Capítulo 2. Christian

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Está comprometida con mi maldito hermano.

Elliot disfruta de la atención, aceptando abrazos y felicitaciones a diestra y siniestra, Ana solo se queda ahí ofreciendo una pequeña sonrisa.

Cuando la multitud se ha dispersado, me acerco a pasos lentos. La sonrisa de Elliot vacila por un segundo.

—¡Tarán! —abre los brazos para enfatizar—. ¿Me vas a felicitar?

Me rehuso a hacerlo.

—No sabía que tenías novia, de hecho, no sabía que estabas viendo a alguien. —algo muy parecido a la furia calienta mis venas, me asfixia.

—Oh, es cierto. —Elliot la señala—. Te presento a Anastasia Steele.

Lo sé, la conozco muy bien. Y recuerdo sus gestos durante el sexo, no es que vaya a mencionarlo en medio de la sala.

—La conozco. De Portland. ¿Te acuerdas? —el imbécil ya está negando con la cabeza—. Te esredaste con una rubia en el bar y me dejaste ahí.

—Oh, no sé de qué hablas, Christian.

—¿No? —mis ojos se entrecierran y presiono los labios para contener una sonrisa por sus nervios—. Fue el fin de semana que huimos porque embarazaste a la hija del senador Torres. Por cierto, ¿Cómo terminó eso?

Antes de que pueda reaccionar, Elliot da un paso adelante, agarra mi brazo con fuerza y me empuja por la puerta principal hacia el césped de la entrada.

—¿Qué carajos, Christian? ¿Por qué quieres arruinar mi noche?

—¿Yo? —me señalo—. ¿Por qué estás con ella? ¿De dónde la conoces?

Elliot frunce las cejas, tan confundido como yo.

—Es la hija de Raymond Steele, el dueño de Diseños Steele. ¿Por qué la conoces tú?

Es mía, quiero decirle. O bueno, lo fue por una noche. Quiero que Elliot se aleje de ella, pero sé que no tengo derecho a exigirlo.

—Es la chica de Portland, la que estuve buscando los dos malditos días que desapareciste. ¿Por qué está contigo?

Elliot se acomoda el cuello de su saco en color café y se ajusta las mangas, haciéndome perder el tiempo.

—¿No escuchaste? Es mi novia y nos vamos a casar. —finalmente me mira—. Y apreciaría mucho que dejaras de entrometerme.

Mi jodido hermano regresa a la casa para volver con ella y a su fiesta de compromiso. Sé que yo debería irme, dejarlos en paz, pero mis pies simplemente se niegan a moverse en la dirección correcta. En cambio, voy de nuevo dentro de la sala y detengo a Gretchen.

—Dame otro whisky. Que sea doble.

Ella asiente y desaparece mientras yo sigo escaneando la sala con la mirada. Los invitados chismean por todos lados, solo la molesta voz de Elliot se distingue desde el comedor.

Sabiendo que no es lo más prudente, me detengo en el marco de la puerta para mirar el espectáculo.

—Nos presentó su padre. —Elliot toma la mano de Ana y la besa—. Dijo que tenía algo más valioso que toda su empresa y cuando la vi, le creí.

Un cursi Aww sale de todas las mujeres escuchando la patética historia de Elliot, Grace incluso palmea el brazo del rubio y le dedica una gran sonrisa de orgullo. Una que siempre me dirige a mi.

No esta vez.

Jamás creí que Elliot se casaría, y vaya que el senador Torres lo intentó para acallar el rumor de su hija embarazada. Supongo que se tomaron otras medidas porque la chica jamás fue mencionada de nuevo.

Para cuando termino el cuarto vaso de whisky de la noche, la cantidad de invitados es mínima. Solo los más allegados amigos de Grace y Carrick permanecen aquí, y Elliot ha bebido lo suficiente como para darse cuenta que sigo aquí, mirando. Esperando.

—Nena, ¿Ya te vas? —le dice con voz baja y achispada—. Lo siento, estoy tan contento que bebí un poquito de más.

—Ya lo sé. —ella niega levemente con la cabeza—. Ve a dormir, puedo llegar sola a casa.

—¿Segura? —pregunta, como si en realidad puediera hacer algo al respecto—. Podrías quedarte aquí.

Sobre mi puto cadáver.

Ana debe pensar lo mismo porque se libera de la mano de Elliot y lo aparta.

—Por supuesto que no, ¿Qué van a pensar tus padres de mi?

—¿Que nos vamos a casar? —se ríe Elliot—. Podemos hacer cosas de parejas.

Antes de que pueda ir ahí a partir su jodida cabeza, Ana señala la salida.

—No, estoy bien. Te veré después.

Elliot sujeta su brazo para detenerla y le besa la mejilla, sus putos ojos brillosos de alcohol y lujuria.

Ella se aparta y sale del comedor, seguramente yendo a buscar a Carrick y Grace en la sala para despedirse, pero la tomo del brazo antes de que entre y la arrastro a la salida.

—¿Christian? ¿Qué haces?

Cierro la puerta detrás de mí para que nadie nos vea o escuché, y sigo tirando de su brazo por los escalones.

—¡Christian! ¿Qué carajos? —clava los tacones de sus zapatillas en el pasto y eso nos hace detener.

Aún sosteniendo su brazo, giro para enfrentarla.

—Tu y yo tenemos que hablar.

—¿Qué? No, es tarde. Quiero ir a casa.

—Bien. —concedo—. Te llevaré.

Esta vez tiro con más fuerza y ella comienza a moverse, todavía tratando de liberarse.

—¡Espera! Vine aquí en mi auto.

Me detengo porque tiene razón. Si su auto permanece en el camino de entrada de los Grey, sospecharán. Y lo último que necesito justo ahora es la intromisión de cualquiera de ellos.

Mis ojos se dirigen al silencioso Jason Taylor, que camina sigilosamente detrás de la señorita Steele.

—Siguenos en su auto.

Solo entonces Ana se percata de su presencia y chilla, permitiendo que mi mano libre se cuele dentro de su bolso de mano buscando las putas llaves.

—Toma. —las lanzo a Taylor—. Has que alguien más venga por el Audi.

El que condujo hasta aquí. Estoy seguro que él lo resolverá, porque mi atención está puesta en obtener respuestas de la chica que sostengo en mi mano. La llevo hasta mi R8 y abro la puerta del acompañante.

—Sube.

—Christian...

—Que subas, carajo.

Ella lo hace, y puedo ver sus finos labios temblar un poco mientras lo hace.

¿Tiene miedo de mi? Debería. No yo mismo sé qué carajos me ocurre.

.
.
.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro