Capítulo 16 💥

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¿Por qué a mi?

....


Con 3 enormes bolsas de tela repletas de ropa bajé las escaleras con torpeza, arrepintiéndome con cada paso que daba. La ropa sucia para mi de alguna forma ocupaba mas espacio que la limpia. Si, una tonta teoría que cada vez me hacía pensar más cada vez que iba a lavar, y tenía una sensación de que si estaba en lo correcto con cada escalón.

¿Comenzaría mi cambio pagando la cuota del ascensor?

Pues no... tan débil no eran mis músculos. llegar a la entrada del edificio, al cerrar la puerta me encontré con Joe, nuevamente. Si no necesitara ayuda en este momento, sintiera que el pequeño me acosaba.

— No me había alegrado tanto de verte, ten — dije dándole la bolsa y él me miró sorprendido.

— ¿Sacaste el cadáver de tu armario y quieres meterme a mi en problemas?— Preguntó sarcástico observando la enorme bolsa.

— No es ningún cadáver... Es mi ropa sucia, vamos usa esos brazos y vamos a la lavandería— le ordené, de mala gana llevaba las dos bolsas arrastrándolas.

— ¿Por qué no lavas mas seguido?— Preguntó y yo arrugue la nariz.

— No gracias, me gusta así porque es un solo trabajo, así que vamos.

Llevamos las bolsas por la avenida hasta llegar a una lavandería a varias cuadras.

— Esta lavandería era del primo de mi papá... Lo metieron preso, a él y mi tío — dijo Joe mientras arrastraba la bolsa.

— ¿Si? ¿Qué hicieron? ¿ ocultaron el detergente y alguien lo denunció? — bromeé mientras metía la ropa en la lavadora y agregaba el jabón .

— No, él lavaba dinero — contestó mientras me veía agregar la ropa — ¡Oye! eso es negro y eso es blanco... no es buena idea —

— Ey! Yo lavo mi ropa a mi método, además no voy a ponerme a separar mi ropa... es demasiado — me quejé haciendo puchero y el muchacho abrió una lavadora a mi lado.

Yo estaba acostumbrada a que hicieran todo por mi, incluso las labores del hogar eran como mi "kroptonita" eso y los hombres bellos. Pero Joe atentó tomando las camisas blancas y las separó colocándolas en la otra lavadora.

— No sirves como ama de casa, si consigues a un hombre te va a dejar enseguida... mi papá odia las mujeres inútiles. —

— ¿Dejarme? ¿Quién dice que para casarte la mujer debe hacer todo?, eres un machista enano— le señalé golpeando su frente — Además, yo no me casaría ¡Jamás! Con tu padre, seguro tiene el mismo pensamiento machista que tú.

— Pero en mi cultura la mujer tiene que limpiar y...

— Joe, son tiempos modernos, una niña te escucha hablar así y ni llegas a primera base. Así que Vamos.. agiliza el paso, — ordené chasqueándole los dedos y el muchacho me miró fastidiado mientras programa el ciclo de lavado — ¿ lavado de dinero en una lavandería? bastante original ¿Al Capone le dio la idea? — pregunté riéndome al ver que el muchacho tenía un extraño sentido del humor.

— Si ... no era muy original, por eso esta preso aún... La idea fue de mi abuelo asi que en ese momento si era original, el controlaba todo este territorio, era un... no se como se dice en su idioma "mafia" pero lo que si sé, es que era el cabeza de este lugar— dijo sin importancia.

Por la forma en la cuál él lo contaba sin importancia ¿No me estaba jodiendo?

— ¿ Tu familia es... de la mafia? Co...— me detuve sorprendida luego que él ni negará ni afirmará —Me van a liquidar por cómo te he tratado, yo no quiero morir así ... Estoy sola y patética— me quejé dejando caer la bolsa de ropa.

Estaba sorprendida por ver la naturalidad con la que el muchacho habló de ese tema, ya había tenido mi experiencia con el crimen organizado en este lugar y fue por ese motivo por el cual, mi abuelo me mando a vivir en un internado y luego con mi tía al yo misma darme de baja de ese lugar horrible.

— No... bueno si.. pero mi padre se aplicó en limpiar nuestro apellido... mi padre no es tan "malo" como se escucha.. — rectificó y yo sonreí.

— ¿"Tan malo"? así decían del final de temporada Game of Thrones y no me gusto.

