Autor: amanduis

Reseñador: Pazzenger

Partes reseñadas: 15

Me aproximo a mi última parada, un enorme planeta cubierto de densas nubes. "¿Cómo?", pienso, "¿es acaso este un planeta gaseoso?", pero el radar nunca falla. La luz roja intermitente señala la superficie del planeta como el lugar de destino. Así que tengo que descender para encontrar el libro que me han encomendado Los Antiguos.

—Santa Madre del Universo —digo, persignándome y maniobrando mi nave en dirección al enorme astro—, ¡allí te voy San Pedro!

La aceleración me empuja contra mi asiento. Siento que estoy adentrándome en mi propia muerte. Enormes nubes marrones, grises y amarillentas me reciben con estruendos. En solo cuestión de segundos me sumerjo en ellas, como un avión lanzado hacia la humareda de un volcán. Los paneles de mi nave empiezan a parpadear y varias alertas suenan. "¡Peligro!" "¡Peligro!" repite la voz robótica. Trato de tomar el control, pero es en vano, la nave no obedece a mis órdenes. De pronto, las luces se apagan y me encuentro envuelto por la oscuridad más profunda. Me encojo en mi asiento, aferrado al cinturón de seguridad como único consuelo.

Un rayo quiebra la oscuridad. Espero escuchar el estallido del trueno, pero en su lugar, una potente voz me recibe:

—Bienvenido al Mundo de los Sueños.

La impenetrable oscuridad va desvaneciéndose, poco a poco, dejándome vislumbrar los algodonados bordes de las nubes. Mi nave planea sobre ellas, atravesándolas de vez en cuando, en un espectáculo que se vuelve más bello a medida que el paisaje se ilumina.

—¡Hola! —saludo por el altavoz de mi nave, repuesto de mi temor inicial—, ¿es usted el guardián de este mundo? Estoy buscando un libro titulado Guardianes de los Sueños.

La voz contesta con un resoplido que impulsa mi nave, como si fuera de papel, a miles de metros de distancia en un santiamén.

—¿Qué no ves, muchacho? ¡Mira a tu alrededor! ¡Estás dentro del libro!

Comprendo que aquel nuevo planeta, como todos los demás, obedece a sus propias leyes físicas. Me he transportado a un plano más allá de la cuarta dimensión, aquellas nubes son, entonces, entradas a escenas de una historia mucho más profunda que la atmósfera que me rodea. Entre las formas de ese gas se pueden adivinar rostros de personas y lugares, así como voces y sonidos. Decidido a disfrutar el espectáculo, hasta entonces nuevo para mí, me reclino en mi silla y me dedico a observar.

Dicha historia tiene como protagonista a Mía, una adolescente que puede recordar vívidamente sus sueños e incluso entrar en los sueños de los demás. Ella vive con sus padres en una acogedora casa, tiene dos amigos cercanos, Lucas y Marta, y asiste a un instituto que pronto organizará un baile de invierno. Mía recibe clases particulares de matemáticas, pero como es toda una rebelde, prefiere irse a visitar a su abuela, que vive en las afueras del pueblo, en una casa rodeada de árboles y plantas extrañas. Vamos, la típica casa de la bruja, salvo que esta abuela es muy buena onda y ayuda a Mía a que controle mejor sus poderes.

El problema que tiene Mía al comienzo de la historia, es que últimamente está teniendo pesadillas y al despertar no logra recordar casi nada de lo soñado. Cosa rara. La abuela se preocupa y le aconseja que la próxima vez se concentre lo más que pueda en dicho sueño, además le da unas flores con esencia mágica y le dice que para el próximo lunes tendrá todo preparado. ¿Preparado para qué?, se pregunta Mía, pero le hace caso a la abuela y ahí es cuando conocemos al antagonista de esta historia: la Sombra, la maldición, el poder maligno...

Mía sueña con esta sombra, que le susurra palabras aterradoras y la hace una cortada en el brazo con algún objeto punzocortante, pero al despertar, su brazo está intacto, así que todo fue producto de su imaginación... ¿o tal vez no?

Mía le cuenta a su abuela lo que soñó y esta le revela que dicha Sombra es un poder maligno que ha amenazado a su familia durante generaciones. Cuando la madre de Mía nació (y por cierto, la madre de Mía no heredó los poderes mágicos) creyeron que la Sombra se había ido para siempre, pero entonces llegó Mía al mundo trayendo consigo más calamidades... la Sombra despertó y ahora a Mía le corresponde entrenar muy duro para acabar con ella. Está en sus manos salvar a la familia, corriendo el riesgo de morir en la batalla. Por esta razón su madre se opone tanto a que la abuela la entrene. No quiere perder a su hija.

Esta historia está muy llena de secretos. Al finalizar cada capítulo aparece un nuevo dato misterioso, un suceso que nos intriga más y más. Por ejemplo, la madre de Mía guarda un amuleto mágico, que según la abuela, es un colgante que sólo los Guardianes de los sueños dignos pueden llevar puestos. Este amuleto se ilumina cuando Mía lo manipula. También hay un momento en el que Mía entra en los sueños de su madre (un poco traviesa la niña, porque también le revisa el cuarto y ni se imaginan las cositas que encontró ahí) y en ellos descubre que la abuela también la entrenaba a ella. ¿Por qué entrenarla para algo que no le serviría de nada en vista de su falta de poderes? Y también está lo del chico misterioso que Mía ve en sus visiones y que pronto descubriremos quién es...

Misterios, misterios y más misterios.

Algo que me gusta mucho de esta historia es que despide un aura mágica desde el principio y esto es gracias a que a veces roza en lo poético con sus descripciones. Me encantó la forma de describir la entrada al mundo de los sueños de Mía, sentí que verdaderamente estaba allí. Fue una bonita transición de escenas. La amenaza de la Sombra también está bien desarrollada, porque te genera tensión, te causa impresión.

Es una historia, en lo general, bastante agradable, como para leer durante las tardes y pasar el rato. A medida que avanza se van desvelando los misterios. De pronto nos encontramos ante una historia que junta a dos familias. Aquel chico misterioso de las visiones de Mía, Ethan, resulta ser otro chico con dones especiales. Ambos son perseguidos por la Sombra así que tienen que unir fuerzas y conocimientos para encontrar una forma de derrotarla. Siento que existe una ligera atracción entre esos dos, además de la conexión que existe entre sus familias, (sus abuelos tuvieron un breve romance en el pasado... oh no, ¿y si son familia?). Y a partir de aquí, no he indagado más en la historia, pero intuyo que ocurrirán muchas cosas que nos dejarán a todos sorprendidos, porque en el corto vistazo que eché a las páginas siguientes pude notar cómo otros personajes que ya se han mencionado adquieren más relevancia y fortalecen la trama. Esto es algo muy bueno, porque se trabaja con los mismos personajes y se puede lograr un buen desarrollo de todos.

No tengo muchas críticas para hacerle a esta obra. Me parece una historia bien escrita, con algunos típicos errores que ya mencionaré, pero que en total, forman una buena muestra de una historia fantástica, en especial, para alguien que está incursionando en este género. Tiene ideas interesantes, sabe cómo contarlas y mantener enganchado a los lectores.

Siento yo que podría trabajar un poco más en algunas descripciones. Como ya mencioné antes, a veces utiliza metáforas muy bonitas, lo que le da un toque distintivo, pero muchas veces tienden a ser poco específicas. Por ejemplo, con un elemento tan importante como las flores mágicas de la abuela, se las describe de manera muy genérica, no se les da un verdadero enfoque distintivo. Lo mismo pasa con otras escenas en donde, por ejemplo (y cito de memoria) se dice que: «hay una luz agradable y acogedora», o «el entrenamiento fue duro». A lo mejor y estas descripciones no aparecen en la historia, pero sirven de ejemplo. Lo que aconsejo es que sean más específicas y no utilice tantos adjetivos genéricos como «agradable, acogedor, lindo, oscuro, frío, fuerte, etc.», sino que trate de usar más sustantivos que permitan a uno imaginar mejor cómo es la atmósfera del lugar. Con las metáforas se puede lograr esto y describir las flores, como por ejemplo «se trataba de flores de la familia de las orquídeas, que parecían pastelitos violetas, cuyos pétalos presentaban manchas fluorescentes...", o algo así. Sólo son ideas.

