Reseña #10: Los Guerreros de la Post Guerra (Helmholtz)

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Autor: RAMirandaG

Reseñadora: Helmholtz (HelmholtzYWolfgang)

Partes reseñadas: 7

El vacío en el que Helmholtz y Sheep se encuentran, pues el ciberespacio tarda un tiempo en procesar los datos de la siguiente historia, comienza a teñirse torpemente con algunos colores cálidos, dando la impresión de encontrarse en un lugar perfecto para que ingrese la luz, aunque aún los objetos alrededor son difusos y carentes de una forma precisa; poco a poco, ambas compañeras pueden ver los trazos que dibujan de manera escueta algunas figuras en 2D: se trata de una especie de dojo, estilo anime, en donde se encuentran algunos jóvenes guerreros y sus maestros cuyas facciones, contrario a lo poco que puede apreciarse del lugar, se detallan a la perfección.

—Qué extraño, el entorno no se ve muy bien... Pero los personajes se ven preciosos, full HD —comenta Sheep, quien se percata de las particularidades del texto que sostiene en sus manos y añade—: Oh, es porque no tiene muchas descripciones... ¡Pero qué ilustraciones tan bonitas!

Helmholtz revisa el texto con curiosidad, dándose cuenta de que tiene razón: es una obra compuesta mayormente por diálogos, en un formato más similar a lo teatral. Entonces levanta la mirada hacia uno de los estudiantes que comienza a hablar: viste con un kimono gris, a modo de uniforme. Uno de los maestros le responde a sus dudas, con un gesto nostálgico en su rostro, pues se encuentra observando un altar con dos fotos, marcadas en la parte inferior con las leyendas: «Maestro Miguel Ángel» y «Maestro Tenroi».

Pero antes de que el pequeño ritual pueda continuar, otro de los maestros, vestido con una túnica hakama de color rojo, interrumpe el melancólico momento; uno de sus alumnos, movido por la curiosidad, comienza a indagar sobre el pasado de los hombres encapsulados en las fotos: ¿Quiénes fueron ese par de hombres? ¿Qué pasó con ellos? ¿Por qué murieron, por qué...?

—¡CÁLLATE DE UNA BUENA VEZ! —El grito del maestro sobresalta a todos en la estancia, incluidas Helmholtz y Sheep.

—Uy, pero qué geniecito... —murmura la gata, intentando comprender la escena que se desarrolla ante sus ojos—. Pero lo entiendo, menudo morro tan castroso... Pregunte y pregunte algo que ya sabe... Más parece como si quisiera evocar un recuerdo doloroso en sus maestros para no tener ese examen del que tanto se quejan.

Otros estudiantes empiezan a llegar a la sala, preparándose para presentar su prueba de mil preguntas que, para pasar y graduarse, deben responder en su totalidad y sin falla alguna en una hora.

—Pero estos formadores modernos son muy chistosos, ¿cómo quieren graduar guerreros si les ponen las pruebas más imposibles del pinche mundo? El ejército más cuantioso de toda la historia: fueron dos imbéciles que se encomendaron a Chuchito o a Los Antiguos y pudieron responder el examen.

Poco a poco, y de forma algo escueta, Helmholtz y Sheep van adentrándose en el mundo de «Los Guerreros de la Post Guerra», o «Sengo no senshi», en su traducción al japonés; sintiéndose perseguidas por una entidad desconocida, llamada por muchos como Dantalion, culminan el séptimo capítulo, mirándose la una a la otra, confundidas.

—Un poco confuso de entender... Pero sin duda muy interesante —dice Sheep, rompiendo el silencio.

—Vamos a ver si entendí... El mundo, tras la cuarta guerra mundial, se divide en cuatro regiones: Naranja, Roja, Amarilla y Blanca —explica Helmholtz, mientras su compañera asiente varias veces con la cabeza—. Ronaldo y Leonardo son dos maestros que entrenan a los próximos guerreros de la región...

—Naranja, son de la región Naranja —afirma Sheep, quien acaba de realizar una lectura rápida del libro, pues es un detalle que se menciona de forma desapercibida.

—Eso, eso. Bueno, el punto es que esos maestros perdieron a sus hermanos, Miguel Ángel y Tenroi, hace mucho tiempo, en una batalla. No voy a decir contra quién porque Sheep me funa, ya aprendí —recalca Helmholtz, aguantando una pequeña risa tras una expresión seria.

—Muy bien, así me gusta —responde la ovejita, con una sonrisa dulce—. Lo que tienen que saber nuestros espectadores es que hay un ser, llamado Dantalion, con la capacidad de otorgar o quitar años de vida a la gente, a cambio de unos cuantos (bastantes) billetes. Y así vive, merodeando por ahí cobrando su sueldo y arrebatando la vida a aquellos que no tienen el dinero para pagarla...

—Entonces, resulta que este burgués de la vida asesina a un señor, cuyo cadáver es encontrado por los maestros y sus alumnos. Ahí se dan cuenta de que el cuerpo tiene una marca de espada en el pecho, idéntica a la del maestro Tenroi cuando enfrentó al tan sonado Dantalion, percatándose de que anda suelto por ahí, haciendo desmadre con la vida de la gente —termina de contar Helmholtz, rememorando detalles en su cabeza—. Y más o menos de eso va, te va mostrando los distintos peligros a los que deben enfrentarse los estudiantes y sus maestros, al igual que un poco del pasado de éstos últimos...

—Así es, los saltos temporales son interesantes y le dan mucha perspectiva a la historia, le da profundidad a los personajes, sobre todo a los maestros, pues de los alumnos aún no se sabe mucho más que uno que otro detalle —analiza Sheep—. La cosa es, que la falta de descripción en el texto hace que, como lector, sea muy difícil imaginar lo que ocurre. De hecho, el ciberespacio, que es un sistema complejo, intentó mostrarnos lo que pudo, pero en muchas ocasiones vimos nada más a los personajes (detallados y con ilustraciones hermosas, eso sí) peleando en espacios vacíos y sin vida.

—Se nota que el autor es bueno para dar contextos, pues su sinopsis está muy bien construida; es legible y entendible, te da panorama para comenzar a leer. Pero esto se va perdiendo un poco dentro de la obra, pues centra su atención en los diálogos de los personajes... Quizá, para mantener el formato de guión que está siguiendo, podría hacer descripciones más directas del espacio, no solamente de la apariencia de sus personajes.

—Sí, sí, nosotras estamos muy acostumbradas al formato narrativo, así que también puede ser eso. Si el autor nos estuviera viendo, le recomendaría que eligiera uno de los dos, escribir en forma de guión o en el estilo literario; así, la persona que lo lea, puede acostumbrarse rápidamente al formato y dejarse sumergir por la historia, que es lo realmente importante.

—Exacto, lo que dijo Sheep. Lo mismo pasa con las batallas, pero sobre todo por las descripciones de los poderes que hay en ellas: las pausas para explicar las ventajas y desventajas de una habilidad desconcentran la atención del lector, con información que probablemente no va a retener. Entonces, para que sea más dinámico, lo mejor sería ir mostrando esas capacidades dentro de las batallas, mostrando que tienen sentido en sí mismas: además de trabajar en un sistema más pulido de poderes, pues las desventajas de una habilidad no pueden ser tan obvias como «si lo usa mucho, se cansa». Todo en exceso es malo, mijitos.

—Sí, aunque ese tipo de descripciones me recuerdan mucho a algunos roles escritos, quizá la idea de la obra venga de algo así...

—Pues si es así, qué bonito, yo también comencé a escribir formalmente con ideas de roles... Ay, qué recuerdos —dice Helmholtz, soltando un suspiro nostálgico.

Sheep sonríe, conmovida por los sentimientos de su amiga, y continúa:

—Lo bonito de los roles, al menos lo que he visto a través de Helm, es poner a interactuar a los personajes con su mundo de forma muy directa y explícita. Por eso es importante mostrar el mundo en el que están viviendo sus aventuras. Sí, se entiende que están en un mundo que sufrió una cuarta guerra mundial, que están divididos en cuatro regiones, peleadas por el poder del cáliz en el que Chuchito dio a beber a sus apóstoles; pero quedan muchas preguntas, ¿por qué están divididos de esa forma? ¿Cómo afectan las distintas culturas del viejo mundo a estas nuevas divisiones territoriales? ¿Cómo es el entorno, está dañado por la guerra, ya logró recuperarse?

—Detalles como esos son los que le dan vida a una historia —concluye Helmholtz—. Y no nos malinterpreten, se nota que el autor tiene claro dónde están parados sus personajes; solo le hace falta compartirlo de una forma más efectiva con sus espectadores, para que puedan conectar con lo que ocurre dentro de la trama, pues en muchos casos se mencionan detalles, pero se sienten inconexos y son difíciles de recordar. Yo tengo la suerte de tener una Sheep conmigo, pero no todos cuentan con ese privilegio.

Las mejillas metálicas de la ovejita se sonrojan, para entonces complementar las palabras de su compañera:

—Sin duda es una historia estilo anime con muchos matices, que pueden ser explorados de formas tremendas. De hecho, el último capítulo es el mejor, se nota mucho la evolución del autor conforme va escribiendo. Que siga practicando y leyendo mucho y esas habilidades poco a poco se irán perfeccionando.

—Sí, en general, los últimos capítulos son los más interesantes, pues te van mostrando todo el contexto de los maestros —agrega Helmholtz—. También eso, ir puliendo el desarrollo de los personajes: al ser una obra mayormente construida por diálogos, es necesario imprimir la subjetividad y personalidad de cada uno dentro de estos. En muchas ocasiones se sentía como si todos los personajes tuvieran la misma forma de hablar, sin importar su edad, su historia, su lugar de origen o incluso su sexo.

—Notamos que la influencia del autor proviene mayormente del anime, así que, estaría genial que dedicara tiempo a observar ese tipo de detalles en las series o películas que ve, al igual que ampliar su panorama como lector, viendo cómo otros artistas plasman sus historias. Yo recomiendo mucho la anterior historia que leímos, maneja el estilo anime mediante lo escrito de una forma muy atractiva y fresca —dice Sheep, emocionada—. Pero bueno, ahora toca esperar los siguientes capítulos para ver qué pasa con nuestros futuros guerreros...

Ambas salen del ciberespacio y comienzan a buscar otras historias raptadas por Echo Nexus, sumergiéndose en la vastedad de la red: un par de ellas llaman la atención de las dos compañeras, quienes se voltean a ver para confirmar su próximo objetivo.

—¿Estás lista para robarte un poco de misterio, muerte y destrucción, querida Sheep?

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