Capítulo 7

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Se dirigieron hacia el este desde los muelles, porque era la única dirección que tenía sentido, las otras opciones los habrían llevado de vuelta al lugar de donde habían venido, a la clínica, o al río. Todos eran sitios que a Taehyung no le interesaba visitar otra vez el último día del año. Aún no tenía un destino en mente, pero para su sorpresa, Jeon parecía estar perfectamente de acuerdo con esto. Eventualmente, sabía que continuar ese trayecto los llevaría más cerca del centro de la ciudad y quizás encontrarían algo divertido en el camino.

No obstante, el clima de esa ciudad había decidido ser tan voluble y aleatorio como ellos, antes de que se dieran cuenta, se vieron atrapados en un hechizo de lluvia helada. Entraron en pánico, maldijeron y corrieron a lo largo de la calle, pasando por accesos peatonales de ladrillo y otros edificios sin marcar, hasta que encontraron la entrada de un teatro adornado cerca de la avenida principal. Se metieron en él sin dudarlo un segundo.

— Dijeron que el cielo estaría despejado esta noche. — Se quejó Jungkook una vez que estuvieron a salvo bajo techo, sonaba realmente indignado. Se había quitado la chaqueta del traje y estaba tratando de sacar la mayor cantidad de humedad posible del material.

— ¿Escuchas los pronósticos del tiempo? — Taehyung observó esa batalla perdida con diversión apenas disimulada. — Rezaré una pequeña oración por tu traje.

— Yo también.

— ¿Qué estás haciendo en diciembre sin un abrigo? — Jungkook dejó escapar un resoplido de frustración.

— No hacía tanto frío hace unas horas. Además, había planeado irme a casa justo después de reunirme con tu empleador.

Taehyung no estaba muy seguro de que eso tuviera sentido; el contrario, tampoco había estado usando un abrigo en el Magic Shop. Estuvo tentado a preguntarle en dónde vivía, pero contuvo su curiosidad un poco. No quería que pensara que estaba haciendo su trabajo como detective en ese momento.

— ¿Deberíamos simplemente esperar a que llueva aquí, entonces? Tal vez, si tenemos suerte, no dure demasiado. — Cautelosamente, Jungkook se volvió a poner la chaqueta mientras miraba los carteles en la pared.

— ¿Qué se presentarán aquí hoy?

La cartelera actual del teatro era una obra de misterio llamada "One Way Street" que había sido todo un éxito en Estados Unidos y resultó que la próxima función estaba programada para menos de media hora a partir de ese instante. No era exactamente el género preferido de Jungkook y el detective no había estado en esa réplica Broadway las suficientes veces como para desarrollar una preferencia por una cosa u otra. Sin embargo, la lluvia helada había empeorado, ¿qué más iban a hacer?

— Esto está bien, — interrumpió Jungkook mientras pagaba en el mostrador por un par de boletos.

— Te lo devolveré en una de nuestras sesiones. — El peligrís hizo una pausa cuando vio cuánto dinero depositó en el mostrador por una simple entrada al teatro. A veces olvidaba por qué una actividad como esta era reservada exclusivamente para una parte de la sociedad que no era obrera. — Probablemente, no la próxima semana, pero pronto, lo prometo.

— No te preocupes por eso. — Sin detenerse a pensar en ello, el pelinegro desechaba sus preocupaciones. — Ya pagaste la comida.

— De todos modos, me siento un poco mal por eso, ya que fui yo quien te invitó a salir.

— Oh, ¿es eso lo que es esto? — Jungkook sonrió divertido enarcando una ceja. — ¿Una cita?

¿Lo era?

— Esto es lo que quieras que sea. — Esa era una respuesta prudente. Era mejor no pensarlo demasiado. Supuso que podría detenerse a entenderlo todo más tarde, podía concentrarse en otras cosas por el momento y lo confirmó cuando notó que el contrario temblaba visiblemente.

— ¿Estás bien? — Preguntaba frunciendo el ceño.

— Estoy bien, — respondió rápidamente, mas un temblor en su voz lo delató.

— De acuerdo. — Sin volverle a preguntar nada más y notando la leve incomodidad que su acción provocó en el elegante y refinado doctor, Taehyung se desabrochó el abrigo, se lo quitó y lo colocó sobre los hombros de Jungkook sin ningún preámbulo. — Aquí.

Taehyung definitivamente estaba teniendo de su persona la perspectiva adecuada, mismo si no era del todo correcta. No obstante, se puso rígido e inmediatamente intentó dar un paso atrás para evitar que este le entregase su abrigo.

— Estoy bien, de verdad.

— Bueno, me temo que insistiré un poco más. — Lo dejó forcejear por un segundo antes de volver a ponerle alegremente el abrigo.

Afortunadamente, Jungkook dejó de evitarlo y deslizó sus brazos por las mangas después de cierta reticencia. Taehyung deseaba pensar que era porque recordaba su enfrentamiento anterior en las escaleras del edificio de la agencia.

— ¿Al menos toma mi bufanda a cambio? — Musitó Jungkook tomándolo por sorpresa, percibiendo como las cejas ajenas se arquearon.

— ¿Por qué?

— ¿Es una bufanda muy cálida?

— Oh para con esto. No puedes aceptar un favor, ¿verdad? ¿Es eso por lo que te comportas tan raro?

Suspirando, Jungkook comenzaba a ajustarse el abrigo a su alrededor. Debería verse de cierta forma bastante adorable así, para que el contrario tuviera esa sonrisa idiota en su rostro. Tenían el mismo tamaño e incluso casi el mismo físico, pero el abrigo bailaba sobre él, las mangas demasiado largas para sus brazos con el exceso de tela arrugado alrededor de sus hombros. Él prefería la ropa entallada a su cuerpo, justa, ni muy grande, ni muy pequeñas. No obstante, por lo que había observado, el detective parecía preferir las ropas más grandes y anchas.

— No he tenido el mejor historial debiéndole favores a la gente, detesto tener que deberle algo a alguien.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Nada en concreto, estoy exagerando. — Jungkook negó con la cabeza mostrando una sonrisa. — De todos modos, si todavía te sientes mal por las entradas, no me importaría un poco de café.

El teatro tenía otra entrada desde la avenida principal, decorada de forma bastante sencilla con granito y terracota, también estaba conectado con otro edificio donde el peligrís pudo conseguirles un par de cafés en tazas. Una vez que finalmente se les permitió entrar, Taehyung trató de no quedarse boquiabierto, el interior del teatro era más grandioso que el vestíbulo, decorado en un estilo que recordaba al Renacimiento italiano. Había dos conjuntos de balcones, con murales alrededor del arco del proscenio y debajo de los palcos, los cuales, observó, parecían ser los únicos ocupantes esa noche. Incluso después de que el resto de la audiencia llegara, solo la mitad de la sala terminó ocupada, lo que le hizo preguntarse si eso era un indicador de la calidad de esa obra de misterio. Al menos eso les permitió hablar con bastante libertad entre ellos una vez que la obra finalmente comenzó.

— ¿Sabes que ningún interrogador que se precie abriría con una pregunta como esa? — Taehyung negaba fastidiado y Jungkook tarareó en el borde de su taza de café, divertido.

— No, no lo sabía. Ilumíname, detective.

— No puedes simplemente abordar a un sospechoso con una pregunta capciosa de la nada, lo asustarás, — le explicaba con detenimiento — Aunque supongo que depende, a veces, parece funcionar para Namjoon o Yoongi, yo prefiero un enfoque más sutil.

— Sutil, — repitió el pelinegro observando la forma en la cual Taehyung a veces relamía sus propios labios. — Me pregunto cómo sería un interrogatorio contigo.

— Si me gusta el tema lo suficiente, tal vez los lleve a comer ostras y un espectáculo. — Jungkook casi rio.

Taehyung no se dio cuenta de que el contrario había estado tomando otro sorbo de su café hasta que lo escuchó farfullar y reírse al mismo tiempo, lo que provocó que algunos miembros de la audiencia los hicieran callar. También terminó derramando un poco de café en la parte delantera del abrigo ajeno.

— Oh, Dios mío... — Trató desesperadamente de limpiar, maldiciendo en otro idioma mientras el detective sonreía, incapaz de evitarlo.

— Lo siento.

— ¡No, yo lo siento! Haré que lo limpien, lo prometo.

— No te preocupes por eso. Conozco a un chico que es todo un mago con las manos. — Ante esto, una de las cejas de Jungkook se elevó, el lado derecho de su rostro muy fugazmente se desfiguró cuando su lengua empujó el interior de su mejilla y resopló. — Con los textiles, es realmente bueno tratando con la ropa, he ido a él con cosas peores.

— Aun así, esta es mi culpa. Déjame arreglarlo. Te lo devolveré durante... — Se detuvo. — Quiero decir, la próxima vez que nos veamos. — Corrigió y el contrario estuvo agradecido por eso.

El espectáculo continuó, como siempre. Taehyung burlándose de todo lo que en la obra representaba incorrectamente cualquier aspecto de su trabajo, lo que terminó sucediendo mucho más de lo que esperaba. Jungkook vació su taza de café a la mitad del primer acto y diagnosticó a cada nuevo personaje con un posible trastorno. Durante el cambio de escena, justo después de que se presentaran todos los personajes nombrados en el cartel, el pelinegro se inclinó para susurrarle al oído.

— ¿Y bien, detective? ¿A quién apuntan tus sospechas?

— Bueno, casi todo el mundo es explícitamente sospechoso de una forma u otra. — El diálogo y la actuación del programa sin duda habían dado esa impresión con toda la intención. — Pero parece que sería demasiado fácil si fuera uno de ellos. El giro podría ser que el único hombre heterosexual es el verdadero culpable.

— Interesante. ¿Es algo que ves a menudo en la vida real?

— Sorprendentemente, es más común de lo que piensas. — Ante sus palabras, Jungkook se quedó reflexionando un rato.

— Pero siempre los atrapas al final.

— Siempre los atrapo al final. — Confirmó Taehyung y el contrario sonrió.

En algún momento, las luces se oscurecieron considerablemente, dando inicio a una escena nocturna. Sin poderlo evitar, Taehyung apoyó la cabeza en el hombro de Jungkook.

— ¿Cansado?

— Mmmm. — Una vez más, el doctor se encontraba sonriendo ante el adorable detective. — ¿Aburrido?

— Yo no lo llamaría así. — Musitó Taehyung agradeciendo la cercanía, respirando profundamente la colonia que el doctor llevaba. — Aunque estoy abierto a cualquier alternativa que tengas en mente para entretenerme.

— ¿Es eso así? — Jungkook no respondió, pero se movió lo suficiente para confundir al contrario que se quejó por no poder seguir recostado al doctor.

Intentó concentrarse de nuevo en la actuación, pero no pudo, Jungkook se había acercado demasiado a él, rozando con su nariz su mejilla. La calidez del doctor, las puntas de su cabello cosquilleando por su mejilla alternándose con su aliento, el olor de la lluvia y su loción para después del afeitado estaban haciendo cosas extrañas en la cabeza de Taehyung. Sin mirarlo, extendió la mano encontrando su rodilla para luego deslizarse lentamente por su muslo.

— Una vez más, eres el pináculo de la madurez, detective. — Divertido resopló.

— Eso que dijiste no suena como una protesta.

— Si esa es la única conclusión a la que has llegado, entonces no estás escuchando con suficiente atención.

— Ah. — Tal vez aún no se había quitado del todo de la cabeza los vestigios de la imagen del Magic Shop de Jungkook, por supuesto, había una diferencia entre el Jungkook borracho y el sobrio. — Entonces me disculpo. — Sin decir más, tomó la mano del doctor entre las suyas y le dio un beso en los nudillos a modo de expiación.

Por alguna razón, deseaba subirse al regazo del pelinegro y besarlo sin contención mientras le pedía que lo tocase como aquella noche inconclusa. Un momento de silencio pasó entre ellos. En el escenario, uno de los actores sacó un arma falsa, su dedo estaba en el gatillo a pesar de que lo estaba agitando por todos lados en una diatriba loca haciendo suspirar al peligrís.

De repente, como si hubiese adivinado y modificado un poco sus pensamientos, Jungkook se levantó, se subió tranquilamente en el asiento del detective y se movió hasta quedar a horcajadas sobre él sin decir una sola palabra.

— ¿J-Jungkook?

— Dije... — susurró mientras tomaba los costados del rostro de Taehyung con una de sus manos —, que no estabas escuchando. Ya que parecías estar vacilando, mirando tan profundamente mi regazo, voy a tomar el mando de esta manera. — El peligrís iba a mirar a su alrededor, pero el agarre de Jungkook en su mejilla fue mucho más fuerte, obligándolo a mantenerse en su lugar.

Antes de que pudiese reaccionar, los labios ajenos chocaron contra los suyos, lo estaba besando, evocando visiones muy vívidas de una cabina telefónica en un sórdido bar clandestino de hace solo unos días. Taehyung se encontraba esperando que alguien les gritara que se detuvieran o llamaran a la seguridad, porque aunque eso se parecía mucho al Magic Shop, esta vez estaban aún más expuestos, unas 500 personas estaban ahí entre los espectadores y el escenario. De un momento a otro, pensó, vendría un ujier a echarlos del teatro.

Pero estaba oscuro y esa voz de protesta que imaginaba nunca llegó. Entonces, finalmente dejó de preocuparse, agarrando a Jungkook por las caderas para acercarlo más, hasta que estuvieron presionados uno contra el otro y la fricción fue prometedora. No obstante, cuando él quiso guiar el ritmo y hacer algo más que acercar al pelinegro, sus manos fueron completamente restringidas en un movimiento ágil.

Jungkook se apartó, rompiendo el beso para mirarlo a los ojos. Su mirada ardió positivamente en la oscuridad antes de lanzarse hacia adelante, reclamando los labios del detective nuevamente, esta vez con los dientes, exigiendo mucho más y dejándole en claro que el control activo de esa situación lo tenía él, no el peligrís. Este último dejó que saqueara su boca, saludando la lengua del pelinegro con la suya, sin importarle realmente quién llevase el control. Le daba igual, todo lo que quería era sentir más de ese hombre que desde la Nochebuena había estado deambulando libremente por su mente. Movió sus caderas hacia adelante y aunque lo evitaron, ambos gimieron en el beso. Esto le brindó un pase abierto, aunque no podía tocar, estuvo más que feliz de animar al contrario moviendo sus caderas de nuevo. Una y otra vez.

Las manos de Jungkook que habían estado ocupadas sosteniéndolo, pasaron a intentar aflojar la corbata del detective, titubearon y se detuvieron. Cuando continuaron, habían perdido mucha destreza porque se encontraban desesperados. Jungkook terminó soltando el botón del cuello de la camisa ajena con algo que se sintió como un gruñido contra sus labios. Su mano derecha se elevó hasta afianzarse en el cuello del peligrís, pero rápidamente la retiró.

— Perdón. — Jungkook jadeó, alejándose un poco mientras clamaba por aire. Abrió el cuello de la camisa de Taehyung, bajó la cabeza y se congeló por varios segundos, probablemente después de ver las marcas de nuevo, supuso el detective. Pero eso no era nada nuevo, así que no le importaba. Sabía Jungkook que presionar demasiado al detective sería contraproducente, así que calmándose, tragó saliva, de la excitación, su voz incluso tembló. — ¿Puedo?

— Por favor...

El pelinegro levantó la del hombre frente a él para acercar sus labios a un lado del cuello. Estaba moviéndose contra él de nuevo, más fuerte esta vez, mientras muy lenta, pero fuertemente chupaba un moretón en la delicada piel. A Taehyung le tomó hasta la última onza de fuerza y de voluntad que tenía para reprimir los gemidos que amenazaban con salir de sus labios.

Entonces el teatro se oscureció por completo, a un opresivo tono negro. Comenzaron los aplausos y esto indicaba que el primer acto había terminado. Ambos maldijeron casi del mismo modo que cuando la lluvia los empapó mientras se separaban y Jungkook se bajaba de aquel regazo antes de que las luces del techo se encendieran de nuevo.

— Esto... — Taehyung tocó un lado de su cuello, el cual aún estaba sensible y hormigueando por los dientes y labios ajenos. — Eso es mucho más arriba de lo que cubrirá mi camisa, — respiró.

— Razón de más para que aceptes esto.

Mientras lo veía agitar su mano, Taehyung comprendió que cada acción del doctor había sido planeada. Parecía espontánea, pero él tenía la experiencia suficiente para notarlo. Se dio cuenta en ese momento de que en algún momento durante el espectáculo, Jungkook se había quitado la bufanda del cuello. Ahora envolvía esa misma bufanda que había estado sobre el respaldo de su asiento, amorosamente alrededor del cuello del detective, fijándola con una sonrisa beatífica.

— ¿Es eso realmente todo lo que querías? — Lo miraba boquiabierto.

— Lo fue al principio, pero me dejé llevar. Eres demasiado tentador, detective. — Jungkook alisó los extremos de la bufanda que colgaba sobre el pecho del peligrís y se puso de pie con determinación en su paso. — Voy a buscar más café.

Para crédito del doctor, realmente era una bufanda muy cálida y lo mejor es que también tenía su olor impregnado.

Después de que terminó la obra, salieron del teatro por la entrada de principal y descubrieron que la lluvia helada había cesado. Las calles y aceras brillaban en la fina capa de agua y hielo que había dejado la lluvia. Hizo que los millones de luces de los edificios del área y las enormes vallas publicitarias eléctricas parecieran aún más brillantes.

Toda la plaza principal de la ciudad seguía abierta, ya fuera como algo habitual o para aprovechar las celebraciones de fin de año, no estaban seguros. Jungkook, alegre, pero insistentemente, los arrastró a una tienda que vendía abrigos para hombres. No necesitaba ser muy inteligente, el detective entendió las intenciones detrás de eso en el momento en que se dio cuenta de a dónde iban, pero fracasó miserablemente en disuadirlo de ellos, incluso una vez que estuvieron en la tienda.

— Es lo menos que puedo hacer, — insistió Jungkook, mientras le entregaba a otro abrigo para que se probara. — Dado a cómo podría haber arruinado el tuyo, prefiero compensarte. Va y ese amigo tuyo que es extremadamente bueno con las manos y los textiles no logra quitarle la mancha.

Taehyung se quedó mirando la mancha de café en la parte delantera de su abrigo. Apenas podía verla.

— Esta hermosa velada que hemos pasado juntos es un pago más que suficiente.

— Adulador. — Jungkook puso los ojos en blanco.

Observaba a Taehyung con el abrigo que acababa de entregarle, un abrigo a cuadros marrón bronceado demasiado grande para él y negó con la cabeza. Seleccionó uno similar del perchero, gris azulado esta vez, y le indicó que se quitara el que estaba usando.

— ¿Somos iguales, entonces, en el hecho de que no puedes aceptar favores para ti mismo?

— No es eso. — Taehyung se puso este nuevo abrigo, preguntándose por qué estaba siguiéndole la corriente a Jungkook de esta manera. Le gustaba bastante el color, pero desafortunadamente era un poco pequeño, los botones se tensaban mientras lo llevaba puesto. — Eres consciente de la naturaleza de mi trabajo, ¿verdad? Los lugares que frecuento y las cosas que me pongo no están a la altura de ninguno de estos elegantes abrigos.

Ignorando por algunos segundos sus palabras, Jungkook tarareaba mientras examinaba otro estante. Encontró tres abrigos más que llamaron su atención, colocándolos en los brazos de Taehyung uno por uno.

— ¿Entonces guardarlo para una ocasión especial?

— Esas ocasiones son pocas y distantes entre sí.

— De ahí que sean especiales.— Jungkook pareció recordar algo, miró su reloj y su rostro cayó, aunque solo por un segundo.— Necesito hacer una llamada telefónica. — Le regaló una sonrisa a un Taehyung que lo observaba mientras desaparecía en dirección a un edificio más grande al otro lado de la calle, donde había un banco de cabinas telefónicas cerca de la entrada principal.

