III. Isaac.

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Pablo se tapaba la cara del tremendo solazo que hacía a las 10 de la mañana del domingo, mientras caminaba hacia el coliseo para ir a entrenar. Después de un sábado enguayabado, todavía quedaban ecos del dolor de cabeza. No se acordaba de mucho que había ocurrido, solamente supo que se había despertado con Valentina al lado suyo y que no habían muchas teorías que formular respecto a eso.

Igual, ese era otro día, y estaba ansioso por entrenar arduamente y  sentir el ardor deportivo en sus músculos y todo su cuerpo.

El equipo se alistaba para el próximo partido, que sería bastante pronto. Nada más era un amistoso, pero todo contaba como preparación para el torneo más trascendental de la ciudad: el torneo Supérate.

Si bien entrenar los cinco era el plan, su flujo fue afectado por una revelación. La noticia de ese día consistió en la llegada de un integrante nuevo al equipo. Naturalmente, varios muchachos del Liceo Mayor anhelaban con sus almas entrar en el grupo, destacar como ellos lo hacían ante otros colegios y otras ciudades, pero las cosas nunca eran así de fáciles. Debían presentarse, hacer algo que parecía una audición y después persistir en los entrenamientos. Usualmente los prospectos se rendían en la parte de persistir, y más cuando tenían poca experiencia de juego con un equipo que constantemente les exigía más. 

Por esto mismo fue masiva la sorpresa de Pablo, Oscar, Alan, Alexis y Rodrigo al ver una cara distinta entrar en la puerta del coliseo aquel domingo. 

El sujeto en cuestión ni se interesó en presentarse. Es más, llegó a driblar de una vez el primer balón que encontró. Mientras practicaba tiros solo, los demás vigilaban su presencia.

—Oye—Oscar llamó su atención. El fulano lo miró de reojo—. La práctica no se ha acabado. De hecho, apenas y empieza.

Él miró hacia ambos lados, como quien cruza la calle, y procedió a ignorarlo.

Pablo irrumpió en la escena, vociferando como siempre.

—¿Y quién se supone que eres tú?quería saberlo desde que había entrado y lo vio robándose sus balones.

En ese preciso momento, como una respuesta divina, intervino la voz de Camilo Bon.

—Chicos, les presento a Isaac— anunció con ánimo—él va a ser su compañero de grupo de ahora en adelante. Viene del Liceo Mayor de Cali.

—Y, ¿de qué va a jugar?— Pablo sentía mucha curiosidad. Si al tal Isaac lo metían a jugar con ellos, de seguro sacarían a alguien de los cinco. Porque ya estaban completos.

¿Sería este desconocido así de habilidoso?

—Ahí estaré viendo, chicos— le respondió su entrenador escuetamente— saquen los balones y hagamos calentamiento y sistema de juego.

Aunque esa no era ninguna respuesta para Pablo,  decidió seguir con el entreno. Evaluaría al nuevo para ver su estilo de juego y saber cómo se adaptaría a ellos.

—Con que caleño, ¿eh? —Alexis le empezó conversación, sonriendo amigable—soy Alexis, mucho gusto.

—Isaac.— Fue la única respuesta. Simplemente su nombre, sin añadir nada más.

—Con que no habla mucho— susurró Oscar al oído de Alexis.

Estuvieron de acuerdo en eso y se limitaron con las palabras, tal vez Isaac requeriría más tiempo. Por su lado, Pablo no le iba a dirigir la palabra hasta que pudiera ver sus habilidades en la cancha.

Se intentó convencer que tenía bajas expectativas, pero en el fondo de su cabeza sabía que no era así. Isaac movía sus pies y driblaba con una confianza distinguida, y cuando entraba en la cancha parecía solo ser él y el balón.

A lo largo del entreno, pudieron notar que el talento de Isaac en el básquet era innegable. Recorría la cancha con cohetes en las piernas, con una velocidad semejante a la de Alan, y una altura como la de Pablo.

El nuevo transcurría entre sus compañeros con una fantástica facilidad, conseguía los rebotes y hacía pases muy precisos. En un mini-partido, le bloqueó un tiro a Pablo, robándole el balón y la jugada todo en uno.

Mientras planeaba su contra-ataque, a Pablo le picaba la lengua por reclamarle cualquier cosa.