— Soy su hijo, obvio que yo voy a decir que no me quiere y todo eso... Pero él no es malo, incluso mis maestras dicen que es bonito— aseguró y yo suspiré .

Luego de terminar de llenar las lavadoras me había decido en confiar en lo que seria la palabra de un niño exagerado y dramático.

— Veamos confiare en tu palabra y en que "ustedes no son de la mafia", ya terminé con esto así que tú: niño; gírate— le señalé moviendo el dedo y obedeciendo el muchacho se giró suspirando me dio la espalda.

— ¿Y ahora que? — se preguntó fastidiado.

Cerciorándome que nadie estuviera viéndome, empecé a sacarme la ropa interior para ponerla a lava. Si iba a lavar la ropa significaba: ¡Todo! ¡Todo!. No iba a regresar con ropa sucia. Joe se giró y me vio sorprendido sacándome el brassier por una manga del suéter para arrojarlo a la lavadora.

— ¿Qué diablos haces?. Preguntó levantando la ceja.

— Tengo que lavar toda mi ropa y si no fuera por el frio y el acoso sexual estuviera usando una toalla y esperando mi ropa— contesté hundiéndome entre hombros.

— Lo certificó, si alguien de la mafia quisiera secuestrarte, te regresaría pasada las dos horas, eres una perdida— dijo mirándome con desagrado.

— Lo dudo. Si no lo sabías yo soy muy valiosa. Y no creas, yo me puedo defender de mafiosos... tengo amplios conocimientos de defensa personal. En la cárcel yo era la líder — mentí para atemorizar el muchacho haciendo que ni yo misma me creyera esa mierda.

— ¿La líder de que? ¿De la ropa sucia? — preguntó riéndose y lo mire furiosa, ignorándolo me fui a sentar — No pareces material de ser líder de una cárcel... Créeme, yo los he visto en el barrio y ninguno se parece a ti. — agregó levantando la ceja y sentándose a mi lado.

Y era cierto, ningún "mafioso" que se respetara se vería como yo, si decidía incursionar en el mundo del crimen organizado sería arrestada el primer día debido a mi enorme melena que deja cabellos por donde fuera... Y ni hablar de mi desastrosa forma de hacer las cosas. Mientras acabábamos de lavar la ropa, miraba al muchacho a mi lado que leía historietas, de cierta forma su rostro me hacía recordar al monaguillo que siempre estaba en la iglesia, tal vez era su edad o los rasgos perfilados, posiblemente para mí; todos los niños de esa edad se parecían.

Menos Taylor, él era único.

....

Esta semana no vi al señor Elliot en el taller al que siempre asistía, no pensé que sería tan fuerte el odio que sentía por mi que no había ido a clases.

¿Recordaban la sensación de estar vigilada? Seguía sintiéndome así pero gracias a que a la hora de la salida mi camino se cruzó con el de Anguila y Marina, ellos iban a la misma ruta que yo, pero doblaron a unas calles mas atrás de mi destino.

Era esa sensación de acecho, pero no podía detener mi vida por eso.

Tenía que vivir.

....

El día de la citación de Joe tenía que levantarme mas temprano y buscar algo que usar, ataviada de mi ropa mas elegante y con mi cabello en una coleta alta salí a la calle.

Mi elegante vestido azul eléctrico y un blazer negro, subí a un taxi hasta el colegio donde estudiaba Joe, cuestionarían lo que estaría haciendo, una Eleine del pasado posiblemente no lo haría, pero el cariño que se había ganado el muchacho era bastante grande a pesar de lo acido que se volvía casi siempre.

Al llegar al enorme portón negro que estaba en frente, lo mire con el uniforme oscuro y sonreí recordando el tiempo que estuve aquí estudiando, posiblemente cuando todo comenzó a ser a ser el final de mi felicidad como tal.

—¿ tu crees que me dejen hablar?— Pregunte nerviosa.

— ¿Por que lo dices?

— Bueno... Quemé el altar y casi destruyó la iglesia... por eso me expulsaron... Ya que no entendieron que fue un accidente.— respondí hundiéndome entre hombros.

El muchacho me miró horrorizado por tal declaración. Si, ese "pequeño detalle" de mi vida en retrospectiva daba risa y era hilarante, el hecho de cómo una niña en plena misa solo por ser mala conducta pensaron que ese tropezón por el doblez de una alfombra había sido apropósito.

Alisando el ruedo del vestido y preparando cualquier forma de escapar de alli lo mas rápido, entramos en la sala del director, mirándonos sorprendido sonrió como si le hubieran contado un mal chiste.

— Ni en mis peores sueños podía imaginarlo: el revoltoso Barnes y la señorita Brooke tenían que ser familia ¿Y tu abuelo? ¿ Y tu padre? Tienen tiempo que no lo veo en la iglesia.— nos preguntó a los dos e incómodos sonreímos.

Yo mire al antiguo director que seguía igual que hace casi 20 años, Joe me miró fulminándome ya que su plan no había salido tan bien planeado y por lo visto ambos estábamos en problemas.

— Ella es mi madrastra... vino en representación de mi papá... esta ocupado. Ella me va a representar —dijo abrazándome y el director nos observó analizándonos ya que se notaba que mentíamos.

— Ya veo de donde salen las malas mañas.— .

Nos sentamos frente al hombre y sonreímos intentando lucir como una "Familia feliz".

— Oiga, lo del altar fue un accidente y no por eso se va a meter con mi niño así que dígame: ¿cuál es su problema con el niño?— Le pregunte molesta.

— Puede salir señor Barnes.— señaló al muchacho y al levantarse le tomé de la mano. No podía quedar sola en esta falsa.

— No, el niño se queda aquí. No te vayas— traté de sonar firme y volví a mirar a mi antiguo director que nos examinaba como si nos fuera negar la visa solo por mero gusto.

¿En que me había metido?

— Veamos, son muchas: el niño tiene malas notas, no quiere ir a religión y tampoco muestra interés en prestar atención. Me imagino que es problema familiar pero no es para que lo arrastre a mi...— dijo enumerando los defectos del niño.

— Yo si hago la tarea además que voy a la iglesia con mi papá no quiero estar mas en la iglesia.— le interrumpió molesto.

— Este lugar es un colegio católico...

— Discúlpeme, pero el niño puede tener libertad de culto, entiendo que "mi esposo" quiera que estudie aquí pero también el tiene libertad, "mi hijo" tiene voz y de las tareas...— sentencie ¿Quién imaginaría que yo, Eleine Brooke usaría las palabras "mi esposo y mi hijo" en la misma frase— ¿Qué pasa, mi Joe? — le Pregunte de forma baja, acariciándole el cabello... por lo visto, tengo un lado muy maternal y él hizo puchero y se acercó a oído.

— Es el profesor... nos golpea... — dijo en voz baja.

— Señor,si mi hijo dice que le golpean....

— Pero es la palabra..

— Director usted conoce a mi abuelo y si no quiere que venga a hacer un drama en tan solo 5 minutos quiero que mi a hijo le quites ya mismo sin esas notas absurdas.— le interrumpí amenazándolo.

— Usted, sabe quien es mi papá— insistió el muchacho detrás de mi.

Luego de discutir y solucionar el problema luego de una acalorada discusión, el pequeño protestante iba a mi lado emocionado.

Él estaba orgulloso y triunfante por haber puesto en su lugar al terrible equipo de profesores.

— ¿ tu abuelo también es mafioso?—Preguntó el muchacho curioso y me reí por eso.

— No... pero pareciera que sí, tiene un Hotel y al menos el director no me dijo que lo llamara... porque estaba perdida – dije riéndome y el muchacho me miró desanimado.

— ¿esta muerto? Lo siento – dijo en voz baja y yo sonreí.

— No... pero pareciera ¿ Sabes? Yo me perdí de mi rumbo desde hace mucho tiempo... y no se como volver.. no puedo— suspiré agobiada.

Ambos seguíamos tomados de la mano, bajando por las calles. Él estaría libre por lo seguimos nuestro camino balanceando nuestras manos en silencio.

— ¿Quieres un helado? Cerca venden una heladería bastante grande y es famosa, yo lo invito — propuso sonriendo y yo asentí emocionada — te ves rara vestida así deberías salir mas a menudo con esa ropa, pero con una falda mas larga... tus piernas gordas no van con esos zapatos, parecen salchichas — me señalo y yo lo empuje con el codo molesta.

— .... Niño idiota.

Al entrar a la heladería me llamo la atención el hermoso decorado, mesas rojas y un murales azules de cristal, la decoración era algo cursi pero tierna. Si el helado era mi pago; mi actuación valdría varios sabores.

