CAPÍTULO 12: SUBIR A UN TREN

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Asomé la mitad de mi cuerpo a través de la puerta del salón, y pude ver cómo Charlie apretaba la mano de Sam con firmeza. Inspeccioné su postura, tratando de comprender si la presencia de este le estaba provocando tensión, al menos, más tensión de la que los muchachos le hacían sentir. O, por el contrario, su posición se debía a que esa visita, simplemente, le había pillado por sorpresa. Charlie me miró e inclinó la cabeza pidiéndome que me acercara a ellos. Caminé, cauta, jugueteando con mi pelo, y extendí la mano para saludar a Sam con educación.

—Me alegro de verte, Ally —sonrió Sam con cortesía. Una a la que ni Charlie ni yo solíamos estar acostumbrados—. Le estaba diciendo a tu padre... —En aquel momento, noté que Charlie me observaba de soslayo, quizá esperando a que corrigiera la asunción de Sam. No lo hice. Levanté la vista rápidamente y volví a prestar atención a lo que Sam decía—... que me dedicara unos minutos. ¿Puedo pasar?

—Supongo que sí. —Charlie resopló, se rascó la nuca y con un gesto, invitó a Sam a entrar en su casa—. Adelante. El salón está detrás de esa puerta. Ally, ¿por qué no vas a por algo de beber para nuestro invitado?

—No —intervino Sam, algo cortante—. Prefiero que Ally esté presente en la conversación —explicó, agregando al final una amable sonrisa. Charlie le miró extrañado, y al caer en la cuenta, Sam relajó el tono de voz—. Si no le importa.

—Claro que no. Pues nada... vamos al salón.

La conversación entre ambos duró casi más de una hora. La discográfica con la que solía trabajar, le había ofrecido un contrato individual. Solo yo. Sam trató de convencer a Charlie de que era una buena oportunidad. Un tren que solo pasa una vez en la vida. Charlie, en cambio, no estaba tan seguro de que aquello no tuviera gato encerrado. Y yo, yo, simplemente no entendía por qué querían firmar un contrato conmigo, si en la prueba había sido un completo desastre en comparación con Barry y los demás.

—De verdad, Charlie. Algo así no ocurre todos los días. Hay músicos que llevan años trabajando para conseguir una oportunidad como esta, y Ally ha llamado la atención casi sin darse cuenta. Por favor, solo le ruego que no descarte esa posibilidad sin al menos consultarlo con la almohada.

—Pero es que, desgraciadamente, Sam... No entiendo cómo Ally ha... —carraspeó incómodo—. Bueno, ya sabes, Ally ni siquiera sabe tocar la guitarra. 

—En realidad eso no es del todo cierto. —Charlie me miró con los ojos como platos, como si no me conociera—. No digo que sea buena, solo digo que tiene lo necesario para convertirse en una estrella. 

¿Una estrella? Pensé para mí. Cuando Sam se marchó de la casa, dejó atrás un abismo frágil entre Charlie y yo. Para nosotros las cosas se habían vuelto tirantes, y la irrupción de Sam no había hecho más que empeorarlo todo.

—Di algo, Charlie —reaccioné al fin, al ver que había optado por adherirse a un prolongado silencio, mientras me lanzaba miradas fugaces, suspiraba y volvía a suspirar.

—¿Qué quieres que diga, Ally?

—No lo sé, ¿algo? —Este se encogió de hombros, alicaído. No supo cómo reaccionar. Ahora lo sé—. ¿Puedo ir a ver a los chicos, por lo menos? Necesito hablar con ellos después de esto. Antes de que se enteren de otra forma.

Charlie asintió emitiendo un suave rugido. Me acerqué con sosiego, me levanté sobre las puntas de mis pies y besé su mejilla. Salí sin coger ni siquiera el abrigo. No hacía demasiado frío, pero sentía mi cuerpo destemplado por culpa de todo aquel fregao.

Al llegar, no había luz en el garaje. Aun así decidí acercarme por si las moscas. No podía aceptar la oferta de Sam, sin hablar con Barry primero. Encontré a Peter sentado sobre su amplificador, tocando algunos acordes y cantando letras aleatorias mientras tomaba apuntes. Estaba solo. De esa guisa, Peter parecía otro chico muy diferente. Golpeé la pared del garaje con los nudillos tres veces, y este irguió el rostro.

—¿Puedo pasar? —susurré—. Tengo que hablar contigo —dije, advirtiendo mi voz más seria de lo normal, pero Peter no pareció caer en cuenta de esto. Al menos no hasta que me vio allí estática, sin añadir ni una palabra más.

—¿Tiene que ser ahora? Estoy en medio de algo... —Se refería a una canción. Estaba componiendo. Hasta ese momento, no había pensado acerca de quién escribía las canciones de The Crosswalks. Las letras eran tan emotivas, tan endiabladamente buenas, que mi cerebro no habría relacionado, jamás, aquellas canciones con Peter. Pero claro, por supuesto, tenía que ser él quien las componía.

—Es importante —añadí seriamente. Este cabeceó, sugiriéndome que pasara. Avancé unos pasos entre las sombras y sin levantar la mirada de los pies, escupí a bocajarro.

—¿Y Barry?

—Duerme.

—Mejor —musité—. Sam ha venido a mi casa. Ya está. Ya lo he dicho.

—¡Estupendo! Entonces, sí que es algo importante. Ven, siéntate conmigo. —No me moví de mi sitio ni un ápice. Por esta razón, Peter al final se percató de que estaba pasando algo más. Torció el morro, confundido. No obstante, se mantuvo reticente.

—Sí. Estupendo...

—¿Avisamos a los demás? —caviló él. Ya sabía que algo no iba bien. Por eso había preguntado.

—No, Peter. Espera un momento —balbuceé, acercándome un poco más a él. Colocando mi mano sobre el mástil de su guitarra, pasé los dedos por las cuerdas, despacio. No sabía cómo explicar todo lo que Sam le había contado a Charlie.

—¿Como que espera? —Carraspeó, levantando la barbilla desafiante. Fruncía el ceño como solía hacer cuando estaba de un humor de perros—. Hay que mover el culo, Ally. Ya sabes lo importante que es todo esto para nosotros. Cuanto antes...

—¡Solo me quieren a mí! —interrumpí. A veces se me daba muy mal explicar las cosas con delicadeza. Entraba en pánico, me ponía nerviosa y decía las cosas sin pensar.

—Espera —repuso entonces, levantándose. Eso hizo que tuviera que dar unos pasos hacia atrás—. No lo entiendo. ¿Cómo te van a querer solo a ti? Si eres una novata. ¿Qué has hecho, Ally?

—¿Qué quieres decir? —pregunté desconcertada.

—No me creo que Sam haya ido a hablar contigo directamente, lo lógico sería que hubiera...

—Sí, que hubiera ido directamente a ti, ¿no? —respondí, árida y bruscamente. Apreté los dedos con rabia. No quería discutir, pero estaba un poco harta de que Peter siempre me tratara mal o pusiera en duda todo aquello que salía de mi boca o hacía.

—Bueno yo solo digo... —habló él tratando de calmar su actitud, al ver que estaba provocando en mí una reacción agresiva—. ¿Y tú has aceptado? —Quise contestar, pero no me dio tiempo. No. No acepté la propuesta de Sam. Al menos no esa noche.

—¡Lo sabía! ¡Sabía que no se podía confiar en ti! —Busqué entre la oscuridad al dueño de aquellas palabras. Barry salía de entre los trastos acumulados en el fondo del garaje. Imagino que había escuchado voces y se había quedado escondido, fisgoneando—. Sabías lo importante que era esto para nosotros. ¡Te odio! —gritó.

Entonces pude ver lo criatura que era. Me pareció mucho más pequeño en aquel momento. Un niño pequeño que confía plenamente en alguien mayor, y este le deja en la estacada. Tengo esos ojos clavados: los ojos genuinos de Barry, sintiéndose roto y traicionado.

—Barry, no. Dejadme que os explique —rogué. Pero este ya huía corriendo hacia los campos de maíz.

━━━━━━━🌙━━━━━━━

https://youtu.be/RPsx1094ax8

━━━━━━━🌙━━━━━━━

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro