El relato de Marcos Morgan:

Detective Sofia Rymer:

—Cuando Callie comenzó a cantar para Feedback fue un caos para mí. Uno de los hermanos Freedman la metió en las drogas. Estoy seguro de eso. No sé si lo hizo o hicieron por venganza, porque la odiaban o simplemente porque creyeron que era una buena idea drogar a una chica de 18 años. Ella apenas pudo recuperarse.

—¿Cómo estás tan seguro de que fueron ellos?

—¿Y quién más? —Se encogió de hombros.

Marcos, a mi parecer, se notaba un chiquillo solitario y callado. Su cabellera negra y lisa aportaba a que se viera más macilento de lo normal. Su cuerpo algo desnutrido y sus ojeras marcadas bajo eso ojos verdosos, me hacían pensar que claramente necesitaba ayuda. Se notaba cansado, como si no hubiera dormido en días.

—Tengo entendido que no son hermanos. Cuéntame más de eso.

—Conocí a Callie a los 10 años. Mi mamá era la contratista que se enamoró de su papá; que era un bastardo embustero que lo único que hacía era malgastar el dinero de mamá. Para Callie su padre era un ídolo, alguien que se merecía el cielo. No era tan así.

—¿Por qué te apellidas Morgan y no con el apellido de tu madre?

—Porque mi madre estaba tan enamorada de él que Terry me dio el apellido. Cuando los dos murieron en el accidente de tránsito, ambos teníamos catorce. Pasábamos de casa en casa, bodega en bodega escondiéndonos de los trabajadores sociales. Sabíamos que estaríamos mejor arrancando que en el mismo orfanato lleno de gente idiota. Drogadicta. Traté de alejarla de lo último, pero no pude.

—¿Dónde estabas la noche del asesinato?

—Durmiendo, dónde más.

—¿Qué sabes de la caja fuerte que tiene Callie en su dormitorio?

—¿Qué caja fuerte?

Sus ojos se abrieron con duda y sus pupilas de dilataron. Según mi interpretación, me miró con algo de esperanza inquietante.

—Callie Morgan tenía una caja fuerte donde, para abrirla se necesita una contraseña. Al parecer dejó coordenadas, pero aún no logramos descifrar que significan. ¿Sabes algo?

—¿Cuáles son las coordenadas? Quizá pueda ayudar.

—Marcos, ¿Cómo era tu relación con Callie Morgan? —dijo Gastrell desviando el tema.

—Me odiaba. Desde que su padre murió cambió totalmente. Era inestable, gritaba, golpeaba cosas, lloraba y me culpaba de su existencia. Así que se comenzó a automedicar con anfetaminas que la dejaban completamente inconsciente. Yo traté de alejarla durante años de todo ese ambiente de drogas y malas influencias, pero no pude, simplemente no pude. Los Freedman la arruinaron.