Señalando un napolitano, fresa y chocolate, vi como me servían aquélla barquilla y emocionada la tomé en mis manos como un caro par de zapatos, ambos nos fuimos a la mesa y nos sentamos emocionados por nuestro triunfo.

— ¿No vas a pagar? Creo que se te olvidó.

— Mi tía es la dueña... tengo helados gratis después de clases— dijo sonriendo.

— ¿gratis?

— Si, es Gratis todo lo que quieras Eleine ¿Pensabas que yo te iba a invitar a comer? Soy un niño, mi presupuesto es escaso— se quejó y luego probó su helado.

— Si es gratis... después de esté ¿ puedo pedir mas?— susurre en

voz baja y él asintió.

Con una taza llena de 7 copos de diversos sabores y contornos: nueces, fresas, chocolate o colores; me sentía como un ratón en una tienda de quesos. Y aunque mi paladar se empalagaba por el azúcar no me importaba.

—Aun recuerdo cuando tenía pase gratis a una heladería, yo tenía un ex que trabaja en una tienda de yogurt helado en un centro comercial y era feliz... podía comer todo el helado que quería, mi mejor época eran esos años— dije riéndome y el muchacho sonrió al verme sonrojada.

— ¿ por que terminaron? Estas sola y según tu eres "bella" y ya tienes edad de estar casada.— me señalo con aquella frialdad y sarcasmo que lo caracteriza. El niño "amable" había regresado.

— Ser bella no significa que vas a conseguir el amor, nada asegura que vas a conseguir a tu otra mitad seas vieja o joven... para el amor no hay edad o belleza— dije golpeándole la frente con la parte trasera de la cucharilla — Él ...bueno, "ella" pero primero fue un "él" le gustaba ser niña y bueno... Estoy sola... Pero de forma provisional así que no es tan "malo" estar sola. Además, tu papá esta solo y me trajiste a mi... una completa desconocida —

"Punto para Eleine 1‐ Joe 0

Seguramente el papá del muchacho era algún machista con una enorme panza y todo peludo.

— Mi padre esta solo porque quiere y no quiero una madrastra tonta como tú... o ninguna madrastra— respondió malhumorado.

— Te tengo una mala noticia, amigo: tu padre no es tu propiedad, él puede salir con quien quiera y tú no lo puedes tener a tu lado obligado ya que vas a ser adolescente pronto— Respondí terminando los ultimos bocados del helado de oreo y chocolate.

Él me miró molesto ya que le dolía la verdad. Después de eso salimos y en silenció simplemente me sonrió incómodo.

— Gracias a pesar de todo eres madura... gracias por lo de hoy.‐ me dijo y yo abrace con cariño, no era un mal niño y que me agradeciera me hacia sentir halagada.

A pesar de todo no tenía que ser tan dura con él. Mientras caminábamos me detuve y lleve las manos a mi estómago.

— No me siento bien— me quejé en voz baja, sintiendo un fuerte calambre en mi estomago.

Joe me observaba sin entender lo que ocurría, simplemente yo me retorcía por el dolor y en este caso, no era el tipico cólico menstrual.

– ¡Demonios!—

— ¿Estás bien, Eleine? —, yo negué rotundamentecon la cabeza.

Sintiendo mi frente como si iba a estallar y el sudor frio empapándome, muy pocas veces tenía esta sensación en la calle ... mas bien, rectificó: ¡Yo nunca había tenido un dolor tan fuerte en la calle!

Con mis tripas haciendo fiesta en mi estomago, los cólicos se escuchaban casi que a un metro de distancia, apretando mi trasero tenía que hacer lo más inteligente en este momento.

— Tengo que irme rápido. – le dije tratando de no quejarme o gritar, pero mi voz era alta así que si estaba gritando.

— ¿Qué tienes? — Preguntó preocupado, me arrime a la calle y buscaba detener un taxi pero ninguno pasaba vació y en mi momento encontre varios y ninguno quiso detenerse.

Aquí iba a morir, con ganas de cagarme encima y tiempo taxi que se detenía.

— ¡Demonios! Me duele ... demasiado el estómago, Joe. Me tengo que ir... yo.— Me queje angustiada por tener que estar aquí y sin un baño.

— Pero podemos regresarme a la heladería y...

— ¡Jamás hago en un baño público! Tengo que ir a mi casa ¡Yaaa...— me retorcí en el mismo sitio llevándome las manos al estómago.

— No vas a llegar a tiempo, ven a mi casa si no quieres ir a un baño publico.

— Pero es igual... no es un baño conocido— le refute sudando y el muchacho giro los ojos.

— Vamos en mi casa solo vivimos mi padre y yo... puedes usar el de invitados... que nadie usa. Vamos, esta cerca de aquí..Tu casa está a 15 minutos si no hay tráfico.— me insistió nuevamente.

Éste momento sería definitivo, me había vomitado encima... pero nunca cagado capaz y desde que había dejado los pañales.

— Esta bien.... Vamos, – accedí sintiendo como el helado buscaba salir de mi culo.

— No debiste comer tanto helado.— Me regaño.

— Demasiado tarde... demasiado tarde amigo.

Llegamos a un edificio de tres pisos y el abrió la puerta, vivían en el primer piso y no me importaba como se veía el edificio, en este momento me podían secuestrar y lo único que le diría... "le rogaría" al secuestrador, que me llevara a su baño privado, porque ni en esa situación iba a agacharme en un baño que compartía con 1000 personas. Abriendo la puerta, lo empuje para entrar.

— Tercera puerta a la derecha...

— ¡No entres ni te acerques! No se que pueda pasar—. Le amenace gritándole mientras iba corriendo a encerrarme en el baño.

Mi vida era un desastre, era una chica patética: cagando en el baño de un niño que no conocía bien... todo por culpa del maldito helado.

Bueno, yo también había exagerado con ese excéntrico gusto por los helados. Al liberar parte de todo lo que tenía dentro, sentí como mi alma me regresaba a mi cuerpo.

Terminé de arreglarme y me di cuenta de lo que habia pasado,

¡mierda! Me tocaba aromatizar todo el lugar, comenzando escuche unos pasos sobre la madera y se acercaron a la mesa.

— ¿Joe? Pensé aterrada y antes de responderle, como si me hubiera leído la mente me respondo.

— ¿Éstas bien? Huele como si hubieran asesinado a alguien alli dentro.— se quejó la voz masculina y me sorprendió. ¿ Me era familiar la voz

— ¿Qué? ¿Que demonios? — chille para mí avergonzada tratando de ventilar el baño con perfume masculino y una revista que estaba al lado de la poceta.

¿Quién carajos estaba allí?

— ¿Papá? Estoy aquí...— dijo Joe y me detuve paralizada de lo que estaba haciendo.

— Si tu estas aquí ¿Quién esta alli? Pregunto el hombre.

¿Por qué su voz me era familiar? ¿acaso en mi vida pasada había vendido al país?.

— Una amiga... Me dijo que le dieran privacidad—.

Desde el otro lado yo estaba asustada demonios justo ahora iba a conocer al padre del muchacho, con posibilidades de ser miembro de la mafia... Y yo había dejado el baño oliendo a mierda.

¿Quién necesitaba las reuniones incomodas familiares para conocer a tus primos lejanos que una incómoda situación cómo esta?

Luego de un rato y terminándolo de limpiar con cualquier producto que encontraba que tuviera un buen olor, asomé mi cabeza por la puerta y vi a Joe de frente y a su padre de espalda en aquél comedor a pocos metros. Haciéndome señas que fuera hacía ellos sonriéndome, Yo sentía como mi rostro se enrojecía por tan sólo estar en esta situación.

El padre del muchacho se veía que era Alto, mucho mas alto que yo... jugueteando con mis dedos me acerqué poco a poco.

— Papá ella es Eleine... mi...

— ¿Acaso todas "las Eleine" son un desastre?— Preguntó con voz bastante conocida.

Rogaba que aquél hombre no fuera a quien me recordaba, al girarse mis dudas se disiparon.

¡Santa María! Exclamé en mi mente

— Un momento... ¿Joe es tu hijo? — pregunte llena de asombro comparando los dos rostros. 

...... 


Nota del autor.

Si, lo del dolor de estómago  Fue casi un hecho Real.  

Ya que no logre hacer en el baño Hahahahahahahaha porque mi colita no va en pocetas ajenas. Con eso me calmó  el dolor y respire.  

Y lo peor fue en una cita xD 

¿Les ha pasado algún  papelón  como este?

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