Capítulo 11

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A pesar de lo exhausta que Juliana se encontraba por estos últimos días, aquella tarde ella iba contenta hacia sus prácticas. Finalmente, después de tanto tiempo aguantándole cosas a Brown, él tendría que guardarse todo eso para él, al fin de cuentas, Elena estaría cerca y Juliana estaba segura de que no permitiría que él la tratara mal.

Juliana llegó 15 minutos antes al hospital, el tiempo justo para poder charlar un poco más con Elena y Valentina. Se sentía demasiado feliz desde que Valentina había despertado, era como si desde entonces su vida tuviese un propósito: Ayudar a Valentina en su recuperación.

-Buenas tardes a las mujeres más lindas de este hospital. - Juliana dijo animadamente, entrando al cuarto, ya que la puerta estaba abierta. En su mano llevaba una rosa blanca y una roja.

-Hola niña. Llegaste más temprano - Dijo Elena, notando las flores en las manos de la morena. Dedujo que eran para Valentina, pero cuando Juliana extendió la blanca en su dirección, su boca se abrió por la sorpresa.

-Acostumbraba llevarle rosas blancas a mi mamá cuando vivía en la ciudad y, bueno, pensé que a usted le gustarían también. - Dijo cordialmente, viendo a Elena tomar la flor e inhalar la fragancia.

-Gracias, querida - agradeció emocionada.

-Iba a traerle también unos bombones, pero Valentina no puede comerlos aún y ya me había dicho que no le gustan los chocolates.  - Dijo Juliana dirigiendo su mirada a la rubia para encontrarse con ella balanceándose en la cama impacientemente.

-¿No vas a hablar conmigo? - La chica preguntó antes de bufar y Juliana sonrió nuevamente y se acercó a la cama.

-Buenas tardes, bonita - Le dijo Juliana, ofreciéndole la rosa roja - te traje a una amiguita - Valentina frunció el ceño

-¿Una amiguita?

-Sí, la flor - Explicó Juliana - La compré en una florería y bueno, ella está pasando por un proceso difícil ¿Podrías cuidar de ella por mí?

-¿Qué es lo que le pasa? - preguntó Valentina visiblemente preocupada.

-A ella solo le quedan algunos días de vida - Le respondió Juliana viendo a la ojiazul abrir la boca totalmente desesperada - Pero ella no tiene dolor y tampoco lo va a sentir, la traje para que pasara sus últimos días con la persona más especial del mundo.

-¿Conmigo? - Valentina preguntó confundida y Juliana asintió sonriendo.

-Sí, sé que ella está muy pero muy feliz.

- Juls ¿Me ayudarás a cuidarla? Nunca he cuidado de nadie - Valentina pregunto un poco temerosa y Juliana asintió - Mamá, ¿Podrías traer algo con agua para ponerla ahí? - Elena respondió afirmativamente y salió del cuarto con su rosa blanca en la mano.

-¿Cómo estás? - preguntó Juliana.

-Triste porque ella morirá - Valentina confesó

-Ella morirá de cualquier manera desde que la cortaron - le explicó la morena - Pero ese solo es un pedacito de ella. Su corazón aún está latiendo en el rosal de donde cortan las rosas - Decía la morena viendo a Valentina oler el aroma de los pétalos.

-Ella se bañó, Juls.

-¿Cómo?

-Se bañó. Huele rico, ha de haber tomado un baño - Dijo la rubia haciendo reír a Juliana con la expresión suave de su rostro.

-Ella quiso oler rico para visitar a su nueva amiga - Juliana le dijo viendo a Valentina sonreír animada - ¿Dormiste bien, Val?

-¡Sí! Es bonito dormir contigo - respondió Valentina honestamente - Hoy Emily vino de nuevo.

-¿Ah si? ¿Y como te fue?

- Habló de como mi cuerpo traiciona a mi mente a veces, pero no entendí nada, nada, porque se lo dijo a mi mamá. - Valentina explicó - Tengo dos cerebros - dijo súbitamente haciendo hacia Juliana el número 2 con sus manos y Juliana frunció el ceño.

-¿Cómo que tienes dos cerebros? - Preguntó Juliana riendo.

-No lo sé, fue lo que entendí - Parecía estar tan confundida como Juliana. La carcajada de Elena se apropió del cuarto, haciendo que ambas chicas voltearan a verla.

