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— ¿Todos están listos? — cuestionó el mercenario más hábil de todo Gotham por el intercomunicador de la Batfamily. Su motocicleta rugió mientras él se colocaba su tan amado casco rojo y sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo.

— ¡Listo! — Se escuchó gritar emocionado a Tim.

— Realmente me da igual — murmuró Damian.

— Tal vez regresando podamos hacer galletitas — chilló Dick.

— Y café — agregó Bruce.

— Sep, definitivamente todos estamos listos — aseguró Todd mientras salía a toda velocidad hacia los bosques, lugar donde creían que provenía el extraño mensaje.

Mientras conducían en sus respectivos vehículos, Jason era constantemente inundado con un sentimiento de temor, algo realmente inusual en él, y ese hecho lo comenzaba a inquietar. Era un sentimiento raro, como si algo le estuviera gritando en la cara: "¡Oye! ¡Estas en peligro tonto, tú y todos corran directo a su mansión!"  Sin embargo, se guardo el presentimiento solo para él.

— Bien, estamos a punto de llegar al territorio — informó Drake, el más listo de todos, mientras apagaba el motor — y si quieren mantener el factor sorpresa, es mejor que todos sigan la ruta caminando desde aquí.

— De cualquier forma les partiremos la cara en dos...— comenzó Damian con su ceño fruncido.

— Cállate — lo cortó el mercenario dejándose llevar por su presentimiento tan horrible — haremos lo que mamá Drake ordene solo por esta vez.

Al ver la actitud de su hermano, el más chico decidió obedecer, dadas las circunstancias.

Y así, toda la Batfamily se escurrió muy cautelosamente entre los árboles, arbustos e inclusive el pasto del bosque. Bañados en la penumbra de la oscuridad y siendo guiados por los pequeños rayos de luz que la luna podía brindarles, todos encontraron una cabaña pequeña a lo lejos. Descuidada, abandonada, sucia y posiblemente con la madera en estado de descomposición era lo que se lograba observar a plena vista pero, casi de manera imperceptible, una luz dentro del establecimiento era el indicador de que había alguien adentro.

— Yo voy — se ofreció el mayor de los cuatro dando un paso silencio hacia delante.

— Ah no, ni se te ocurra, nalgas plásticas — lo detuvo Jason — este es mi trabajo, mi especialidad.

— Jason... — advirtió.

— Hoy varias cosas me salieron mal — susurró él — y esta es justamente la parte del día en la que me puedo relajar así que no metas tu culo en este asunto porque creo que es demasiado gordo como para que quepa.

Y Todd sabía que aquello no era del todo cierto, sí, todo en el día le había salido mal, Hanna lo seguía odiando, se había sentido identificado con la estúpida actuación del tipo zanahoria, se había dado cuenta de que seguía siendo un idiota y un millón de detalles más, lamentablemente, eso no era lo que le preocupaba, sino, su torpe instinto. No quiera que su familia saliera lastimada y por ellos se pondría en riesgo él.

— ¿Traes tu micrófono? — Cuestionó Tim.

— Obviamente, idiota.

Y justo como habían hecho con el Espantapájaros, los restantes cubrieron terreno mientras Jason caminaba en cuclillas hacia la cabaña con el corazón desenfrenado.

Al llegar, lo primero que hizo fue pegar su enorme espalda a la madera que había debajo de la ventana, justo el lugar perfecto para oír lo que las sombras dentro de la cabaña intentaban susurrar sin mucho éxito.

— Si se verán aquí, al menos creo que deberías cambiar las cortinas — comentó un hombre con voz risueña, cargada de entusiasmo y un pequeño y apenas perceptible toque de sarcasmo mientras su sombra se movía de un largo a otra dando pequeños saltos —, ante todo la elegancia, pajas sueltas.

— Esto es un asunto serio, Joker... — susurró con una voz áspera al que Jason pronto reconoció como el mismísimo Espantapájaros, el verdadero y único hombre que le había propuesto un trato para matar al payaso.

— Eh... Sí, hablando de eso, se me olvidó cuál era el plan.

Una risa.

Al mercenario se le cortó la respiración al darse cuenta de que él sería traicionado por el Espantapájaros y la idea de desconectar el micrófono se esparció por su mente. Lo tomó entre sus temblorosas y frías manos, lo observó por unos segundos con el corazón en la garganta y ¡Pop! El pequeño artefacto se rompió entre sus dedos al igual que un palillo.

Estaba seguro de que su familia no podía escuchar lo que él escucharía, no si eso significaba la futura probabilidad de poner a todos en riesgo.

— Atraer al potencialmente más peligroso de los cuatro — tosió —, hice el trato con él, vendrá aquí al bosque y como estoy suponiendo, traerá a los suyos al igual que la primera vez que nos encontramos.

— Y los mataremos.

— Así podremos comenzar con el plan sobre Gotham...

— Una ciudad repleta de gas de la risa... ¿Eh? La idea me suena igual que una fiesta con humo, jijiji.

— Un ejército de personas trastornadas y severamente afectadas por nosotros suena a un caos.

— Las mejores fiestas siempre lo tienen, ¿No?

— Mañana nos veremos aquí de nuevo, trae a Harley.

— ¿A la misma hora para tomar el té?

— Sí.

— Entonces hasta mañana, querido Espanti.

Jason, sin pensarlo, salió corriendo hacia los árboles a la velocidad extraordinaria escuchando a sus espaldas el crujir de la puerta.

Agotado, llegó al punto de reunión donde sus hermanos lo esperaban con el ceño fruncido. Soltó un suspiro y su casco salió volando hacia el suelo.

— ¿Ocurrió algo? — Cuestionó Tim angustiado.

— ¿Por qué lo preguntas?

— Tu micrófono dejó de escucharse, idiota.

Todd, en su mejor intento de actuar como si nada pasará, sonrió de manera forzada y estúpida.

— Me resbalé y lo rompí por accidente... ¡Pero descuiden! Recuerdo perfectamente todo lo que hablaron.

— ¿Y sabemos quiénes son los que estaban en la cabaña?

Jason asintió pensando en una buena mentira.

— El problema no es tan grave como pensábamos chicos, todo está bajo control.

— Vamos a casa, allá pondremos las ideas en orden y haremos un plan.

El mercenario le dió una última mirada a la cabaña lleno de culpa y después, como si nada ocurriera, se volteó hacia sus compañeros y sonrió sin preocupación.

— Sí, es hora de volver a casa...

Con la nueva información, Todd sabía que probablemente era hora de hacer un sacrificio para saber qué sucedía en realidad o... Para salvar a todos.









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