También quiero mencionar que la historia, en sí, comienza con un cliché ya bastante trillado: el personaje principal saliendo de su dormitorio, bajando las escaleras y saludando a sus padres que preparan el desayuno. Es una escena que miles de escritores han utilizado de tantas formas, que resulta poco original. Yo recomendaría que cambiara ese inicio por uno más impactante, quizás con una diálogo misterioso entre la Sombra y Mía, o una escena en la que se muestre de forma cotidiana los problemas que tiene Mía con sus poderes oníricos.

Aparte de otros errores como la redundancia de "las tostadas ya estaban tostadas", o una parte que decía "volví en sí" (cuando lo correcto es decir "volví en mí" ya que estás hablando en primera persona), no encontré mayores problemas que los que mencioné con anterioridad.

Me gustaría, quizás, que los personajes estuvieran algo más trabajados. No creo que sean planos. "La verdad, no son planos", y digo esto mientras mi nave se desliza hacia el interior de una enorme bruma en la que se representa a Mía, la protagonista. Puedes ver en su interior detalles de su vida, de sus sentimientos, datos importantes como la opinión que tiene con respecto a su propia madre, a su abuela, cómo considera que la primera está equivocada al querer prohibirle que siga entrenando su don y la forma en la que ve en su abuela a una mentora, hasta tal punto que decide irse a vivir con ella más adelante. También, se representan sentimientos de desinterés por el baile de invierno, ya que la idea de que una sombra maligna la esté persiguiendo es algo mucho más importante para ella. Aquí podemos ver cómo contrasta la emoción de su amiga Marta con la indiferencia de Mía. Eso es positivo, pero se puede remarcar más para que se sienta todo más real. Se les puede dar más chispa a los personajes, describirlos mejor, ponerlos en situaciones más demandantes.

Si represento a esta historia como un montón de nubes, es porque a pesar de estar bien desarrollada, un poco de solidez no le vendría mal. ¿Podría este planeta de gas convertirse en un planeta rocoso? Sería interesante...

Las nubes que rodean este mundo son tan enormes algunas, y otras tan pequeñas. Algunas (las enormes) contienen secretos que de ser revelados provocarían que todo el planeta entrara en caos, y las pequeñas contienen ligeros bosquejos y anécdotas de personajes que no resultan tan relevantes, pero que igual aportan vida a un mundo mágico. Antes de marcharme de aquí, porque, sinceramente, tanto chispazo y trueno me están dejando un poco ciego, oprimo el botón de mi nave que activa un mecanismo de escaneo, muy necesario para almacenar los archivos de las historias que he ido reseñando a lo largo de mi travesía. El disparo de un flash que rodea el planeta entero me hace dar cuenta de algo, un detalle personal, que tal vez serviría para darle más claridad a este mundo tan oscuro. «Si se trata de un mundo de sueños», murmuro, «no estaría mal darle más importancia a los mismos».

El flash se disipa y en uno de los paneles de la cabina de mando aparecen los datos del libro que acabo de reseñar, el nombre de autor, la cantidad de páginas, entre otras cosas, y una breve sinopsis. El título se coloca al final de una lista ordenada y aparecen unas pequeñas letras en la pantalla que dicen «guardado».

Es hora de salir de aquí. Las nubes adquieren una consistencia más opaca, las imágenes se diluyen entre los gases como una gota de tinta en un vaso de agua. Un último soplo de viento me impulsa hacia el espacio exterior, abandonando una oscuridad que se quería volver a cernir sobre mí. Entonces, los controles vuelven a su estabilidad normal y tras el panel de vidrio puedo ver la infinita profundidad de estrellas, y me siento satisfecho y feliz por la historia que acabo de leer.