—¿Quién te crees tú?— le preguntó algo molesto, interceptándolo con brusquedad.

Después de segundos de forcejeo, Isaac se logró zafar ileso.

—No me creo nadie. Solo juego básquet. Igual que tú. Sé que mi juego es bueno y no necesito que tú lo reconozcas.

Sus palabras cayeron como una cubeta de hielo. Procedió a tirar al aro y  sus largas piernas se estiraron después de saltar, alto y preciso. Sin rebotar en el tablero encestó a tres puntos .

En el siguiente instante, el pitido del silbato anunció que la práctica llegó a su fin.















































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En la hora del descanso el Lunes, los cinco se sentaron para poder hablar seriamente sobre los acontecimientos de la práctica pasada.

—Eche, yo digo que lo saquemos—habló Pablo, al parecer la aparición de Isaac no le había hecho mucha gracia.

—Qué lo vamos a sacar Pablo, si juega increíble—remarcó Alexis—en vez de restar al equipo, va es a sumar. Eso es lo que necesitamos.

Él solo hizo una mueca, para nada convencido.

—Pues, yo sé que se siente como un intruso y todo—Oscar reconoció con las palmas abiertas, hablando desde su razonamiento—pero solo es que el vale coja confianza y ya.

—Se las da todas del chachito—Pablo miró a Alan—Andaba diciendo que jugaba la mondá . ¿Cierto, Alan?

—Yo nunca escuché eso.—Alan respondió preocupado.

No era algo que se tenía que escuchar, se sentía.

—A mi me da igual—a Rodrigo se le notaba la indiferencia—yo solo quiero ganar los partidos y ya.

Pablo rodó los ojos al darse cuenta que era uno contra cuatro, lo cual significaba que tendría que aguantarse a Isaac en las prácticas por venir.

La tensión de la mesa era más insistente, lo cual ameritaba un tema nuevo, y qué mejor que hablar de la caótica fiesta del Viernes.

—Ey ahora serio, hablemos de la rumba del Viernes pasado—Oscar tenía una sonrisa ladina— Pablo, yo sé estabas en tremenda pea.

—Ey, ey— Pablo se rió con jocosidad—no te equivocas.

—Alan andaba diciendo que no te iba a buscar ni a preguntar por ti en toda la fiesta— contó Rodrigo, refiriéndose hacia Pablo.

—¿Y yo cuándo dije eso?—Alan los miró mal y Rodrigo lo ignoró.

—Yo la verdad creo que todos nos pasamos de trago— interrumpió Alexis alzando las manos como el culpable de algún crimen.

—Todos menos yo— sonrió Oscar alzando sus cejas.

—Ajá, claro— Alan soltó sarcástico. En aquel momento, le llegaron recuerdos repentinos de esa noche.

Alan había tomado un poco, pero no excesivamente. Tenía el son del tiempo al irse de la fiesta, y eso era suficiente para saber que no hizo ninguna idiotez.

—Oye Pablo, ¿tú puedes creer que Alansito bateó a una pelada en la fiesta?—Oscar le contó riéndose—no tenías que batearla tan feo, mano.

—No me interesaba pasar la noche con ella.

—¡Eeerrrrrrrda!—Pablo canturreó con sorpresa— ¿Qué vamos a hacer? ¿Quién era? ¿Quién era?

—Dizque del bilingüe—Rodrigo se entrometió— pero tú sabes que Alan es como raro.

Alan solo se encogió de hombros, pues era de su último interés hablar sobre una desconocida por la que no se interesó ni en la fiesta.

—Oye Pablo, ¿y tú te la pasaste con Valen o qué?— Oscar preguntó algo curioso, pues le interesaba saber a dónde se había ido Pablo que se desapareció toda la velada.

—La verdad no me acuerdo, man. Yo solo sé que amanecí, y ella estaba al lado mío.—Sus amigos negaban con una sonrisa en la cara, era una historia que ya habían escuchado antes—.Ándale, y creo que me escribió. 









Chat

Valen💖

Valen💖: Pablitoooo

Valen💖: Hay una película en cines, se llama "Amor a Primer Mensaje". Vamos?











Visto












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El miércoles en la tarde era el partido amistoso: Liceo Mayor vs. Colegio Bilingüe.

Isaac se presentó decidido, como si ya formara parte del equipo. Le habían conseguido un uniforme y tenía puestas sus botas nuevas que había comprado ese mes. Sus zapatos se desgastaban con facilidad, pues para él era un hábito diario jugar básquetbol, y cuando no habían coliseos decentes siempre quedaban las canchas en los barrios.

A Pablo le molestaba de sobremanera. Apenas y llevaba una semana entrenando con ellos y ya quería que lo metieran a todo.

No podía negar que Isaac era habilidoso, rápido, y astuto. Agh, hasta en su cabeza tenía sentido que lo metieran a jugar hoy.

Pero le aterraba que lo intercambiaran como alero, y simplemente no quería ser reemplazado en su puesto.

—Pelados, el juego de hoy es amistoso—su entrenador los reunió en un círculo—pero no por ello va a ser flojo. Vamos a seguir con el nivel y demostrar que ganaremos el Supérate este año.

—Exacto, sigamos con nuestro ritmo. Estos pendejos del bilingüe igual ni juegan— afirmó Pablo con confianza y mientras algunos se reían, Alan le hizo una mueca porque el entrenador del otro equipo estaba muy cerca de ellos. Por esa razón le pegó un zape a Pablo en la frente.

—Deja la imprudencia y solo mentalízate para el juego.

—Lo que tú digas Alansito— Pablo le soltó una sonrisa sacarrona, a lo que Alan rodó los ojos.

—Bueno, pelados, ya saben— Camilo Bon sacó su tablero de la cancha, a todos les parecía algo innecesario, pero nada que hacer. Empezó a rotular el tablero con líneas al rededor de el plano de la cancha— Alan de base, Rodrigo tú subes, Pablo, sabes que tienes que hacer. Cuando el balón te llegue, Oscar, haz el tiro. El rebote lo asiste Pablo, pero espero que lo cojas tú, Alexis.

Todos asintieron, sabían cómo trabajar juntos y lo que les ha funcionado a lo largo de los años. Ser un equipo ganador ha venido con muchas fallas, con esos partidos que se sentían eternos donde el otro equipo los apaleaba 55-20, y eso, era cuando estaban ya en octavo y se podían defender. Ni hablar de primaria o de cuando apenas empezaron.

Empezó el partido e iban considerablemente parejos, hasta que el Liceo Mayor tomó la delantera, como siempre lo hacían.

Isaac posaba su cara encima de su mano, con algo de impaciencia porque al parecer no lo sacarían de la banca. Miraba de lejos a los cuerpos en movimiento, peleando por el balón.

"Allí debería estar yo." pensó. Por eso mismo no le gustaba ser nuevo, porque siempre implicaba sentarse en la banca cuando él llevaba jugando por ese sueño desde que tenía memoria. Ese pensamiento le dio algo de coraje, porque sabía que estaba siendo impaciente. 

"Dejaré que se den cuenta de mi talento. Yo lo veo, y ellos lo verán pronto."

Y como si el mismísimo ángel Gabriel lo estuviera escuchando, una ráfaga de viento pasó a su lado. Vio a Camilo Bon pararse preocupado, y todo para darse cuenta que alguien de su equipo estaba peleándose en la cancha con otro jugador.

La riña era confusa de ver, un círculo amontonado de jugadores con dos en el centro, chocándose entre el barullo de voces.

Sin embargo, se aclararon las dudas cuando en el piso terminó un muchacho del Bilingüe, y de pie quedó Pablo, todos se apartaron cuando él le metió un empujón al otro chico.

El silbato aturdió el lugar completo, cómo si también pudiera expresar indignación por la escena. El árbitro le pitó una falta antideportiva, con ello le faltaría una al alero para que lo expulsaran del partido.

Y como era un amistoso, a Pablo no le pudo importar menos.

A quién sí le importó fue a su entrenador.

—Árbitro—los cinco jugando se voltearon inmediatamente al escuchar a su entrenador—cambio.

Y mientras hacía las señas del cambio de jugadores, con un ademán le indicó a Isaac que se parara para entrar en la cancha. Alzó la plaqueta con el número 14, el número de Pablo.

Gónzalez desde la mitad de la cancha, supo que la había embarrado. Abrió los ojos como platos al ver a Isaac entrar en la cancha, lo cual significaba que él iba a tener que salir. Oscar, que estaba más cerca de él, le dio una palmada en la espalda, como una despedida de lástima.

