18

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— Maldita enana idiota — Hanna, al abrir los ojos, lo primero con lo que se topó fue con el mismísimo Jason Todd mirándola con el ceño fruncido — ¡Me tenías preocupado! ¿Qué chingados te pasa por la cabeza al quedar inconsciente tres días? ¡Poco más y me vuelvo loco!

A la castaña le dió vueltas la cabeza, intentando recordar lo que había sucedido o lo último que había visto antes de cerrar sus ojos.

—¿Tres días? — preguntó parpadeando para adaptarse mejor a la luz y pronto notó que se encontraba en el cuarto de lo que parecía ser un hospital — ¿Qué pasó?

— Se volcó la limusina de camino a la escuela — respondió en un intento de calmarse —, cuando llegamos, Alfred y tú ya estaban arriba de la ambulancia.

La chica abrió los ojos alarmada.

— ¡Alfred! — chilló buscando con la mirada alguna señal de él, sin embargo, Jason era lo único importante que se encontraba dentro de la habitación — ¿Dónde está?

El mercenario sintió que le partían el corazón en dos al ver su rostro lleno de miedo.

Suspiró cerrando los ojos.

— Él... Lamentablemente no tuvo tanta suerte como tú... — Hanna sintió que le arrancaban el alma de los brazos.

Todo pareció darle vueltas más vueltas, sintió unas náuseas que acabaron con sus deseos de abrazar al azabache y sintió que el oxígeno abandonaba sus pulmones.

Lágrimas ya se avecinaban, las sentía encima y a punto de estallar.

— ¿Alfred está...?

Al darse cuenta de cómo sonaba aquello, Jason negó con la cabeza rápidamente.

— No, no, no, no. Cariño, no pienses mal, Alfredito es más fuerte de lo que parece. Solamente pasará un mes en el hospital.

—¿Tan malo fue? — preguntó sintiéndose de alguna forma culpable.

Jay se limitó a asentir

— Jason... — lo llamó.

—¿Sí? — la chica movió la cabeza para que él se acercará.

— Cuando llegaron... ¿Había alguien con nosotros? — Preguntó recordando vagamente aquel signo de pregunta verde en la suela de un zapato.

Negó con la cabeza confundido.

— ¿Cuenta la gente que grabó todo con su celular?  Eres la sensación del momento, ¿Sabes? Es raro que un Wayne tenga un accidente así porque sí.

— Ese es el problema — murmuró mirando la sábana blanca —, Jason, estoy segura que aquello no fue un accidente.

— ¿A qué te refieres? — susurró con un hilo de voz y una ligera oleada de terror lo invadió al pensar que el Espantapájaros y el Joker tenían como objetivo a Hanna. Nadie la iba a tocar, no bajo su guardia.

— Una camioneta negra aceleró y chocó contra nosotros a propósito — reveló en un tono de voz casi imperceptible —. Todo ocurrió demasiado rápido Jay, casi lo recuerdo nada, pero lo que te puedo decir es que creo que el Acertijo estuvo allí...

— ¿El Acertijo? ¿En serio? ¿No tenía otra cosa mejor que hacer algo así como resolver una puta sopa de letras o cualquier estupidez inteligente? — cuestionó algo alterado mientras movía sus manos frenéticamente.

—¡Shhh! — lo cayó de inmediato —. Si quieres ir a gritarlo a la calle, adelante, no falta mucho como para que él te escuche.

Él negó con la cabeza intentando tomar el control de sus emociones de nuevo. El corazón le bombeó con una lentitud dolorosa, haciendo que una extraña sensación de ¿Miedo? Recorría su cuerpo de pies a cabeza, temiendo por el bien de Hanna y anhelando que aquel hombre con un IQ sobrenatural no fuera parte de los planes de los dementes que querían acabar con Gotham.

—¿ Y pasó algo?

— No, solo recuerdo haber visto la suela de su zapato fuera de mi ventanilla destrozada...

Jay, dándole vuelta tras vuelta a todo aquel asunto, decidió que probablemente lo mejor era irse a la cabaña junto con Roy, a seguir haciendo un arduo intento en encontrar más pistas sobre los planes del Joker y el Espantapájaros, todo, a espalda de su familia para protegerlos de cualquier peligro.

— Cosita, me tengo que ir — avisó con prisa.

—¿A dónde vas?

Hanna se mostró algo indignada ante aquello. No quería que se fuera.

— Iré a traerte el desayuno — contestó más en pregunta que en respuesta y, a sabiendas de que no podría escaparse de sus preguntas, se dió la media vuelta dispuesto a salir corriendo.

— Yo voy contigo — Hanna tenía sus dudas sobre el comportamiento de Jason, indeciso, algo ¿Atemorizado? Y con lo que parecía ser la mente completamente pérdida.

Ante aquello, él se dió la vuelta confundido.

— ¿Qué? — pardedeó — ¿Te das cuenta que acabas de despertar, ¿No es así? Hanna, no tienes súper poderes como para levantarte y caminar como si nada.

La nombrada sonrió y con algo de prisa para que no la detuvieran, se quitó todos los cables que la conectaban a aquellas máquinas, sonrió y se levantó de la cama con un salto que luego se arrepintió de dar. Su cuerpo le gritó doloroso y, escondiendo una mueca, miró desafiante al chico que tenía en frente.

— ¿Qué decías?

Todd rodó los ojos algo molesto y se acercó peligrosamente a ella hasta dejarla acorralada entre dos paredes, con sus dos fuertes brazos a cada lado de su cuerpo para evitar que se fuera, sus ojos viajaron con velocidad por todo su bello rostro lleno de heridas por sanar, buscando señales de cuán asustada estaba.

En ese preciso momento, el mercenario solo se repetía una y otra vez en la cabeza que aquella era un muchacha necia, impuesta a cruzar cualquier peligro y con tremendas ganas de posiblemente cometer un suicidio.

— No quiero ponerte en peligro, Hanna — murmuró acariciando la mejilla sana, ella cerró los ojos ante su contacto —. ¿Recuerdas por qué te estoy entrenando?

— Para ser Batgirl, ¿No?

Negó rotundamente con la cabeza.

— Es porque la Batfamily aceptó ayudarme con un último trabajo que tengo que hacer para que ya no muera tanta gente inocente, necesitábamos a todos y Brown entró en coma, la mejor opción eras tú y decidimos entrenarte. Te tengo que proteger ante cualquier cosa y, con las cosas que llegué a descubrir recientemente, he llegado a la conclusión de que no estés incluida en esto. Te protegeré aunque me cueste la vida.

La castaña sintió un nudo en su estómago y un martillazo en su pecho. Temía que aquello fuera lo bastante grave como para cambiar la actitud despreocupada de Jason. Haciendo memoria, logró conectar lo que había hablando aquel día en la sala y de inmediato supo que aquellas palabras iban en en serio.

— ¿Y quién te protegerá a ti? — Cuestionó en un susurro.

Él agachó la vista.

— N-No lo sé, estarán todos y supongo que todos nos apoyaremos y esas cosas que hacen las familias — balbuceó.

Hanna tomó con ambas manos su rostro y lo obligó a verla a los ojos.

— Déjame entrar en esto, prometo que entrenaré con más fuerza si esto es tan peligroso y fuerte como me estás dando a entender, inclusive me saldré de la obra si así lo quieres. Lo único que quiero es que tú también estés bien, no soportaría la idea de que algo te ocurriera solo por protegerme a mí.

A Jason se le cortó la respiración y unas ansias enormes de besarla aparecieron en su mente.

— Si te dejo entrar a esto, yo seré el que no soporte mi existencia si te pasa algo.

Ella le sonrió en un intento de tranquilizarlo.

— Ey, soy la hija de Batman — cerró los ojos y arrugó la nariz —, supondré que soy igual de imparable que él.

Y todas las ganas que Jason tenía por robarle un beso, desaparecieron ante ese comentario. Lo había olvidado y se sentía estúpido por aquello, Hanna era hija nada más ni nada menos que de Batman, un hombre por el cuál todavía se sentía algo traicionado y, al saber qué se sentía pasar por una emoción así, no sé atrevía a hacerle aquello a Bruce, besar a su hija. Era un pecado y, aunque fuera un demonio, tenía algo de corazón.

Se limitó a besarle la punta de la nariz con ternura. La chica quedó hecha piedra.

— A partir de aquí es todo o nada, ninguno en la familia sabe lo que te enseñaré a ti en la cabaña, ¿Crees que puedas con todo?

— ¿Será como mentir? — cuestionó algo horrorizada al solo pensar en que tendría que mentir.

— No, No. Míralo como una forma discreta de salvar a todos sin que se enteren, harán su parte, claro, pero la parte más peligrosa será para mí, es mi trato y por lo tanto tengo que hacerme responsable de él.

— ¿Y si mueres?

— Me iré asegurándome de que tú no lo hagas.






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro