en una vitrina! Ese día me explicó que era mi cumpleaños, que había nacido hace pocos años. Reímos mientras comíamos helado, y luego me dejó subirme a unos carros de juguete en el parque hasta que volvimos a casa. Las emociones, los colores, ¡todo era tan bello!

Matt me habló de ello. Su padre había fallecido días después.

—¡Ustedes, pedazo de tontos, deberían pedirle a Matt esto! Es como droga. —Su extraña analogía no cuadraba ni un poco.

—Mm... ¿qué tipo de droga, cielo? —Preguntó Kei, sacudiendo su cigarrillo cerca de la ventanilla.

—No ensucies —le regañó Percy, quitándole su droga favorita: nicotina.

Miré a Mía con cariño. Verla feliz me hacía más feliz que los días en que Matt no deseaba matarse, y éste era uno de ellos. Sus mejillas rosadas, sus ojos azules y brillantes eran en verdad una droga, la mirada perfecta de una joven descubriendo las maravillas de la vida sin poder vivirla. Aún sabiéndolo, sus esperanzas no se desvanecían.

Miré a Matt con nostalgia, quien solo sonrió levemente, moviendo sus labios resecos para decirme: Está bien.

~•~•~•~

La obra estaba lista para ser presentada un viernes. Dave estaba listo, orgulloso de lo mucho que le había costado convertir a esos inútiles estudiantes en actores profesionales que superaban todas esas pobres interpretaciones de libros llevados a la pantalla. La escenografía que habíamos realizado por los decerebrados era fantástica, y la iluminación hacia un gran trabajo.

Evelyn en sus ropas lucía bastante bien, tanto que Matt no pudo evitar decirme que sí no fuera ilegal involucrarse con los protagonistas él se enamoraría. Yo no pude evitar dejar de ver su molesto rostro del que salían muchas palabras inapropiadas para mis oídos... pero su sonrisa no estaba coloreada.

La obra estaba lista para dar una de las mejores presentaciones. Había un gran problema: el protagonista no estaba allí.

—No lo encontramos en ninguna parte —informó Erick ,cruzando las puertas traseras donde Matt y yo esperábamos. Estaba cansado, no estaba acostumbrado a sentir esas cosas.

—Deberían comenzar ya —opinó Demian, sin dirigirnos la mirada.

Suspiré, molesto por la situación. Matt llamó a Dave y le informó lo sucedido. Nuestro irresponsable pero lleno de talento ayudante, dio una respuesta rápida.

—De acuerdo, guapuras, esta historia tendrá un gran cambio de género y será un final alternativo donde todos nos quemaremos. Tú, Get —le habló a la compañera zopenca de Evelyn—, interpretarás al reverendo Parris, pero ahora serás la madre... ¡Teresa!

—¡Siempre había querido sentirme virgen! —No pudimos evitar verla con desagrado, el único que disfrutó el chiste fue Demian—...pero no sé los diálogos.

—Amor, te he enseñado perfectamente bien a actuar. Puedes recordar algo como eso —y con esas palabras mandó a la chica de poco cerebro a buscar el vestuario con Mía.

Él corrió hacia su espejo lleno de luces, aplicándose las sombras y quitando sus arrugas. Matt y yo no acercamos, curiosos por lo que hacía. Sacudió su cabello hacia atrás hasta buscar la forma de explicarse.

—Dime, ¿qué harás con mi historia? —Matt se cruzó de brazos, incrédulo.

—Yo tomaré el papel del reverendo Hale. Ustedes busquen el desenlace de la verdadera obra, antes de que todo se vaya al desastre y desperdiciemos todo el presupuesto. —Se defendió, poniendo en sus hombros el abrigo de pingüino, sacando a relucir la cruz que colgaba de su bolsillo.

Lucía atractivo en su propia burbuja, y más por su decisión rápida. Es un ayudante en verdad talentoso, que casi toma mi papel como narrador...

—Val habrá dejado de lado el plan de la protagonista como buen badboy que es, haciendo que la chica se sienta decepcionada de su actitud destrozadora —comencé a vagar para darle ideas a Matt, quien juzgaba en silencio—. La chica tendrá que pasar y entender que debe actuar por sí sola y nadie puede mandar por ella. Más tarde, es revelado que Val tenía un compromiso con su familia ricachona al que fue obligado a asistir, se siente culpable de haberle fallado.

