#6: Debo informarte que sigue siendo mío [✓]

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Jill sale del auto y camina hacia la entrada de la enorme edificación con paredes de mármol, adornada por grandes ventanas y puertas de cristal. Entra e inmediatamente puede ver la figura de Cristopher sentado tras una especie de escritorio color aluminio brillante, vistiendo la característica bata blanca y hablando con Samuel, imperturbablemente serio. Siente un escalofrío recorrerle la columna, toma aire y camina hacia él.

---Buenas noches Cris ---dice tomándolo por sorpresa

La observa completamente como si nunca antes la hubiera visto, parece incrédulo unos pocos segundos

---¿Qué haces aquí?

---Tenemos que hablar.

---Hablaremos mañana Jill, ahora estoy trabajando.

---Tenemos que hablar ahora Cristopher, si no quieres escucharme aquí saldré y gritaré lo que tengo para decir desde la entrada, no te preocupes solo tomaré unos minutos de tu tiempo.

Cristopher se levanta sin decir nada. Toma el brazo de la chica y la conduce hasta el fondo de un pasillo poco alumbrado y totalmente vacío.

---Te dije que todo estará olvidado en la mañana.

---No quiero esperar a mañana y no quiero que lo olvides, quiero que me perdones, necesito que entiendas que mi comportamiento se debe a que te quiero demasiado y me da miedo perderte, a que sentí celos y no lo pude evitar porque el sólo hecho de que estés con otra me aterra, te quiero demasiado Cristopher Parker.

Jill intenta hablar lo más bajo y calmada que le resulta posible. Está segura de que si no intenta estar calmada las lágrimas la traicionarán

---Yo también te quiero Jill, mucho más de lo que imaginas, he tenido todo el día para pensar y no hay nada que perdonar, si me pongo en tu lugar creo que habría reaccionado de la misma forma, no estoy molesto contigo.

El teléfono de Jill se escucha sonar con un mensaje entrante, es de Samuel que luego de una larga conversación con Cristopher la realidad y la culpa lo han golpeado a la vez e intenta arreglar algunas cosas. Jill le echa una ojeada al mensaje.

Samuel
Una chica va hacia ustedes, ella
hizo la llamada probablemente
por el hecho de que le gusta Cristopher, lo siento por no haber hecho lo correcto antes.

Jill alza la vista y ve acercarse a una joven vestida de enfermera, tal vez unos dos años mayor que ella. De cabellos rojizos y una radiante sonrisa en los labios. Quizás porque imagina que Cristopher y Jill aún discuten.

---Cris ---dice Steven con voz de pronto juguetona.

Ya no siente que el mundo se le viene encima, pero sí unas incontrolables ganas de matar a alguien, a la enfermera que se acerca particularmente. Aunque sigue sintiéndose igual de avergonzada por haber montado tal escena de celos, es algo que nunca habría pensado que llegaría a hacer. De igual forma tampoco pensaba conocer a alguien como el chico que tiene en frente.

---Tal vez esto te parezca lo más infantil que vas a escuchar y ver en tu vida, pero quiero que sepas que no me importa si parece infantil porque así es como me siento justo ahora.

Cristopher entorna los ojos y pregunta con mucha curiosidad en la voz ---¿De qué hablas?

La chica de cabellos rojizos pasa junto a ellos, Jill llama su atención ignorando totalmente la pregunta de Cris.

---Oye ---unos ojos cafés se encuentran con los suyos y vuelve a hablar ---este es el chico que te gusta. ¿Verdad? Pues tu tonto y poco ingenioso plan no funcionó, debo informarte que sigue siendo mío ---aclara acompañado su sonrisa de un giño.

Ante la mirada perdida que la observa tan cargada de odio y rabia no puede evitar sonreír más ampliamente. Acto seguido acerca su cuerpo al de Cristopher todo lo que puede, le rodea el cuello con los brazos y lo besa con tanta pasión y deseo como nunca antes había besado a nadie. Cristopher la sujeta por las caderas y la atrae aún más hacia él, como si quisiera hacer uno solo de sus dos cuerpos.

---Sí me pareció algo infantil ---dice segundos después.

---Pero te gustó ---responde Jill con la expresión típica de una chica que sabe perfectamente lo que dice y está convencida de tener la razón.

---Cuidado, recuerda que la seguridad mató al gato ---repite Cristopher las palabras de la misma Steven.

---Pero murió con la certeza de que estaba en lo correcto ---responde ella segundos antes de volver a besarlo.

Para momento la chica de cabellos rojos ya ha desaparecido del lugar, como si se hubiera evaporado.

---Sí me gustó ---dice Cristopher.

Abre la puerta detrás de Jill y la empuja delicadamente para hacerla entrar al pequeño y muy poco alumbrado cuarto probablemente de la limpieza que afortunadamente está vacío y bien ambientado.

---Cris, la oscuridad... ---intenta recordarle su arraigada fobia hacia la oscuridad, pero él la interrumpe.

---No hay nada que temer, estoy aquí contigo ---tras esas palabras cierra la puerta detrás de él y Jill no recuerda haberse sentido nunca antes tan segura a pesar de encontrarse totalmente a oscuras, es como si Cristopher fuera el antídoto perfecto a todos y cada uno de sus miedos.

***

Cristopher está de regreso tras el escritorio en el centro de urgencias, todo el que pasa posiblemente piensa que mira hacia la nada y se ríe solo, quizás hasta cree que está loco, pero lo cierto es que observa tratando de reprimir la risa en dirección a Jill. La chica aún se encuentra al fondo del pasillo ahora ya un poco más iluminado por unas escasas bombillas, e intenta arreglar su cabello ya no tan despeinado como hacía unos minutos. Termina de vestirse con la chaqueta y se sacude algo de polvo que se le ha pegado a la parte delantera de los jeans. Echa una última ojeada a la pantalla de su teléfono que le devuelve el reflejo de una Jill que parece no ser la misma de hace un buen rato. Se encuentra más animada, más feliz. Regresa a la sala haciendo gala de su característica elegancia y una amplia sonrisa. Camina hacia Cristopher y se inclina sobre la mesa para acercarse a él.

---¿Volverás a mi departamento?.

---No, será mejor que me quede en casa, en la tarde traje a James a la ciudad para que su padre pueda cuidar de mi hermana, continúa ingresada.

---¿Y dónde está ahora?

---Con Matías en la casa de Mariana.

---Bueno, entonces ya me voy ---dice ella con la voz nuevamente algo apagada y girándose hacia la salida.

---Jill ---llama Cristopher que ha captado perfectamente la inseguridad en la voz de la chica.

No había querido volver a su apartamento así que lo más probable es que piense que aún no la ha perdonado cuando no tiene nada que ver con eso.

---Mi casa está más cerca del lugar donde entreno con el equipo y del hospital ----vuelve a hablar cuando ella que ya ha caminado unos pasos se voltea para verlo--- y Matías me ha dicho que comenzaremos los entrenamientos pronto, no podré cuidar de James así que sería bueno que te quedaras en mi casa estos días para que me ayudes.

Jill que efectivamente ya había pensado lo peor sonríe ampliamente y responde, asiente y se despide con un movimiento de su mano.

Continúa el camino hacia el estacionamiento y entra al auto para conducir a la casa de Mariana.

Pocos minutos después camina hacia la entrada. Golpea unas dos veces en la puerta que se abre mostrando a un niño con cabellos oscuros, piel clara, ojos cafés y rostro serio que se adorna con una sonrisa instantáneamente al ver a la chica.

---Buenas noches extraño ---dice ella mientras le devuelve el caluroso abrazo con el que él la ha recibido.

---¡Matías la extraña está aquí! ---exclama el pequeño para que el muchacho pueda escucharlo ---el tío Cristopher había dicho que no te vería hasta mañana ---agrega.

La tarde en que Cristopher los presentó James vio a Jill antes que a él, así que su primera reacción fue muy rápida. ¡Mamá, en la entrada hay una extraña! A lo que Jill contestó de forma juguetona: el extraño eres tú, no yo, además tu madre ya me conoce. Eso había ocurrido hacía un mes y desde entonces así se llaman cariñosamente.

---Cris se equivocaba, así que ve por tus cosas que esta noche la pasarás conmigo.

El pequeño echa a correr hacia uno de los cuartos y regresa con una pequeña mochila.

---El resto está en la casa del tío.

---No importa, para allá vamos.

---Te echaba de menos, él es una aburrido ---dice señalando a Matías que acaba de entrar en la sala.

---Estoy totalmente de acuerdo ---responde ella alzando los brazos como si fuera algo obvio.

---Mariana regresó hace unos minutos, se está duchando, me dijo que fuiste a verlo, al parecer todo terminó bien.

---Sí, todo está bien, me pidió que pasara por James, ya sabes, porque eres un aburrido.

---Sí claro, recuerda decirle que el próximo partido es contra los Lobos del Norte, no tuve tiempo para decirle esta tarde, solo pasó por aquí unos minutos y no parecía con deseos de hablar ---revela Matías sonriente.

Le alegra que hayan arreglado las cosas. Desde que la conoce su amigo luce muchísimo más feliz, mucho menos serio. Enamorado para resumir, y le gusta verlo así.

---Está bien, le diré.

Toma la mano de James para ir de regreso al auto. Pasa a su apartamento por algunas cosas y luego conduce a la casa de Cristopher.

***

---¡Yo gané! ---suelta James de repente haciendo que Jill de un pequeño salto en el lugar.

Habían despertado a primera hora de la mañana y luego de todas las tareas matutinas decidieron jugar algunos videojuegos. A penas ha pasado una hora y James ya le ha ganado varias veces a Jill.

---Es injusto, yo no sé jugar videojuegos.

---Es fácil, solo que eres mala para aprender.

---Claro que no, aprendo muy rápido, además. ¿Cómo sabes tanto? Solo tienes siete años.

---Eso no tiene nada que ver.

La puerta de entrada se abre para dejar entrar a Cristopher que entorna los ojos al verlos a ambos sentados en el suelo frente a la tele. Se voltean para mirarlo, Cris tiene que reprimir una sonrisa, arquea una ceja y se decide a preguntar.

---¿Qué hacen?

---Tratamos de no aburrirnos ---responde Jill con expresión de ¿no es obvio?

---¿Sabes jugar? ---pregunta estando totalmente seguro de la respuesta.

---No sabe, la extraña solo sabe perder.

---¡Claro que no! ---exclama Jill volteándose hacia James ---es que este juego no fue hecho para mí.

Se levanta y camina hacia Cristopher que aún los observa desde la entrada, le da un corto beso en los labios y vuelve a hablar.

---Dice Matías que el próximo juego será con unos perros ahí de allá arriba por Canadá.

Cris se echa a reír, esta vez ya no puede reprimirlo, Jill definitivamente sabe cómo despertar su humor por muy cansado que esté. James los observa confundido y Cristopher si no hubiera pasado antes a la casa de Mariana para saber la hora de los entrenamientos seguro lo estaría también

---Los Lobos del Norte ---le rectifica

---Sí, esos ---responde reprimiendo una sonrisa ---¿Cómo fue tu noche?

---Tranquila, pero te extrañé mucho.

---Y yo a ti, siempre, por cierto ya no tienes chocolate en polvo.

---¿Qué le hicieron a mi chocolate?

---Teníamos antojo de comer chocolate y lo dejaste al alcance de nuestras manos ---responde Jill con expresión de no pude evitarlo.

---¿Y yo que voy a desayunar?

---Creo que hay cereal y leche. ¿Quieres que te lo prepare?

---Me las vas a pagar ---dice apretando la cintura de la chica y atrayéndola hacia él.

---Ve a ducharte, cámbiate, desayunas, y luego negociamos el pago.

Cristopher le regala una mirada cómplice y va en dirección al cuarto mientras Jill camina hacia la cocina. La chica saca de uno de los muebles de almacén un paquete de cereales y escucha la voz curiosa de James haciéndola dar un pequeño salto en el lugar.

---¿Cómo le pagarás? Dijiste que aún no recibías tu pago cuando hablabas ayer con Mariana por teléfono.