-No tienes dos cerebros, mi amor - Le dijo acercándose a la cama por el otro lado y colocando un vaso con agua sobre la mesilla - Son dos regiones de tu cerebro que pelean entre ellas a veces.

¿Por qué pelean, mamá?

-Porque parte de tu cerebro reconoce tu edad, entiende que estuviste algunos años dormida, reconoce las cosas que alguien de 20 años siente - se aclaró la garganta y continuo - Pero la otra parte es en la que viviste, que solamente fue hasta los 6 años. Las dos partes son un poco diferentes, hija, y a veces pelean, pero no solo es cuestión que se acostumbren, y no pelearan más - Dijo Elena tranquilamente - ¿cierto, Juliana?

-Claro - Juliana respondió, notando que Elena la miraba diferente, no entendió, pero prefirió no pensar en eso.

-Emily te explicará todas las sensaciones que sentirás cuando llegue el momento, no te preocupes.

-¿Y las sensaciones duelen? - Valentina, pregunto confundida.

-Hacen que te ruborices, dan calor... - Dijo Elena riendo - En tu caso te pueden hacer parpadear, pero no soy la persona adecuada para explicar eso, querida.

¿Por qué? ¿Entonces Juliana me puede explicar?

-Definitivamente no - respondió Juliana al instante - Emily te explicará cuando crea que estés preparada.

-¿Por qué están tan rojas? - Valentina preguntó de repente y Juliana no podía evitar recordar a su hermana. Esa fase de preguntar por todo realmente podía ser vergonzosa a veces.

-Tu rosa, Valentina... ¿La dejaras fuera del agua? - La morena preguntó intentando distraer a la ojiazul, haciéndola abrir mucho los ojos.

-Mamá, ¿La podrías poner en el vaso por mí? - Elena atendió el pedido de su hija y tomo la rosa roja hundiendo su tallo en el agua.

-¿Qué tal si vamos ya al área de fisioterapia? Ya es hora - Dijo Juliana, comprobando la hora en su reloj de mano.

-¿Se va a quedar solita? - la dulce voz de Valentina se hizo presente.

-¿Quién, hija? - Elena indagó.

-La flor, mamá. Juliana me pidió que la cuidara.

-Pero ella es tu amiga y también cuida de ti - Le explicó Juliana - Estoy segura de que ella quiere que vayas a fisioterapia para que puedas caminar y para que tengas más fuerza en tus brazos.

-¿Qué haremos allá? - La suave voz preguntó curiosa nuevamente.

-Hoy es día de nadar - Juliana rio cuando Valentina se mostró negativa con relación a eso - No te preocupes, el agua esta calientita.

Los ojos azules comenzaron a parpadear muy rápido, dejando a Elena sorprendida, nunca había visto eso en su hija. Juliana se sentó en la cama y acarició el suave y blanco rostro.

-¿Qué pasa? ¿No te gusta la piscina? - Valentina hizo una mueca y meneo la cabeza negativamente, apretando fuertemente los ojos. -¿por qué no?

- Por nada - Valentina agachó la cabeza tímidamente.

-No me enojaré, ni me voy a reír, princesa ¿Me contarías? - Valentina exhalo y miro fijamente a Juliana.

-No sé nadar - Dijo bajito, haciendo a Juliana sonreír.

- Yo estaré contigo todo el tiempo y no es necesario que sepas nadar. Solo haremos algunos ejercicios para fortalecer tus huesos y tus músculos.

-¿Lo prometes? - Preguntó, volviendo a parpadear normal nuevamente.

- Lo prometo - respondió Juliana sonriendo enganchado su dedo meñique al de Valentina, haciendo a Elena abrir la boca por la sorpresa.

-Impresionante - Elena susurro a Juliana cuando acercó la silla de ruedas a la cama.

-¿Que es impresionante? - Pregunto la morena.

-La forma en que la convences tan rápido - Juliana sonrió al escuchar aquello.

-Quizá es que le gusten las cosas que le sugiero - se encogió de hombros.

-La verdad, pienso que a ella le gusta quien sugiere las cosas - Dijo Elena para ella misma, viendo a Juliana ayudar a Valentina sentarse en la silla de ruedas.

Juliana era de gran importancia para Valentina, aún ella sin entender hasta qué punto, pero Elena sentía que podía confiar en Juliana.

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Esta historia NO me pertenece, es una adaptación y traducción realizada con la autorización de su autora JULIETEBS

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