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Ese sábado por la mañana había comenzando de una forma caótica.

Para empezar, la mañana estaba inundada de un color completamente blanco, la nieve  tomó sin compasión la ciudad de Gotham sin importarle que estaban a pleno "verano".  El menor de los hermanos Wayne fue el primero en levantarse, tronando sus nudillos en el proceso y dando un pequeño brinco fuera de la cama, su cuerpo se acomodó y algo adormilado fue a despertar a su hermana.

La sacudió una y otra vez, esperando pacientemente a que abriera esos hermosos ojos grises pero al recibir solo gruñidos y quejas a medias, hizo lo que ya se le había hecho costumbre.

La tumbó de la cama.

Su cuerpo rebotó en el suelo junto con las sábanas azules marino, se escuchó un pequeño grito y segundos después su hermana pegó un brinco alterada, su cabello liso se revolvía en su cara, algunas partes pegadas en su mejilla por la baba seca, Damian rió y ella lo fulminó con la mirada.

— Maldito insecto — susurró entrecerrando los ojos y su voz sonaba distanciada, como si aún continuara en brazos de Morfeo —. Ya estaba despierta.

— Y roncar despierta es normal.

Ella rió y ambos comenzaron a arreglar sus camas tranquilamente, segundos después de que terminaron, algo tiempo récord, la chica se acercó y abrió la gran ventana que casi podría considerarse una de las paredes de la habitación. Por lo general, verano era la estación favorita de Hanna ya que era de las pocas veces en las que Gotham era algo soleado así que no se llevó una grata sorpresa al descubrir que sus preciados rayos fueron cambiados por la fría nieve.

— Curioso. — Se limitó a decir Damian, volviendo a sus tareas matutinas.

— Demasiado... — puso en dedo entre sus labios, meditando un poco la situación, terminó por fruncir los hombros y restarle importancia — Oye, ¿quieres salir a pasear hoy? Hace mucho que no vamos al parque.

— ¿Juegos en la nieve? Sí, lo supuse. — Ella sonrió al notar que su hermano realmente no se negaba y cuando estuvo a punto de decir algo un gritó en la planta baja llamó su atención.

Ambos se dieron una mirada rápida y bajaron corriendo, el muchacho tomando la delantera.

Al bajar, se encontraron con Timothy Drake peleando con Alfred en medio de la sala, en una esquina Hanna pudo identificar a Jason, quien estaba de brazos cruzados y observando la escena divertido, en otra Dick intentaba intervenir en la supuesta pelea y como siempre, Bruce no se encontraba en la casa.

— ¡No quiero! — Chilló Red Robín y por el tono en que lo dijo, la chica supo de inmediato que estaba borracho.

Alto.

¿Tim? ¿Su mejor amigo? ¿Borracho?

— ¿Por qué está borracho? — Preguntó el menor de todos entrando en escena, caminó hacia ellos con paso decidido pero se detuvo en seco a unos cuantos pies de distancia.

— Bronw. — Contestó Dick cortante.

— Idiota. — Mascullo Damian molesto, recordando la noche en que arreglaron las cosas con Red Hood, la misma noche donde la vida de Stephanie Bronw casi se va al carajo  por culpa por unos delincuentes y que por consecuencia, su querida hermana terminara ofreciéndose a arriesgar su vida. 

—Por favor amo Tim, entregue la botella, ya no puede seguir tomando. — Pidió un Alfred con paciencia en abundancia mientras estiraba cortésmente su mano.

— ¡No!

— Yo me encargo — Murmuró Hanna completamente furiosa en cuanto vio la mano de Tim impactar contra la del mayordomo produciendo un golpe seco.

Nadie tocaba a Alfred, no en su presencia.

Jason se reincorporó al ver a la chica entrar en escena con esa pequeña pijama de short que apenas y la cubría, sonrió imaginándose cómo fracasaría y ya se esperaba ansioso a una chica linda peleando contra un borracho algo educado.

A percepción del antihéroe, la chica era un dulce, un maldito pan de dios que no dañaría ni a una mosca porque durante su estadía allí eso le había mostrado ella, pero se sorprendió por lo que hizo.  

La chica llegó encestando un golpe en las costillas del héroe, éste la vio impresionado y rápidamente fruncio  el ceño.

— ¿Qué t-

— Nada de reproches maldito cabrón, te he soportado cada una de tus idioteces de chico listo pero esto es demasiado, vendrás conmigo y no volverás a tomar en tu puta vida — lo agarró por una oreja hasta doblegarlo, hizo que se arrodillara en el suelo tirando la botella y de una patada asentó su trasero —, ahora, maldito pendejo, pídele una disculpa a Pennyworth.

Tim miró de reojo a su mejor amiga y a regañadientes las pidió.

Damian permaneció con el semblante neutro, como si ya hubiera visto venir eso, Dick sonrió saliendo del lugar, Alfred se secó una pequeña lágrima que se escapó de su ojo derecho y Jason sonrió sorprendido.

Drake se levantó y fue agarrado del cabello.

— Ahora, vamos a ver qué mierda sucedió contigo.

Y se lo llevó escaleras arriba.

...

— No tiene justificación — murmuró la chica negando con la cabeza —, sé que te sientes fatal por ella pero no puedes tomar,  no puedes golpear gente, no Timmy, esa no es la forma de afrontar un problema.

— Fue mi culpa — susurró él completamente consiente de sus palabras y casi completamente sobrio. Sus ojos estaban inyectados en sangre y las lágrimas ya tenían rato resbalando por sus mejillas.

Ambos amigos estaban sentados en la cama  tercer Robín, con una distancia prudente entre ellos. Ya era tarde y la chica había decidido quedarse en casa para cuidar de su mejor amigo mientras los miembros restantes de la familia salían.

Había perdido su tarde de nieve en familia pero estaba ayudando a un amigo.

— No pudiste evitar lo que pasó, no puedes culparte por ello.

— Claro que podía evitarlo, si tan solo no me hubiera comportado como un idiota... Ella no estaría en coma.

Y a Hanna se le hizo el corazón pequeño.

Sin decir nada más, abrazó a su compañera del alma, dejando que éste se aferrara a ella y llorara como niño pequeño.


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