Sentía una desazón turbulenta en el pecho, y ésta se expandió cuando le vio la sonrisita de lado a Isaac. A su cabeza llegó la idea de que le había regalado el puesto , como un tiquete gratis y eso le preocupó.

Caminó hacia la banca, donde Camilo Bon lo miró con desaprobación.

—Pablo, ya habíamos hablado de esto. Si peleas, te sales.

Él asintió con desgana, y se percató que ya faltaban solo 15 minutos para que terminara el partido.

Isaac, por su lado, tenía planeado lucirse en la cancha. Le recordaría a todos el porqué él estaba ahí en primer lugar, y jugó decidido para convencer a Camilo Bon de que él podía ser alero, escolta, lo que sea, pero que si algo era lo suyo, era el baloncesto.

Había algo sobre su aura, semejante a un gélido cristal, pero al mismo tiempo parecía rebosante de lava, porque su aparición producía erupciones, porque antes estaban 52- 49, pero el Liceo Mayor, con la ayuda de los tiros y pases de Isaac ahora llevaban ventaja de 65- 51.

Porque en 10 minutos logró hacer 13 puntos, tal vez se lo atribuirían a algún santo, pero para Isaac no era ningún milagro. Era por lo que había entrenado todas las tardes, era por lo que en su ciudad pasada, Cali, tanto se destacaba.

Al acabar el último cuarto, Oscar se tiró encima de Isaac en un abrazo, con una sonrisa grande en la cara. Los mechones de su pelo marrón caían despreocupados, y la piel morena de Oscar hacía contraste con la tez clara de Isaac.

—Man, eso, lo que hiciste aquí dentro, estuvo demasiado increíble—le siguió zarandeando—por favor dime que vas a asistir al Supérate. Tienes que ir de alero.

—Hmmm—solo pudo pronunciar. A este punto no tenía claro qué era en el equipo, pero Isaac sabía que iba por buen camino.

Pablo escuchó eso y rechinó los dientes. ¿Isaac? ¿De alero? Jamás.

Él era el alero del equipo, el Supérate era algo por lo que habían trabajado todos estos años, juntos.

No lo podían dejar atrás. No podrían, y no lo harían.

Pero ese torbellino que sentía por dentro le daba el presentimiento que quizás sí.

Todos se amontonaron con Isaac y Oscar, y Pablo se sintió reemplazado. Pablo no solía ocultar lo que sentía, ni tampoco aprendió a procesarlo muy bien. Siempre sintió que pertenecía en la cancha, y por su propia culpa estaba padeciendo todo lo contrario. En su interior hubo un desbalance, una ventosidad que no controlaba.

Camilo Bon se paró, contento y algo sorprendido. Les pidió que se acomodaran para una foto, pero el alero en banca no se iba a tomar una foto con nadie. Antes que cualquier persona se diera cuenta, Pablo ya se había echado a correr fuera del coliseo por su incapacidad de aceptar lo que estaban observando sus ojos.

Tal vez era una niñería correr sin explicación, probablemente se arrepentiría luego y eventualmente tendría que aceptar a Isaac en el equipo. Pero de momento, era la última persona que deseaba ver, y quería estar solo para pensar qué lo llevó a empujar a ese chico como tanto había empujado a los jugadores de otros equipos. Una pelea era inevitable en ocasiones, pero González nunca pensó que por ello lo sacarían de la cancha.

...

Nota del autor:

Me desaparecí por dos semanas, pero era por todo el trajín de la escuela jeje. Ahorita salgo a vacaciones y espero tener full tiempo para actualizar :)

¿Qué piensan de Isaac? ¿Creen que Pablo actuó mal al irse corriendo?

Un extra es que literal me la paso haciendo investigaciones del básquetbol para poder escribir una historia más genuina y fiel a los jugadores de este deporte. Y creo que todavía tengo que investigar más y preguntarle a mis compañeros basquetbolistas.

¿Tú juegas algún deporte?

Definiciones/ Coloquialismos:

eche: Expresa protesta, enfado o disgusto.

Chachito: Alguien que se las da de "macho" o de el "mejor".

Vale: Muchacho.

La mondá: Decir que alguien es la mondá se refiere a que esa persona es lo máximo, lo mejor.

Pea: Borrachera.

Qué va: Expresión sarcástica o incrédula que significa "no".

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