—Debemos pulirlo, pero no es una mala idea cliché —aceptó parte de mi propuesta con un par de palmadas en mi espalda—. Ethan... hazme un favor y anima a esa chica para actuar y seguir en esa escena, porque sí yo aparezco al rescate tendré más problemas de los que deseo.

—¿Estás seguro? —Dudé, dando unos pasos hacia atrás. Ella estaba a lo lejos, sentada, arreglando sus aretes cabizbaja.

—Siempre estoy seguro de ti.

Ni siquiera estoy seguro de mí desde que supe que estoy muerto. Pero gracias por el apoyo, Matty.

Hice un par de flexiones en mis rodillas, estiré mis brazos, troné mi columna a causa de los golpes de Erick, y ajusté mi camisa blanca antes de caminar con seguridad hacia la chica de ojos morados con vestimenta peculiar. Antes de poder dirigirle la palabra, elevó la mano cubriendo mis labios.

—Tu atractivo no causa nada en mí ahora. Estoy triste —dijo a su favor, empujando mi bello rostro hasta hacerme tropezar con los trajes brillantes en el suelo.

—¡Ethan, eso me costó muchas noches! —Pude escuchar a Mía del otro lado, después apurando a las chicas para meterse en sus trajes rojizos.

—No hay ni un ser vivo que no pueda sentir nada por mi atractivo... ¿Acaso estás drogada y por eso dices tales blasfemias? —La miré aturdido, señalando su rostro con una serie de círculos.

—Estoy más cuerda que tu abuela —trató de defenderse con una expresión extraña.

Traté de conversarla con malas excusas para salir a platicar un momento, pero no aceptó hasta que le ofrecí usar los lentes de Matt. Al parecer todos, querían usarlos. Yo no sentía esa emoción, pues a veces mientras dormía yo me los ponía.

Había algo en los lentes que te hacía sentir inteligente y atractivo, aunque eso no sucedía con los dueños.

Salimos por las puertas traseras, ella se abrigó antes por la aparente brisa que empañaba los cristales. Dejé salir nubes de vaho frío, y ella se limitó a ofender el clima y sentarse en la banqueta. La acompañé, soportando mis ganas de censurarla.

No hablamos por el espacio de varios segundos. No había incomodidad, solo pensamientos vagos sobre lo mágico y triste de ese momento. Nos había costado llegar hasta ahí, y merecíamos un final concreto, pero en vez de eso la idea principal se había dispersado como humo en la corriente.

—¿De qué quieres hablar, solitario del espacio? —Preguntó Eve, tratando de sonreírme y avivar el ambiente.

—¿Por qué todo lo que dices me irrita? —Cuestioné, juntando el entrecejo.

Ambos reímos, hasta que el silencio volvió a inundarnos. Al otro lado de las rejas que rodeaban la escuela, se veía parte de la ciudad cuesta abajo, luciendo las luces y los ruidos cotidianos que rodeaban a los personajes. Otros chicos se reían fuera, intercambiándose drogas con bromas pesadas.

—Tam es dealer. A veces me da miedo —admitió Evelyn, jugando con el vapor que salía de sus pulmones.

Te vas a enfermar, verija. –Insulto canario que quieres decir "idiota"–.

—Debería reportarlo a Matt... pero podría hacer una historia con eso —opiné, refiriéndome al alumno de primer grado que lucía enfermizo y reía fuera de sus cabales ante Tam. La epifanía llegaba algunas veces, recordándome lo que yo hubiera sido sino hubiera fallecido.

—¿Entonces...? —La interrumpí.

—Evelyn, ¿dónde está Val?

Mordió su labio, pero no pudo callar al oír mi tono serio y mi mirada sobre de ella.

—Realmente no lo sé. Cuando hablábamos, dijo cosas extrañas mientras gritaba y huyó maldiciéndose. Las personas que ocultan cosas por mucho tiempo no saben como soltarlas cuando todo es seguro, ¿entiendes? Igual que mi padre, que incluso el día de hoy no quiere hablar de mi madre, aunque yo ya estoy lista para hacerlo. Ethan, por un carajo, ¡las papa fritas me cagan de miedo! —Expresó con las manos en la cabeza, recostando en el suelo mientras suspiraba con rapidez.

—¿Y Val...?

—Parece callar muchas cosas. La forma en que mira y actúa, ¡todo es tan raro! Lo tachamos de badboy, le impusimos un estereotipo que no era completo. No lo conocíamos, y nosotros, Matt, los ayudantes, todos, reescribimos una historia que por la verga tenía que ver con la historia principal. ¡¿Qué carajos pasa?! ¡Estoy preocupada por él y ustedes quieren seguir la historia sin tener en cuenta al PROTAGONISTA! —continuó gritando sin apartar las manos de su cara. Parecía no querer ver a nadie, y temblaba por el frío y lo descubierto de su vestuario—. Menudo asco... ¡Ahora estoy preocupada por esa cuchara!

—Se dice "cucaracha". —Le corregí, tomándola de la muñeca para reincorporarla.

—De lo que hablo —aclaró su gargantas, apretando el mechón de cabello negro que colgaba de su peinado recogido hacia atrás—...no porque los extras son eso no significa que no debamos tenerlos en cuenta. Todos tienen sus razones, y cada uno es el protagonista de su propia vida. El malo es bueno, y el bueno es malo en una precuela. Odié mucho tiempo a los escritores por cómo olvidaban a sus personajes, y llegué a enamorarme de Matt porque él mostraba preocuparse por los demás. Pero Val también está siendo dejado de lado.

—Lo lamento, no lo tuve en cuenta —objetó Matt con síndrome de acosador brillante apareciendo junto a nosotros, con pesar—. Debería matarme.

—¡¿Cómo llegaste a esa solución?! —Le grité.

—¡¿Escuchaste lo que dije?! —Evelyn estaba al borde del colapso, comenzando a morder el mechón que colgaba—. Madre, llévame contigo y juntas besemos en las mejillas a Cameron Boyce.

Esa referencia fue dura.

—Eve, lo lamento. Quería hablar contigo desde hace días, pero estabas evitándome —Matt decidió romper la barrera por su cuenta, haciéndome a un lado para que él pudiera sentarse a su lado—. Lamento haberte dado a entender una idea errónea, pero mientras tengas un buen recuerdo de mí, podré dormir tranquilo sintiendo que he sido parte de algún sentimiento lindo.

—Sí me lo dices de esa forma sólo lograrás que me gustes más —Evelyn negó con la cabeza, inflando sus cachetes colorados—. Pero gracias... por las pocas semanas que me hiciste sentir en las nubes como adolescente hormonal. No, espera, me sentí de LA CHINGADA, muérete ser atractivo —y de esa forma casi le rompe la nariz, hasta que yo la detuve con un empujón.

—No le arruines lo único lindo que tiene. —Traté de defenderlo.

—¡GRACIAS, Ethan... POR TU AMOR! —Y yo recibí el puñetazo de Matt.

Somos un trío trágico... el trío dinámico está lejos de nosotros. –¿Es una referencia?–.

Volvimos a reírnos como mensos, hasta congelarnos del frío. Evelyn y Matt comenzaron a llorar, yo solo los miré indiferentes, cuestionando la hora para saber en qué momento sería adecuado entrar o sí debíamos esperar la señal de Dave.

—¡Y yo... me siento un fracasado en todo lo que hago! —hablaba Matt con poca cordura, cubriendo sus ojos con lágrimas casi congeladas a pesar de no estar en invierno—. Busco cualquier excusa... tipo: Sí Ethan no me dice "Hola" me mato.

—¡Y yo, me siento fea! Me miro en el espejo y tengo un kilo de más, así que voy al baño para orinar y sigo pesando lo mismo —Evelyn se estaba llenando de mocos—. Y no lo entiendo hasta que llorando como helado en vez de hacer zumba en la tele. Ahora... ¡Val me dejó! Me odia, no quiere salir conmigo. Y debo fingir soportarlo porque le dije a mí mamá que lo haría, y comparto memes para reforzar mi ego y se me escapan VARIOS donde digo que mi vida es una CAGADA.

Los tres me miraron, esperando autodesprecio de mi parte.

—Estoy lleno de talento... tengo un hermoso rostro y el mundo está a mi favor —me miraron con desagrado, pero los callé al final—. Y después de eso me mató mi mejor amigo.

—Eso es muy triste... —respondieron ambos llorando, tumbándose sobre mí para abrazarme con fuerza. Golpeé mi cabeza, pero ellos siguieron aplastándome.

Ustedes son los entes extraños bipolares.

—Solito Ethan, ¡todo estará bien!

—Mi Ethan... ¡No te sientas mal! Perdón por no dejarte descansar —Matt parecía drogado por su sinceridad, acomodando mi cabello con lágrimas en la nariz.