Mientras revisaba los abrigos que el pelinegro le había dejado para que se probara, se preguntó, no por primera vez esta noche, si llevar a Jungkook a pasar una noche en la ciudad había sido la mejor de las ideas. No creía haber revelado nada demasiado drástico sobre sí mismo que algún día pudiera usar como munición en su contra, una vez que volviese a ser el Dr. Jeon. Quizás se había acercado más de lo que hubiera querido, mencionando a Seokjin en los muelles. Eso había sido descuidado, pero Jungkook parecía comprensivo. ¿Quizás había conocido un dolor similar en el pasado? No lo sabía, pero todo era probable.

Al final del día, Jungkook era en gran medida un libro cerrado para él. Había visto destellos del contenido de ese libro, accidentalmente. El doctor había sido generoso con sus besos, sus miradas, ese toque suyo que imposibilitaba todo pensamiento racional, pero también había sido testigo de sus risas, sus momentos de inquietud, las curiosas palabras que a veces brotaban de sus labios espontáneamente sobre la bondad y el crimen o cómo uno podía soportar el statu quo, por horrible que fuera. En conjunto, todo esto le dio la impresión de que el doctor al menos no era una mala persona, pero eso no era mucho para conocer a alguien y continuar.

A pesar de todo eso, no parecía importar le. No se arrepentía de lo que había hecho esa noche, algo extraño en alguien como él, que cuidaba minuciosamente muchos aspectos de su vida, incluyendo con quien se relacionaba y lo que hacía ¿Por qué era que no le importaba haberse dejado llevar por Jungkook?

Cuando el protagonista de sus pensamientos regresó, Taehyung aún vestía el último de los tres abrigos, un Chesterfield azul oscuro con cuello de terciopelo. Al levantar la vista, pudo ver la expresión del pelinegro en el espejo, la curvatura hacia abajo de su boca y un exceso de humedad en sus ojos que los hacía brillar.

— ¿Todo bien?

— ¿Mmm? — Jungkook lo miró. — Oh, si, por supuesto.

— ¿Está seguro?

— Tal vez el cansancio de la noche me está afectando, eso es todo. — Frotándose los ojos, le sonrió antes de ajustarse sus lentes y fijar su mirada en él. No dijo nada durante unos segundos, pero la admiración era franca en sus ojos. — Ese es.

— ¿Tú crees?

— Parece que ha sido hecho a tu medida. Te ves positivamente deslumbrante con él.

Jungkook pagó por el abrigo, pareciendo genuinamente complacido consigo mismo mientras salían de la tienda. Dado que solo unas pocas cuadras los separaban de donde se llevaría a cabo la ceremonia anual de fin de año, decidieron dirigirse allí y esperar los últimos momentos de 1928 con el resto de los juerguistas en plaza principal.

Cuando finalmente llegaron allí, casi se sintió como si toda la ciudad hubiera salido esa noche. La gente llenaba cada área de las calles por varias cuadras, hombro con hombro, casi parecían amontonado de la peor manera. Muchos habían comenzado a vitorear y gritar demasiado temprano y Taehyung juraría que podía oler alcohol en algunos de ellos. Se preguntaba si Jimin y su escuadrón sabían sobre eso o si simplemente no les importaba tener que arrestar a la mitad de esa multitud.

— ¿Cuántos minutos faltan para que caiga la pelota llena de confetis?

— ¿Cuántos minutos hasta que vuelva a ser tu terapeuta, quieres decir? — Jungkook se rio entre dientes. — Un poco más de diez minutos.— Diez minutos. ¿Eso era todo? Qué rápido había volado el tiempo. — ¿Vienes aquí regularmente? — Taehyung negó con la cabeza.

— No soy fanático de las multitudes.

— Mmm, buen punto.

Era muy difícil controlar a todo una multitud o lo que pasaba en ella, eran escenarios especiales para los desastres y lo más curioso es que rara vez podían adjudicarle la culpa a alguien cuando había tantos sospechosos o se podía achacar todo a un accidente. Por eso a Jungkook tampoco le gustaban las multitudes. Entrecerrando los ojos en dirección a la pelota, permitió que sus comisuras se elevaran.

