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-¡Hanna! ¡Querida! ¿Cómo te sientes? - preguntó Roy en cuanto les abrió la puerta de la cabaña, su voz era intencionalmente chillona y su enorme sonrisa delataba que fingía ser una ama de casa, eso sin contar el delantal rosa que lo cubría en la parte superior del cuerpo.

Jason, al contemplar a su amigo semi desnudo, sintió un pinchazo de celos recorrerlo.

- Bastante bien, gracias - contestó con una sonrisa tímida.

- No le creas - advirtió el mercenario -, todavía está lo bastante mal como para volver a pisar el hospital, tuvimos que escaparnos de los guardias y la prensa, la idiota todavía no tenía permiso de salir.

- ¿Osea que rompieron las reglas sin mí? - cuestionó con la voz cargada de indignación, se colocó dramáticamente una mano en el pecho y soltó un sollozó.

- Ya cabrón, no seas nena - murmuró arto de la actitud de su mejor amigo, empujó su rostro dentro de la casa y todos terminaron por pasar.

Hanna sonrió al estar de nuevo adentro de aquel lugar tan cálido y hogareño.

Casi al instante, Todd se desprendió de los dos y fue directamente a su cuarto, sin decir una palabra o hacer algún gesto. Ambos parecieron notar aquella actitud, sin embargo, no comentaron algo al respecto.

- Bueno - Roy rodó los ojos y sonrió - ¿Sabías que Palanquitas estuvo llorando como marica estos tres días que estuviste en el hospital?

- ¿En serio? - cuestionó sonriendo con algo de burla y curiosidad.

- ¡Sí! Osea, por mí no escuchaste esto primor porque me haría ver como una chismosa - al ver sus movimientos algo afeminados, la castaña se preguntó mentalmente si aquel hombre tan audaz era gay -, pero por eso estaba cocinando está noche, creí que le hacía falta el amor de mamá.

Sin poder soportar más la duda, le preguntó.

- Roy, ¿Eres gay?

El nombrado soltó una carcajada mientras pasaba una mano por su cabello haciendo que varios de sus músculos se tensaran.

- Claro que no muñeca, solo es parte del disfraz - aclaró apuntando el delantal -, siempre hago lo mismo cada vez que Jason está triste, de alguna manera lo anima o distrae para olvidar sus problemas. Pero contigo aquí, creo que no hará falta - sonrió guiñándole un ojo y se encaminó de vuelta a la cocina.

Sin saber muy bien cómo tomar aquello, Wayne se dirigió a la sala y se dejó caer en el sofá. Los huesos le dolían a matar y debes en cuando era atacada por pequeñas punzadas de dolor por los cortes, si no se cuidaba lo suficiente, todo aquello se convertirían en feas cicatrices.

Cerró los ojos por un momento, disfrutando de la tranquilidad de la cabaña y el olor a pizza posiblemente quemada.

¡Bam!

Una enorme pila de hojas de máquina con mucha información, que a simple vista se veía que fue escrito a la carrera, se estrelló con rudeza sobre la mesa, Hanna se sobresaltó y confundida observó cómo Jason se dejaba caer junto a ella.

- Bien, lindura, tú quisiste entrar al juego y aquí lo tienes - apuntó las hojas -. Mientras estabas en una especie de coma, estuve investigando muchísimas cosas sobre los últimos movimientos de cargamento que han llegado a Gotham, sobre el Espantapájaros, el Joker y cualquier movimiento extraño que ocurriera durange los últimos días. Varias redes de comunicación han estado activas en algunos puntos de Gotham, cerca de los embarcaderos y en zonas poco frecuentadas, zonas bajas sobre todo. Cómo sabes, las redes de comunicación que duran cinco segundos disponibles son en un 70% de-

— El Acertijo, Enigma, sí — le cortó intentando analizar toda aquella información que Jason le proporcionaba con tanta confianza —. Supongo que eso lo vincula de alguna manera con el accidente, aunque...

— ¿Cómo sabe nuestras identidades? — ahora él la interrumpió aproposito, también inquietado por ese hecho, aunque, él ya conocía la respuesta — sé que no te gustará oír esto pero es necesario. La noche que salimos a la misión, desconecté el micrófono que permitía escuchar a los demás la conversación del Espantapájaros con alguien que terminó siendo nada más y nada menos que el Joker porque no quería que ellos lo arruinaran o metieran sus narices para que después terminar más muertos que yo por las mañanas, el único que sospecha que se trata del amor gay de tu papá es Tim, quién me ayudó a rastrear el mensaje que habían mandado a mi celular,  y nos llevó hasta la cabaña, cuando estuve escuchandolos, descubrí que quieren hacer un gas que esparcirán sobre toda la ciudad para hacer una especie de ejército psicópata controlados por el miedo.

— ¿Y dónde entramos nosotros?

— Quieren acabar con toda la familia para que nadie los detenga, querían empezar por mí, engañandome y haciéndome creer que señor paja vieja quería ayudarme a destruir al payaso mal vestido y aunque ese plan sigue en pie, llamaron a el Acertijo para dar con nosotros. La primera advertencia fuiste tú, Cosita.

Hanna quedó helada ante eso y temió por su vida.

— ¿Crees que... Crees que harán más cosas contra nosotros?

En un intento por tranquilizarla, negó con la cabeza.

— No pueden ser tan obvios, todos en casa piensan que fue un accidente y más porque tú no les has dicho nada, ni siquiera los has visto. Fue un pequeño fallo el que vieras al semáforo verde, para la próxima, no esperes que sean tan obvios o lo hagan más pronto.

La castaña, tensa hasta ese momento, soltó un enorme suspiro y se dejó caer de bruces en la mesa.

— ¿En qué problema nos hemos metido?

— Probablemente en el más grande que hemos tenido en mucho tiempo — contestó apoyándose contra el sofá y colocando sus manos detrás de su nuca. Cerró los ojos —. Tranquila, pequeña, ya te dije que protegeré a todos y todo saldrá bien.

Ella quería creer en sus palabras, sin embargo, no tenía un buen presentimiento sobre todo aquello.

— ¿Seguro que no podemos involucrar a nadie?

— El tema es más delicado de lo que piensas, cariño, y no quiero meter a todos en líos que no son precisamente suyos.

— Deberías estar consiente de que no vas a recibir balas por mí ni por nadie, debes pensar en ti por una jodida vez, Jason, ¡Estás no son las ligas menores! ¡Estamos hablando de vida o muerte! — chilló agitando las manos y levantándose de golpe hasta quedar a centímetros de su rostro.

— Claro que lo hago — susurró él con una sonrisa algo fanfarrona asomándose ligeramente de su rostro.

Hanna sintió el calor subir por todo su rostro en cuanto vió los potentes ojos de Jason acercarse a su rostro, cortando toda distancia que había entre ellos. Sintió una fugaz decepción cuando el antihéroe deslizó su mejilla contra la de ella hasta que sus labios rozaron con su oreja.

— ¿Te cuento un secreto, Cosita? — le preguntó con una voz apenas perceptible, un tono muy seductor que hizo que la piel se le erizara a la castaña —. Yo no recibiría balas por ti, yo dispararía por ti. Lo haré.

Y ambos se separaron de un salto justo cuando una pizza algo quemado cayó frente a ellos y un Roy los observaba de manera pícara con el delantal lleno de grasa, masa y una mancha desconocida que adornaba la parte superior derecha de aquella prenda súper gay y rosa.

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