---Todavía no lo sé, ya llegaré a un acuerdo con Cris más tarde ---responde la chica sonriendo e incapás de encontrar una forma para permanecer seria y parecer creíble. ---Trae la botella de leche.

El pequeño poco convencido por la respuesta de Jill saca del frigorífico la botella. Se la entrega y regresa a los videojuegos. Cristopher aparece unos minutos después en la sala de estar, va hasta el comedor y ocupa una de las sillas mientras Jill se dirige a la habitación. Se sienta sobre la cama con la laptop y los auriculares, pone la música a todo volumen y abre el documento en el que ha estado trabajando. Escribe un nuevo capítulo y continúa pensando un título. No se le ocurre nada que resuma lo suficiente la esencia de la historia.

Una videollamada aparece en la pantalla tomándola por sorpresa. Es de su madre, hace tiempo que no hablan, unos dos meses, y no ha regresado a la casa de su infancia desde que ella y Lía decidieron mudarse a una nueva ciudad e iniciar una vida independiente, ambas lo han conseguido. Una vez allí conocieron a Amir, luego conocieron a Mariana mientras Jill intentaba encontrar una editorial que buscara nuevos talentos jóvenes. Había llegado a allí como una estudiante de periodismo y se ha convertido en una escritora y periodista exitosa, pero esa vida no le deja mucho tiempo libre para viajar.

---Buenos días mamá ---dice sonriendo al rostro nostálgico de su madre que la observa como si no crellera lo que ve.

---Buenas noches Jill. ¿Cómo has estado, te extrañamos mucho en casa?

---Estoy bien, pronto publicaré otra novela y volví al periodismo.

---Me alegra mucho escucharlo, siempre pensé que no debiste abandonarlo.

---Lo sé, y tenías razón como siempre. ¿Cómo están ustedes? ¿Y la abuela?

---Estamos bien, esperamos tu visita. ¿O es que ya no piensas volver a casa?

---Las visitaré en cuanto pueda, ahora estoy bastante ocupada pero cuando termine esta novela iré a pasar un tiempo con ustedes.

---Está bien, te estaremos esperando. Dime. ¿Has conocido a alguien?

---Mamá, mejor hablamos después, hoy tengo un día ocupado.

---Sí claro, eso dices siempre que toco el tema, pero esta vez es diferente, estás nerviosa.

---Claro que no estoy nerviosa.

---Lo estás, eres mi hija, te conozco mejor que tú misma, jugueteas con tus uñas. ¿Qué es lo que no me estás contando?

Jill deja de jugar inmediatamente con sus uñas, pero ya es tarde y su madre tiene razón, la conoce muy bien y sabe perfectamente que esa es su reacción cuando algo la pone nerviosa.

---Sí conocí a alguien mamá.

---Háblame de él ---pide emocionada.

Jill sonríe sin saber cómo responder e intenta resumir todo en un frase--- es perfecto.

La señora Steven le devuelve a su hija la sonrisa y continúa interrogando ---¿Cuándo vas a presentárnoslo?

---Solo tenemos dos meses de novios mamá.

---A penas dos meses de novios y ya tienes en tus cara la mayor sonrisa que te he visto desde que naciste, tengo que conocer al que ha logrado que sonrías así en solo unos meses.

---Exageras ---dice Jill consciente de que sus mejillas han enrojecido.

Siente un repentino cúmulo de calor debajo de la piel en esa zona del rostro.

---Cuando publiques tu novela y vengas a visitarnos tráelo contigo.

---Está bien, lo llevaré, pero ahora debo irme.

Termina la videollamada, se quita los auriculares y va en dirección a la cocina en busca de agua fría. La conversación le ha resultado bastante díficil. Nunca antes le había hablado sobre un chico a su madre. Saca una botella del frigorífico, vierte algo del líquido en uno de los vasos de cristal que completa una serie de otros cinco iguales a él, bebe unos tragos y escucha una voz que le llega desde la entrada a sus espaldas.

---Creo que ya podemos negociar tu pago por haberme dejado sin chocolate.

La chica se voltea y ve acercarse a Cristopher, un Cristopher de sonrisa pícara y maliciosa ---¿Dónde está James?

---Jugando fuera con el pequeño de al lado.

---¿Cómo piensas cobrarme? ---pregunta ella con voz juguetona y expresión como si realmente estuvieran negociando el pago de una gran deuda.

Cris la recuesta a una de las encimeras y el cuerpo de la chica se siente tenso. Sus mejillas se enrojecen y su voz es casi un susurro.

---¿Qué pasará cuando todo esto se acabe?

Hablar con su madre le ha hecho pensar en cuan feliz es con él y en como será cuando ya no lo tenga.

---¿Qué te hace pensar que acabará?

El cuerpo de Jill continúa igual de tenso. No puede pensar en otra cosa que no sea la necesidad que la consume de sentir el calor del cuerpo y los labios de Cristopher en los suyos. Pero tiene miedo de cuando ese calor ya no le pertenezca y no pueda volver a sentirlo.

---No durará para siempre.

---Yo te quiero para siempre, quiero todo contigo, no solo un mes o dos ---murmura mientras besa delicadamente el cuello de la chica al tiempo en que le acaricia la espalda con sus manos ---si estoy contigo es porque eres lo que quiero para el resto de mi vida, no busco a una mujer para dos días Jill ---dice rozando los labios de ella con los suyos.

Esas palabras hacen desaparecer de ella cualquier tipo de duda. Siente que las neuronas hacen una especie de corte en su mente. Su corazón vuelve a saltarse una serie de latidos en el momento en que las manos de Cris le rodean la cintura y la alzan para sentarla sobre la encimera. Ni siquiera el frío del material debajo de ella es rival para el calor que albergan sus cuerpos. Los besos de pronto aumentan de intensidad, él exige poseerla y es como si ella hubiera sido catapultada al límite de su cordura. Jill se aferra a él que se abre un poco más de espacio entre sus piernas para acercarse un más a ella.

---Te amo Cris ---dice ya no pudiendo contener más lo que siente.

El rostro de Cristopher se adorna con una sonrisa y Jill continúa acercándose más a su ya inestable límite cuando él comienza a desnudarla besando cada parte de su cuerpo que queda al descubierto. Cada uno de sus besos le quema la piel, no importa cuántas veces la bese, siempre descubre una sensación nueva, siempre es como si la besara por primera vez. Levanta el borde inferior del polo que viste el torso del chico frente a ella y logra quitárselo torpemente con algo de ayuda de su parte, luego continúa quitándose el mismo el resto de la ropa que lo cubre, mientras su cuerpo va descubriéndose frente a ella que solo puede pensar en el deseo que la envuelve de volver a tocarlo y que la toque, sentir que es suyo como ella es suya.

De pronto su inestable límite se vuelve seguro, como si la fina línea que separa sus dudas de sus sentimientos se hubiera quebrado.

---Cris... ---dice intentando retomar la conversación, pero las palabras de él la interrumpien

---No, no digas nada, solo escucha, estoy seguro de querer estar toda la vida a tu lado. ¿Entiendes? Solo han pasado dos meses lo sé, pero han sido suficientes para descubrir que te quiero siempre conmigo.

Acaricia las mejillas de la chica con sus manos y vuelve a hablar. Habla con tanta delicadeza y seguridad como nunca antes ella lo ha escuchado.

---Yo también te amo, no sé que pase después, pero sé que ahora eres lo que más quiero ---vuelve a besarla y esta vez Jill se deja llevar.

Deja que la haga suya a su manera, como solo él sabe. Esa vez es como aquella primera vez, delicado, tierno, perfecto. Tal vez no será para siempre, pero mientras dure y aún después será lo mejor que le habrá pasado en la vida, o tal vez sí sea para siempre. Cómo dice el dicho, tiempo al tiempo. Lo mejor es no forzar las cosas, no apurar nada, todo tiene su momento y su espacio, dejar que pase lo que tenga que pasar, si algo no dura para siempre es porque estaba destinado a terminar, y contra el destino y el tiempo no puede nadie.

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