—- Apenas podemos ver nada desde aquí.

— ¿Qué hay de ti? ¿Esta es tu primera vez?

— En realidad lo es. — Jungkook tenía las manos metidas en los bolsillos del abrigo del detective para calentarse. — Pero estoy familiarizado con lo que sucede, la caída de la pelota, fuegos artificiales, jolgorio. — Pausó posando ahora la vista en su acompañante. — Conozco algunas tradiciones asociadas con esto también.

— ¿Sí?

— Supersticiones, más bien. Prácticas como estas perduran incluso mucho después de que se les haya quitado todo su significado. — Se encogió de hombros. — Sin embargo, no todo es malo.

La energía en la multitud se intensificó diez veces cuando finalmente comenzó la cuenta regresiva. La bola iluminada, diseñada para descender veinte metros en los últimos sesenta segundos del año, había comenzado a moverse.

Entonces, Taehyung finalmente entendió, con treinta segundos para el final, por qué esa noche ni siquiera importaba si había logrado o no su objetivo de convencer a Jungkook de que estaba cuerdo y no traumatizado en lo más mínimo.

— ¿Jungkook?

— ¿Sí?

Prácticamente, tenían que gritarse uno a otro para ser escuchados por encima del ruido de la multitud. Pero eso no importaba. Taehyung sonrió al cielo y después le sonrió al pelinegro que lo observaba con detenimiento.

— Esto fue muy divertido.

— Realmente lo fue, ¿no? — Jungkook se acercó a él hasta que sus brazos se tocaron. — Gracias por invitarme.

Diez segundos para el final. Diez segundos más para volver a ser terapeuta y paciente. Taehyung tendría que volver a caminar sobre cáscaras de huevo alrededor del Dr. Jeon con cada palabra que decía. Ya podía predecir las conversaciones que estaban por venir una vez que él regresara a la clínica, tensas y desconcertantes. Al menos, tendría esto para aferrarse, el recuerdo de esa noche. Cómo el estar con Jungkook, no con el Dr. Jeon, sino con Jeon Jungkook, lo había ayudado a olvidarse de la mayoría de sus problemas, aunque solo fuera por unas pocas horas.

Cinco.

— Taehyung.

Cuatro.

Por el rabillo del ojo, Taehyung vio que el pelinegro se quitaba los anteojos.

— ¿Mmm?

Tres.

Una mano se cerró alrededor de la bufanda de Jungkook, que todavía estaba envuelta alrededor de su cuello. La mano vaciló un momento, pero rápidamente recobró su seguridad.

Dos

Entonces Jungkook tiró, rodeándolo por la cintura para acercarlo, aprovechaba la algarabía a su alrededor donde nadie prestaba atención a lo que pasaba a su lado.

Uno.

Cuando el reloj finalmente marcó la medianoche, los fuegos artificiales estallaron y la banda reunida cerca del escenario comenzó a tocar. La multitud gritó y rugió entre vítores, pero Taehyung apenas les prestó atención, porque todo lo que tenía en la mente era la manera en la cual Jungkook había capturado sus labios en un beso sorprendentemente dominante, pero tierno. Era un contraste diferente, suave, pero firme, casto y dulce, pero demandante, que enviaba escalofríos por toda su columna junto a oleadas de excitación que recorrieron sus miembros. Su corazón latía con el estallido de los fuegos artificiales sobre su cabeza alumbrando el cielo.

Jungkook abrió los ojos para encontrarse con los suyos, luego lo abrazó con mayor ahínco, una de sus manos descendiendo un poco más allá del fin de su espalda, logrando que ambos volvieran a cerrar sus párpados. Otros cortos segundos pasaron hasta el final, Jungkook mantuvo los ojos cerrados mientras se alejaba. Una suave sonrisa le dio algo de serenidad frente al caos que los rodeaba, y aunque Taehyung no pudo escucharlo, leyó los labios del doctor con bastante claridad.

— Te veré este miércoles.

Tercera y última actualización por hoy. Espero que les hayan gustado los capítulos, nos vemos mañana.

LORED

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