Los tomé por los hombros a ambos, girando su peso para estar así sobre ellos. Me miraron sorprendidos. Evelyn rió levemente y soltó un pensamiento oscuro que hizo que Matthew y yo nos apartáramos.

—Uy, un trío... —su risilla asustó.

—Evelyn Clark, la única mujer capaz de sacarme de quicio y despertar mi lado homicida. Te quiero feliz dentro de la escuela, sobre el escenario, cantando con viveza y mostrándole a todos tus compañeros de poca cuerda que USTEDES, la peor clase de la historia, pueden interpretar papeles y no dar vergüenza —le ordené, recargándome en la espalda de Matt que solo se limitaba a observar y anotar el progreso de su creación.

Evelyn se puso de pie, sacudiendo su saco. Me miró con objetividad, asistiendo segura con una sonrisa bella y ladeada que decía más que cualquier palabra que pudiera escribir. Tal vez tenía dudas, nervios, y quería a Val actuando junto a ella como hacía tiempo, pero apretó sus manos y se dirigió a la entrada.

—¡Ah, Eve! —La detuve antes de que cruzara. Me miró, de nuevo con una sonrisa—. Levanta la barbilla frente a esas luces y hazme sentir orgulloso.

—Te arrepentirás de llamarme amazacotada toda tu vida.

~•~•~•~

La obra se desarrolló con cautela, como un sueño irreal acompañado de bellos sonidos. La tensión elevaba con cada escena, las referencias al comportamiento animal y la forma en que bailaban las brujas era hechizador pero aberrante.

Se sentía lúgubre cuando mordían, gritaban, y cantaban las canciones perturbadoras actuales que Dave había elegido. Tonos agudos y pesados recorrían el escenario, haciendo que el público brincara de terror algunas veces, o tosiera a causa del humo que desprendía de la parte baja.

—Siempre supe que Las brujas de Salem superaba Romeo y Julieta. Que asco el romance de tres días súper forzado —hablaba Erick entre dientes, intercambiando palabras con Silver, quien lo ignoró toda la función.

Evelyn brincaba y bailaba salvajemente, haciéndome sentir bien por haber dejado que se invirtieran seis meses en esa producción. Dave pudo adecuarse de inmediato en el papel de Val, pero las cosas hubieran sido diferentes con él ahí. La preocupación por él también comenzaba a hacer presencia conmigo.

Evelyn en su papel de Abigaíl gritaba que la soltaran, pero el pueblo la arrastraba condenándola y deseándole una muerte dolorosa. Sus ropas sucias y desgarradas lucían terribles, y las heridas a causa del maquillaje lucirían realistas. Mía siempre cuidaba esos mínimos detalles.

La arrastraron al fuego falso, creado por telas rojizas y la iluminación de los techos.

—¡Quémenla! DIOS NOS AMPARE Y NOS LIBRE DE LAS PUERTAS DE SU INFIERNO.

—¡Satán nos lleva a la perdición con su magia!

—¡La magia no existe! La energía, la ciencia, ¡todo está a nuestro favor! Dios nos ha abandonado, ¡ese monstruo nos ha dejado a la suerte de las riendas de la entidad oscura! Pero esa entidad nos recoge con ternura más allá del bosque, junto a la fogata donde todos bailan, ¡ese hombre oscuro nos abraza y deja su marca en nosotros! La marca más roja que el mismo infierno que nos brinda su poder ilimitado y lleno de virtudes —Defendía Evelyn, evitando soltar lágrimas aún sabiendo el final que le esperaba. Siguió tirando, ladrando con furor.

—Es buena. —Susurró Matt acercándose a mi oído. Asentí.

—¡Hale, amado Hale! Usted lo entiende, lo entiende más de lo que podría saber quién se oculta detrás de las nubes más arriba de los cielos y abajo de los infiernos —trató de tomar las manos de Hale, pero otro chico la tomó de los cabellos, arrastrándola al lomo de paja—. Lo buscaré en otra vida, reverendo, y le prometo que nos amaremos más de lo que tememos. Amado, le buscaré al otro lado de mis cenizas.

—Me arrepiento de llamarte amazacotada, pues te queda muy bien la exageración —sonreí, bajando la cabeza en negación ante la actuación que me cautivó más que los libros que había hojeado antes.

—¿Tú... qué dijiste? —Murmuró Matt, mirándome con asombro, un tanto aturdido.

—Eh... —lo volteé a ver.

Mantuvimos la mirada por mucho tiempo, dándome cuenta de muchas cosas en vez del cerrar de los telones. Una de ellas fue que Evelyn Clark, me caía mejor de lo que pensaba y el sentimiento de amistad en mí florecía. Pero había otras, que Matt no pudo evitar colorar sus mejillas y decirme que hablaríamos de ello más tarde.

Eres como una abuela.

La obra de nuestras vidas apenas estaba comenzando, pero la de ella estaba por terminar cerca del climax perfecto.

~•~•~•~

La semana siguiente dio inicio con tragedias. Como Yurisa Koba cruzando la puerta con sus lentes oscuros y su capa salida de alguna pelucos de misterio, arrojando dos copias de libros en el escritorio de Matt. El enojo que emanaba me dio la señal para levantarme de mi sitio y mover a Silver, Kei y Percy que discutían sobre escenarios con Matt.

—Jodido Davis, ¡dime por un carajo que es esta mierda que he visto camino al trabajo en mi zona asignada! —Señaló la historia, abriendo la boca para mostrar sus dientes filosos.

—¿De qué estás...? —Matt se calló al ver la portada y el título—. ¿Qué es esto?

—¡Eso es lo que quiero saber! ¡¿Ya leíste el autor?! ¡¿La editorial?!

Me incliné para ver de qué se referían. Quedé paralizado al darme cuenta de aquello. Era una historia llamada La chica que me demostró lo que realmente importa, con la portada que tanto le había costado a Demian realizar llena de cambios innecesarios, publicada por la editorial Agujero Negro que nunca publicaba clichés, y como autor Daniel Clinton.

¿Ese no es el amigo de quien hablaba Yurisa y nunca se llevó bien con Matt? Supongo que ese es el trío disfuncional.

Volteé a ver a Percy, quien retrocedió con temor girando la cabeza.

—No... yo... —comenzó a tartamudear sin poder formular una oración. Percy parecía querer llorar, haciéndose ver mas frágil.

Matt le dirigió una mirada ruda, que lo hizo paralizarse igual que yo y soltar un par de lágrimas. Yurisa le miró, arrugando su frente.

—Que patético ayudante tienes. —Rechistó ella, quitando sus lentes para ver a la pequeña ave que se mantenía azul ante la situación.

—Percy —irrumpió Matt, tratando de contener su enojo. Matt siempre trataba de ser delicado con él, pero en esas circunstancias debía mostrarse firme.

Silver y Kei retrocedieron para no interrumpir en el cambio de palabras.

—Matt, él no... —Levantó la mano para silenciarme.

—Percy, ¿no registraste de forma legal la historia que te mandé personalmente a editar hace unas malditas semanas? —El escritor entraba en su modo jefe cuando era necesario, y ni siquiera yo podía intervenir—. ¿No te dije que lo hicieras? ¡¿Eh?! ¡¿Acaso lo has hecho?! ¿Cuándo, en este tiempo que has trabajado conmigo, te he dicho que te ciegues por tus infantilidades y no realices tu trabajo?

Quería detenerlo, pero tenía razón. Pudimos haber mandado a talar miles de árboles innecesarios por su gran error.

Matt volvió a mirar a la escritora Koba, ambos sonriendo con amargura. Percy dejó la sala corriendo lejos, y Kei y Silver lo siguieron para ayudarle a entender la situación. Yo permanecí para pensar con ellos, sin ser de mucha ayuda.

—Con qué Daniel de nuevo, eh...

—No tuvo ni la decencia de cambiar las cosas, solo le dio un final original y cautivante. El desarrollo lo es todo en un cliché —se encogió de hombros tomando un tono sarcástico, sentándose al frente—. Eso no es historia, Matty. Es una declaración de guerra.

Matt rió de nuevo, bajando el grabador que tenía a la mano. Seguramente iba a suicidarse en ese momento, pero las palabras de Yurisa le animaron.

—Una puta competencia.

Quiero mi renuncia.

•••••••••••••••••••

Chale, todo se va en picada...

Para más información sobre Daniel, pueden escarbar en la narración de Yurisa en el capítulo 20. <3

Este bello perfil está realizando un hermoso fanart. 💕🤠

Espero leernos prontos, así que me retiro con cuidado para no matar a alguien. LOS AMOOOOO. <3

~MMIvens.

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