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A la mañana siguiente, Hanna despertó con un horrible dolor de cabeza atacándola sin piedad, gimió frustrada y su vista nublada se fue enfocando lentamente en la habitación tan acogedora en la que estaba.

Al lado de la cama, había una pequeña mesita de noche con una lámpara de Hello  Kitty, Damian invadió su mente, en frente, había una pantalla plana y al lado izquierdo, junto a una ventana grande, un enorme librero acaparaba casi todo el espacio restante.

Sin saber muy bien dónde estaba, se levantó tambaleándose, se puso sus tenis y cuando vio su conjunto supo de inmediato que estaba en la casa de Jason.

Y luego Roy y sus juegos invadieron su mente, abrió los ojos asustada y luego rió. Realmente no recordaba nada.

— ¿Hanna...? — Una voz, seguida de unos golpes fuertes en la puerta, captaron su atención.

— ¡Ya voy! — Gritó en el mismo instante que sintió su cabeza punzar, se quejó y se miró en el espejo del baño, intentando arreglarse el cabello y lavándose los dientes de manera desesperada con los dedos, en un intento algo torpe pero efectivo de que el mal aliento se fuera.

Corrió hacia la puerta, sin molestarse en pensar que todavía estaba en el traje de entrenamiento, sonrió y quitó el seguro. Jason apareció por el umbral con el desayuno hecho, el olor que inundó las fosas nasales de la chica fue maravilloso y su sonrisa, que anteriormente solo era falsa para quitarse el sueño, se volvió real y sus ojos brillaron.

— ¿Tú lo hiciste? — Cuestionó algo asombrada. Jason sintió que los colores estaban subiendo a su rostro y desvío la vista.

— S-Si... — Murmuró, entregándole el plato, le dio una mirada rápida y salio con ambos puños cerrados directo a la cocina.

Un Roy salvaje apareció en frente de la puerta con una manzana en la mano y observó a la chica con una ceja alzada.

— Así que para eso le pidió a Alfred que lo enseñara a cocinar... — susurró al ver a Hanna devorando su plato con ferocidad y alegría, sonrió negando con la cabeza y siguió caminando — Niega lo que quieras pendejo, pero ya caíste en las redes del amor.

...

— ¡Si! ¡Si! ¡Lo siento! ¿Okey? El asunto se escapó de mis manos pero prometo que mañana estaré allí, ¿permiso? ¿Todo el día? ¡A huevo! — Gritó Hanna alzando los puños al aire, haciendo que el teléfono casi se le cayera y siendo rescatado por Jason.

— ¿A dónde vas, muñeca? — Preguntó sonriendo, entregándole el aparato y recargándose en el umbral de la puerta de su habitación, impidiéndole el paso a la chica.

— Voy a visitar a Stephanie al hospital — murmuró como si de pronto su leve dolor de cabeza hubiese vuelto — ¿Vienes?

Él negó con la cabeza.

— ¿En qué te irás? — Volvió a cuestionar abriéndole paso a la chica, mirándola pasar y bajar por las escaleras.

— Roy se ofreció a llevarme — Las palabras le cayeron como un balde de agua fría en pleno invierno, fruncio el ceño y apretó la mandíbula en un intento fallido de aparentar una sonrisa.

— ¿Sabes...? Creo que también pasaré a ver cómo está la rubia — Agarró de manera inconsciente a Hanna de la mano, de un solo movimiento, el hombre había tomado todo lo que necesitaba, se despidió de Roy dejando al pelirrojo sorprendido y salieron a toda prisa de la cabaña, hizo que la castaña dieta prácticamente un brinco en la motocicleta aunque tuviera puesto el uniforme del día anterior, le dio un casco y arrancó.

Durante el camino, Wayne tenia la mirada perdida en el sol que subía hacia el cielo azul a un paso lento pero majestuoso. Sonrió emocionada sin que la idea de que falto a la Academia y que probablemente mañana Nirvana la mataría por dejarla sola para la obra, alzó ambos brazos al aire, sujetándose como podía con ambas piernas y soltó un grito de diversión, Jason, al escucharla, sonrió y aceleró con cuidado solamente para oírla reír.

Lo mataba esa risa...

Paró casi en seco la motocicleta y Hanna chocó bruscamente contra él, ella no dijo nada y el mercenario mantuvo la mirada perdida, recordando otra risa.

Demonios, ¿por qué cuando pasaba un buen momento, terminaba relacionando todo con el payaso?

— Jay... — susurró la chica, pasando sus brazos por el pecho del nombrado en un intento por llamar su atención —, ¿estas bien?

El pareció salir de su trance cuando le susurraron esas simples palabras en el oído, asintió tragando saliva y sonrió a medias.

— Vamos lindura, no tenemos todo el día para ver a la rubia.

Y arrancó sin más, deseando que los estúpidos recuerdos se fueran de una vez por todas.

...

El olor, los colores, las personas, el ambiente, todo el loa hospitales era triste y tétrico, siempre con un aire de inquietud horrible rodeándolo.

Hanna se dio cuenta de ello por primera vez en su vida cuando estuvo a punto de cruzar la puerta blanca para ver a su amiga y agradeció internamente que Alfred fuera quién socorría a su familia cuando sucedía algo grave porque, aunque Step fuera otro caso, no soportaría verlos allí y ni mucho menos el aura del lugar.

Cuando entraron, Jason abrió los ojos y se sintió algo mal por aquella chica que permanecía con los ojos cerrados, respirando muy lentamente y conectada a una máquina que prácticamente era la razón por la cuál seguía viva.

— H-Hola Step — murmuró Hanna haciéndose la fuerte, temblando e intentando calmar su respiración, el muchacho la vio con algo de tristeza mientras ella lo pasaba de largo y se sentaba en un pequeño sillón blanco que había junto a la cama — v-veo que estas mejor... ¿Tim ha venido a visitarte? — limpió otra lágrima y se rió sola, Todd solo la veía — Yo sé que ha tenido que venir, si no, ¿de quién son todas estas flores? Sé lo mucho que él se arrepiente por cometer ese pequeño error que casi te costó la vida pero sabes que no lo hizo intencionalmente.

Al ver su rostro inundado en lágrimas, el chico se acercó y sin saber muy bien cómo actuar al ver a alguien así, se dedicó simplemente a acariciar su cabello para tranquilizarla.

<< Espero que lo perdones cuando despiertes... ¿Vas a despertar, cierto? — miró a la rubia y se quedó callada por un rato, teniendo la esperanza de que Brown despertara — tienes que despertar, tienes mucho por lo cual vivir y tenemos mucho por lo cual pasar juntas... — sus sollozos se hicieron más ruidosos y Jason entró en un pánico interno, ¿cómo la calmaba? Dios, se sentía horrible verla llorar y no sabía por qué — te prometo que si despiertas, joder, te llevaré a donde quieras y gastaré todos mis ahorros en ti por un día.

Hanna entrelazó sus manos, sintiendo que la de su amiga estaba apenas tibia, sonrió con melancolía entre todo el mar de agua salada que corría por sus hermosos ojos y besó los nudillos de Stephanie.

— Creo que sería bueno irnos, te estas haciendo daño — murmuró sin saber realmente lo que estaba diciendo, hizo que su amiga se levantara a pequeños tropiezos y comenzaron a caminar lentamente hacia la puerta.

— Volveré mañana después de la escuela, nos vemos luego — Se despidió la chica con la mirada en el suelo —. Traeré tus dulces favoritos Brown...

Ambos salieron del edificio inundados por un ambiente espeso, cansado y sin ánimos repentinos.

Hanna se colocó el casco y esperó impaciente a Jason, quién tenia el ceño fruncido y veía su celular con la de extrañeza.

Sin que la chica se diera cuenta, Todd había recibido un extraño mensaje con caritas  sonrientes.
  

:)

¿Alguna vez has sentido que algo anda mal? Que a pesar de que todo esté en orden, algo esta fuera de lugar, un mal presentimiento te sigue y te ataca, como si te advirtiera que algo terrible pasará.
Bueno, si no lo sientes así, creo que es hora de que vayas pensando en eso...

- Un extraño que es extraño para todos, menos para los extraños. :) :) :)

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